Presentación del libro Las Huellas de la Memoria. Enrique Carpintero

ENRIQUE CARPINTERO

Siempre digo que cuando presentan el libro de uno no hay mucho más para decir ya que todo está en el texto. Pero me gustaría decir algunas cosas en relación a la particularidad de este libro.

En primer lugar, es cierto lo que dice Silvia de que es un libro abierto. Pero yo lo voy a tomar en otro sentido. En el sentido de que, generalmente en una presentación, el autor presenta el libro y es como que se saca un peso de encima. Nosotros nos sacamos el primer tomo de encima y ahora tenemos el segundo, que si bien está escrito, hasta que se edite –julio o agosto- lo seguiremos reescribiendo. Pero por otro lado, quisiera señalar algunas cosas.

Hace ocho comencé a pensar en la necesidad de este libro y lo invité a participar a Alejandro en el proyecto. A partir de nuestro trabajo en la revista reconocía su capacidad intelectual, pero la idea de mi invitación fue porque pertenecía a otra generación. En ese momento se ufanaba diciendo que era de otra generación, ahora con este libro ya no tanto….

La idea era poder hacer un intercambio de ideas y experiencias diferentes en toda la investigación que fuimos haciendo en equipo. Comenzamos el trabajo de investigación, con documentos, revistas, libros; hicimos más de treinta entrevistas que se transformaron en más de 100 horas de grabación. Fuimos desarrollando la tarea, con todo el entusiasmo, al decir de Spinoza de “las pasiones alegres” y a medida que iban pasando los años y nos íbamos metiendo en todo el trabajo, comenzó a atravesarnos también toda al angustia, todo el miedo, todo el terror que aparecía en la producción, todos esos fantasmas que aún siguen vivos en el conjunto de todos nosotros a partir del terrorismo de Estado que impuso la dictadura militar. Esto me lleva a que quisiera leerles la parte final de la introducción, donde decimos lo siguiente: “el terror y la destrucción durante la dictadura militar, inundaron a la sociedad en una herida que aún sigue abierta. Una de sus consecuencias fue el cono de sombra en el que entraron muchas producciones y experiencias de los años anteriores. A través de implantar la idea de que el pasado debía tener un punto fonal para mirar al futuro dictado por el poder. También en psicoanálisis y Salud Mental. Por el contrario, para nosotros el camino es otro. Por eso la necesidad de escribir este libro desde un pensamiento crítico que permite revisar el pasado reciente. Bien sabemos como psicoanalistas, que sin una elaboración de la propia historia es imposible el futuro. Y la posibilidad de un futuro tiene sus raíces en un pasado que nos determina. Pero debemos tener en cuenta, como plantea Walter Benjamín que la historia es objeto de construcción cuyo marco no es el tiempo homogéneo y vacío sino un ámbito lleno de tiempo actual. En este sentido es la actualidad de nuestro tiempo la que hace necesario encontrar las huellas de la

memoria. “

Creo que esto estuvo muy bien reflejado por los presentadores, tanto en Silvia, Tato y Juan Carlos. Ellos no sólo pudieron ver en la lectura un libro de historia, si no como podemos pensar críticamente esta historia para poder actualizarla en nuestro presente. Para finalizar quiero hacer una serie de agradecimientos.

En primer lugar a Silvia, Tato y Juan Carlos por haber participado en esta mesa, a nuestro amigo y compaginador Víctor Macri, que además de la tapa nos acompañó en todo el proceso y en todas las dificultades de la edición, a todos nuestros compañeros de la revista y la editorial Topia. En la introducción del libro hacemos una lista larga de agradecimientos de los cuales quiero destacar algunos.

En primer lugar a Fernando Ulloa por el prólogo que ha realizado. A nuestro amigo y socio César Hazaki, que siempre nos acompañó en esta tarea.

Y quiero también agradecer a mi esposa, Alicia Lipovetsky y a la esposa de Alejandro, Florencia Machioli, por habernos bancado todo este tiempo de angustias y aceleramientos varios.

Quiero agradecer a todos ustedes, pero especialmente quiero agradecer la presencia de un persona, que es Amanda. Amanda es la madre de mi amigo Martin Linares, a la memoria del cual dedico este libro conjuntamente con Rolo Merediz y Rosita Murno, dos desaparecidos.

Nada más, muchas gracias.