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Hazaki: Para saber cómo es la soledad

Télam Investiga  Libro

Hazaki: Para saber cómo es la soledad
Pablo E. Chacón
En "El cuerpo mediático", el psicólogo y escritor César Hazaki
argumenta sobre la dificultad para construir espacios de autonomía
personal o de cierta distancia en sociedades hiperconectadas o
bombardeadas permanentemente por las tecnologías de información en
tiempo real.
"Por primera vez en la historia, el hombre ha envuelto al planeta con
una suerte de placenta mediática, un magma que transformó el tiempo en
un nanosegundo, el tiempo en tiempo real -explica el especialista-. El
objetivo de este libro es preguntarse por la psicopatología de la vida
cotidiana (título de un texto de Sigmund Freud) pero en el mundo de
hoy".

El libro, publicado por Topía Editorial en su colección Fichas para el
Siglo XXI, lejos de impugnar a los adelantos científicos, intenta una
reflexión sobre el uso (y el abuso) de los `gadgets` del nuevo
universo de la comunicación.

Hazaki también es editor de Topía Revista; realizador del video
"Tinelli-Pergolini, modelo para des-armar". Es autor de la obra de
teatro "Pena maleva", y de los volúmenes "Cuentos de Amor, Tripas &
Diván"; "Cuentos para después del diván" y "El psicoanalista perdido".

En diálogo con Télam, el investigador dice -apoyando su idea-fuerza-
que "aquí y ahora, yo puedo comunicarme con cualquier parte del
planeta por medio de máquinas".

Pero sin ignorar los adelantos científicos, Hazaki insiste con un
efecto secundario a esos beneficios: "Esa variación del tiempo, que no
es una novedad en la historia de las civilizaciones, no hay duda que
altera las relaciones sociales".

"No conviene olvidar que el reloj, con su periodización en segundos,
minutos, horas, es un invento del capitalismo, y que la llamada flecha
del tiempo, el tiempo hacia adelante, es un subrogado del
cristianismo", indica.

En su libro, el psicólogo sostiene que el hombre contemporáneo ha
construido "un cuerpo tecnológico" que produce efectos de los cuales
somos cada vez más dependientes.

La cita del sociólogo de la cultura Richard Sennet no puede ser más
elocuente: "Cuanto más cómodo se encontraba el cuerpo en movimiento,
tanto más se aislaba socialmente, viajando solo y en silencio".

Hazaki sostiene que "el tiempo siempre fue una medida cambiante. Pero
la instancia del `tiempo real` sucede por primera vez, y en
consecuencia, produce fenómenos, en todos los órdenes, igualmente
inéditos".

Estos fenómenos, "producidos por el hombre, en tanto y en cuanto son
las máquinas las que promueven su potencia comunicativa, tiene como
consecuencia algo que desarrolló (el crítico cinematográfico español,
Román) Gubern".

¿De qué se trata? "Del concepto de claustrofilia. El sujeto, desde su
habitación, con la computadora, el teléfono, la radio, la juguetería
digital, está probado que de los 7 días de la semana, 2 los pasa
encerrado en una pieza, conectándose. Y esto es particularmente grave
en los niños y adolescentes", apunta.

La adicción al celular, por ejemplo, es uno de los rasgos de la
sociabilidad actual que estudia nuestro autor. Y da ejemplos que
pueden bordear el ridículo.

"Porque es cierto que muchas personas hacen lo mismo fuera de su casa,
conectados a su celular. Pero también podría decirse que si hace 30
años veíamos a una persona hablando sola por la calle, se pensaba
`está loca`; y no es así, no está loca: está hablando con un celular".

En efecto, la hiperconectividad promueve una claustrofilia, una
retracción del mundo social, del cuerpo a cuerpo, del encuentro.

El profesional no duda: "La subjetividad de este tiempo marcado por el
tiempo instantáneo, hace aparecer diversas cuestiones; por ejemplo: si
tengo que ver la tele, la compu, atender el celu, la capacidad
perceptiva toca y sale, digamos".

"Ese estilo de percepción y de memoria, ahora tan común y
generalizado, hay ciertas profundidades que esa memoria no toca.

Pero al mismo tiempo, por imperio de esa urgencia dominante, el efecto
de ansiedad es imparable, monumental".

Y lo más grave -para Hazaki- es que las consecuencias a largo plazo de
la dependencia redundan en una pérdida progresiva de la autonomía y de
la independencia que desde muy chicos empezamos a construir, en
principio, para soportar la momentánea ausencia de nuestros padres".

"Esa imposibilidad de estar solos, ese rechazo de la soledad, produce
un individuo artificial, gregario por imposición, que no puede
disfrutar de los momentos de paz, desconexión, silencio", concluye
Hazaki.
 

Fuente: www.telam.com.ar/nota/14166/