Introducción de Jorge Rodríguez
Intranquilidad
A fines del siglo XIX cuando se creía que ya todo estaba descubierto sucedió algo impensable, un hombre creó una nueva ciencia.
Freud formula un descubrimiento fundamental; el deseo es inmortal. Aparato del alma es otra manera de decirlo. Así anuda temporalidad e inconsciente.
Luego hará una caracterización negativa; el inconsciente es atemporal, sus contenidos no están ordenados en el tiempo ni se desgastan. Antes había definido el apres-coup y la pérdida, más tarde la repetición y la ausencia.
A fines del siglo XX Pontalis nuevamente nos enfrenta con este tiempo que no pasa .
Junto al tiempo circular, lineal, el del cumplimiento del deseo, otros tiempos: el del instante, el de lo efímero, de lo precario, el potencial (llegar a ser o devenir).
Un análisis exige contar el tiempo sin la ayuda del reloj. ¿Qué decir del encuentro con un tiempo sin medida?
A partir de las nuevas situaciones clínicas constituidas por los segundos o terceros análisis, estudia los límites de la memoria, la rememoración, la huella, la representación.
Experiencias que lo obligan a “vérselas con el ello ” y no sólo con lo inconsciente.
De esa manera al inconsciente inteligente, le opone un inconsciente desmesurado ; frente al enigma pone a trabajar el misterio ; frente a la representación la presencia .
También le preocupa el movimiento psicoanalítico, en sus múltiples sentidos.
Que organización y psicoanálisis sean “ dos términos de difícil unión ” no impide su creciente institucionalización y no siempre se plantean sus patologías.
Intranquilidad de un analista que ofrece un libro inquietante.