Desde hace ya casi dos años hemos caracterizado estos tiempos como neofascistas.
Los neofascismos intentan dar respuesta a la actual crisis del capitalismo y necesitan generar un “orden nuevo” tal como se lo propone el neoliberalismo, dando cuenta de las necesidades propias de cada país. La libertad ha sido jibarizada a una mera libertad de mercado, que encubre el negocio de los poderosos. El espejismo es que cada cual queda librado a su “suerte” individual de supuesto emprendedor. Esos son los “espejitos de colores” de estos tiempos. Si fracasa es porque no hizo bien su proyecto. El enemigo es por un lado interno: su falta de capacidad. Por otro, externo: los enemigos son todos aquellos que limitan su libertad de hacer lo que crea conveniente: desde el Estado hasta los extranjeros pasando por quienes viven en la calle.
La editorial Topía acaba de publicar este nuevo libro de Enrique Carpintero. Un texto fundamental para poder entender cuáles son los factores subjetivos en los ascensos de los neofascismos en el mundo. Una herramienta para comprender los procesos del sometimiento, un paso insoslayable para la necesaria transformación.
Lo primario para el fascismo clásico y, para el actual neofascismo neoliberal, es el odio hacia lo ajeno.
Es necesario alertar sobre la tentación neofascista del gobierno de Milei. Como psicoanalista no puedo quedar en silencio ante un gobierno cuyas políticas generan la ruptura del lazo social. Generan el aumento de los efectos de la pulsión de muerte: la violencia destructiva y autodestructiva… Pero digámoslo de entrada: este no es un problema psicológico. El exceso de este liberalismo extremo que llamamos neoliberalismo es un exceso del sistema capitalista; el plus de valor que obtiene es lo que reclaman los sectores de poder. Si de esta manera reciben un goce en el odio o en la crueldad es para sacrificarla al capital: para que el capital goce en lugar de ellos.
Vamos a reflexionar sobre la historieta de Héctor Germán Oesterheld y Solano López que nos va a permitir encontrar similitudes y diferencias con la serie que se estrenó en Netflix.
Leí la historieta El Eternauta en su versión original cuando tenía 11 años. Esperaba todas las semanas que llegaran las hojitas del suplemento Hora Cero -eran cuatro, la primera una tapa y las otras tres páginas los cuadraditos de la historieta- para saber cómo continuaba la narración. Esa aventura fascino a toda una generación; eran héroes cuyas aventuras transcurrían en la ciudad de Buenos Aires con la cual nos podíamos identificar. Los personajes representaban arquetipos de sectores sociales que atraviesan de diferentes maneras toda nuestra historia hasta el presente.
Esa aventura fascino a toda una generación; eran héroes cuyas aventuras transcurrían en la ciudad de Buenos Aires con la cual nos podíamos identificar.
Esta definición es central para poder intervenir en la realidad. Un diagnóstico es un elemento fundamental para operar sobre la realidad. Si carecemos de un diagnóstico, o bien tenemos uno equivocado, difícilmente lleguemos a buen puerto en nuestras acciones.
La idea de que en el poder político nada sucede por casualidad y que todo depende de un grupo secreto que actúa en las sombras es propio de diferentes etapas históricas. Sin embargo, en la actualidad las llamadas fake news tienen una gran importancia debido a los efectos en los procesos de corposubjetivación de las redes sociales que circulan en el espacio virtual. Allí las teorías conspirativas adquieren la figura del sentido común que, como todos sabemos, no es el más común de los sentidos.
Podemos reconocer que cuando la realidad social y política se vuelve más oscura, algunos sujetos adoptan visiones conspirativas. Un ejemplo paradigmático en nuestra literatura son la novela Los siete locos y Los lanzallamas de Roberto Arlt
La serie es conmocionante. Cada parte está filmada desde un plano secuencia (consiste en un único plano que se desarrolla con numerosos movimientos de cámara que se desplaza por varias escenas sin ser interrumpido por el montaje o por otros planos). Esta particularidad no la debemos entender como un alarde técnico, ya que se encuentra al servicio de la narración: el tiempo real en que está filmada no da respiro al espectador haciéndolo participar de cada acto, de cada gesto, de cada mirada.
El analizar algunas secuencias del relato nos van a permitir exponer determinadas conceptualizaciones del libro de Alejandro Vainer y Carlos Barzani, El malestar de los varones en tiempos de oscuridad.
Vivimos tiempos de cólera. El neofascismo ha generado políticas de ruptura del lazo social por varios caminos. Por un lado, mediante un individualismo recargado donde se nos propone la ilusión de ser “emprendedores” de nuestra propia vida. El resultado está a la vista: no nos hacemos solos, sino que nos “deshacemos” entre cada vez mayor aislamiento y desolación. Por otro lado, a través de la proliferación de odio contra todos los diferentes a los que se acusa del malestar vivido. Los pobres, los migrantes… los diferentes son los acusados por el deterioro de nuestra existencia.
Vivimos con una sensación de incertidumbre, de angustia y miedo que se expresan de diferentes maneras: en el acto de hablar, en los síntomas que produce, descargándose a través del movimiento muscular y reuniendo representaciones pulsionales conjuntamente con las fantasías del sujeto. Debemos decir que el miedo lo encontramos siempre presente en nuestra civilización: en las relaciones sexuales; en el trabajo, ya sea por perderlo o por no conseguirlo; en las relaciones familiares; en las calles de las grandes ciudades; en las luchas por las reivindicaciones laborales y sociales. Este miedo es aprovechado por el poder de los sectores dominantes para someter al conjunto social. En la actualidad, este es el recurso de los sectores neofascistas.
La castración edípica es una estructura que permite en el aparato psíquico una organización en la alteridad para sostener el desvalimiento originario que nos hace humanos
Seminario organizado por Enrique Carpintero y Alejandro Vainer en el VI Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos en la Casa de las Madres de Plaza de Mayo el 16 de noviembre de 2007. En esta clase contamos con la presencia de León Rozitchner. Reproducimos este texto inédito en homenaje a los 100 años del nacimiento de Rozitchner.
Las máscaras del terror también existen en el campo psicoanalítico, esas teorías que ustedes estudian. También ahí tienen algo que ver las madres, y algo que ver también los hombres que hacen las teorías sobre las madres
Tiempos de quiebres. Nuestras subjetividades están amenazadas. El neofascismo genera políticas de ruptura del lazo social, aumentando los efectos de la pulsión de muerte: la violencia destructiva y autodestructiva, la sensación de vacío, la nada. El sujeto se constituye en la relación con el otro en la alteridad, sino no hay sujeto posible. Sus efectos los vivimos en la calle, en los grupos, en los vínculos, en la clínica.
Otra vez Milei. Otra vez es necesario alertar sobre las propuestas neofascistas del gobierno. Es que como psicoanalista y ciudadano de esta región del planeta no puedo quedar en silencio ante un gobierno cuyas políticas generan la ruptura del lazo social. Generan el aumento de los efectos de la pulsión de muerte: la violencia destructiva y autodestructiva, la sensación de vacío, la nada. El sujeto se constituye en la relación con el otro en la alteridad, sino no hay sujeto. De allí la necesidad de defender al sujeto como un desafío ético. Esto es lo que venimos haciendo desde nuestra página de la revista.
Como psicoanalista no puedo quedar en silencio ante un gobierno cuyas políticas generan la ruptura del lazo social. Generan el aumento de los efectos de la pulsión de muerte: la violencia destructiva y autodestructiva, la sensación de vacío, la nada
Esta entrevista fue realizada para la investigación del libro Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los´60 y´70 (Editorial Topía, segunda edición, 2018). La versión completa había permanecido inédita y formará parte de un libro de próxima aparición que incluirá las entrevistas allí realizadas. Aquí Rozitchner (1924-2011) rememora algunos de los momentos de su vida, entre los pioneros del psicoanálisis. Su relación con la tumultuosa vida política de esa época en la que fue construyendo una consistente teoría contra el poder desde la filosofía y el psicoanálisis; tanto, que Juan Carlos Volnovich suele definirlo como el mayor filósofo que ha dado nuestro país, si no el único. Por ello en los innumerables cruces entre Marx y Freud, que allá por los años ’60 se proyectaron mucho más allá de la mera teoría, Rozitchner supo ser la referencia obligada. Y su obra lo sigue siendo.
“Cuando volvés a encontrar todo tu pasado, toda la historia, es cuando volvés a encontrarte con la muerte”
Llegamos al número 100 de Topía en tiempos difíciles. Nunca fueron fáciles, pero desde 1991 este es uno de los momentos más crudos por varios motivos. El ascenso de la tentación fascista como solución a los problemas de amplios sectores de la comunidad. La estrepitosa caída de las ilusiones “progresistas”, que mostraron sus amplias limitaciones para poder modificar la vida de la mayoría de la población. Propuestas que mutaron en palabras huecas. Como está sucediendo en el resto del mundo, la suma de estos factores asfaltó el terreno para la llegada de las olas neofascistas.
Un fin de época es, ante todo, una transformación en la manera en que los seres humanos ven el mundo y se sitúan en él.
Las creencias colectivas predominantes en una época son variadas, pero todas se mantienen sobre el supuesto de ciertas creencias y actitudes básicas, que no se ponen en cuestión. Se trata de creencias ontológicas acerca de lo que se considera razonable admitir como existente en el mundo, de supuestos epistémicos, acerca de lo que debe valer como razón para justificar cualquier proposición, de adhesiones valorativas sobre lo que debe considerarse como altamente valioso. Las concepciones religiosas, filosóficas, políticas o artísticas más diversas se contraponen en una misma época, pero esa contraposición no sería posible sin el supuesto de un consenso sobre lo que puede aceptarse como razones y valores válidos.
Vivimos en un mundo desconfigurado, un mundo que lo sentimos atravesado por la tragedia y que ha llevado a la sensación de vulnerabilidad y de vacío cuyos efectos son producir un traumatismo que toma dimensión colectiva
Esta exposición fue realizada por Enrique Carpintero como director de la revista Topía en la audiencia pública en defensa de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657. La misma fue convocada por el bloque de diputados del Frente de Izquierda y de los trabajadores (FIT) en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación el 21 de enero de 2024.
Podemos afirmar que hoy vivimos un mundo desconfigurado, un mundo que lo sentimos atravesado por la tragedia y que ha llevado a la sensación de vulnerabilidad y de vacío. Este mundo es una capa que se ha adherido a nuestro cuerpo sin permiso y que produce efectos cuyos síntomas se expresan en el triunfo de la violencia destructiva y autodestructiva, la sensación de vacío, la nada sobre las pulsiones de vida, el Eros.
La historia de la humanidad es la historia de la relación del sujeto con la comunidad y no la del Yo individual
Hace casi 100 años, el psiquiatra rosarino Gonzalo Bosch publicó un texto denunciando “el pavoroso aspecto de la psiquiatría en la República Argentina”. Bosch era director del Hospicio de las Mercedes, y fue uno de los impulsores del higienismo en la Argentina. También fue el maestro de Mauricio Goldemberg, uno de los reformadores de nuestro campo en el siglo pasado. En su texto criticaba a un Estado que fracasaba, a una crisis de legitimación en la psiquiatría y a sus deudas respecto a la resolución del problema de la psiquiatría en la Argentina.
En la década del ‘50 la “ciencia ficción” o “ficción científica”, como la denominaban algunos, se consolida como género tanto en el cine como en la literatura. En los EE.UU., profundamente conservadores y anticomunistas, se transforma en un medio para establecer un control de los miedos latentes en la sociedad ante un otro desconocido considerado un bárbaro y ante el peligro en los desarrollos tecnológicos que habían creado la bomba atómica. Los relatos reforzaban el lugar de la ciencia como medio racional para enfrentar los sombríos pensamientos sobre el fin del mundo en el contexto de la posguerra.
Lo que predomina hoy en día son los procesos de desidentificación ante la sensación de fragmentación de las relaciones sociales y una civilización atrapada en los efectos de la pulsión de muerte
Hemos visto el círculo más elevado de poderes en espiral.
Le hemos puesto de nombre a este círculo Dios. Podríamos
haberle puesto cualquier otro nombre que quisiéramos: Abismo,
Misterio, Oscuridad Absoluta, Luz Absoluta, Materia,
Espíritu, Esperanza Última, Desesperanza Última, Silencio.
Pero no olvidar jamás, somos nosotros quienes le ponemos el nombre
Nikos Kazanzakis
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra