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La parafernalia del fin de siglo

 
(o del nuevo milenio)

¡¡¡Aleluya!!! El “Cambalache” del Siglo XX nos deja, nos abandona en medio del jolgorio que significa –y con que festejamos– todo lo nuevo. Se acabaron sufrires, devaluaciones, el menemismo, los dolores de panza, deudas a pagar y a cobrar (que es lo peor), en fin, se terminaron los sufrimientos(1) como por arte de magia. Y es que la magia de los tres ceros juntos todo lo puede, hasta puede hacer creer que de un día para el otro todo va a ser nuevo y, como escoba nueva siempre barre bien, con la inauguración del milenio la vida nos sonreirá –la “bruja” también y la suegra ídem– y todo marchará color de rosa.
Y al nuevo milenio, el 31 de diciembre del ‘99, habrá que festejarlo como se merece.(2).Por eso ahora los pasajes y paquetes de viajes están “inflados” para festejar la “noche vieja” en los lugares más insólitos, como puede ser en la punta del Aconcagua.(3).Voy a tomar un par de ejemplos al respecto para ilustrar la situación.
a)Para pasar la noche del 31 en Río de Janeiro, un paquete de cinco días con desayuno brasilero, que el año pasado no te costaba más de $800 dólares –como total– en habitación para dos personas, hoy te lo están vendiendo por la módica suma de $4.950, es decir, se ha multiplicado en seis veces su valor. Y bueno, si querés recibir al milenio –al próximo no podrás asistir, te lo aseguro yo que de esto sé bastante– pagá y no chistés. Asimismo, el paquete para Cancún aumentó en un año el 100 por ciento(4) de su costo al público.
b)La empresa chilena LAN aumentó sus tarifas de vuelos a Europa en un 50% entre los próximos 15 de diciembre y 15 de enero, no solamente en sus pasajes en primera, sino también en los que tenés que viajar colgado, al igual que en un bondi. Otro tanto han hecho la mayoría de los transportistas aéreos(5) salvo aquellos que se acaban de instalar en Argentina, como Spanair, que están levantando clientes entre los que no quieren pagar esas sumas exorbitantes. Y no es casual, ya para los primeros días de febrero, los precios de los vuelos internacionales han recuperado el costo de su valor histórico.
Estas son dos muestras que ilustran una situación que se repite al infinito, hasta para viajar a Río Tercero. Y que no ocurre solamente con la banalidad y frivolidad que dicen que caracteriza a mis compatriotas, aquellos son precios internacionales, es decir, todo el mundo –el que puede y quiere– va a tener que pagar los mismos costos abusivos. Y aclaro, tales datos no son producto de mi febril imaginación, cualquiera puede confirmarlos en una agencia de turismo.
Y el siglo no terminó todavía, pero ya el 11 de agosto hubo un eclipse solar y en la vieja Europa, tan tradicional y frugal ella, la “gilada” se volvió loca por asistir a tan magno evento... de solo 150 segundos. Sé de un profesor de la Universidad de Cambridge que alquiló una casa en el sudoeste británico para no perderse detalle de tal acontecimiento. Hay algo que no entiendo, ¿qué diablos tiene que llamarles la atención a los ingleses un eclipse, cuando ellos viven bajo un permanente y sostenido “eclipse de nubes” con sus climas tan británicos? Pareciera que la estupidez no tiene fecha fija para brotar, sino que cualquier oportunidad es buena para sacarse un trago. Como dijera alguna vez el director de la Revista Humor: la inteligencia tiene un límite, la estupidez ninguno.
En el caso que ocupa nuestras agotadas neuronas, el nuevo siglo coincide con una nueva hora, un nuevo día, una nueva semana, un nuevo mes y hasta un nuevo milenio. Es claro, a nadie se le ocurre festejar cada hora que está sobre la tierra (para los que vuelan el ejemplo no sirve) o cada día o cada inicio de mes. Celebramos solamente números redondos como los años, y en esta oportunidad vamos a festejar no solamente un año nuevo, sino también un siglo y un milenio original. Esto no es cosa que ocurra a cada rato, como con los minutos o las horas. Pero tanta pavada ¡vamos, che!
¿Y qué nos llevamos del Siglo XX?. Muchas cosas, el televisor, la heladera eléctrica, los viajes a la luna, la música que alguna vez escuchamos emocionándonos hasta los tuétanos y aquel hermoso libro que alguna vez leímos, el procesador de textos (que me permite escribir estas gansadas)... y me olvidaba, también sobre nuestras espaldas viajan el Holocausto; las dictaduras militares con sus muertos y desaparecidos; la deuda social y la deuda externa que no tendrá jubileo, como pretendía Duhalde en campaña... y miles de cosas más, tanto sociales y culturales, como las personales que cada uno de nosotros arrastrará hasta el final de sus días, donde los nuevos milenios los pasaremos mirando crecer las margaritas desde abajo.
En fin, el siglo se va, el milenio también y todo queda como era entonces. Empezará uno nuevo, que por el hecho de ser nuevo no tendrá la obligación de traernos confort ni felicidad ni nada parecido. Todo seguirá igual que antes (“nada nuevo hay bajo el sol”), aparecerán originales aparatos para hacer la vida más llevadera de los que tienen dinero para comprarlos; el arsenal de drogas seguirá inundando el mercado, sin dudas. Habrá medicación contra el estrés, para dormir más y mejor, para ser más simpáticos con los otros, para no ser tan tímidos y hasta para el “levante”. Al respecto, ya se está anunciando la venta de pastillas que llevan feromonas, las hormonas olorosas que en zoología hacen que los sexos se atraigan. La vacuna contra el SIDA es un hecho... para los que la puedan adquirir; y el promedio de vida se alargará, como en la metáfora de los pollos de U. Eco, los que tengan con que comprar la atención primaria y hasta cuaternaria de la salud servirán para las estadísticas, los que no lo tengan, serán los que las tiren abajo.
Y ya que el milenio se va, a vivir, como lo hacemos todos los días, aunque el primero del nuevo siglo tendremos una resaca que ni te cuento. Para eso sirve la fiesta.

Angel Rodriguez Kauth
Profesor de Psicología Social y Director del Proyecto de Investigación “Psicología Política”, en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis, Argentina.

Notas
(1)Lo único que se puede asegurar es que se terminó el menemismo, lo cual no es poco, pero no se debe al final del milenio, sino simplemente a que se le acabó la confianza de la “gilada”.
(2) No le quepan dudas, el 31 de diciembre del 2000 se oirán las quejas de los gregorianos de que el calendario no empezó desde cero y volveremos a festejar el nuevo milenio, vale decir, doble negocio para los operadores turísticos y los engañabobos, pero eso es tema a tratar dentro de un año.
(3) Si vos sos gordito como yo, ni se te ocurra, con cinco de nosotros lo haremos descender un montón de metros y perderemos la gloria de tener el pico más alto de América, que como el Obelisco, sirve para poder enrostrar que lo tenemos “más largo”.
(4)Y después que digan que la inflación es cero y que en Argentina no hay guita disponible.
(5) Se espera que el 60 aumente sus pasajes a Tigre en sólo un 40%.
 

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Articulo publicado en
Abril / 2000

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