Federico Pavlovsky

Presentaciones de Las Huellas de la Memoria. Tomo II

The Cavern Club | 20/10/2005

 

Federico Pavlovsky
Jefe de Residentes del Hospital Álvarez

Hace exactamente un año mi padre era uno de los presentadores del primer tomo de este libro y yo era uno de los tantos residentes de salud mental que estaban sentados entre los oyentes. Mi padre, quien no ahorra en consejos, me decía, le decía al publico…

Pero créanme, me decía, que la lectura del primer tomo de Las Huellas de la Memoria que reúne los hechos mas relevantes del ámbito de la salud mental entre los años 1957 y 1969, era imprescindible para las nuevas generaciones que se estaban formando ya que era un testimonio privilegiado para conocer la historia, la vida, las disputas personales y teóricas, los cimientos, los amores y también los odios de quienes protagonizaron la salud mental de nuestro país en los últimos 50 años. Caí abruptamente en la cuenta que me crié entre apellidos como Ulloa, Fiasche, Kesselman, Bauleo, que escuche anécdotas muy graciosas de un tal David Cooper y mi abuela, ambos protagonistas de un dialogo insólito. Rostros amistosos de hombres con los que mi padre compartía opiniones, escritos o eventos sociales. Así por ejemplo, sabia que Kesselman era un hincha fanático de boca, que había estado exiliado en España, que su hija, Lucila, tenia mi edad y un tono madrileño que tardo muchos años en perder. Sabía que Ulloa era un hombre de pelo blanco, siempre fumando pipa y de un hablar casi susurrando. Sabía que Bauleo era el hombre con la risa mas contagiosa y llamativa que escuche en mi vida. Pero al mismo tiempo no tenia la menor idea de la real trascendencia de estos hombres, donde habían estado, con quienes, en que contexto. Cuales habían sido sus obstáculos y sus logros. Por que habían luchado, en que habían creído. Percibí entonces que la advertencia de mi padre tenia sentido.

Hoy me toca la difícil tarea de dar mi opinión, de presentar el tomo II de Las Huellas de la Memoria y antes quiero compartir dos escenas con ustedes que explican al menos en parte el estado emocional que me provoca el estar hoy aquí. Este es un libro de hechos, de historia, de personajes, de política. Obsesivamente documentado. Las notas finales son pequeños capítulos en si mismos. Pero también y con la misma intensidad, es un libro que provoca infinidad de sensaciones y sentimientos mientas es leído. Primer escena : Hace algunos meses, cuando en calidad de Jefe de Residentes del Hospital Alvarez, presente el programa formativo a las autoridadades, un medico psicoanalista del hospital al leerlo me manifestó que dicho programa le resultaba “nefasto”. Tiempo después me confeso que dicho “exabrupto”, tal como lo definió el mismo, fue ocasionado a que encontró entre la lista de invitados a dictar charlas a un psicólogo que tiene “una enemistad manifiesta contra el lacanismo en la Argentina ”. Se refería a Alejandro Vainer. Este es solo un ejemplo del tipo de pasiones que este libro va a despertar. Es un libro que no va a pasar indiferente ni se va a vender en estaciones de servicio ni tampoco va a regalar ningún diario en su edición dominical. Es un libro que va a provocar todo tipo de reacciones.

Segunda escena : Cerca del episodio anterior coincidí con Alejandro por algunos meses en un trabajo institucional. Los autores del libro estaban terminando su tarea y corregían los últimos detalles. Alejandro por ese entonces no tenia la mejor cara, se lo veía demacrado y padecía toda clase de síntomas corporales, entre ellos palpitaciones intensas en su pecho que motivaron asistencia cardiológica e incluso un Holter 24 hs en donde Alejandro tenia que escribir en una pequeña libreta TODO lo que estaba pensando o haciendo cuando su corazón se aceleraba. Recuerdo haber hechos bromas al respecto. Pero la verdad es que Alejandro y Enrique por esos días, estaban terminando de confeccionar la lista de los 110 trabajadores de Salud Mental desaparecidos en la última dictadura militar. Desaparecidos a los que se les devuelve su nombre y apellido así como se brinda información esencial respecto a su profesión y las circunstancias y fechas de su desaparición, así como también su edad, en su inmensa mayoría jóvenes por debajo de los 35 años. Al comenzar a leer este libro experimente muchos de los síntomas que vi en Alejandro, pero también me sentí aliviado y conmovido, con la sensación de haber exorcizado algunos de los miedos que actúan de manera silenciosa y efectiva. A cada momento. A cada día. Sin que nos demos cuenta.

Quisiera repasar algunos hechos que encontré esenciales, antes debo decir que al igual que el primer tomo, cada evento relacionado con la salud mental esta en estrecha correlación con los acontecimientos histórico-políticos y culturales de cada momento. Esto no es un detalle para guiar a los desprevenidos lectores, es en si misma una apuesta ideológica, en un libro ideológico. Parto entonces del mítico año 1969, año del cordobazo, de la dictadura de Ongania, año en donde un puñado de jóvenes psicoanalistas se rebelaron frente al psicoanálisis oficial y conformaron Plataforma Institucional y luego aquí Plataforma Argentina , contando con Bauleo y Kesselman entre sus fundadores, en lo que significo a la postre, en el año 1971, la ruptura con la Asociación Psicoanalítica Argentina. Este hecho reunió varias características a considerar: creo las condiciones en la Argentina por primera vez para formar psicoanalistas por fuera de la institución oficial, planteo un serio cuestionamiento a la supuesta neutralidad del analista frente a hechos políticos y sociales y critico con dureza la verticalidad y autoritarismo de dicha institución psicoanalítica. Este grupo estaba convencido que la neutralidad analítica no hacia mas que reproducir la ideología dominante. El libro de Vainer y Carpintero resalta asimismo la figura de Pichon Riviere, poco conocido y leído por las camadas actuales, como uno de los primeros psicoanalistas en cuestionar los limites de las institución oficial. De la mano de Marie Langer este grupo compendio una serie de trabajos con implicación ideología y política en una publicación que se llamo Cuestionamos . En el segundo tomo de aquel libro, tan polémico como lo será seguramente este segundo tomo, se publico una denuncia a un psicoanalista brasilero que formaba parte de los equipo de tortura de la dictadura que gobernaba Brasil desde 1964. Esta historia silenciada por la Sociedad Psicoanalítica de Rió de Janeiro, culmino, dando un ejemplo arquetípico de la época, con una investigación policíaca en contra de la persona que había realizado la denuncia y con la impunidad frente al hecho, reflotado recién muchos años después en el marco de la democracia. Es clara la posición crítica de los autores respecto a la neutralidad analítica, a la complicidad de las instituciones frente a los gobiernos militares y a una lectura univoca de la realidad social a través de interpretaciones psicoanalíticas. Son claros los autores cuando cuestionan una forma de ejercer la profesión signada por el lema cada uno en lo suyo, cada uno en su consultorio. Vale para la década del 70. Vale para los tiempos actuales.

Es para mi importante señalar la importancia que se da a un organismo como la Federación Argentina de Psiquiatras (FAP) Creada en 1970, la FAP fue un gremio representativo de los psiquiatras en todo el país y contrariamente a su nombre sugiere, también reunía a psicólogos y asistentes sociales. La FAP fue un organismo político, gremial y científico que tuvo como objetivo sacar la locura de los manicomios, la apertura de servicios en los hospitales generales y la prevención primaria. En su actitud critica y denunciante, sostuvo una relación tensa con las autoridades del INSM, creado en 1957 para facilitar el pasaje de la psiquiatría a un concepto mas amplio de salud mental, en 1970 esta dirigido por Augusto Badano, un medico cirujano del Hospital Churruca, dependiente de la Policía Federal. Dicho sea de paso aquel pasaje fue suspendido. La FAP denuncio un plan en donde se pretendía contar con el apoyo de profesionales de la salud mental para actividades represivas, ya sea para interrogatorios o para obtener un óptimo manejo de la tropa a cargo de los oficiales. 35 años después de aquella iniciativa, las fuerzas militares norteamericanas cuentan entre su arsenal equipos bien entrenados de psicólogos y psiquiatras, para conseguir confesiones en bases militares como la de Guantánamo. Ellos dicen: -Solo hacemos nuestro trabajo”

La FAP organizo encuentros en distintos puntos del país en los años 1970 y 1972. Dichos Encuentros han sido nuevamente organizados luego de muchos años por camadas de residentes y concurrentes de salud mental. El primero fue en Buenos Aires el año pasado, el segundo hace pocos días en Tucumán y el año que viene el punto de reunión será en Diamante, provincia de Entre Ríos. Estos Encuentros, por fuera de las instituciones psiquiátricas y psicoanalíticas oficiales, han convocado en sus primeras dos versiones a cientos de profesionales en formación y constituyen las mas importantes reuniones de jóvenes profesionales luego del establecimiento de la democracia. Restaría decir que la FAP tuvo importantes iniciativas institucionales con la creación de la Coordinadora de TSM y el Centro de Docencia e Investigación que llego a tener 1000 alumnos. Otro hecho a destacar es la creación del Centro piloto del Hospital Estevez coordinado por Ricardo Grimson, durante 18 meses se erigió como una practica antagónica a las expresiones tradicionales manicomiales. Con un dispositivo de comunidad terapéutica , basado en una posición ideológica de redistribución del poder entre pacientes y profesionales y un equipo de trabajo ( que no es la mera suma de profesionales de distintas disciplinas …) integrado por médicos, psicólogos, asistentes sociales, enfermeros y trabajadores sociales, en esa cantidad de meses se logro que en un contexto de pacientes cronificados las internaciones durasen en promedio 3 meses y se pudieran pensar estrategias de alta desde el mismo inicio del tratamiento.

A partir de aquí el libro plantea una bisagra histórica entre los años 1974 y 1976, detalla cómo se comienzan a demoler sistemáticamente las experiencias innovadoras que se estaban realizando. En este último capitulo titulado “ Entre silencios, miedos y exilios ”, se describe el apoyo que recibió la dictadura por un sector importante de la población, por las entidades empresariales y la iglesia. Se señala como el terror fue la herramienta predilecta para ejercer el poder y lograr el objetivo político de las autoridades militares. Se encuentra en dicho capitulo una definición del por entonces Gobernador de la provincia de Buenos Aires 1: “ Nuestros enemigos son los subversivos, los amigos de los subversivos y los indiferentes ”. Traigo a propósito de esto un parlamento de la obra el Sr. Galíndez , de mi padre, donde un torturador le explica a otro su oficio:

- Por cada tipo que tocamos hay mil tipos paralizados de miedo. Nosotros actuamos por irradiación, ese es el merito de la técnica -.

110 trabajadores de salud mental desaparecidos. Más de 20.000 desaparecidos. Y lo mas horroroso y crudamente actual es la intuición que esta es tan solo la punta del iceberg. Aun hoy quedan muchos cuerpos paralizados por el miedo.

El libro detalla el desmantelamiento de muchos servicios, de despedidos, de traslados, de desapariciones, como la de Francisco Bellagamba, Juan Carlos Riseau o Beatriz Perosio. También da cuenta de actos de valentía sin limites como lo fue la organización del VII Congreso organizado por la FAP en octubre del año 1976 en un clima de intimidaciones, de terror y desapariciones 2.Los autores aportan algunos datos que invitan a la polémica, mientras muchos servicios se cerraban y muchos profesionales dejaban el país exiliados o se escondían, se crearon entre 1977 y 1981 no menos de 40 instituciones del ámbito de la psiquiatría y del psicoanálisis con poca o nula referencia 3en sus escritos, producciones o mesas redondas, a la situación social que se vivía. Por citar un ejemplo, el XI Congreso Psicoanalítico Latinoamericano que se desarrollo en el año 1976 tuvo como titulo convocante “ Narcisismo e Inconciente ”. Pero también se describen iniciativas de resistencia y compromiso como lo fue en el año 1979 la creación del Equipo de Asistencia Psicológica de la madres de Plaza de Mayo , creado por la aquí presente Diana Kordon. También es de destacar la tarea de Dalmiro Bustos con los padres de los combatientes de Malvinas . Años de terror y de aislamiento en universidades y sindicatos. Años de 340 campos de concentración en 11 de las 23 provincias argentinas. Aun hoy se siguen encontrando cuerpos enterrados en fosas comunes, trabajo arduo e imprescindible que emprenden equipos como el Equipo Argentino de Antropología Forense que le devuelven la historia a esos cuerpos nn. Años de exilios al extranjero, de desmembramiento de familias enteras. También años de exilio interno, de miedo, de parálisis. Y también para otros años de complicidad y silenciamiento.

Luego de esta arbitraria síntesis quiero terminar diciendo que cuando termina el libro, en 1983 con el regreso de la democracia, yo tenía 8 años. Hoy a mis 30 estoy comenzando a dar mis primeros pasos en esta curiosa y difícil profesión. Creo que este libro funciona como un antídoto para las nuevas generaciones. No todo comienza de cero a cada momento. Hay predecesores, hay una tradición, hay buena ideas que se llevaron a cabo. Hay gente que dio la vida por lo que pensaba. Hay héroes y hay traidores. Hay quienes viran su opinión a cada momento. Hay sentido de pertenencia. Hay amor por la camiseta. Hay sueños por cumplir.

El libro Las Huellas de la Memoria no es en mi caso un repaso ordenado por aquello que viví, es una lección para no repetir los grandes errores del pasado

General Saint Jean

Alejandro siempre dice que APSA cuando organizo el congreso del 1985 no reconoció la historia de la FAP al denominarlo “Primer Congreso de Psiquiatría” cuando la FAP (que se disolvió en 1983) ya llevaba 7 congresos realizados.

Equipo conformado por Diana Kordon (fundadora), Lucila Edelman y Dario Lagos. En 1986 publicaron un libro con todos los trabajos.