El tema de las instituciones ha sido objeto de estudio de distintas
disciplinas, la antropología, la sociología, la politología, la economía, el
psicoanálisis, entre otras. Aunque todas han aportado un cúmulo de reflexiones
que hacen parte en la definición del término, es menester abordar los escenarios actuales, en donde las instituciones muestran más allá de lo que las define, lo que las atraviesa. Este ensayo propone argumentar sobre la pugna de las fuerzas instituidas e instituyentes acaecidas en nuestro país, a partir de la implementación de la .Nueva Institucionalidad Venezolana..
Indagaremos sobre la manera en que se conciben estos cambios en el
colectivo venezolano y hasta qué nivel estas transformaciones se entienden como amenazas o resistencias de lo establecido o se trata de una actuación desde el Estado en el ejercicio del poder. Asimismo, trataremos de incluir en este ejercicio elucidativo lo tocante al disciplinamiento de los cuerpos con dispositivos de poder, que operaran para controlar las esperanzas colectivas o formas de ver el futuro, a través de la organización de nuevos sentidos e impidiendo el avance de la
insignificancia.
En Venezuela, a partir de la llegada de Chávez al poder (1999), se inició un
proceso de transformación, coherente con su discurso sobre la constituyente.
Desde su óptica, esta propuesta venía a ser la alternativa que superaría la crisis institucional arrastrada desde los años cincuenta, así como también la mejor manera de insertar a la sociedad venezolana en la formulación, supervisión y ejecución de las políticas públicas.
Si bien estos cambios propuestos se consolidaron política, económica y
socialmente, con el apoyo de más del 50% de la población, en la actualidad esa misma sociedad pareciera estar ausente en la organización y proposición de dichas transformaciones, es decir se trata de un colectivo legitimando el discurso de un líder con ideas .revolucionarias. con pretensiones instituyentes, tal como señala Lourau (2008) .bruscos cambios de regímenes en el plano ideológico y en el de la base social. Que no sólo incluye al personal dirigente sino al conjunto de clases que se adhieren más o menos masivamente al nuevo régimen; el resto de la población se encuentra orillada al silencio, a la resistencia pasiva, al exilio, a la disidencia, a la deportación o a la muerte (.) La base organizacional de las relaciones sociales disimula mal la realidad de la institucionalización, de lo antiguo que se reforma para subsistir mejor en los planos de la ideología oficial que se supone ha obtenido la victoria: el .pueblo., .el proletariado., .los oprimidos., etcétera.. (pág. 78)
En este punto es necesario mencionar lo que refiere Fernández, A. (2008) a
partir de la distinción que hace Castoriadis entre Imaginario social efectivo o
instituido e Imaginario social radical o instituyente, .puede decirse que los
universos de significaciones imaginarias que instituyen (y son instituidos en) una sociedad forman parte de las luchas por el poder en tanto estas participan .en el plano simbólico- del poder de conservar o transformar el mundo conservando o transformando sus significaciones. Por lo tanto, es necesario indagar cómo operan los dispositivos del poder, pues estos constituyen las subjetividades de hombres y mujeres, como refiere la misma autora, indagar cómo operan las tecnologías sociales de manipulación de los deseos, de los temores, las esperanzas, los anhelos, las amenazas. Fernández, A. (Ob. Cit) (pág 86) El discurso sobre la necesidad de lograr una nueva institucionalidad que corresponda a las exigencias de la sociedad, sigue siendo un aspecto a considerar luego de 10 años de revolución bolivariana. En una alocución del programa .Aló Presidente. No 259 (2006) Chávez expresó: .Hay que sanear las instituciones (.). De lo anterior surgen las siguientes interrogantes ¿por qué los cambios propuestos en la constituyente, no fueron suficientes? ¿Por qué sigue existiendo la necesidad de una institucionalidad sana?
Toma fuerza en el discurso presidencial la consolidación del .Poder
Popular.. En el año 2004 el Presidente de la República propone el nuevo Mapa
Estratégico en el marco de la .Nueva Etapa., cuyos objetivos generales pasarán a hacer los ejes de acción del nuevo Estado Socialista Revolucionario.
• Acelerar la creación de la nueva institucionalidad del aparato del Estado
• Transformar el aparato público para disminuir la burocracia y garantizar la
participación ciudadana
• El control social en la gestión
• Aumentar la eficacia, eficiencia, transparencia y buen funcionamiento de la
administración pública
• Construir un sector público al servicio del ciudadano que conduzca a la
transformación de la sociedad.
Dado que esta propuesta corresponde al discurso del orden (espacio de
racionalidad) descrito por Fernández, A. refiriendo a Marí, es decir lugar de
emisión de los enunciados normativos y de las reglas de justificación. También es necesaria la inserción de este en las prácticas extradiscursivas y soportes
mitológicos que hablan a las pasiones y hacen que el poder marche, que una
sociedad enlace sus deseos de poder. Ocurre entonces lo que la autora
denomina disciplinamiento de los cuerpos, la producción del poder va más allá de su dimensión represiva. Lo anterior afirma el efecto particular del poder en el
doblegamiento de las instituciones y sus miembros, por lo que resulta anacrónico pensar que un instituyente deviene en la voz de un dirigente político y no del colectivo.
De esta manera pareciera agotarse el sentido de pensar un instituyente
que altere y transforme, inventando nuevos universos de significaciones
imaginarias sociales, que a su vez instituya la Nueva Institucionalidad venezolana, entendiendo que necesariamente la potencia instituyente tenderá a instituir nueva institución. Como señala Castoriadis el destino de todo instituyente es transformarse en un nuevo instituido.
Sin embargo, aún cuando Castoriadis habla de un avance de la
insignificancia o vaciamiento de sentido, donde el hombre no cree más en el
progreso, excepto en el progreso estrechamente técnico, y no posee ningún
proyecto político, si se piensa a sí mismo, se ve como una brizna de paja sobre la ola de la Historia, y a su sociedad como una nave a la deriva; entonces persiste la interrogante ¿pudiese pensarse actualmente en la posibilidad de reemplazar esos sentidos que se agotan? Los conflictos sociales siguen apareciendo como visibilizaciones de luchas que representan como explica Fernández, A. líneas de fuga de deseos que resisten la captura de los dispositivos de disciplinamiento social; caso emblemático en nuestro país, .El Caracazo. en febrero del 89, donde los cuerpos investidos de sentido y sin ningún vacio, tomaron las calles para protestar contra las medidas neoliberales impuestas por el presidente de turno.
En este sentido, se trata de la producción de ilusiones y esperanzas
colectivas de futuros felices, que ponen en acto potencias colectivas deseantes
que desmienten realidades insoportables. Los procesos instituyentes de nuevos organizadores de sentido son inmanentes a toda transformación revolucionaria de la sociedad. Fernández, A. (Ob. Cit.)
En palabras de Castoriadis, C. (2007) .La manera en que una sociedad se
hace autoinstituyente (verdaderamente revolucionaria), deviene la destrucción
radical de la institución conocida de la sociedad, aludiendo a lo establecido
(instituido) y esto sólo ocurriría mediante no sólo la creación de nuevas
instituciones, sino de un nuevo modo de instituirse y una nueva relación entre la sociedad y de los hombres con las instituciones..
Entonces no se trata solamente del cambio en las grandes estructuras y
superestructuras del Estado, se trata más bien de pensar los .cuerpos. que hacen vida en ellas, en palabras de Fernández, A. (2006) .cuerpos estresados,
enfermados, agotados, descompensados, estallados frente a la presión
insoportable de la crisis (.) Cuerpos privados; (.) humillados o devastados por el
hambre, por el sobretrabajo o la desocupación, o por el camino desventurado de la mera supervivencia..
Por último y sin ser concluyente, por considerar múltiples las formas en
que se pueden pensar o crear los nuevos organizadores de sentido que instalan instituyente y transforman lo instituido, tomamos la idea de autonomía propuesta por Castoriadis, (2007) es decir, la dominación consciente del discurso del otro y más adelante explica que un sujeto autónomo .es aquél que se sabe con fundamentos suficientes para afirmar: esto es efectivamente verdad, y: esto es efectivamente mi deseo. (pág. 166). Aún en tiempos de insignificancia podemos pensar nuevas formas de autonomía, donde el colectivo se diga y no que sea dicho por alguien. Que no esté dominado por un imaginario vivido como más real que lo real. De esta manera los proyectos emancipatorios seguirán haciendo efectivo su .poder. liberador.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Castoriadis, C. (2007) La Institución Imaginaria de la Sociedad. Ediciones
Tusquets. Primera edición. Buenos Aires, Argentina.
Castoriadis, C. (1997) El avance de la insignificancia. Cap. VI .El avance de la
insignificancia.. Eudeba. Buenos Aires, Argentina.
Fernández, A. (et. al.) (2006) Política y Subjetividad: Asambleas Barriales y
Fábricas Recuperadas. Tinta Limón. Buenos Aires, Argentina.
Fernández, Ana M. (2007) Las lógicas colectivas: Imaginarios, cuerpos y
multiplicidades Primera Parte, cap. 5: .Imaginarios sociales: poderes,
temporalidades y deseos. Biblos. Buenos Aires, Argentina.
Fernández, Ana M. (2007) .Lógicas colectivas, subjetividad y política. en Yago
Franco (Comp.) Insignificancia y autonomía. Debates a partir de Cornelius
Castoriadis. Psicoanálisis, filosofía, arte, política. Biblos. Buenos Aires,
Argentina.
Lourau, R. (2008) El Estado Inconsciente. Terramar ediciones. Primera edición.
Buenos Aires, Argentina.
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