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Muchas veces polemizamos contra el desarrollismo, el nacionalismo o dentro de la izquierda y nos olvidamos de la derecha

 
Entrevista a Claudio Katz, economista de izquierda

Mario Hernandez (MH): La última vez que entrevistamos a Claudio Katz fue en un interesante debate con el legislador del FIT Marcelo Ramal, hoy quería conversar sobre una serie de artículos que publicaste bajo el nombre de “Neoliberales en América Latina”. Cuando hacés el análisis de la introducción de esas ideas en nuestro continente las asociás a un grupo de intelectuales: Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil, al mexicano Castañeda, encargado de las Relaciones Exteriores del ex presidente Fox y al argentino Juan José Sebrelli. ¿Por qué has elegido a estos tres intelectuales para explicar la introducción de la ideología neoliberal en nuestros países?

Claudio Katz (CK): Hay dos motivos fundamentales que me impulsaron a escribir este trabajo. El primero es que no tenemos que perder de vista quiénes son nuestros enemigos centrales. Muchas veces polemizamos contra el desarrollismo, el nacionalismo o hacemos discusiones dentro de la izquierda entre sus distintas corrientes y por momentos nos olvidamos de la derecha, con la cual tenemos que confrontar esencialmente en Argentina y América Latina porque son los que tienen el poder económico, político e ideológico, dominan los medios de comunicación, transmiten la ideología de las clases dominantes y tienen una influencia con el neoliberalismo poco común en las últimas décadas. Podemos discutir mucho qué grado de penetración tienen estas ideas de la derecha, de la reacción entre los sectores populares, pero son el pensamiento dominante, la ideología de las clases dominantes.

Me parece importante refutar los argumentos convencionales de estos sectores y, en segundo lugar, por lo que vos mencionás. La instalación del pensamiento neoliberal en América Latina no se ha dado solo a través de las viejas escuelas del liberalismo tradicional, del mitrismo, de la economía neoclásica, del mainstream de la economía, sino a través de gente que era de izquierda o, por lo menos, progresista en una época y se han convertido en voceros del pensamiento neoliberal derechista.

Yo lo denomino pensamiento socio liberal, social liberalismo, para procesar esta singularidad que en el mundo tomó cuerpo en los años 80/90 con la Tercera Vía, con Tony Blair, Felipe González, gente que había sido socialdemócrata y se subió a la ola de la globalización, de la mundialización neoliberal y defendió este enfoque.

En América Latina este tipo de mirada empezó a penetrar en los ’80, en la época de la transición post dictatorial, después llegó la economía neoliberal y es ahí donde estos tres intelectuales tuvieron un papel muy relevante. Dos de ellos de alta gravitación en toda la región y uno de interés específico para los argentinos.

 

 

Fernando Henrique Cardoso (FHC) dijo: “Hay que olvidarse de todo lo que escribí”

 

 

FHC fue una personalidad equívoca de la Teoría de la Dependencia en los 60/70. Digo esto porque revisando bien su pensamiento bajo el rótulo de una teoría de la dependencia siempre defendió un planteo de desarrollo con dependencia, siempre tuvo una visión bastante hostil a la Teoría de la Dependencia, era un defensor liberal de una teoría de la no dependencia.

Cardoso ganó relevancia en América Latina porque fue el gran introductor de las reformas neoliberales en su presidencia y lo primero que dijo fue que había que olvidarse de todo lo que había escrito.

 

MH: La diferencia entre el político y el intelectual.

 

CK: Exacto. Fue lo que explicitó. Dijo: “yo ya no soy más un intelectual, ahora debo actuar como político”. Habría que agregar, como político de la clase dominante.

 

MH: Muy influyente incluso en la actualidad.

 

CK: Sí, en él hay una continuidad. Después de sus dos mandatos donde introdujo las mayores desnacionalizaciones de la historia de Brasil y una agresión a los trabajadores sin precedentes, continuó con una gran influencia, primero en América Latina como vocero de todas las causas derechistas, por ejemplo, del antichavismo más virulento y después en Brasil mismo donde sigue siendo un patrocinador de la derecha y ahora de los candidatos contra el PT.

En segundo lugar elegí a un personaje quizá poco conocido en Argentina, Jorge Castañeda, que era militante comunista y crítico ultraizquierdista de la Teoría de la Dependencia, desde un ángulo de la ortodoxia más clasista porque la veía muy afín a coqueteos con el nacionalismo. Bajaba un lineamiento de no bajarse del dogma pero después se dio vuelta, se enamoró de la globalización y terminó como Canciller de Fox. En México sigue siendo un hombre influyente de la derecha porque es un gran vocero del TLC con EE. UU. y un gran lobista del Tratado del Pacífico.

¿Por qué Sebrelli? En primer lugar porque también en sus años de juventud era un crítico del tercermundismo desde un ángulo de defensa del socialismo más incontaminado, más puro. En realidad, en ese momento tenía una afinidad con la tradición antiperonista, de la izquierda de tradición gorila en Argentina y sus críticas al peronismo estaban muy influidas por ese legado.

 

MH: Recuerdo un libro sobre Eva Perón.

 

CK: Que no tenía matices, podía suscribirlo cualquier defensor de la tradición de la Unión Democrática, los socialistas o comunistas que no revisaron lo que ocurrió con el peronismo. Sebrelli se mantenía fiel a ese legado y, finalmente, después de una travesía por el alfonsinismo, de un enamoramiento por el constitucionalismo, se convirtió en un neoliberal. Lo podés ver cuando aparece en algún programa de TV criticando al kirchnerismo con los argumentos típicos de la derecha, del macrismo o de Lilita Carrió. Es un hombre que va muy a tono con Fernando Iglesias. Está en esa línea. Mi interés no es tanto por su influencia en América Latina, no ha sido ministro ni presidente, pero es el que más expresa este pensamiento social liberal. Es un hombre que desvaloriza todo lo que sean culturas aborígenes, desecha cualquier conexión con la cultura africana tan influyente en América, es un viejo defensor del marxismo más elemental, más dogmático, según el cual hay un parámetro en el desarrollo de las fuerzas productivas  que es endiosado como el rumbo que debe definir las posiciones políticas de cualquier intelectual o militante. Con ese imaginario hay que apuntalar el progreso capitalista, justificar la colonización y depredación de nuestro continente a manos del colonialismo y, sobre todo, hay que desechar las tradiciones combativas de nuestra propia cultura latinoamericana.

Sebrelli se ubica en las antípodas del marxismo latinoamericano que ha buscado un puente con Mella, con Mariátegui, con el Che, entre las tradiciones marxistas internacionalistas y el legado de luchas antiimperialistas de América Latina. Ese cruce que se sintetizó en la revolución cubana y dio lugar quizá a las líneas más ricas del marxismo latinoamericano.

 

 

Si hay algo que no puede morir es la lucha social y la rebelión permanente de los oprimidos

 

 

MH: Recuerdo que Castañeda sacó un libro en diciembre de 1993 en el mismo momento que se sublevaba el zapatismo dando por tierra con toda la fundamentación de La utopía desarmada, que así se llamaba su libro. El 1º de enero de 1994 irrumpe el zapatismo contradiciéndolo. ¿No estamos en presencia de un pensamiento intelectualmente devaluado?

 

CK: Si y no, porque si lo miramos desde el punto de vista de su capacidad para predecir está más que devaluado, diría que es de un nivel de ceguera mayúscula. Castañeda saca un libro declarando no solo el fin de la izquierda y el marxismo, sino de la lucha social, unos pocos días antes del comienzo de la sublevación zapatista que fue el inicio del ciclo de todas las luchas sociales que hemos vivido en América Latina. Después vinieron las rebeliones de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, el chavismo, etc. Evidentemente, declaraba como tantas veces la muerte de la izquierda cuando si hay algo que no puede morir es la lucha social y la rebelión permanente de los oprimidos y la búsqueda de expresiones políticas de esta tendencia a resistir.

Es un pensamiento devaluado desde el punto de vista de sus pronósticos, lo mismo vale para Cardoso con sus apologías del capitalismo y de su vitalidad hechas poco tiempo antes de la crisis del 2008 o las declaraciones de Sebrelli sobre la muerte de todo tipo de nacionalismo cuando estamos viviendo en América Latina un resurgimiento fuerte de las tradiciones nacionalistas, populares, antiimperialistas, con Chávez, Evo Morales y todo lo que significa el eje del ALBA.

Devaluado en ese plano es una cosa que nosotros podemos registrar, pero otra es su influencia política y social en los medios de comunicación y el establishment, porque cuando este tipo de personajes es absorbido por el pensamiento oficial publican libros, los invitan a programas de TV, a los medios y se instalan como pensadores de la derecha que aprecia mucho cuando logra capturar este tipo de intelectuales tan formados porque, en general, sus propios teóricos nunca han recorrido el pensamiento más global que caracteriza a este tipo de pensadores que tienen una formación mucho más completa.

Cuando esta gente se convierte a la derecha, ésta le brinda todas las posibilidades para difundir su pensamiento y aunque devaluados para nosotros, no lo están para ellos que los convierten en pensadores oficiales con grandes tribunas. Recordá que Mario Vargas Llosa era uno cuando defendía a la revolución cubana y hoy en día es el principal pensador de la derecha latinoamericana. Con los intelectuales analizados pasa algo semejante.

 

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Articulo publicado en
Noviembre / 2014

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