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Una experencia de trabajo con la comunidad

 

Htal. Pedro de Elizalde
La experiencia que a continuación se relata brevemente, se realizó en el marco de la rotación de A.P.S.

 

LA PROBLEMATICA DE VIVIENDA Y EL MOI
La experiencia se desarrolló en el contexto de una problemática particular: la de la ocupación de inmuebles. Este fenómeno se produce en la Ciudad de Buenos Aires a partir de los años ´80, como resultado de las transformaciones sociales y económicas que ha sufrido nuestro país, a raíz de la implementación de las políticas de ajuste y el cambio en el rol del estado. La ciudad se convierte en escenario y objeto de dichas transformaciones. Por un lado se produce la expulsión de los sectores de menos recursos a sus márgenes, ya que no pueden competir por la propiedad de un suelo de alto valor económico. Por otro lado, surgen las ocupaciones y el alquiler de piezas en hoteles "truchos", inquilinatos y pensiones.

Expresión de la expulsión y estrategia de supervivencia al mismo tiempo, estos fenómenos constituyen una solución alternativa para aquéllos que no aceptan renunciar a la ciudad. Los obliga también a soportar condiciones de vida precarias con la amenaza de desalojo siempre presente. Hacia 1994 se calculaba que en la Capital Federal aproximadamente 150000 personas vivían en casas ocupadas y 280000 en hoteles inquilinatos y pensiones.
El MOI, Movimiento de Ocupantes e Inquilinos, es una red de cooperativas de ocupantes e inquilinos de la que también forma parte un equipo profesional interdisciplinario. El MOI realiza experiencias de carácter autogestionario. Las cooperativas, integradas por ocupantes e inquilinos, se forman con el objetivo de encontrar una solución al problema habitacional, en general intentan acceder a la vivienda propia por medio del autoahorro o ahorro colectivo. Cada experiencia es coordinada por un grupo conformado por miembros del equipo profesional y de las cooperativas. El equipo técnico asesora a las cooperativas en diversas áreas: legal, contable, edilicia y social.

LA EXPERIENCIA
1 El primer acercamiento a la comunidad
A partir del contacto con uno de los integrantes del MOI se ofreció a la comunidad que integra las cooperativas la posibilidad de implementar un programa de acción, promoción y prevención de la salud mental. Ante el interés manifestado por la comunidad en un programa de estas características durante tres meses se llevó a cabo la etapa de acercamiento a la comunidad. Durante este período se buscó indagar la viabilidad del proyecto, qué problemáticas relacionadas con la salud mental señalaba la comunidad como tales y establecer si existía algún pedido de intervención en relación a ellas. En función de ello también se podría definir con quiénes trabajar. Se participó de las reuniones del MOI y de los encuentros de los grupos interesados en el proyecto.
Los resultados de esta etapa permitieron concluír que la posibilidad de trabajo que mejores perspectivas ofrecía consistía en proponer a uno de los grupos, la Cooperativa Yatay, la implementación de un programa. El mismo constaría de dos partes, el diagnóstico de situación y las acciones de promoción y prevención de la salud mental que se implementarían en función de los resultados del primero. Se centraría fundamentalmente en los temas que los integrantes de la Cooperativa habían mencionado como preocupantes: problemas de convivencia y problemas de aprendizaje y violencia de los chicos en la escuela. Se trabajaría en conjunto con el equipo técnico del MOI. El proyecto fue presentado a los integrantes de la Cooperativa y fue bien recibido.
2 El diagnóstico de situación
El objetivo de esta etapa era construír en conjunto con la comunidad el diagnóstico de situación. Se intentaría que la comunidad participara activamente en el proceso por el cual se obtendría información acerca de su salud mental, para luego planificar acciones de promoción y prevención. En consecuencia la posición del trabajador de la salud mental fue la de ir a escuchar lo que la comunidad tuviera para decir con respecto a los problemas de salud mental por ella mencionados y la presencia o no de una demanda de intervención con respecto a ellos.
El diagnóstico de situación se realizó mediante entrevistas en profundidad no pautadas y observación participante. Tuvo características particulares desde el inicio. Por un lado tanto la metodología utilizada como la dificultad de concertar algunas de las entrevistas daban cuenta de una inversión de posiciones, situación que podría ser llamada de demanda invertida. Por otro lado, a poco de empezar, el trabajo en conjunto con el equipo técnico se reveló problemático. La posición del equipo técnico frente a la comunidad era la de "técnicos" y esto marcaba la modalidad de intercambio entre ellos. A raíz de ello surgen dificultades en el intento de acordar objetivos para el trabajo en conjunto. En función de esto, se decide trabajar por separado, en un intento de diferenciación con respecto al equipo técnico frente a la comunidad. El proceso del diagnóstico de situación se realizó entonces, en condiciones diversas a las originalmente planteadas.
A continuación se incluyen algunos de los datos obtenidos en el diagnóstico de situación. En particular aquéllos que se consideran significativos para comprender la situación de la comunidad y las decisiones que se tomaron luego.
*La Cooperativa Yatay, su historia, el espacio
La Cooperativa Yatay comienza a gestarse en el edificio de Yatay 435. Edificio ocupado en el que en 1990 vivían cerca de 50 familias. En 1991 el edificio pasa a ser propiedad del Banco Central que se propone rematarlo. Las familias de Yatay decidieron crear una cuenta conjunta para iniciar un ahorro que les permitiera mediante préstamos sociales comprar el edificio. A pesar de ello y de las solicitudes y recursos legales presentados para suspender el remate, el edificio fue rematado y vendido. El 20/12/92 las familias fueron desalojadas por la policía, se dispersaron. Diez de ellas lograron permanecer organizadas. Buscando alguna solución para la situación en que se encontraban crearon la "Cooperativa Yatay Ltda. de Crédito y Consumo". Consiguieron préstamos personales en la Caja de Ahorro y merced al ahorro colectivo lograron comprar una propiedad en el mercado inmobiliario. Para ello fue necesaria la inclusión de otros cinco socios. El inmueble se escrituró el 12/7/93 a nombre de la cooperativa, la venta se realizó contra hipoteca y 24 cuotas mensuales e iguales. Allí se instalaron once familias, las que tenían mayor urgencia por la vivienda. En 1994, los miembros de la Cooperativa continuaban pagando la propiedad, cada socio mensualmente debía hacer frente a la cuota de la hipoteca y a la de la Caja de Ahorro. El próximo paso aún en discusión, era la gestión de un crédito blando para la construcción de sus viviendas en forma autogestionaria.
Varios de los integrantes de la cooperativa y del equipo técnico relatan que en 1993 iniciaron gestiones ante Acción Social de la Municipalidad para obtener un subsidio que les permitiera crear en la propiedad un espacio de apoyo escolar para los chicos, "juegoteca". Espacio pensado por ellos no sólo en función de las dificultades de aprendizaje de los chicos, sino también como un estímulo para la creatividad. La Municipalidad negó el subsidio aduciendo que sólo existían fondos para guarderías o comedores escolares. Muchos deseaban que la futura construcción contemplara un salón de usos múltiples para realizar alguna experiencia de este tipo.
La propiedad adquirida por la cooperativa se encuentra en Pasaje Icalma 2007/9 en el barrio de Barracas. En uno de los lados del terreno, ocupando casi la mitad, se halla la casa. Se trata de una construcción antigua a la que debieron realizar mejoras, ya que se encontraba en un estado deplorable. A pesar de las reformas las condiciones habitacionales no son de las mejores, ya que las familias numerosas viven hacinadas. El terreno sin edificar es el espacio común. Al principio se encontraba lleno de escombros y basura, en función de lo cual aún lo llaman "el baldío". Una parte del mismo ha sido limpiada, pero todavía pueden verse montañas de escombros.
A los pocos meses de estar viviendo en Icalma, los chicos se organizaron y construyeron una casita en un árbol del baldío. Los chicos jugaban allí hasta que dos de las madres se pusieron de acuerdo y la incendiaron. Según explicaron, lo hicieron porque debajo de la casita había latas y vidrios, lo que era peligroso para los chicos. Este episodio es relatado en diversas ocasiones, incluso por uno de los miembros del equipo técnico como ejemplo de los problemas que existen en la cooperativa.
*La caracterización de los problemas
Con respecto a los problemas de convivencia, se podía inferir del diagnóstico de situación que no existía una demanda de intervención. Si bien en las entrevistas las quejas acerca de este tema eran constantes, siempre se aclaraba que los problemas no eran tan graves y que eran los mismos que en cualquier otro lado. También se insistía en que los mismos se solucionaban a medida que surgían. En una de las reuniones de la cooperativa se mencionó la posibilidad de acordar un reglamento de convivencia, y se sugiere mi participación en la realización de talleres sobre el tema. La cuestión se discute en una o dos reuniones y luego se diluye. Al mismo tiempo surge la necesidad de elaborar el convenio que regula el funcionamiento interno de la cooperativa. Mi propuesta de participar en el trabajo de elaboración no es aceptada. En relación a los problemas de los chicos en la escuela (aprendizaje y violencia), los resultados fueron similares. Varios de los entrevistados comentaron que sus hijos tenían problemas de aprendizaje y por ese motivo se encontraban en tratamiento psicológico o el mismo les había sido indicado, pero no hubo insistencia particular en el tema. En cambio, comenzó a esbozarse como tema de preocupación para los adultos el de los "chicos del baldío". Tanto en las entrevistas como en las reuniones, arreciaban las quejas y reclamos acerca de los chicos que jugaban en el baldío, en relación a sus actitudes (insultar a los adultos, contestarles mal, utilizar malas palabras, andar en la calle) y con respecto a algunos episodios protagonizados por los mismos (peleas violentas). Se caracterizaban sus juegos como bruscos y violentos, y algunas madres no querían o no dejaban que sus hijos fueran al baldío. Los juegos de estos chicos estaban dejando de ser considerados juegos y el espacio en el que los llevaban a cabo estaba transformándose en un lugar peligroso. Incluso se recibió el pedido de "hacer algo con los chicos". Por último, es importante señalar que durante este tiempo de trabajo se recibieron algunas consultas personales y pedidos de orientación relacionados con problemas de conducta o de aprendizaje de los chicos. También algunas referidas a los adultos.
*Conclusiones
Las condiciones en que se realizó el diagnóstico de situación modificaron sus alcances, ya que la comunidad no participó activamente en el mismo. En relación a los problemas que la comunidad había señalado originalmente como temas a trabajar, no existía una demanda de intervención. En lo referido a los problemas de convivencia, incluso se podría hablar de un rechazo al ofrecimiento de trabajo. Con respecto a los problemas de los chicos en la escuela se observaba un deslizamiento hacia el tema de los chicos del baldío. Era evidente que no estaban dadas las condiciones para realizar un trabajo comunitario en la forma originalmente ideada.
Sin embargo, es posible afirmar que existía un campo problemático en relación al cual comenzaba a perfilarse un tenue pedido, el de los chicos del baldío y la preocupación de los adultos en relación a ellos.Por otra parte existían los antecedentes del intento de armar una juegoteca y las consultas realizadas por parte de los padres en relación a ellos. Se pensó entonces que aún cuando no existía un pedido explícito generalizado, una propuesta de trabajo con respecto al tema sería bien recibida. Podía pensarse como una situación problema, cuyo abordaje tal vez permitiera en el futuro el surgimiento de una demanda de intervención. Por último, las consultas psicológicas por familiares (adultos o niños) recibidas instalaban también el tema de la relación de la comunidad con el sistema de salud, específicamente el sector salud mental.
3 Hacia alguna acción en salud mental
Las dos áreas de trabajo que se perfilaron a partir del diagnóstico de situación fueron: la relación de la comunidad con el sistema de salud y la preocupación de los adultos por los chicos del baldío. Con respecto a la primera se decidió que un trabajo posible consistía en facilitar el acceso de la comunidad al sector salud mental del sistema de salud. En relación a la segunda, se pensó que el trabajo que mejores perspectivas ofrecía consistía en ofrecer a la comunidad un espacio para los chicos. De esta forma se respondería al pedido explícito que se había recibido de hacer algo con ellos. Esto permitiría trabajar en acto el lugar en que comenzaban a quedar ubicados algunos de ellos, el de peligrosidad, respondiendo al mismo tiempo a la preocupación de los adultos.
Con el fin de realizar un trabajo en equipo y posibilitar la continuidad de la experiencia una vez finalizada la rotación se consultó al equipo de Psiquiatría Social del Hospital Carolina Tobar García. La propuesta-pedido realizada fue la de trabajar conjuntamente sobre la idea de ofrecer algún espacio para los chicos de la comunidad. La propuesta fue aceptada. Se conformó el equipo de trabajo y de este surgió la decisión de proponer a la cooperativa Yatay la realización de un taller de juegos. Esto permitiría trabajar los objetivos anteriormente definidos con la ventaja de retomar de alguna manera el anhelo de una juegoteca. Se propuso a la comunidad la realización del taller y se realizó una devolución de los resultados del diagnóstico de situación. La propuesta fue aceptada.
4 El taller de juegos
El propósito del taller de juegos fue el de desarrollar e implementar acciones que promovieran el jugar como expresión de la salud mental (como valor) y como medio de prevención de los problemas de salud mental. Prevención porque se consideró el jugar desde una perspectiva psicoanalítica, y en este sentido podía contribuir a modificar algunas de las condiciones que influían en los problemas que la comunidad había señalado en relación a los chicos. Desde una perspectiva participativa-integral, también podía considerarse una acción preventiva puesto que tendía a desanudar una situación-problema. El objetivo general de la experiencia fue crear un espacio en el que se desarrollara el jugar por el jugar en sí mismo, como objetivo específico se buscó incluír a los chicos que tenían prohibido ir al baldío y a los adultos.
El taller de juegos se realizó entre los meses de enero y marzo de 1995 en el baldío del Pasaje Icalma 2007/2009. Participaron hasta 20 chicos de la Cooperativa Yatay que oscilaban entre 3 y 13 años de edad. Tenía tres horas de duración y frecuencia semanal. El equipo de trabajo estaba formado por una asistente social y cuatro psicólogas, cuyas funciones eran las de coordinar la experiencia, acompañando y sosteniendo el jugar de los chicos.Se trabajó con material proveniente de la juegoteca Lekotek del Htal. Carolina Tobar García, fundamentalmente con elementos pedidos por los chicos. Estos, permitieron la consolidación del espacio lúdico y funcionaron como mediadores en la relación con el equipo de trabajo. Cada encuentro se planificaba de acuerdo a lo ocurrido e los anteriores, pero se intentaba empezar y terminar con alguna actividad integradora, y durante el desarrollo del taller seguir las propuestas de los chicos. Las intervenciones del equipo se limitaban al sostenimiento del juego y a relanzarlo cuando se interrumpía.
El desarrollo del taller permitió realizar la siguiente evaluación en relación a los objetivos: se logró implementar el espacio de jugar por jugar, los chicos se apropiaron del espacio y se lanzaron a jugar. Participaron también aquéllos que tenían prohibido ir al baldío y dos o tres veces se acercaron algunos adolescentes que en general no compartían sus actividades con el resto. No se consiguió que los padres se incluyeran en las actividades aunque estuvieron presentes de otra manera, ya que preparaban el lugar en el que el taller se desarrollaba y a veces observaban lo que ocurría.
Desde otra perspectiva, algunas situaciones surgidas durante su desarrollo permitieron constatar cómo los chicos repetían entre ellos las dificultades de convivencia de los adultos. En sus relaciones reproducían las alianzas y enfrentamientos que existían en la cooperativa. También ponían en escena algunos de sus conflictos. Ejemplo de esto fue la construcción de una casita al mismo tiempo que los adultos discutían la gestión de un préstamo para la construcción de sus viviendas. Lo interesante fue que entre los adultos esta discusión ponía en juego el tema de lo que se hacía en conjunto y lo que se hacía individualmente; y para los chicos esta casita era propiedad privada, ya que dos habían pagado a un tercero para que la construyera. Hay que tener en cuenta que la primera casita construída por los chicos era propiedad común, y fue quemada por algunas madres. Otra situación similar se generó el último día del taller. Para la ocasión se había decidido entre todos (incluídos los padres) organizar una fiesta de disfraces. Ese día nos esperaban con dos fiestas, por un lado un grupo de madres y por otro algunos de los chicos. Si bien se logró que los chicos compartieran la fiesta, la situación ponía de relieve las divisiones internas de la cooperativa. Y lo preocupante era que los enfrentados eran un grupo de madres y un grupo de chicos. Los chicos habían pasado de reproducir los conflictos a protagonizarlos. Se recibió también, en esa reunión, una consulta de una de las madres en relación a sus hijos, justamente los chicos que en mayor medida eran ubicados por la comunidad en el lugar de "niños terribles".
Por último, otro aspecto interesante a señalar, es que en la reunión de cierre con los padres se acordó la continuidad del taller, en base al pedido de los chicos. En esta reunión también participaron los integrantes del equipo técnico del MOI, quiénes solicitaron más adelante realizar una reunión con el equipo de trabajo. Ambas situaciones indican que la experiencia sirvió como lazo entre la comunidad y el sistema de salud, y abren nuevas perspectivas con respecto a las intervenciones posibles y sus características.

CONCLUSIONES
La experiencia tuvo diversas etapas. Cada una de ellas tuvo sus particularidades. En cada una surgieron dificultades y se generaron situaciones en las que fue necesario tomar ciertas decisiones. Decisiones que fueron marcando las etapas siguientes, definiendo el campo de acción; entrañaban en sí mismas sus límites y posibilidades. Las más significativas fueron: la decisión de trabajar con la Cooperativa Yatay, la de separarse del equipo técnico, la de ofrecer a la comunidad un espacio para los chicos y finalmente el taller de juegos en sí mismo. Estas decisiones y acciones consiguientes poseen un denominador común, una característica que está presente en cada etapa de la experiencia: ninguna de estas decisiones fue tomada por la comunidad. Sin embargo, el trabajo en su conjunto resultó de una adaptación a los espacios que la comunidad estaba dispuesta a ceder, su palabra fue respetada.
Estas características del trabajo permiten reflexionar acerca de la relación que se estableció con la comunidad, la posición del trabajador de salud mental. Podría ser descripta en los siguientes términos: "demanda invertida" y "actitud de escucha". La experiencia comienza con un ofrecimiento y esta situación se repite a lo largo de la misma. Seguramente, su origen marca su desarrollo. Si bien resulta difícil encontrar en las diversas etapas la presencia de una demanda de intervención proveniente de la comunidad, es posible adivinar el otorgamiento de un "permiso" que dio pie para que, en relación a un campo problemático, se gestara primero la posibilidad y luego la realización de un trabajo para la comunidad. Una de cuyas derivaciones tal vez sea en otro tiempo, el surgimiento de alguna demanda.
En última instancia el trabajo resultó sumamente interesante en otros aspectos:
- Fue posible el armado de un taller de juegos que funcionó como espacio de promoción de la salud al ofrecerse como un ámbito en el que el jugar se sostenía como expresión de un valor en salud. Al mismo tiempo permitió el encuentro entre los chicos convocando también la mirada de los adultos.
- A través de la experiencia, la comunidad pudo establecer lazos con parte del sector salud, hasta entonces no habituales. En el transcurso del trabajo se recibieron varias consultas psicológicas por familiares (niños y adultos) que fueron oportunamente derivadas. Resulta interesante señalar que dichas consultas provenían también de otros integrantes del MOI.
- Uno de los aspectos más interesantes del trabajo consistió en las conexiones que se realizaron a lo largo del mismo. En este sentido se podría hablar del armado de un esbozo de red en el que diversos actores sociales quedan conectados: la Cooperativa Yatay, el MOI, el Hospital Pedro de Elizalde, el Hospital Carolina Tobar García y Lekotek Argentina.
En términos generales se podría afirmar que la experiencia realizada no responde a las características de un trabajo de Atención Primaria de la Salud. Fundamentalmente por la modalidad de intercambio que se estableció con la comunidad. Tampoco es un trabajo de prevención primaria, si por tal se entiende la implementación de acciones que posibiliten la modificación de las condiciones patógenas en una situación problemática. En gran parte porque tales acciones consistirían en modificar las condiciones sociales y económicas de la comunidad. Tal vez vale preguntarse: ¿Podría considerarse la experiencia realizada cómo un trabajo comunitario de prevención tendiente al desanudamiento de una situación problema?
Algunos de los ejes a discutir a partir de la experiencia desarrollada podrían ser:
- Posibilidad de implementar programas de APS, en un país en el que la APS no funciona como estrategia rectora del sistema de salud./- Posibilidad de implementar trabajos de prevención primaria en salud mental en comunidades con necesidades básicas insatisfechas./- En la actual situación socio-económica de la población y con un sistema de salud como el nuestro ¿Cuáles son las posibilidades de un trabajo comunitario en salud mental? ¿Qué herramientas conceptuales debemos modificar o introducir? ¿Existe la posibilidad de que la comunidad realice pedidos de intervención si no gestiona ella misma los recursos en salud? ¿Es posible algo diferente a un ofrecimiento proveniente del sector salud en estas condiciones?/- Por las características del trabajo realizado es evidente el papel que el psicoanálisis juega en el mismo, ¿Qué otros entrecruzamientos entre psicoanálisis y trabajo comunitario son posibles?/ En función de los puntos anteriores considero que convendría repensar la modalidad de las rotaciones de APS, y nuestra forma de inserción, como también así los marcos teóricos con los que contamos para realizar un trabajo de estas características.

Lic. Florencia Iturriza

 

BIBLIOGRAFÍA
- Galende, E.: Psicoanálisis y salud mental, De. S.XXI, Buenos Aires, Arg., 1990.
- Stolkiner, A.: Prevención en salud mental: normativización o desanudamiento de situaciones problema, Ponencia 4º Congreso Metropolitano de Psicología, Buenos Aires, Arg., 1987.
- Temas de salud mental en la comunidad, Ed. Levav. OPD, 1992.

BIBLIOGRAFÍA CEDIDA POR EL MOI
- Jeifetz, N.: Rodriguez, C.: Ocupantes precarios urbanos: su emergencia como actor social, Ponencia presentada al XIII World Confress of ISA, Bielefeld, Alemania, julio 18-23, 1994.
- Jeifetz, N.; Rodriguez, C.: Desalojos en capital federal: la trama de la expulsión, MOI, Buenos Aires, mayo de 1994.
- Movimiento de Ocupantes e Inquilinos, MOI, Buenos Aires, agosto de 1994.
- Propuesta del MOI a la Subsecretaría de Emergencia Habitacional de la MCBA, MOI, Buenos Aires, febrero de 1993.
 

Temas: 
 
Articulo publicado en
Julio / 1997

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