La humanidad aparece cuando el sexo se transforma en sexualidad regulado mediante el tabú del incesto y la subjetividad se constituye en el pasaje del instinto a la pulsión y de ésta al deseo. De esta manera la sexualidad esta sometida a la cultura que, en cada período histórico, controla el carácter transgresor del deseo erótico mediante mecanismos de dominación que modulan el deseo y crea subjetividades.
En los últimos años se habla cada vez con mayor asiduidad de las así llamadas “nuevas sexualidades”, ¿qué se quiere significar con tal denominación?, ¿se trata de cambios profundos en la sexualidad de esta época o sólo de nuevos modos de presentación? Recordemos que ya en 1905, Freud postula en sus “Tres ensayos de teoría sexual” que la pulsión sexual no viene abrochada a ningún objeto adecuado para su satisfacción y que incluso, ni siquiera el interés sexual del hombre por la mujer es algo obvio, sino un problema que requiere esclarecimiento.
Días atrás mientras voy a devolver una película alquilada, tres niños con guardapolvos blancos, que aparentaban tener entre nueve y once años, me interceptan con frescura y confianza. Con simpatía uno de ellos me pregunta: -¿Adónde va?
-A devolver esta película. Les digo mientras muestro el DVD que viajaba en mi mano derecha. El vocero del grupo afirma con suspicacia: -Una porno.
El domingo 3 de mayo, en el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires, con una sala llena, Enrique Carpintero, Juan Carlos Volnovich y León Rozitchner presentaron A la izquierda de Freud de Alejandro Vainer (compilador),Enrique Guinsberg, Enrique Carpintero, Fernando Fabris, Mabel Inés Falcón, Raúl Páramo Ortega, Ángel Rodríguez Kauth, Juan Carlos Volnovich, Silvia Werthein y Vicente Zito Lema.
A continuación transcribimos las emotivas palabras de Juan Carlos Volnovich.
El libro A la izquierda de Freud publicado recientemente por Topía se presenta en sociedad con un título que provocativamente obliga a cualquier individuo que se referencie con el campo del (o los) psicoanálisis y el marxismo a sumergirse en su interior. El contexto particularísimo de su aparición agrega una pizca de sabor a la consulta: el cuadro mundial de derrumbe capitalista por un lado, y los desafíos que se presentan cotidianamente en la clínica psicoanalítica vinculados con los padecimientos subjetivos (este último factor indudablemente vinculado con el primero).
¿Es la depresión el cuadro dominante de nuestro tiempo, como dicen instituciones internacionales y muchos colegas, o se trata de algo impulsado por laboratorios farmacéuticos, como destacan otros colegas?
Enrique Pichón Rivière era transgresor, espontáneo, paradojal, él señalaba los absurdos, rompía los clichés, incluía lo dramático en sus análisis de la realidad.
Por el contrario, el pensamiento que hoy circula de Pichón, es un Pichón formal, de frases ortodoxas, con clichés razonables, reaseguradores, su pensamiento perdió lo desconcertante, aquello que abre una perspectiva nueva, esa temática dramática que extraía de lo que estaba sucediendo y nos angustiaba en ese momento.
Tomando esto como un hecho, decimos: por algo será.
Quiero trasmitir una experiencia -ya olvidada en sus detalles- que me ocurrió hace ya muchos años. Desde ella podremos reflexionar acerca de las manifestaciones de la locura y su relación con las instituciones de Salud Mental.
Cursaba los primeros años de la carrera y trabajaba en el PAMI (cuando esta institución se iniciaba en los años setenta). En esa época conceptos como psicosis, locura, marginación, poder psiquiátrico y manicomio me parecían fáciles de entender aunque todavía estaban alejados de mi experiencia personal. Una circunstancia permitió que conociera por primera vez “los agrios soplos de la locura”.
(Caminando por la calle observé el cartel de una propaganda de alfajores. Un dibujo mostraba un enorme alfajor mordido que simulaba una gran boca mientras al lado la figura de una persona lo mira sorprendida. En un costado un epígrafe decía: “A ver quién come a quién”. Lo que se quería señalar es que el alfajor en cuestión era tan extraordinario que lo elije a uno para comerlo. Es decir, uno no come un alfajor es este quién lo come a uno. Evidentemente podríamos trasladar esta situación a la mayoría de los productos que se ofertan en el mercado del actual desarrollo capitalista.)
Es un placer para nosotras, estar compartiendo las peripecias –las nuestras y las de uds.- más allá del consultorio. Recibimos la invitación y ésta nos convocó, en tanto posibilidad de intercambiar experiencias, certezas e incertidumbres. Nos proponemos hacer hincapié en las incertidumbres, porque con ellas comenzamos a transitar los caminos de la salud, el psicoanálisis y la comunidad en interacción.
“¿Qué es, más que violencia, lo que incita a una sociedad a apartar y a excluir a los elementosque no juegan el juego de todos?¿ No es exclusión y violencia lo que está en la base de instituciones cuyas reglas tienen por finalidad precisa destruir lo que aún queda de personal en el individuo, so pretexto de salvaguardar la buena marcha de la organización general?”
En 1913 Freud escribía y publicaba “El interés por el psicoanálisis”, texto en el cual intentaba dar cuenta, precisamente, del interés que reviste el corpus teórico psicoanalítico no solo para la psicología sino también para otras disciplinas científicas tales como la historia, la sociología o la pedagogía.
(Ponencia presentada en las Jornadas sobre Identidad,
Representaciones del Horror y Derechos Humanos.
Marzo de 2008.
Facultad de Filosofía y Humanidades.
Universidad Nacional de Córdoba.
Christophe Dejours es un psiquiatra y psicoanalista, profesor del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios y director del Laboratorio de Psicología del Trabajo en Francia. Está especializado en temas laborales y posee una vasta producción bibliográfica en su país de origen siendo traducidas al castellano algunas de sus obras, entre ellas, El factor humano (Lumen, 1998), Investigaciones psicoanalíticas sobre el cuerpo (Siglo XXI, 1992) y Trabajo y desgaste mental (Hvmanitas, 1990). Hace dos años publicamos La banalización de la injusticia social (Topía, 2006).
El alma y el cuerpo son un solo y mismo individuo, al que se concibe ya bajo el atributo del Pensamiento ya bajo el atributo de la Extensión.
Baruch Spinoza, Ética
El título de esta mesa era Las máscaras del sometimiento. Ustedes ya han desarrollado algunos aspectos de esas máscaras, yo voy a hablar de las máscaras de aquello que oculta el sometimiento, voy a hablar de las máscaras del terror. Creo que algún sentido tiene, estando sobre todo en este ámbito, en la Universidad de las Madres. No es extraño que justamente sea en este recinto, en este ámbito abierto por las Madres en la lucha contra el terror, que fue el último nivel donde la verdad del terror encontró la resistencia y al mismo tiempo su capacidad de desciframiento.
La neutralidad y la abstinencia parecen se dos rasgos generales extendidos entre las disciplinas con pretensión de cientificidad. Ambos, están hoy en problemas, sobre todo respecto de las prácticas disciplinarias. Una de las poderosas razones referidas a estas tribulaciones reside en que el siglo XX dio por tierra con la objetividad absoluta no sólo de las nuevas disciplinas sino que también con la de aquellas que ya habían sido construidas. Este hecho se verificó en las ciencias llamadas “blandas” y también en la física y en las matemáticas.
“Los conceptos viajan; es bueno que no sean detectados por las aduanas y que puedan internarse en mundos distintos. La ciencia estaría totalmente trabada si los conceptos no migraran...” (E.Morin, 1996).
Los tiempos que corren producen una subjetividad sometida en la ilusión de la utopía de la felicidad privada. La vida en comunidad se deja de lado al celebrar el individualismo como máximo referente posible. La exaltación del Yo y el narcisismo se elogian como un logro desde una perspectiva postmoderna. Uno de sus referentes, Gilles Lipovetski, llega a reivindicar el “fin del homo politicus y el advenimiento del homo psicológico que sólo cree en el bienestar”.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra