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El estilo en la Transmisión del Psicoanálisis

Pichón Rivière de Roberto Arlt a Lautremount. Oscar Masotta: de Pichon Rivière a Lacan
Rosa López
Tapa del libro "El estilo en la Transmisión del Psicoanálisis" de Rosa López
LIBRO DIGITAL DE DESCARGA LIBRE
 

Libro impreso editado por Topía en año 2000 y actualmente agotado

Prólogo de Vicente Zito Lema

Señales Pichonianas

Domingo a la noche. Esta lluvia de septiembre que bendice las plantas que mi madre me dejó por herencia, el caos familiar de mis libros y papeles, la música para violoncelo de Bach y el ir y venir de mis gatos que se deslizan sobre el escritorio como si el único elemento primigenio de la vida fuera el aire, reparan con antigua inocencia una melancolía que tiene mucho del caer irremediable de las hojas en los desiertos del alma, pero que igual remite a una causa más próxima y directa: termino de leer el original del libro que la psicóloga Rosa López me enviara desde Córdoba, junto a su pedido de que escriba unas líneas a manera de prólogo. En ello estoy por afecto a la autora; también porque la obra se introduce por momentos en mi propia vida, conmueve mi sensibilidad y desafía mis intereses intelectuales.

Acaso para contribuir a una buena confusión, anticipo que no se trata de un libro de naturaleza melancólica, ni por la esencialidad de su materia, tampoco por su estructura temática y menos en cuanto a los modos de abordaje y estilo. Todo lector atento se encontrará con una mirada lúcida, vigorosa y polémica sobre el mundo de Enrique Pichon Riviere. Ese mundo es uno de los momentos instituyentes de nuestra cultura moderna, construido desde la conciencia crítica y con un deseo de felicidad social donde se fusionan, en tensión dialéctica, la búsqueda de la verdad que pone nombre a la muerte y la necesidad de la belleza que da sentido a las tristezas de la existencia.

En el marco de la creatividad pichoniana conviven en armonía musical Freud y Lautréamont, Roberto Arlt y Jacobo Fijman como nombres y paradigmas de un mito fundante: las peligrosas relaciones entre el arte y la locura. Semejante heterogeneidad de raigambre poética atrae con fuerza a Rosa López, la incita a profundizar en su trabajo que va de la investigación a la reflexión, y demanda la construcción de un original y complejo esquema referencial que se nutre, como el mismo Pichon, aquí transformado en respetado objeto de conocimiento, con aportes de raíces múltiples, sean los mitos guaraníes, el tango rioplatense o los arcanos del surrealismo francés, por citar algunos.

Es que Pichon condensa saberes científicos sobre el psiquismo y la normatividad social, prácticas de naturaleza cotidiana y maravillosas intuiciones artísticas. Rigor intelectual junto a desmadres emotivos. Una profunda ideología de cambio que no desdeña el humor, el estilete de la ironía, y desprecia tanto el oropel académico como la palabra pomposa, sin hueso, de los discursos “políticos” tradicionales. Propone, sin darse respiros, un ámbito de convergencias epistemológicas y de pasiones encendidas y diferentes, para que las cualidades de cada distinción en la identidad del misterio no se perviertan como dilemas. Para que la vida no se siga pagando con las usuras de la muerte.

Ante tamaño desafío Rosa López no se amilana y con precisa obstinación teje su mallado, recrea sus artes de pesca y hasta oficia sus ritos. Tempestuosa es la correntada y resistentes los peces.

Que pertenezca a una generación posterior a buena parte de los personajes principales que irrumpen en escena no lastima la envergadura de la obra.

La trama es compleja, nada menos que rastrear la huella de los avatares producidos con la introducción de los métodos para la indagación y revelación del inconsciente en vías de la salud mental, y la sublimación del material obtenido con fines de provocación de una vivencia estética.

Rosa Lopez, con minuciosidad de arqueóloga, pone luz sobre la red vincular generada y en los emergentes a nivel de pensamiento, que siguen afectando valores sociales y las propias instituciones públicas –entre otras el hospicio-, y cuyas polémicas aún sacuden paradigmas importantes de la cultura argentina.

Como actores de los distintos cuadros se presentan sin mayor retórica los referentes criollos del surrealismo, junto a los de la psiquiatría, el psicoanálisis ortodoxo, sus desprendimientos marxistas y las nuevas corrientes de cuño pragmático que disputan con el campo lacaniano.

Estamos ante un mar poco calmo, donde Rosa López se planta con naturalidad y busca la distancia óptima del observador. Sin embargo no abusa de la situación que describe, nunca se esconde tras ella. Valoriza el legado pichoniano –que extiende sus riquezas desde un original “estilo en la trasmisión del psicoanálisis” hasta la creación de la Escuela de Psicología Social, con su pedagogía y didáctica pertinente-, y desde allí entra en sintonía con Enrique Pichon Rivière. Con esa vida que enfrenta la locura porque ve allí la última posibilidad de ganarle una partida a la Parca. Con esa vida de creador que trasciende lo anecdótico, donde muchas veces se lo quiso recluir, de buena o mala fe, tanto da, y se vuelve historia desafiante. Aun hoy.

¿Qué melancolía me despierta entonces este libro, si por sus amplios territorios Thánatos corre vencido con la cola enrollada entre las piernas?

Se trata de resonancias íntimas, ante nombres y hechos que me involucran en sus vastos pliegues corales, y que despiertan mis propias reflexiones. Reflexiones en cuanto a ciertas cosas que se dicen y a otras que en mi criterio faltan decir o enfatizar. (Una interpretación posible de las diferencias que anticipo, subraya uno de los valores del libro de Rosa López: incita a manifestarnos; a complementar, glosar o disputar con la materia viva que la autora baja a la arena).

Participando así de la aventura que nos propone la autora, y en pos de sostener una coherencia con anteriores escritos míos, señalo:

1. En estos tiempos de confusión ideológica pienso que es necesario poner acento en la importancia del materialismo dialéctico como constituyente del mundo pichoniano. Es una de sus paredes madres. La legitimidad de origen, el estatuto primario para las derivaciones creativas que su vida nos sugiere y las lecturas múltiples que su escritura proporciona. (El materialismo dialéctico no es aquí un todo excluyente ni la suma pichoniana, pero sin él privamos de su sentido final al discurso de Pichon).

2. A la par, cabría explicitar las causas no secundarias, sino ideológicas e instrumentales, que llevan a Pichon Rivière a dar lo que entendió como un salto de calidad, para el abordaje del sujeto en situación, entre el psicoanálisis y la psicología social. Ello no invalida la continuidad de sus trabajos en la clínica psicoanalista, que siempre valoró en aras de la constitución de la subjetividad, pero su identidad definitiva, dinámica y hasta lúdica, que abarca todos sus saberes y pasiones, se encarna, en mi criterio, en la psicología social, interciencia operacional que lo construye al construirla. Allí es donde deposita el ejercicio del deseo articulado a la responsabilidad ética del bien común.

3. Complementando lo dicho por Rosa López en cuanto al estilo de Pichon Rivière en la siembra del campo psicoanalítico, hago mío un concepto del joven terapeuta argentino Gregorio Kazi: ha sido la del sujeto creador que no acepta las imposiciones del “rebaño”. (Siguiendo la terminología nietzcheana se trata de una autolegislación que no desconsidera, en absoluto, al “otro”).

Desde allí, la renegación que se efectúa de Pichon en algunos de círculos de analistas y en ámbitos universitarios desnuda sus vicios: es la oposición consciente a los aspectos transformadores de la praxis pichoniana. En todos sus fundamentos de apelación al psicoanálisis Pichon destierra cada una de las jerarquías epistémicas, poniéndolo a “trabajar” hacia la emancipación del sujeto, ser de necesidades, ser histórico social, en todas sus determinaciones existenciales

4. Como bien señala Rosa López, el lacanismo se abrió camino en la Argentina a partir de que Pichon incitara a Oscar Masotta a la lectura de la obra de Lacan. Doy fe del respeto y estima que Pichon sentía por su par francés y que, según distintas fuentes, fue recíproco. La introducción del lacanismo fue sumamente valiosa ya que aportó un debate que conmovió la sacralización de la cultura psicoanalítica operada por el campo freudiano.

Lacan, sujeto, mantuvo en vida una ética y, por dar un ejemplo, aún desde posiciones nihilistas intervino y aportó al mayo francés. Sus seguidores en nuestro país han promovido un marco de trabajo analítico del sujeto más allá de su inserción objetiva, simbólica, en el campo de la historicidad del ser. La cuestión es compleja, pero vale advertir acá las profundas diferencias con la concepción pichoniana que cuestiona al sujeto en tanto devenir exclusivo de su deseo.

(Puntualizar estas diferencias no implica cuestionar éticamente los trabajos que profundizan el legado lacaniano.)

En el final de esta noche de lecturas y escrituras la riqueza de los temas abordados por Rosa Lopez sigue despertando ecos en mí. Por ello insisto en una aclaración: mi juicio crítico en estos terrenos del alma removidos por Rosa López, está afectado por los sentimientos. Al punto que ya no distingo si la melancolía pertenece al orden de las pasiones tristes o de las felices. (Eso sí, marcará su presencia, como la poesía de Lautréamont, que desafiara a Pichon toda su vida, o los sueños de Jacobo Fijman, luminosos, incitando nuestras frágiles ideas sobre el arte en tanto culminación simbólica de un estadio de sinrazón.)

Pichon, Fijman, Pelegrini, Batlle Planas...nombrados en la ceremonia intelectual de Rosa López, constituyen pérdidas que no se reparan con facilidad. Siguen siendo maestros que actúan en nuestro espíritu por lo que dieron pero también por la sensación de vacío que provocan, igual que esas sombras amadas que se alejan cada vez que las tocamos.

El libro de Rosa López arrima su luz sobre una situación que originariamente despertó mi desazón, y que tal como dije no sólo fue provocada por la lluvia de septiembre. Sin embargo el mismo libro -¡ah riqueza de las múltiples lecturas!- sirvió como antídoto. Fue capaz de avivar la necesidad de reconstruir historias, y como en toda historia hay allí una vida social y una subjetividad igualmente valiosas, dañadas por el discurso de la cultura hoy triunfante, pero no para siempre.

Nos obstinamos en el convencimiento de que es posible generar otra cultura que profundice lo humano de la humanidad; que como bien dice Rosa López en los tramos finales de su libro siga las marcas y guiños encontrados en una ruta que tuvo a Enrique Pichon Rivière como baqueano. Apostemos a ello.

Buenos Aires, septiembre de 2000

Vicente Zito Lema

 

paginas: 
252
ISBN: 
9789874025227
Fecha de Edicion: 
Abril / 2000