Entre los escritos psicoanalíticos, el caso clínico es lo que más demanda del autor: para discernir qué extraer, de un largo trabajo, el material relevante, debiendo tener un amplio conocimiento de la teoría que fundamenta sus intervenciones y valentía para hablar sobre la contratransferencia y los posibles errores interpretativos a los que llegó.
El libro que el lector tiene ahora en sus manos ilustra de forma brillante lo que se puede lograr en este género. Alarmados por el llanto compulsivo y los comportamientos femeninos de B., luego de poco menos de cinco años, sus padres buscan un analista para que, “si aún hay tiempo”, reviertan lo que parecía estar desembocando en una temida homosexualidad. Naturalmente, el proyecto terapéutico de la autora es bastante diverso: a lo largo de dos años y 300 sesiones, intenta
“escuchar la singularidad fantasmática” del niño que atendió, teniendo en cuenta lo que ya se ve en las entrevistas iniciales: está enredado en un doublé bind compuesto por la combinación del deseo inamovible de la madre de tener una hija y no un hijo, la pasividad del padre hacia su
esposa y la intención consciente de ambos para que el niño abandone sus tendencias “anormales”. Ilustrado con veinte dibujos, el relato destaca la desesperación de B. por la incapacidad de su madre tanto para refrenar sus deseos como para contener y procesar los de él.
La angustia de la desintegración lo lleva a someterse al guion prescrito por ella, actuado de manera invasiva en innumerables circunstancias de la vida real (incluida la imposición de un final abrupto para el análisis). Es frente a esa angustia que la fascinación por los accesorios femeninos,
que roza el travestismo, revela su significado: una defensa a la que se aferra para crear una “piel psíquica”, manifestando en su cuerpo concreto cómo necesita separarse de la madre y simultáneamente identificarse con ella. Él se une a la madre arañavampiro que es su único refugio
para evitar colapsar en la falta de forma.
En estos tiempos en los que muchos consideran a la disciplina freudiana superda por los “avances de la ciencia”, un libro como este nos hace ver que, como dice Freud en El porvenir de una ilusión, la voz de la razón puede ser suave, pero tiene buenas chances de hacerse oír.
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