En el capitalismo, el tiempo libre es un lujo de la burguesía. Los obreros, en cambio, deben luchar por él. Les es ajeno cuando tienen un trabajo. Y cuando no, también, porque ese tiempo “libre” se transforma en un peso angustiante más que en una posibilidad de disfrute. El derecho a la pereza, al amor, al disfrute del ocio, el arte y una vida plena como planteaba Paul Lafargue1 es permanentemente negado en este sistema social.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra