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Introducción a "El familiograma institucional"

 

¿Porqué este artículo de Gérard Mendel merece una introducción y porqué me ha correspondido el privilegio de escribirla? Dos interrogantes que se planteará de entrada el lector y a los que intentaré responder sucintamente.
El autor, médico psicoanalísta y sociólogo, fundador del Sociopsicoanálisis, se define a sí mismo esencialmente como un "practicante", un hombre de terreno que en los últimos 25 años, paralelamente a su trabajo clínico como psicoanalista, se ha dedicado a la investigación y a la intervención psicosociológica en el campo de lo institucional.
Para los conocedores de la vastísima obra mendeliana resultará evidente, al leer esta comunicación, hasta qué punto ella se inscribe en el hilo conductor que, desde La rebelión contra el padre (1968), hasta El acto es una aventura. Del sujeto metafísico al sujeto del actopoder (1999), marca sus preocupaciones de intelectual comprometido con lo social y de tenaz defensor de la democracia participativa. Preocupaciones traducidas no sólo en profundos desarrollos teóricos, sino en actos transformadores de la realidad e investidos por la fuerza de creación que el trabajo en equipo * le ha permitido expresar. Por ello el dispositivo institucional que da lugar, entre muchas otras, a las conceptualizaciones que ustedes leerán aquí, no puede ser confundido con un mero instrumento técnico. Es, ante todo el producto que, alimentado por aquella fuerza que él mismo pretende movilizar en el seno de las organizaciones, nace y se transforma como creación de Mendel y sus compañeros en la aventura que ese acto inaugura, siempre a partir de la confrontación simultánea de aquella fuerza de creación con la impredecible realidad (institucional) y con el esquema psicofamiliar inconsciente.
Responder a la primera pregunta inicial implica tratar de sintetizar el devenir, en la última década, de lo que Mendel ha definido como "la modesta epopeya colectiva" del Sociopsiconálisis. Verdadero período de expansión y afianzamiento del método y la teoría, en este tiempo la intervención sociopsicoanalítica  se probó a si misma, y probó su capacidad restitutiva del poder sobre los propios actos, en diversos tipos de instituciones y en distintos paises: Francia, Bélgica, Italia (Milán, Bolonia, Nápoles, Venecia), España, Portugal, próximamente Alemania, y desde el viejo continente al nuevo... la Argentina.
En el curso de los diez últimos años acompañé a Gérard Mendel en la difusión del Sociopsicoanálisis en las Universidades de Bs.As., Santa Fé, Córdoba, San Luis, Comodoro Rivadavia. A partir de 1995, y paralelamente a la formación de dos equipos de Reguladores
en la Universidad de Bs.As, y en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de Comodoro Rivadavia respectivamente, comenzamos a aplicar el dispositivo mendeliano,
como así también a investigar y conceptualizar sus efectos y modos de adecuación a las realidades locales. Todo ello sin apoyo oficial ni económico de ninguna índole, pero con la valiosa supervisión de Gérard Mendel y del Grupo Desgenettes.
Respondiendo entonces a la segunda pregunta diré, para finalizar, que actualmente  más de veinte intervenciones en una gama de instituciones que abarca desde la escuela hasta la fábrica, pasando por el hospital, explican que Mendel nos incluya en esa epopeya colectiva de la que hablé antes, y su expreso deseo de que en esta introducción  me refiera "à l'Argentine d'abord".
María José Acevedo

  • Groupe Desgenettes y Groupe Saint-Jeannet

                                  

 

El familiograma institucional *

Gérard Mendel
Sociopsicoanalista - Groupe Desgenettes

 

Matrimonio del agua y el fuego

Quienes conocen nuestro trabajo no pueden sorprenderse de que podamos intervenir en instituciones psi. Lo que representa, como veremos, una especie de matrimonio entre el agua y el fuego.
Llamamos instituciones psi a los establecimientos, organizaciones, asociaciones, que tienen vocación, en forma exclusiva o no, de terapia psicológica: internado médico-educativo, hospital psiquiátrico, dispensario psicoanalítico, etc... O también aquellas cuyos miembros se encuentran fuertemente exigidos psicológicamente por y en la actividad de la institución.
Para mostrar el carácter insólito de nuestras observaciones o intervenciones en esos casos, parece necesario decir algunas palabras sobre nuestra modalidad habitual de trabajo.
Desde hace más de veinticinco años nuestra práctica y su teorización se basan en la aplicación en el largo plazo de un Dispositivo Institucional de concertación sobre el trabajo que se integra a la organización del trabajo ya existente (Mendel 1992, 1993, 1996). Este
Dispositivo asocia, en los grupos homogeneos de trabajo, la concertación sobre el acto de trabajo propio del grupo (el actopoder del grupo) a la comunicación (indirecta, a través de informes) entre esos distintos grupos institucionales.
Dicho dispositivo, mientras funciona, debilita la influencia de la organización del trabajo sobre los individuos. Es así como puede emerger lo que denominamos movimiento de apropiación del acto, que está referido al acto particular de trabajo del agente y de su grupo homogeneo (1). Para desarrollar mayor poder sobre el propio acto (y de esa forma mayor placer e interés en el trabajo) el individuo debe confrontarse, de manera regulada por el dispositivo, a los distintos componentes de la organización del trabajo. A lo largo de esa reflexión colectiva y activa sobre su oficio, el agente percibe mejor el proceso de su acto de trabajo en todas sus dimensiones, como así también los fenómenos de cooperación y la realidad global de la institución.

(1) En este momento situamos el orígen primero del movimiento de apropiación del acto, es decir, la posición creativa del sujeto en relación a su entorno, a nivel de los procesos transicionales descriptos por Winnicott. Ciertamente existen otros elementos que se le suman acompañando el desarrollo ulterior de la psicomotricidad y la socialización.

* En Actas del "Coloquio Internacional de Psicodinámica y Psicopatología del Trabajo", Enero 1997.  Traducción: Lic.María José Acevedo

Todos estos procesos contribuyen al desarrollo de su psicosocialidad. Ahora bien, en ese movimiento hacia una psicosocialidad más desarrollada intervienen resistencias inconscientes de orden psicofamiliar. El movimiento de apropiación del acto es, efectivamente, vivido inconscientemente como una transgresión a la autoridad internalizada de los padres, y de allí la culpabilidad emergente.

Se comprende entonces que habitualmente intervengamos en instituciones inscriptas más decididamente en el terreno de lo social que de lo psicológico: asociaciones, empresas, colectividades locales, sindicatos, escuelas.

Como veremos una institución psi está, en parte, necesariamente estructurada y organizada según un modelo psicofamiliar, al que llamamos aquí familiograma institucional. Intervenir entonces para nosotros en una institución de este tipo significa efrentar, fuertemente multiplicados, a los factores inconscientes de resistencia a la implementación de una estructura que favorezca el desarrollo de la psicosocialidad, ella también, sin embargo, necesaria.

Presentamos aquí el resultado de una larga reflexión sobre estos puntos a través de cuatro estudios de caso, tomados en su evolución: dos rechazos de nuestras propuestas luego de la observación preliminar; un semi-éxito luego de una intervención de dos años; un éxito en una amplia intervención comenzada en 1991 y que se continúa.

La especificidad de las instituciones psi.

En relación al esquema que acabo de describir, la experiencia de cierto número de observaciones nos ha mostrado la especificidad de las instituciones psi.
Esa especificidad está dada por el tipo de trabajo realizado. Efectivamente, la importancia de los elementos relacionales, interpersonales, en las terapias psicológicas  o en la simple actitud de ayuda psicológica, hace que la personalidad profunda de cada agente se encuentre movilizada en el trabajo. La estructuración psicofamiliar de la personalidad individual hace que cada uno viva la práctica de su oficio dentro de un esquema de referencia que es necesariamente de carácter familiarista. Los acompañante terapéuticos de un internado médico-educativo no podrán sentirse simples técnicos de un cierto oficio sino que se vivirán afectivamente (e inconscientemente) en mayor o menor medida, como los hermanos mayores o los padres de los adolescentes; el personal de un geriátrico aprehenderá inconscientemente a los ancianos residentes como imágenes parentales (claro está, deterioradas por la edad avanzada y la enfermedad y de allí la puesta en juego de mecanismos defensivos), etc...

Cualquiera haya sido la problemática familiar personal de cada uno de los agentes, la estructura de la familia en nuestra sociedad sigue siendo la misma. Es así como, a lo largo del tiempo, a través del juego de interrelaciones personales en el trabajo, de la intersubjetividad, de las comunicaciones concientes e inconscientes, se instala una especie de organigrama familiar de la institución que tomará en cuenta el lugar, el rol, el estatuto de cada cual, resituándolo imaginariamente en el marco básico de la personalidad, es decir, dentro del modelo de la familia. Un modelo en el que aparecen las diferencias de las generaciones y los sexos, las imágenes parentales (padre, madre), un lugar atribuido dentro de la fratría, etc...

La fuerza activa de semejante modelo familiar institucional (no conciente) no proviene exclusivamente de la proyección de la estructura familiar internalizada de cada uno sobre la institución. Esa fuerza está además continuamente alimentada por una necesidad de orden psicológico. En el trabajo cotidiano la mobilización de la personalidad profunda de los agentes, que están en contacto con la perturbada psicología de los usuarios, es causa de un desorden permanente. El agente, siempre algo entrenado para la regresión, intentará reforzar su identidad en la referencia inconsciente a la estructura familiar con sus marcas precisas, siendo la imagen paterna la que ocupa en una sociedad patriarcal el lugar privilegiado de "organizador" de dicha estructura. En cuanto a la imagen materna, ya sea edípica o arcaica, pensamos que, para el inconsciente, es la institución en su conjunto la que la encarna como entidad activa e indiferenciada, protectora y nutricia (salario y protección social, relativa estabilidad del empleo) y como espacio de implantación estable dentro del cual se desarrolla la actividad.

Con ciertas reservas desearíamos introducir aquí el término de familiograma institucional
para designar, cualesquiera sean los matices y variaciones individuales, el modelo familiarista psico-afectivo que, proyectándose sobre la institución, viene a acompañar a su manera al organigrama formal y al sociograma informal. La existencia de ese equema, pensamos, debe ser considerada con ciertas reservas ya que sólo se desarrolla en forma significativa en las instituciones psi. Y, por otro lado, no es posible pensar en diseñarlo formalmente con precisión. En él se encuentra representado, distorcionado o no, el esquema general de la familia europea con sus diferencias de generación y de sexo, la relación entre padre-director y madre-institución, las relaciones padres-hijos (1), las relaciones intra-fratría.

 

El familiagrama institucional: estudio de cuatro casos clínicos.

En lo que concierne a las instituciones psi, debemos ante todo subrayar un doble problema de nuestra parte, de orden al mismo tiempo teórico y metodológico, y que proviene de la especificidad de las mismas.

Primer problema: el psicofamiliarismo inconsciente, con sus identificaciones, sus contra-identificaciones, su sumisión a la autoridad parental que en caso de transgresión genera culpabilidad, es considerado por nosotros como antagónico al movimiento de apropiación del acto  (2).

  • Pueden existir dentro de este esquema ciertas superposiciones, ambigüedades, incluso confusiones: una posición materna de los agentes en relación a los niños y la imagen de la institución como madre; la posición paterna de un acompañante en relación a los adolescentes puede coexistir con su propia posición filial respecto del director-padre.

 

(2)   Esta es una de las fuerzas, la otra es la organización del trabajo con sus distintas divisiones.

Ahora bien, aquí el psicofamiliarismo que se expresa por el canal del familiograma institucional representa un elemento necesario para el buen funcionamiento psicológico de la institución. Dada entonces su utilidad, es necesario preservarlo. Veremos, no obstante, que el efecto de apartamiento de la realidad que necesariamente él conlleva acarrea siempre algunas disfunciones institucionales

Segundo problema: hemos insistido siempre en el hecho de que, antes de ser una representación psicológica en la mente de la gente, la organización del trabajo constituye una realidad objetiva. Y en que, por lo tanto, para luchar contra ciertos efectos psicológicos patógenos debidos a dicha organización, era necesario intervenir y no simplemente, después de la escucha, contentarse con buenas palabras o sabios consejos. Ahora bien, observamos que aquí las representaciones psicológicas juegan a tal punto un rol organizacional que nos vemos llevados a hablar de un familiograma institucional que produce confusión tanto en el organigrama y como en el sociograma.

Los cuatro casos clínicos que presentaremos representan, los tres primeros, una distorsión diferente según los distintos casos de familiograma institucional, con su correspondiente disfunción particular. El cuarto caso responde a un familiograma "normal", lo que nos permitirá observar algunos de los efectos inevitables de apartamiento de la realidad.
En relación a las instituciones psi se plantean tres tipos de interrogantes que los distintos casos que presentaremos nos permitirán comentar. ¿Es posible que los miembros de una institución psi puedan prescindir de una imagen paterna de identificación ubicada en la cúpula?, ¿qué puede proponerle el Sociopsicoanálisis a una institución psi que nos consulta?, y finalmente ¿qué significa hablar de imagen paterna de identificación en una sociedad como la nuestra en que los inconscientes individuales permanecen aún en parte estructurados "patriarcalmente" (como así también las relaciones sociales e ideológicas de poder), pero en la cual, también, los roles sociales de poder comienzan a desconectarse del sexo biológico? (1). Por supuesto el estudio de estas cuestiones y la descripción detallada de los cuatro casos clínicos requerirían decenas de páginas, incluso un libro. Por lo tanto sólo prodremos referir aquí las grandes lineas de una reflexión que, en parte, se ha desarrollado previamente en forma colectiva dentro del Grupo Desgenettes.

A la cuestión de saber si en una institución psi el personal de las distintas areas puede o no prescindir psicológicamente de una imagen paterna de identificación ubicada en la cúpula del establecimiento, nuestra respuesta, al cabo de una madura reflexión, aparece como decididamente negativa. Cualesquiera sean los "guarda-rails" institucionales establecidos, la persona que dirige la institución será inconscientemente vivida como imagen paterna, por la doble razón antes señalada. En el trabajo, a lo largo de las interacciones entre los agentes, las vivencias se organizan en función de un familiograma no completamente conciente. La imagen de un director-padre responde a una doble lógica: la de que no hay familia sin padre; y la de la necesidad psico-afectiva de un padre protector. ¿Un padre "transmite la ley?. Yo diría más bien (volveremos sobre este punto) que su imagen representa EL punto de referencia fijo y sólido en cuanto a los deberes y derechos de cada uno con respecto al

 

(1) No podremos estudiar aquí esta tercera cuestión que remite a la dimensión socio-antropológica
reglamento interno, a los estatutos profesionales, etc...Su existencia es testimonio de un dique contra el riesgo de confusión institucional vivida, inconscientemente y con angustia, como la mezcla incestuosa de sexos y generaciones; es el garante contra lo arbritrario, el desorden, lo irracional, etc.

El familiograma institucional se organizará entonces topológicamente a partir del lugar del padre. A partir de allí la personalidad psicológica del director jugará un rol tan importante en el funcionamiento institucional que las cuatro instituciones psi serán descriptas como referidas sucesivamente a un padre débil, a un padre autoritario, a un padre carismático, y a un padre democrático (1). Utilizamos la palabra padre sin entrecomillarla. Es efectivamente inevitable que en una institución psi las proyecciones sobre la figura del director, y los fantasmas que las acompañan, obliguen al mismo a posicionarse, de manera más o menos conciente, en relación a la imagen de un padre. Lo que activará en él el doble registro (que puede ser contradictorio) de su problemática inconsciente por un lado, y de sus opciones ideológicas por otro: tendencias autoritarias provenientes del inconsciente podrán ser rechazadas en nombre de una ideología personal no autoritaria.

 

La institución del padre débil (2)

 

En ese Hospital de Día para niños autistas el Director evade manifiestamente sus responsabilidades y no ocupa su lugar. El síntoma más evidente que presenta la institución ante el observador es la omnipresencia de un acompañante terapéutico con cierta caracteropatía quien, transgrediendo su rol, su estatuto, los límites de su profesión y el reglamento interno, impone en todos lados su presencia tan desordenada como agresiva. Resulta claro para todos que el Director no dispone de los recursos psicológicos que le permitirían enfrentar a este acompañante terapéutico y "ponerlo en su lugar".

La omnipresencia de aquel profesional interfiere objetivamente en el trabajo de los demás.
Pero, al mismo tiempo, en la plano de lo subjetivo, la evidente "debilidad" psicológica del Director no permite el necesario posicionamiento inconsciente respecto de su imagen en la dificil relación terapéutica de los agentes con los niños autistas. De allí la emergencia de una sensación general de inseguridad, de angustia, que es referida exclusivamente a la persona del acompañante caracteropático, vivido como una amenaza. En nuestra opinión se trata aquí simultáneamente de un desplazamiento y de una cristalización de procesos más profundos. Para mantener a flote su personalidad, que los niños autistas conducen día a día hacia la regresión, los acompañantes terapéuticos necesitarían encontrar apoyo en un familiograma institucional confiable cuyo polo estable, cuyo referente central, no puede ser otro que el director como imagen paterna inconsciente.

  • Por falta de documento no podremos presentar una ya antigua observación en un internado de este tipo dirigido por un Padre (psicológicamente) perverso.
  • Los elementos de la observación en el terreno han sido relevados por Mireille Bitan Weisfeld

 

Ahora bien, en este caso el polo no es estable sino fluctuante, el referente no ocupa el centro. Esto provoca la distorsión del familiograma y la imposibilidad, en cada uno, de encontrar su propio lugar.

¿Cuáles fueron nuestras propuestas? Ellas surgen de la diferenciación teórica que hacemos entre imagen paterna y función paterna. Para corregir la distorsión del familiograma institucional no podemos actuar sobre la imagen paterna corrigiendo la psicología del director, pero sí podemos esperar corregir el déficit de función paterna. Llamamos función paterna a todo aquello por lo cual el funcionamiento de una institución escapa regularmente a la confusión, a la arbitrariedad, obedeciendo a reglas claras y válidas para todos. En una institución psi ese funcionamiento será, con razón o sin ella, referido a la figura del director, participando de la imagen paterna inconsciente de este: por ello proponemos entonces el término de función paterna.

Intentemos explicarlo a través de una imagen. Así como en la organización el lugar del Director, que marca la cúspide jerárquica y funcional del establecimiento, representa de alguna manera el Norte magnético de la organización del trabajo, el lugar del padre en el familiograma institucional implícito permite el despliegue de una carta geográfica en la que se encontraría precisada la diferencia de generaciones y de sexos. Puesto que en este caso ese lugar no es ocupado, el familiograma, pensamos, podrá igualmente desplegarse, no ya a partir de un topos privilegiado, sino gracias a un andamiaje introducido en toda la institución y que represente una nueva manera de funcionar en conjunto. Dicho andamiaje escapa a la confusión y a la arbitrariedad, siendo esa la manera que el inconsciente de cada uno vivencia como el ejercicio de la función paterna.

En la práctica proponemos organizar cada seis semanas una reunión de reflexión que incluya al Director, al staff y a los tres coordinadores de los tres grupos de niños (internado y hospital de día). Esa reunión (1) ofrecería, gracias a reglas de funcionamiento muy precisas gaarantizadas por un miembro de nuestro grupo, un marco institucional en el que podrían expresarse las emociones y vivencias de cada uno, plantéandose y debatiéndose, al mismo tiempo cuestiones referidas al trabajo, de una manera exhaustiva y viable para todos. Espacio de "elaboración" de las decisiones, esa reunión no podría constituirse en ocasión de imponer una decisión. En síntesis, las reglas formales de funcionamiento de dichas reuniones, garantizadas y aplicadas por el regulador, serían muy precisas: aplicación de un orden definido previamente; regulación equitativa para el uso de la palabra; síntesis elaboradas al término de cada tema de reflexión; señalamiento de las contradicciones y bloqueos en los intercambios como así también la evocación de reuniones anteriores. Al término de las cinco reuniones un balance evaluaría: los avances, las disfunciones en
suspenso o las nuevas cuestiones que hubieran surgido a fin de plantearnos eventuales

 

 

 

  • El texto entre comillas es una cita del informe de observación remitido a los miembros de la

Institución.
ajustes para nuestra forma de intervención (1). Tal sería el andamiaje institucional  equivalente de la función paterna.

 

La institución del padre autoritario

En este caso seremos muy breves puesto que esta intervención ya ha sido publicada (2).
Se trata de un internado médico-profesional  que alojaba una centena de adolescente pre y parapsicóticos. Esos adolescentes vivían en pabellones, con acompañantes terapéuticos especializados, y trabajaban en talleres. Los acompañantes terapéuticos habían manifestado malestar por no sentirse reconocidos en su especificidad profesional. Esta falta de reconocimiento podía relacionarse con la fuerte ideología piscoanalítica del establecimiento. El familiograma institucional estaba casi formalizado de manera explícita: el Director -pisquiatra y psicoanalista- aseguraba, con su asistente, la supervisión psicoterapéutica del conjunto del personal relacionado con los adolescentes. Pusimos en marcha nuestro Dispositivo Institucional en tres grupos: el total de los acompañantes terapéuticos de los cinco pabellones (un informe escrito), los dos jefes de servicio de los acompañantes y el responsable del area, los adolescentes voluntarios (un informe oralmente transmitido por el interventor a los otros dos grupos). Esto es, una jornada cada seis semanas y, al finalizar cada jornada, una síntesis muy general remitida al Director con el acuerdo de los interesados.

Se puso en movimiento una dinámica pero ninguna de las propuestas de los acompañantes terapéuticos fue realmente tomada en cuenta durante los dos años que duró la intervención.
Haciendo entonces uso de los recursos desarrollados durante esa intervención, los acompañantes terapéuticos prefirieron consagrarse a la creación de una sección sindical para defender sus derechos.

Podemos hablar aquí de una distorsión del familiograma institucional en la medida en que cierta arbitrariedad y autoritarismo dictatorial contradecían la función paterna de la que estaba imaginariamente investido.

 

 

  • Nuestra propuesta fue rechazada. No obstante, a partir de nuestra observación sobre el terreno y

de nuestras propuestas, se instaló una formación alternativa que, aparentemente, provocó ciertos efectos paliativos. No es extraño que la simple observación (prudente) de la institución la lleve a movilizar mejor sus propios recursos.

  • Mendel, 1992. La intervención fue conducida en el terreno por Claire Rueff-Escoubès y 

Mireille Bitan Weiszfeld.

 

 

La institución del padre carismático (1)

Este Centro Médico-psicopedagógico para niños y adolescentes del sur de Francia ofrece psicoterapias y reeducación. La ideología psicoanalítica rige el conjunto de sus actividades.
El Director que ocupó el cargo durante casi veinte años, y que se jubilara tres años antes, era un personaje carismático y, al mismo tiempo, de fuerte personalidad (2). Desde aquel momento el equipo no logra nombrar a un sucesor.
Cada uno se repliega en su propia actividad, la comunicación se agota, no se puede tomar ninguna decisión colectiva, y ciertas contradicciones, que atravesaban la institución desde
siempre, pero que hasta ese momento sólo se habían expresado de manera indirecta y discontinua, comienzan a emerger con la aparición frecuentemente brusca y a veces grave de un "síntoma".

La veintena de personas que trabajaban en la institución ofrecieron explicaciones de ese marasmo a los dos interventores de nuestro grupo, primero en el curso de la Asamblea General, luego en sub-grupos homogeneos de oficio. No obstante creemos que la verdadera razón era otra: hacer el duelo por el padre es del orden de lo posible ¿pero reemplazarlo?. Teniendo en cuenta la personalidad excepcional y consensualmente respetada del Director, el funcionamiento del Centro se organizaba en forma evidentemente no explícita y, por lo tanto, jamás discutida, pero con el radicalismo absoluto de una familia vivida como ideal. Inscripto en la ideología lacaniana, el padre, en este caso, hablaba LA ley, la cual se fundaba en una doctrina reconocida por todos en el lugar.

La consecuencia, nos pareció, es nada menos que la negación de una triple realidad: profesional, institucional, social. Con contradicciones que ahora se manifestaban abiertamente (3).

Negación de las realidades profesionales (4): "La centralidad adjudicada a la palabra psicoanalítica hacía dificil que otras modalidades terapéuticas tuvieran un lugar reconocido en las discusiones, lugar sin embargo pertienente en este tipo de trabajo. De allí la existencia de una forma de desigualdad entre los agentes".

Negación de las realidades institucionales: La fuerte voluntad fundacional de funcionar en forma horizontal y no jerárquica ocultaba la existencia de funciones y estatus diferentes que forzosamente acompañaban una cierta forma de poder jerárquico.

 

  • La observación fue dirigida por Claire rueff-Escoubès y Mireille Bitan Weiszfeld
  • Durante parte de esos años el Director lo fue si no formalmente, de hecho. Independientemente del título su autoridad era reconocida y aceptada por todos; indiscutiblemente ocupaba el lugar del padre dentro del familiograma institucional. No se puede sino admirar la energía con la cual, en una región desfavorable, había logrado el desarrollo esta institución psicológica, convirtiéndola en una de las más útiles y excepcionales en muchos sentidos.
  • Esta triple negación limitaba sin duda la eficacia del Centro. Pero también es cierto que la devoción de todos a la causa común en ocasiones, como se dice, operaba milagros. 
  • Los pasajes entrecomillados han sido extraidos del Informe remitido a los miembros de la insti-

Tución.
Negación  de las realidades sociales: Los casos sociales, numerosos en la población que consultaba, eran tratados a través de una intervención directa del equipo dentro de las familias, con una especie de omnipotencia de la palabra destinada a solucionar todos los problemas y no, bajo la forma habitual, a través de una ayuda económica provista por una asistente social (1,2).

El excepcional poder inconsciente del familiograma institucional y el carisma del Director-padre tenían por efecto que las manifestaciones de la  realidad, así negada en varias de sus dimensiones, se expresaran indirecta y colateralmente, formas más facilmente abordables en discusiones teóricas referidas al Psicoanálisis; sabemos que el instinto de muerte y su fatalismo radical ocupan un lugar importante en el lacanismo.

Nuestras propuestas:

"Tratándose de tomas de decisión institucionales referidas a puntos importantes, creímos que la forma más adecuada con las instancias existentes (Asambleas Generales. bimestrales y Comité de Dirección) sería, a posteriori de intercambios con el mayor nivel posible de produndización, el voto con la mayoría de dos tercios. En nuestra opinión la mayoría del 50% + 1 estaría muy alejada del consenso general necesario.

Además de los grupos temáticos ya existentes podrían formarse nuevos grupos:

  • Un grupo de reflexión sobre el trabajo clínico, es decir, sobre el lugar del Psicoanálisis

en la institución en relación a los oficios y prácticas de cada uno, y en relación al tipo de pacientes y de familias consultantes.

  • Un grupo sobre el tema general "Institución y Psicoanálisis". Este grupo de reflexión

podría estar regulado por un miembro de nuestro colectivo, en cinco o seis reuniones anuales. Cada reunión, de una hora y media de duración, limitada a 10 o 12 personas (las mismas durante todo el año), serían pagas (50 Fr. por persona, pagaderos incluso en caso de ausencia). Dichas reuniones darían lugar a un informe sobre la reflexión, luego difundido en el conjunto de la institución".

Para terminar propusimos que al finalizar el año se estableciera una nueva escucha institucional de acuerdo al procedimiento por categorías profesionales homogeneas. No hubo respuesta negativa explícita como en el caso de la institución del Padre débil, pero los contactos se diluyeron.

 

  • En esta institución el esquema freudiano de "Psicología de las masas y análisis del Yo" parece

Pertinente en cuanto a la relación entre el lider y los miembros, y de estos últimos entre ellos.

  • Señalemos una cuarta negación de la realidad a pesar del interés expresado frente al Informe

De la observación presentado por nuestro grupo: la suma (muy razonable) demandada por la intervención, y previamente negociada y aceptada, jamás fue saldada a pesar de múltiples reclamos. Lo cual, más allá de cualquier otra razón, nos parece una forma de situar la realidad fuera de toda consideración objetiva. 
Reflexiones generales sobre las tres instituciones descriptas

La respuesta negativa de las dos primeras instituciones confirmaron nuestra experiencia.
A saber que, en las instituciones psi toda propuesta de abordaje de los problemas, por muy prudente que sea, en términos de análisis organizacional o de estudio de las relaciones reales de poder intra-institucional, provoca reacciones evitativas de tipo fóbico. Un familiograma (inconsciente) muy activo es fuente de una fuerte vivencia...de familia, que le da un sentido a la vida y la colorea afectivamente: calor en los intercambios, sentimientos intensos (aún cuando sean inconscientemente ambivalentes) de seguridad filial y de comunión fraterna, afluencia de complicidades y heridas causadas por los celos...
Nuestras propuestas son aprehendidas, de manera más o menos conciente, como amenazadoras para esa relación con el mundo construida sobre la comunión y la rivalidad, la exaltación y el resentimiento, las reconciliaciones, todo el espectro de sentimientos familiares y su inmensa riqueza afectiva y emocional, sin mencionar la culpabilidad de cada uno atenuada por la sumisión frente a quien detenta la autoridad institucional (1).

El precio a pagar por vivir bajo el ala protectora de la gran familia y del amor del padre es, evidentemente, la dependencia psicológica, cierta infantilización psicoafectiva, y el ocultamiento de zonas enteras de la realidad objetiva. Lo paradójico es que el sujeto, la mayoría de las veces, justifica su adhesión a la "familia" no ya a partir de la búsqueda de una satisfacción a sus necesidades afectivas, sino en nombre de una certera racionalidad o de la segura exactitud de su sistema de pensamiento. Habida cuenta de lo que precede se percibe la imposibilidad de un verdadero intercambio intelectual que incluya la consideración de los argumentos planteados. No existe cambio posible sin crisis de identidad.

Recapitulemos el sentido de nuestras propuestas, en los casos presentados previamente, como correcciones de un familiograma institucional que ha sufrido distorsiones (dos primeros casos) o que aparece como demasiado exclusivo (tercer caso) (2).

 

 

  • En una comunicación personal, luego de la lectura de este texto, Claire Rueff-Escoubès, psico-

analista y buena conocedora de las instituciones, agrega un complemento que nos parece importante. Ella analiza este rechazo por el hecho de que en un universo psicológico como este, tan  hiperdesarrollado afectiva y fantasmáticamente, nuestras propuestas son vividas como técnicas, frías, "muertas". Efectivamente, la psicosocialidad no ha sido todavía jamás investida y vivida de manera que su riqueza y placeres puedan percibirse aunque más no sea intuitivamente. Placer, al mismo tiempo, por la autonomía creativa y la concertación colectiva, por el descubrimiento de "otra" realidad en el desarrollo de un mayor poder sobre los propios actos.... Nos toca entonces a nosotros el hacer comprender mejor el sentido de nuestras propuestas, y hasta qué punto pueden ser beneficioso para los miembros de las instituciones psi
      el encontrar un equilibrio entre el psicofamiliarismo y la psicosocialidad.

  • No podemos detallar aquí la relación entre estas propuestas y el concepto teórico que hemos

desarrollado bajo el nombre de "socialización no-identificatoria".

En la institución del Padre débil proponíamos que el desarrollo de una función paterna supla a la debilidad de la imagen paterna. Pensamos, en efecto, que en una institución psi, un funcionamiento coherente, regular, estable, que escape a la arbitrariedad y al autoritarismo, basado en un reglamento interno conocido por todos y válido para todos, reforzará la personalidad de cada uno, siempre algo perturbada por la naturaleza del trabajo realizado. Dicho reforzamiento, en una sociedad patriarcal, es vivido en relación con la imagen paterna internalizada durante la infancia. En la medida en que ese reforzamiento no se liga a una imagen paterna externa de identificación actual hablamos entonces de función paterna en la institución. En este primer caso es la modalidad muy formalizada de las reuniones que proponemos, más que su contenido, lo que nos parece importante.

En la institución del Padre autoritario proponíamos el reforzamiento de la función paterna pero también el desarrollo de la psicosocialidad sobre la base del reconocimiento del valor objetivo de la profesión de acompañante terapéutico.

En la institución del Padre carismático proponíamos el aprendizaje (o el reaprendizaje) de la vida colectiva con un sistema de regulación distinto al familiarista (1).

En cada uno de esos casos hemos visto las disfunciones institucionales provocadas por la distorsión, o bien por la sobreinvestidura afectiva del familiograma institucional. Pero ¿existe en una institución psi una disfunción objetiva si el familiograma se revela "correcto"?

 

La institución del Padre democrático

Por falta de espacio seremos muy breves a propósito de esta institución con la cual tenemos la suerte de trabajar desde 1991. Se trata de una Asociación internacional de psicomotricidad (con escuelas de formación en su método particular en diversos países). El fundador y Director de la misma deseaba que se desarrollaran en su seno procedimientos democráticos de regulación.

Dado el lugar que este Director ocupaba en la asociación,  la fuerza y ambivalencia de  las proyecciones y fantasmas sobre su persona perturbaban su trabajo teórico, e impedían el crecimiento de la asociación. En las escuelas de formación las repercusiones de esos sentimientos familiaristas de "padre-hijo" o de "fratría" se sumaban a los efectos psico-afectivos propios de un trabajo con y sobre el cuerpo (psicomotricidad), potenciando excesivamente la dependencia afectiva mutua (también familiarista) entre los formadores y sus alumnos.

 

  • En esta institución existían previamente sistemas de regulación aparentemente no familiaristas

(Asamblea General bimestral, Comité de Dirección). Pero el carisma del Director, que respondía a las necesidades afectivas de los agentes, necesidades ultradesarrolladas en ese clima institucional, hacía que la adhesión agradecida de todos frente a la palabra del Director fuera el efecto de una dulce violencia emocional.

Una adaptación de nuestro dispositivo a ciertos momentos de la vida de la Asociación permite actualmente regular de manera más satisfactoria para todos la relación fundador-formadores. Por otro lado, desde 1993 nuestro dispositivo funciona en varias de esas escuelas.

La lógica que sostiene allí nuestra intervención es la de la búsqueda de un equilibrio entre autonomía y dependencia que pueda ser creativo para cada uno. Esto a partir de la comprensión explícita por parte de todos del conjunto de elementos subjetivos y objetivos y de las apuestas en juego.

Como conclusión general, y a partir de otras intervenciones que hemos practicado, quisiéramos destacar el interés de este abordaje en las instituciones psi, o en aquellas en que la psicología de sus miembros es fuertemente exigida. Estos abordajes podrían sin duda permitir una mayor comprensión de ciertas disfunciones institucionales o consecuencias contrarias a las intenciones declaradas y/o a las motivaciones sinceras. Pensamos que dichas disfunciones y consecuencias no son inevitables.

 

 

Bibliografía:

MENDEL, G. (1993) "La sociedad no es una familia"- Paidós, Bs.As.
MENDEL, G.- WEISFELD, M. - ROMAN, Ph.: (1995) "Hacia la empresa democrática" - Lugar Editorial , Bs.As.
MENDEL,G.(1996) "Itinerario: sociopsiconálisis, intervención institucional, psicosociología del trabajo. En CLOT,Y. "Las historias de la psicología del trabajo". Ed.
Octares.

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Articulo publicado en
Septiembre / 2009

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