La alegría de lo necesario (1ra edicion) | Libro | Topía

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La alegría de lo necesario (1ra edicion)

Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud
Enrique Carpintero
La alegría de lo necesario (1ra edicion)

Introducción de Enrique Carpintero
Acerca de la función de los intelectuales

Únicamente los peces muertos nadan con la corriente.
Anónimo

En un artículo publicado en la revista Topía 1 se comentaba que hace unos años el escritor Antonio Tabucchi 2 había iniciado una polémica con Umberto Eco sobre la función de los intelectuales. Este último decía que “el intelectual trabaja para el largo tiempo, no sirve para el acontecimiento”. Como ejemplo planteaba: “si hay fuego el intelectual debe llamar a los bomberos...” y, continuaba “no se le puede reprochar a Platón el que no hubiera propuesto un remedio para la gastritis”. Por el contrario, Tabucchi afirmaba que la tarea del intelectual es precisamente esa: “reprochar a Platón que no inventara el remedio para la gastritis”. Esa es la “función esporádica” ya que, “no es crear una crisis sino poner en crisis a algo o a alguien que no sólo está en crisis, sino al contrario, que está muy firmemente convencido de sus posiciones”. En este sentido, cualquiera puede ser un intelectual pues éste es un simple “ciudadano que no se contenta con votar según sus necesidades y sus ideas, sino que, tras votar, se interesa por el resultado de ese acto único y, guardando las distancias respecto a la acción necesaria, reflexiona sobre el sentido de esa acción y, según las ocasiones, habla y calla”.

Fecha de Edicion: 
Agosto / 2003