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Cesantías por discriminación ideológica

 

El equipo de la Revista Topía hizo pública una denuncia por la cesantía de dos compañeros. Esta se plasmó en un boletín por internet donde explicábamos cuál había sido la situación en pleno mes de enero de 2008. Esto circuló por diferentes listas como el foro Topía de Cultura y Salud Mental. Las repercusiones llevaron a que se publicara en numerosos medios de difusión (en distintos lugares de internet, comentado en programas de radio y en el diario Página/12). Paralelamente se realizó una lista de adhesiones a nuestro reclamo que fue enviado a diferentes asociaciones de Vicente López. Al cierre de nuestra edición la directora del lugar, Dalmacia Francia fue destituida de su cargo.He aquí los documentos de esta historia.

Vicente López: ¿ciudad donde se previene lo social?

En Agosto de 2007 salió publicado en el nro. 50 de la Revista Topía un artículo que titulé “Vicente López, ciudad para vivir... sin drogas” (http://www.topia.com.ar/articulos/%E2%80%9Cciudad-para-vivir%E2%80%A6-sin-drogas%E2%80%9D). Allí relataba el desmantelamiento progresivo de la Dirección de Prevención Social -una institución pionera en el trabajo sobre la problemática de las adicciones- que fue creada en 1985 en el municipio de Vicente López, Provincia de Buenos Aires, cuyo intendente es Enrique “el japonés” García. Su objetivo fundacional fue desarrollar un Programa de Prevención de las Adicciones a nivel local con participación comunitaria que se fue delineando a través de cuatro áreas fundamentales: capacitación, asistencia, programas comunitarios y talleres juveniles.
En 1987 la institución logra tener un espacio propio: se inaugura la “Casa de la Juventud” que va logrando gradualmente una gran inserción en el municipio.
En diciembre de 2003, a través de un cambio en la dirección de la institución, el poder político inicia un gradual desmantelamiento de los programas en paralelo con un proceso de banalización y desvalorización de la tarea de los trabajadores con experiencia en la temática. La nueva directora Dalmacia Francia no sólo, ni tenía capacitación, ni experiencia en la temática; sino que además, inicia su gestión con la puesta en disponibilidad de la única psicóloga de planta del equipo de “Tratamiento de las Adicciones”. El motivo: “la mala onda” de la profesional; de este modo impone un modelo de gestión basado:
1) El maltrato laboral y el miedo de los trabajadores a ser despedidos, sustentado en un modelo de contratos laborales rescindibles en cualquier momento.
2) La designación de sucesivas coordinadoras – o  “interlocutoras”-  con total ignorancia e ineptitud para ejercer la función y sin avales que comprueben la idoneidad de las mismas,
3) Un proyecto institucional incoherente e inconsistente.
4) Cesantías arbitrarias
A principio del año 2005 se cierra la “Casa” donde funcionaba la institución (ya que el Intendente se la había “prometido” a una Fundación) y la institución se fusiona con otra: el “Centro de la Niñez”, que tiene la misma directora. En la mudanza se excluyen más trabajadores. Las áreas de Prevención y Tratamiento de las Adicciones desaparecen del cartel de la nueva institución y son subsumidas a “Juventud”. El equipo de Capacitación es disuelto y la única profesional que queda es integrada a lo que era el equipo de Asistencia con la consigna de que “todos tienen que hacer prevención” y “trabajo comunitario”. En ningún momento explican qué entienden por prevención o trabajo comunitario. La idea era que todos hicieran de todo y en lo posible que estuvieran en varios lugares a la vez. Al momento de llevarlo a la práctica resulta que trabajo comunitario es “dar charlas”, contactarse con instituciones, sin que haya un espacio para pensar cómo, por qué y para qué. El trabajo en equipo y los espacios de supervisión (con profesionales de reconocida trayectoria) son considerados una pérdida de tiempo. Siguiendo la misma lógica, se excluyen progresivamente talleristas con la consecuente disminución en la oferta de talleres y en la convocatoria de jóvenes.
En enero de 2006 la Sra. Francia es ascendida por el poder político a directora general (¿por el trabajo “bien” hecho?). En este movimiento se incorpora el Centro Municipal de la Mujer como un área integrante de la Dirección junto con las que ya se encontraban: Juventud, Niñez y Población. A lo largo de los dos años que contabiliza su mandato, el equipo que forma parte del centro mencionado publica diversas notas intentando revelar la disolución de programas de trabajo, el recorte de horas al personal sin aviso, etc. Al decir de estas publicaciones la gestión residiría en el mismo modus operandi.
Fiel a su modalidad de gestión la directora en enero de este año promueve más cesantías. Entre ellas la del supervisor -quien se entera de la misma a través de una empleada administrativa al momento de querer firmar y sin esgrimir explicación alguna- y la de quien escribe. El motivo: el haber publicado en la revista Topía el artículo mencionado al comienzo. La frase que simboliza su modelo de gestión fue: “si no te gusta la institución te tenés que ir”. Frase repetida frecuentemente por ella en el momento de bajar directivas o simplemente para acallar el disenso. De esta forma se pone de relieve un proyecto institucional que se caracteriza por la discriminación ideológica y el manejo de las instituciones públicas al modo de estancias privadas como es moneda corriente en los gobiernos con características caudillistas.
Este modelo se sostiene en dos pilares que trascienden lo meramente municipal y atraviesan a la sociedad argentina en su conjunto:
1) Un contexto socioeconómico caracterizado por el desempleo y subempleo que desde hace años padecen amplios sectores de la población y las llamadas leyes de “flexibilización laboral”, eufemismo acuñado por el poder político-económico para referirse a la “precarización” del empleo. Esto se traduce en trabajo en negro “legalizado”; desaparición de la  noción de “antigüedad laboral” a través de la argucia de contratos renovables ad infinitum; el trabajador se transforma en un “proveedor” que presta un servicio, etc. De este modo, el desempleo y la precarización laboral se constituyeron en un obstáculo difícil de soslayar a la hora de intentar acciones colectivas, resistir el maltrato y la explotación, luchar por los derechos por el temor de los trabajadores a perder el empleo sin más trámite que el simple hecho de la no renovación de un contrato. En términos de Enrique Carpintero el desempleo se instituyó como un gran disciplinador social de estos tiempos, mediante el cual el poder produjo una subjetividad del sometimiento basada en la utopía de la felicidad privada.
2) Este modelo que sostiene el poder político en el campo de la Salud refleja una tendencia a la privatización de la salud en paralelo con el desmantelamiento de dispositivos que apuntan a la socialización de la misma. Esta tendencia hay que leerla en el contexto de las políticas privatizadoras que se vienen afianzando en el país desde los ‘90 y en las que la industria farmacéutica y las empresas de medicina cobran cada vez mayor protagonismo en las políticas de salud pública (ver diario La Nación, 02/02/08: los laboratorios y prepagas fueron quienes más aportaron a la financiación de la campaña presidencial).
Si bien el caso paradigmático son las políticas llevadas adelante por el macrismo en la Ciudad de Buenos Aires a través del desmantelamiento de programas y el despido masivo de trabajadores, se reproduce en otros municipios y provincias a lo largo y a lo ancho del país.
Para modificar este proceso es preciso denunciarlo y llevar a cabo prácticas colectivas que permitan transformarlo. En definitiva, se trata de hacer visibles las políticas que van en dirección a “prevenir lo social” para que sea posible combatirlas y desarticularlas desde diversos frentes: la política, la praxis cotidiana, la escritura, la participación en foros y congresos, etc.

Carlos Alberto Barzani Psicólogo. Integrante Cesanteado del Equipo de Adicciones de la Dirección de Prevención Social de Vicente López.

 

 

A principios de 1998 el Lic. Ricardo Malfé me consulta si a través de la revista Topía podía hacer un trabajo de supervisión clínica con inclusión de los atravesamientos institucionales en la Casa de la Juventud de Vicente López, ya que él había sido consultado como analista institucional por el equipo de atención de la misma y recomendaba que se realizara ese trabajo. Hacía el pedido sabiendo que desde la revista, como institución, se brindaban apoyos solidarios a colegas (dado que el trabajo era ad-honorem) y además en el conocimiento de que yo sostenía que en las supervisiones clínicas con los equipos de salud mental debía incluirse los efectos de la institución sobre el mismo y los conflictos que se generan en el trabajo colectivo. Es así que me integro como supervisor  a la Institución.
El relato de Carlos Barzani que antecede, me ahorra el trabajo de contar el conflicto fundamental que atravesó al equipo durante estos últimos años, el despido permanente de colegas. El espacio de la supervisión fue el lugar de elaboración de este conflicto permanente, de estrategias de defensa frente a la agresión de la directora, y de dispositivos clínicos para la atención de los pacientes que se quedaban sin terapeutas de un día para otro. Por otro lado y dado que ella no es profesional, fue nombrando coordinadores de equipo a profesionales de muy baja formación que bajaban líneas de trabajo sin ningún sustento, pero que en realidad venían como policías encubiertos a escuchar, de vez en cuando, lo que se decía en el equipo, con el consiguiente trastorno para éste. El hecho de que la dirección esté ejercida por alguien que no es profesional (aclaro que en la anterior administración tampoco lo era) denota claramente que en el municipio de Vicente López la atención en salud mental está totalmente degradada, pero además que se la considera peligrosa y por lo tanto hay que vigilarla y castigar cualquier desvío a la política oficial, que en realidad es hacer creer que se hace mucho, cuando en realidad no se hace nada y lo poco que se hace es malo.
La paradoja de esta historia es que, cuando asumió esta administradora, me honró con un contrato rentado de cuatro horas-taller ($91,00 mensuales) anunciado con bombos y platillos y el despido se me comunica cuando voy a firmar, a través de una compañera administrativa que se moría de vergüenza de tener que decir lo que ni la dirección ni la coordinación asumían.
Considero junto con Carlos que es necesario difundir esta situación, no solamente por la discriminación que hemos sufrido nosotros y muchos compañeros, sino también porque esto forma parte de una política, que no sólo se lleva a cabo en Vicente López, sino en la Ciudad de Buenos Aires y en muchas provincias, donde se degrada la salud pública en beneficio de lo privado.

Alfredo CaeiroPsicoanalista – Analista Institucional

 

Último momento

En diciembre de 2007 un nuevo avatar político partidario produciría que el Intendente, Enrique “el japonés” García, fusionara las secretarías de Salud y de Acción Social y designara a la hasta entonces secretaria de Acción Social Cristina Mandich al frente de esta nueva supersecretaría. Asimismo la Sra. Francia fue descendida de Directora General a Directora. Esa situación derivaría, entre otros hechos, en que no se renovaran durante el verano, los contratos de los trabajadores que coordinan los talleres “sociales gratuitos”, se levantara a último momento la Colonia de Verano organizada por la Institución, se redujeran las horas de trabajo de profesionales que trabajan con niños/as en situaciones de alta vulnerabilidad, etc. Al cierre de este número se cumplían tres meses de vacío de comunicaciones oficiales y tanto los trabajadores como los pacientes de la institución estaban a merced de la incertidumbre y los rumores. Del equipo de Adicciones, en particular, sólo quedaron cuatro trabajadoras de la salud que ya no tienen ni espacio de supervisión ni reuniones de equipo y se les indicó que ya no tomaran más pacientes. Por otro lado, ante la pregunta sobre qué hacer en cuanto a los pacientes que integran el “grupo de admisión” -en verdad un grupo al que los hechos impugnan su nombre, en tanto no quedan espacios donde admitirlos- la misma Directora admitiría no saber qué hacer, y agregaría que ni siquiera sabe cual será su propio destino y señaló que quien eventualmente podría dar una respuesta sería su superior: el subsecretario de Acción Social Ricardo Zacchigna.
En realidad lo que se presenta a simple vista como una ausencia de política, consiste en la continuidad de una metodología sagaz que utiliza sistemáticamente el vaciamiento de la palabra y la equivocidad de los actos para sostener poderes, que lejos de sustentarse en la capacidad de ejercer su función específica, lo hacen únicamente en relación al feroz juego de distribución y acumulación de poder.

Carlos A. Barzani24 de Marzo de 2008

Carpintero, E.: “Modelos socioculturales del poder II. La actualidad de las formas de trabajo y sus efectos en la subjetividad” en La Tecl@ eñe, Noviembre 2007, Buenos Aires. http://lateclaene.blogspot.com/2007/11/zona-de-clivajesociedad-enrique.html

 
Articulo publicado en
Marzo / 2008

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