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homosexualidad

Sexo “natural” y Barebacking

Riesgo, transgresión y disidencia

Se trata de un término usado en el slang estadounidense para referirse al sexo sin preservativo. La traducción literal es “montar a pelo” (o sin silla). Si bien Gregory R. Clark ubica su utilización por parte de los soldados estadounidenses ya durante la guerra de Vietnam,1 el empleo actual de esa jerga nos remite a las relaciones sexuales sin preservativo luego del impacto de la pandemia de vih-sida y, específicamente, a la segunda mitad de la década de los ’90 al interior de la comunidad de varones gays. Algunos autores han extendido la definición de bareback a toda relación sexual anal entre varones sin preservativo. Definirlo de ese modo pierde especificidad. 

Nos referiremos al bareback como toda práctica sexual (con consentimiento) de modo intencional entre varones que suponga intercambio de fluidos sexuales

Sobre confinamientos y placares. Diversidad sexual y pandemia

Las crisis en los tratamientos

Tener que quedarnos en casa por cierto periodo de tiempo puede hacernos sentir afortunados. Un tiempo para desconectarnos de los deberes cotidianos y disfrutar del ocio y la soledad que abren ese espacio necesario para “estar en barbecho”2, ese limbo sin presiones tan fértil para la creatividad. O también la oportunidad para el encuentro o re-encuentro amoroso en parejas con cierta estabilidad en las que esos tiempos resultan escasos o esquivos. Si bien he tenido la oportunidad de escuchar a algunas personas que han transcurrido los días de aislamiento social preventivo y obligatorio en esta clave, muchas personas, en especial adolescentes, lo han vivido como una imposición insoportable y han tenido que crear diversas estrategias para hacer frente a esta situación no esperada, ni querida y que se fue prologando a lo largo del tiempo, con los consiguientes efectos traumáticos. La ilusión claustrofílica3 de muchos adolescentes si bien en un primer momento se afianzó, devino en claustrofobia, se produjo un divorcio en el maridaje casi perfecto con su Smartphone, el encierro obligado comenzó a provocar sus efectos en la subjetividad. También en muchas parejas que tuvieron que convivir bajo el mismo techo durante veinticuatro horas diarias vienen produciéndose crisis cuando no, separaciones.

¿Cómo ha transcurrido el aislamiento preventivo a causa de la pandemia de adolescentes y jóvenes que no cumplen con los cánones de la cis-heteronormatividad?

El día que Lacan recomendó los trabajos de un psicoanalista nazi

Homosexualidad y Psicoanálisis

Ese día fue el 13 de mayo de 1959 durante el seminario El deseo y su interpretación. Catorce años después de haber finalizado la segunda guerra mundial y la maquinaria nazi para segregar y matar, y a cinco meses de fallecido ese personaje.

Lacan en este seminario viene trabajando la cuestión del objeto de deseo, la fórmula del fantasma, la castración y su objeto: “el falo”. Para dar un “descanso” dice que se referirá a la experiencia concreta y elige para ello, la homosexualidad. Ya algunas clases antes se había referido a la homosexualidad como una “problemática” en la que a pesar de afirmar que es de “una complejidad mucho mayor que la exigencia pura y simple, sumaria, de la presencia del falo en el objeto”, supone en estos sujetos un “desvío del complejo de Edipo”.1

Lacan no se refiere ni a Ferenczi, ni a Sadger, ni a Rank, otros psicoanalistas con publicaciones y experiencia en la atención de personas homosexuales, elige nada menos que a Boehm

Psicoanálisis y abordaje de la Homo-Lesbofobia

“Las mujeres que hacen ‘eso’ son degeneradas”

No cabe hacer una división binaria entre lo que se dice y lo que se calla; habría que intentar determinar las diferentes maneras de callar, cómo se distribuyen los que pueden y los que no pueden hablar, qué tipo de discurso está autorizado o cuál forma de discreción es requerida para los unos y los otros.

Michel Foucault, Historia de la sexualidad I

Presentación

Conocí a Laura a sus 40 años. Concurre a una primera entrevista muy desbordada, refiere que le costó muchísimo llegar a la consulta, ya que siempre pensó que se las tenía que arreglar sola. Habla muy rápido y como vomitando las palabras. Varias veces debo pedirle que repita lo relatado, porque no entendía lo que decía dada la verborragia con la que hablaba.

- “Mis amigos me vieron tan mal, que me insistieron y al final acepté porque ya no aguantaba más.” “Siempre tuve con mi mamá una relación de amor-odio. Desde chica yo era la preferida porque era la única hija mujer, pero también me exigía mucho, yo tenía que ser la señorita de la casa, me vestía con vestiditos que para ella eran hermosos y que yo odiaba porque no podía jugar a los juegos que me gustaban. Así que cada vez que podía, me ponía pantalones de gimnasia para poder treparme a un árbol que había en el patio de mi casa y también jugar a la pelota.”

Los valores de una cultura determinada se transmiten de generación en generación a través del superyó de los sujetos que la componen

Nuestros antepasados los sodomitas

El vocablo “puto” fue una categoría discursiva popular para señalar y perseguir a sujetos varones que tenían sexo con otros varones, por así decir, un antepasado de la categoría psiquiátrica “homosexual” creada en 1869 por el periodista y activista vienés Karl-Maria Kertbeny y adoptada y popularizada por Gustav Jäger, Magnus Hirschfeld y Krafft-Ebing.

Masculinidad gay

Desde el establecimiento de la homosexualidad como una categoría psiquiátrica en la segunda mitad del siglo XIX, fue considerada como el par antitético de la masculinidad y la “hombría”, y por ese motivo demonizada, rechazada y patologizada. Lynne Segal -psicóloga, especialista en estudios de género y masculinidad- afirma: “Durante más de cien años, las creencias científicas y populares han sostenido que la homosexualidad masculina deriva de -y al mismo tiempo expresa- algo “femenino” en el hombre -la ausencia de los niveles apropiados de masculinidad.” Deseos y/o prácticas homosexuales comenzaron entonces a definir a un tipo específico de hombre, el “invertido sexual”. Con este movimiento se expulsó lo homoerótico de lo masculino y se lo patologizó y asimiló simbólicamente a lo femenino y a la monstruosidad (o incluso lo abyecto en términos de Julia Kristeva). La asociación feminidad-pasividad y homoerotismo es un fenómeno de los dos últimos siglos, ya que no había sido así en otros momentos socio-históricos. La heterosexualidad se convirtió en requisito de virilidad y hombría.

La asociación feminidad-pasividad y homoerotismo es un fenómeno de los dos últimos siglos, ya que no había sido así en otros momentos socio-históricos

Homosexualidad y Revolución

En mayo de este año salió en Argentina Homosexualidad y Revolución, una investigación del historiador británico Dan Healey que fue publicada originalmente por la Editorial de la Universidad Chicago en 2001. Así como el libro compilado por Enrique Carpintero, El psicoanálisis en la revolución de octubre rompe con el mito que sostenía que la revolución rusa rechazó de plano el desarrollo del psicoanálisis en la Rusia de la década de 1920; la relevancia de este libro y que justifica que lo reseñemos y comentemos, es que derriba el mito de una postura monolítica respecto de las prácticas homoeróticas y del disenso sexual y de género en Rusia. Healey sigue las huellas desde la Rusia zarista tardía y luego la Unión Soviética apoyándose en una cantidad de documentos privados (cartas y diarios) y oficiales (informes médicos, forenses, policiales y judiciales). Desde el San Petersburgo del siglo XIX con sus casas de baño y sus lugares para el “ligue” pasando por la despenalización de las prácticas homoeróticas (“sodomía” o “pederastía”1) en la Revolución Rusa (1922-1933) con sus contradicciones, pasando por la criminalización bajo el stalinismo, donde se realizaron persecuciones y purgas antihomosexuales con el pretexto de que éstos constituían “una amenaza para la higiene mental y sexual de los jóvenes inocentes y la revolución.”

La relevancia de este libro y que justifica que lo reseñemos y comentemos, es que derriba el mito de una postura monolítica respecto de las prácticas homoeróticas y del disenso sexual y de género en Rusia

 

Papá, quiero contarte que soy gay

José tiene 45 años: “Lo consulto porque hace dos meses mi hijo -Sebastián- de 16 años me contó que es gay y desde ese momento no puedo pensar en otra cosa y tampoco sé cómo ayudarlo.” Sebastián es su único hijo. José cuenta que se separó de Paula -la madre de aquél- cuando estaba comenzando la escuela primaria. Agrega que lo estuvo hablando con Beatriz -con quien está en pareja desde hace seis años- “Bea tiene un primo gay así que es bastante abierta con el tema... charlamos mucho con ella, pero por más que racionalmente entienda que es la elección de mi hijo, no me lo puedo sacar de la cabeza. Pienso todo el tiempo en eso, no puedo pensar en otra cosa.”

Durante los últimos años han aparecido más frecuentemente este tipo de consultas donde un padre o una madre acude a la entrevista a cuestionar su propia dificultad en aceptar a su hijo gay o hija lesbiana que a plantear querer cambiarlo/a

ORGULLO: A 25 años, relato de una experiencia.

El aniversario de los 25 años de la 1° Marcha del Orgullo en Buenos Aires (Junio de 1992), me motivó a escribir unas líneas sobre nuestro grupo I.S.I.S. (Investigación en Sexualidad e Interacción Social) y lo que significó esa experiencia.

Nos conformamos como un grupo de estudio y reflexión en diciembre de 1991 / enero de 1992 en el ámbito de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina). Por diferencias con la comisión directiva de aquel entonces respecto del material que se estudiaría e investigaría y la modalidad de funcionamiento del grupo, decidimos abandonar la institución en marzo de ese mismo año y conformarnos como grupo independiente.

Madres lesbianas, padres gays y sus hijos e hijas: una síntesis de resultados de investigación

Al igual que las familias de padres y madres heterosexuales, las familias de madres lesbianas y de padres gays constituyen un grupo diverso. Sin embargo, a diferencia de las familias heterosexuales, los padres gays, las madres lesbianas y sus hijos/as sufren las consecuencias de los prejuicios contra la homosexualidad, lo cual les vale a menudo el rechazo de jueces, legisladores, profesionales y de la opinión pública en general. Así, por ejemplo, llegan a perder la custodia de sus hijos/as, se les imponen restricciones en el régimen de visitas o incluso, la prohibición de adoptar. Las reacciones negativas frente a la paternidad gay y a la maternidad lésbica son comunes tanto en la población en general  como en los/as psicólogos/as. Tal como sucede con otros grupos estigmatizados, los mitos sobre lesbianas y gays no se basan en las experiencias reales de las personas, sino que son transmitidos culturalmente. El objetivo de esta síntesis de los resultados de las últimas investigaciones sobre padres gays, madres lesbianas y sus hijos/as, es entonces, el de contrastar los mitos difundidos con datos empíricos y contribuir de este modo a mejorar los efectos negativos de los prejuicios existentes.

 

Orgía de consumo. Pornografía, pospornografía y consumismo

¿A qué nos referimos cuando hablamos de pornografía o decimos que algo es pornográfico?

Éste es uno de esos términos o “conceptos” que hablan más del sujeto clasificador que de los objetos o sujetos que son clasificados. En este sentido la socióloga Raquel Osborne señala que existen tantas definiciones de pornografía como personas deseen proponer una, de este modo “se habla de obscenidad, erotismo, pornografía o indecencia para referirse a las mismas cosas, dependiendo de quién use estos términos." Algunas definiciones apuntan al contenido del material: toda representación - texto, imagen- de sexo explícito no simulado, destinada a ser consumida por el público. Otras más en términos funcionales: el material que apunta a estimular la fantasía con el fin de provocar reacciones corporales y emocionales de placer sexual. Hasta llegar a afirmaciones que develan el carácter polisémico y moralizante del término como la del escritor francés Alain Robbe-Grillet: “la pornografía es el erotismo de los otros”. El intento de distinguir entre “erotismo” y “pornografía” ha sido una tarea controvertida a lo largo de la historia del cine. Dependiendo del censor o el ente calificador, determinado film ha sido permitido, prohibido, censurado o calificado como “X” o “condicionado”. ¿Las películas “El imperio de los sentidos” (Nagisa Oshima), “Calígula” (Tinto Bras) y “Emanuelle” (Just Jaeckin) son eróticas o pornográficas? Hacerse esta pregunta en la actualidad puede llevarnos a una respuesta obvia; pero ¿qué habrían respondido distintos sectores sociales en la década del 70, cuando fueron estrenadas? Sin dudas, la respuesta nos lleva a darle crédito a la irónica frase que postula que la pornografía de hoy no es más que el erotismo de mañana.

“Puto” como categoría de persona

El secreto origen de una forma de discriminación

“«Hay putos», escribió con sencillez espantosa Francisco López de Gómara para describir algunas costumbres que lo sorprendieron después de escuchar los relatos referidos por los viajeros del Nuevo Mundo.”3

Así comienza Osvaldo Bazán el segundo capítulo de su historia sobre la homosexualidad en la Argentina sin disimular su irritación al adjetivar el relato del historiador y clérigo autor de la Historia General de las Indias (1552). Esta narración que, según su autor, ha “trabajado por decir las cosas como pasan”, registra incansablemente la presencia del “pecado de sodomía” o “pecado nefando” en los nativos de América. El empeño de López de Gómara por “decir las cosas como pasan” nos permite discernir lo que era “natural” para él y el público para el que escribe. El clérigo no se queda solo en la descripción de “actos” o “conductas”, sino que además sustantiva y adjetiva a los protagonistas de esos comportamientos expresando una y otra vez sus juicios de valor.

Homosexualidad y Patriarcado neoliberal

“Nos presentamos al mundo como una ciudad amigable de cara al segmento gay. Sabemos que se trata de un público con buen nivel adquisitivo y cultural, con alto nivel de compras, y nos parece un interesante nicho a captar a nivel turístico.”

De esta forma se expresaba Rodrigo Herrera Bravo, director ejecutivo del Ente de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires entre 2007 y 2009 en la introducción de “BA Gay, La guía total de Buenos Aires 2008-09”. Estas palabras resultan aun más sugestivas si advertimos que la mayoría de los legisladores del partido político del que forma parte este funcionario votó en contra de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo e incluso tuvo entre sus filas a algunos de sus más fervientes detractores como son las actuales senadora Gabriela Michetti y diputada Silvia Majdalani.

 

Homosexualización de la sexualidad 1

El gran mensaje de Foucault en el primer tomo de Historia de la sexualidad radica en el rechazo de la “hipótesis represiva” de Reich, Marcuse y Reiche: según Foucault la sexualidad no es algo que “en el capitalismo” sea reprimido, sino algo que en esa época principalmente es producido. “En realidad, se trata más bien de la producción misma de la sexualidad, a la que no hay que concebir como una especie dada de naturaleza a la que el poder intentaría reducir… [sexualidad] es el nombre que se puede dar a un dispositivo histórico: no una realidad por debajo... sino una gran red superficial, donde la estimulación de los cuerpos, la intensificación de los placeres, la incitación al discurso, la formación de conocimientos, el refuerzo de los controles (…) se encadenan unos con otros. Las cuatro figuras principales de este dispositivo, creadas en el siglo XIX, son la mujer histérica, el niño que se masturba, la pareja que planifica la familia y el adulto perverso. A esta constelación histórica -y sólo a esta- la señala Foucault como el dispositivo de la sexualidad, y lo coloca entonces, algo vagamente y con un préstamo de Levi-Strauss que no menciona, frente del “dispositivo de alianza" de las formaciones sociales anteriores.

Homofobia - Tiflofobia

Paradoja y Metonimia de una realidad Psicológica-Social

1.PROPEDÉUTICA CLINICA:

Diferentes autores discuten la posibilidad de incluir la Homofobia  y la Tiflofobia (ésta última denominación pergeñada por el Lic. Raíces Montero y se refiere al rechazo sutil o compulsivo hacia las personas ciegas o disminuidas visuales), ora dentro de la neurosis de angustia, ora en la neurosis fóbica. Para una mayor claridad de la temática, creemos que deberíamos dictaminar a la fobia de la neurosis de angustia como una forma neurótica de-formación polimorfa, ya que la angustia  traduce simplemente la tensión interior que resulta de la imposibilidad de descargar adecuadamente la energía pulsional. Por ello, en la clínica, aparece como expresión sin marco de referencia precisos, deslucidos, impidiendo imprimir un nombre que lo nombre. Al poder "identificarla", a través de mecanismos defensivos como la racionalización o la intelectualización, acompañada por objetos paranoides introyectados, es cuando podemos definirla como neurosis fóbica. Así el supuesto objeto-sujeto es pasible de ser atacado. De allí el alivio aparente de librarse de él. Es un mecanismo usado no solamente por las personas sino por Instituciones o grupos de franca patología clínica. Entonces, podríamos comenzar a definir la neurosis fóbica como la sistematización de la angustia sobre personas, cosas, situaciones o actos, que se convierten en objetos paranoides por de-mostrar el lugar de la falta, imprimiendo para su control, como patognomónico, la intelectualización y la racionalización como defensa.

Curas que matan

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó por unanimidad declarar de interés la Campaña Internacional: “Curas que Matan” del Comité IDAHO (International Day Against Homophobia and Transphobia). A través de un manifiesto suma adhesiones en todo el mundo contra las llamadas “terapias reparadoras” que promueven la “curación” de personas gays, lesbianas y trans en abierta violación de los Derechos Humanos y Derechos Civiles.

Cine de temática gay

(UNA APRETADA “HOMOVIDEOTECA”)

Relacionar la homosexualidad y el cine, o sea las historias que éste ha representado en torno a las relaciones amorosas entre personas del mismo sexo, ha pasado a ser después de más de un siglo de historia, un clásico del “séptimo arte”. Un buen número de directores así lo demuestra: Visconti, Bertolucci, Pasolini, Fassbinder, Jarman, Almodóvar, nombres entre muchos otros, que no ofrecen ninguna duda en cuanto a la calidad de sus discursos visuales, y que no sólo han creado ficciones emblemáticas, sino que han profundizado en la temática de la homosexualidad desde múltiples y variadas perspectivas. Ante tal propuesta, surge una pregunta obligada: ¿Existe un género cinematográfico (como lo son el policial, el western, la ciencia ficción), que se pueda denominar “gay”? Si entendemos el concepto de género, no solo como un emergente pretensioso-estandarizado de la industria del cine para dirigir y facilitar las elecciones del público, por un tipo de cine clasificado de antemano. Y recuperamos la noción de “género” desde su etimología: (genus-generis) el término contiene dos elementos esenciales: lo específico de una serie, rasgos comunes dentro de un conjunto más amplio. Y la diferencia con otros conjuntos que no lo comparten. Categorías organizadas de acuerdo a ciertas temáticas, formas narrativas, estrategias de composición y producción, estilos determinados. Sin olvidar,  la relación con las tradiciones culturales, los cambios sociales. Y fundamentalmente la relación con lo ideológico, en un momento determinado del proceso histórico.

Chanceros: el laberinto del oprobio

Escenarios hetero-homosexuales chanceros y las prácticas sexuales de alto riesgo

En las estadísticas de la Coordinación de Vigilancia Epidemiológica de VIH-SIDA de la región zuliana se evidencia el aumento progresivo del VIH en el estado. Desde el segundo semestre del año 1992 la categoría “bisexuales” se convirtió en el grupo con mayor conducta de riesgo del Zulia, y según esta institución perteneciente al Ministerio de Salud y Desarrollo Social, los individuos dentro de la categoría de conductas sexuales desconocidas son probablemente “bisexuales no declarados”: es decir, mantienen una conducta bisexual pero no se identifican como tales.

Nuevas (?¿) formas de subjetivación

*: el uso del asterisco esta implementado para evitar usar el genérico masculino. La @ tampoco es conveniente en estos términos, ya que implica una derogada dualidad genérica y además es difícil leer por programas utilizados por personas ciegas o ambliopes...

 

Matrimonio igualitario o equal marriage

El Senado de la Republica Argentina aprobó el 15.07.2010 la reforma a la Ley de Matrimonio Civil luego de un amplio debate. La misma fue muy simple, se elimino la distinción hombre-mujer-[men- women], esposo esposa-proponiendo en su lugar una “Unión Igualitaria Civil”. (Equal Civil Union).

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