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Imaginarios y Lógicas de la Prostitución

 
 

Convocante de la Campaña Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución. www.campanianiunavictimamas.blogspot.com

Esta Campaña ha realizado en Bs. As. las Primeras Jornadas Nacionales Abolicionistas de la Prostitución y Trata de Mujeres Niñas y niños.

www.jornadasabolicionistas2009.blogspot.com

                                                                         

     En relación a la hipótesis de Freud del origen de la sociedad patriarcal, según la cual los hijos cometen parricidio para apropiarse de las mujeres que el padre sometía bajo su poder absoluto, Gregory Zilboorg[1] considera  que “las palabras de Freud se ajustan más a un acto de violación que al asesinato del padre” (...) “el hecho primordial  no tiene relación con la paternidad,(...) el acto no surgía del amor o de la anticipación de la paternidad, tampoco de la tierna solicitud...era un asalto...un acto fálico y sádico”. (…) La idea de la familia nació originalmente de la fuerza de la explotación económica,(…) sus esposas asarían su carne y atenderían todas sus demás necesidades”.

     Carole Pateman cita estas y otras consideraciones de Zilboorg, y ella observa que la apropiación forzada, y la violación de las mujeres por parte del padre, previo al parricidio, seguirá siendo cometido por los hijos después.

     Dice Freud “No hay nada que los hermanos puedan hacer si desean vivir juntos más que erigir la prohibición del incesto…así ellos salvan la organización que los hizo fuertes”    Más allá del asesinato del padre, la interdicción sigue existiendo, pero no respecto de la liberación de las mujeres.

   Lacan[2] cita a Freud en “El malestar en la cultura”  “Quienes prefieren los cuentos de hadas hacen oídos sordos cuando se les habla de la tendencia nativa del hombre a la maldad, a la agresión, a la destrucción y también,  por ende, a la crueldad,(...) el hombre intenta satisfacer su necesidad de agresión a expensas de su prójimo, de explotar su trabajo sin compensación, de utilizarlo sexualmente sin su consentimiento, de apropiarse de sus bienes, de humillarlo, de infligirle sufrimientos, de martirizarlo y de matarlo. Y acota Lacan: “Si no les hubiera dicho de entrada la obra de la que extraigo este texto, habría podido hacerlo pasar por un texto de Sade”.

    Está bien claro que más allá del asesinato del padre, lo que se sigue sosteniendo, es ese principio de placer, sobre todo respecto de las mujeres.   

     Retomando a Pateman: “Ninguno de los hermanos podrá ser un padre primigenio, pero no renuncian al derecho sexual patriarcal. El derecho se extiende a todos los hermanos a través de la ley de la exogamia. Es decir: los hermanos hacen un contrato sexual. (…) El derecho sexual patriarcal deja de ser el derecho de un hombre, el padre, y se convierte en un derecho “universal”. La ley del derecho sexual del varón se extiende a todos los varones de la fraternidad”.[3]

      Julia Kristeva se refiere a la tesis freudiana de la asimilación-identificación con el padre que realizaron los hermanos después de haberlo asesinado,  y haber compartido entre ellos el acto de comérselo, que  representaron en la comida totémica, cuya huella se encuentra en todas las religiones. “Así se convirtieron en él y él se convirtió en ellos. Y al convertirse ellos mismos en el poder, cesaron de quedar excluidos del poder. Contrajeron un pacto simbólico entre hermanos, que forman así un conjunto, una cultura (...)Tótem y tabú es la puesta en relato de una etapa capital de la hominización por la cual el Homo sapiens se convirtió en una animal social, al identificarse, no con la tiranía del padre, sino con su función de autoridad: tal es el acto de la hominización, el acto de la cultura. Las grandes ausentes en este asunto-supongo que se darán cuenta- son las mujeres”.

   Kristeva hace mención al silencio de Freud respecto al destino de la feminidad propia de los hermanos, en el sentido de “cómo habrán resuelto sus capacidades potenciales de haber sido también las mujeres de ese padre, a saber: las víctimas sometidas o pasivas de la pulsión sexual paterna”. Refiriéndose a ese silencio,  Kristeva menciona la fidelidad de Freud al pacto social, “regla de la sociedad por la cual las mujeres están apartadas de la religión de los hermanos”,  mientras también  reconoce la honestidad de él al expresar “(...) el sustrato homosexual del acuerdo sagrado: el desdoblamiento de este destino social como destino homosexual” (...). Ella continúa “Los hermanos se encuentran reunidos entre sí, reprimiendo su feminidad y alejando del espacio sagrado y social el intercambio sexual del que serán objeto las mujeres y que constituirá la esfera de lo privado, de lo erótico, de lo reprimido”.[4]

 

      La institución de la prostitución es el espacio permitido por la sociedad para que los hombres realicen toda cosa perversa contra las mujeres, digo perversa en el sentido en que dice E.Carpintero[5] “No es en relación a una norma lo que determina lo propio de las perversiones, sino una sexualidad al servicio de la muerte como pulsión”.  

    La facilidad del acceso al goce (patológico), la significación de que esa mujer degradada socialmente hablando, va a responder a un goce también degradado del hombre, que con otra mujer no va a encontrar. La estructura social que estamos viendo, implica un lugar donde la realización de toda fantasía es permitida hasta el goce sádico más cruel. Más allá de todas las religiones, y más allá de todos los valores. Como las guerras, expresión social de una forma, en este caso degradada, de la pulsión de muerte.

    Tratando de acercarme a la comprensión de tal ámbito en la actualidad, y para  detectar algunos imaginarios y también a procesos lógicos acerca de las múltiples formas de relaciones entre los géneros, realicé una investigación con grupos, cuyos integrantes se manifiestan entre otros temas, acerca de las relaciones de pareja, las relaciones casuales, y una de las formas de esclavitud a la que se expone a las mujeres, que es la prostitución. Aquí podemos observar la coexistencia de imaginarios patriarcales arcaicos y sus actuales formas de dominio, abuso y violencia, junto a  procesos lógicos que dan cuenta de relaciones en las que es posible la paridad entre los géneros.

  

Imaginarios y procesos lógicos acerca de la prostitución
Las conversaciones transcriptas a continuación pertenecen a una investigación más amplia sobre imaginario social, que incluye grupos de los dos géneros. Este segmento corresponde a un grupo de ocho hombres entre dieciocho y veintitrés años, pertenecientes a las tres clases sociales.

1) - Yo nunca me metí con pibas fáciles.  Yo quiero que  me cueste... cosa que cuando esté conmigo no ande mirando a nadie. Lo que pasa es que ahora
todas las pibas hacen así: sí mi amor, sí mi vida... y le andan tirando
besos al de al lado...                                                                                                1’) - No, depende, que nosotros seamos de esa forma no quiere decir que ellas
lo sean. Además una cosa es mirar y otra cosa es desear, mirar siempre se va a mirar.

 - Pero si está con vos te tiene que respetar. Si yo veo a mi novia mirando
a otro la dejo sin ojos. (Se ríe).

 2)   - Ahora los chicos en su gran mayoría, buscan iniciarse con alguna
prostituta...

 - Pero ahora con la liberación femenina es más fácil la cosa.
    - Claro, uno no tiene necesidad de ir y pagar.

 - Te ahorrás el costo.

 3) - No, yo no voy a hacerlo sólo por sexo. Mi novia  siente más amor
haciéndolo, lo hace mejor. Y yo siento amor por ella.

 4) - A un flaco le puede atraer la novedad, por unos pesos hacés negocio.
    - Lo hacen porque les gusta ir a esos lugares. La mayoría son los que tienen plata.
    - Los que tienen plata... ya probaron todo, ya no tienen qué probar.
 5) - Hay que probar con un flaco ¿no?.
    - Pero si te dicen: vamos al departamento de una mariposa ¿vos vas a ir?.
    - Pero eso lo hacen porque están drogados, les da todo igual.
    - Las prostitutas se drogan...para estar toda la noche ... para aguantar.
    6) - Y algunas deben disfrutar. Ganan plata y pasan un buen momento.
    - A mí me parece que una prostituta puede llegar a disfrutar, no sé, los primeros dos días de su trabajo, o la primera hora nada más.
    - Yo una vez fui a una despedida de soltero, y había una piba, jovencita, de diecisiete ó dieciocho años, muy linda la piba. Pero era: bueno, el que sigue... ¡Qué va a disfrutar!.
    -La mayoría te dice que hace eso porque tiene que mantener una casa...
    -Para mí no. Para mí buscan el camino fácil. Les gusta eso y entonces...¡bueno!.
    - ¡Ojo!, hay muchos casos que se inician en eso, después quieren salir y no pueden... porque es una mafia.
    - Porque la ven fácil, porque es un modo de ganarse la plata fácil...
    - No, por ahí es gente que no tiene familia, que viene de la provincia...o que la engañaron.
   Se da un intercambio de opiniones, subiendo la intensidad, hasta que uno irrumpe:
 7) - Para mí hay que matarlas a todas.
   - ¡¿Por qué?!.
   -Porque son una raza inferior.
   - ¡Qué  decís! ¡Cómo decís eso! ¡No es así!.
   - Cada uno tiene su derecho de hacer lo que le guste. Y si  a ella le gusta...
   - Hay que agarrarlas a esas y a los narcotraficantes y liquidarlos.
   - Esa es otra historia. A veces han entrado y han querido salir y no se lo permiten porque es una mafia.
   - El día que yo fui eran dos pibas, eran como siete lungos grandotes,
traje, mejor departamento, todo....
   - Te das cuenta, vas caminando por la calle y están lo chabones con
trajecito, saco... Te dicen: mirá flaco, y te dan la tarjeta, te llevo a ver la mercadería, y si te gusta....
   - Sí, aparte, es la mercadería, es como un pedazo de carne.
   - Y bueno, fijate qué feo es eso. Por eso, me entendés. Yo las mataría.
   - ¡No!, Además vos no podés entrar y decir: no, no me gusta ninguna. A veces, si vos bajas, no subís. Un amigo mío fue a comprar sábanas al Once. Le dieron una tarjeta. Pensó que era de un boliche, entonces bajó. Entró y vio chicas bailando... y el pibe se dio la vuelta y se iba. Se le pararon dos tipos así en la puerta: no, no, acá tenés que consumir o consumir, si no, no te vas. El tipo tuvo que gastar en un trago. Uno se da cuenta en esos momentos que las minas no salen más de ahí.
 - Es terrible, yo vi una piba con quince flacos, ella tendría diecisiete años.
Ella controla y es diez minutos por flaco. Con cuántos flacos tiene que pasar la noche.
   - Yo en su lugar me muero.
   - Qué asco... yo las mato.
   - Matarlas no..., habría que ayudarlas.
   - Para ellas es un trabajo, bueh...dicen que es un trabajo.
   - Para mí no. No es un trabajo.  ¿No escucharon lo que dijeron ellos?.
   -Nacen prostitutas.
   - ¡No!, si vos sos hija de prostituta, hermana de prostituta, y nieta de prostituta, vos, ¿qué vas a ser?

    En (1) un representante del poder patriarcal marca el territorio, reclama el ejercicio de su “propiedad” bajo la forma de la exclusividad como mirada, retener la pulsión de la mujer hasta dentro del campo escópico. Si la mujer mira a otro no es de él, y es considerada infiel porque el goce de mirar o ser mirada es acaparado para la mirada exclusiva del “propietario”, así, hasta ese instante de la mirada les pertenece. Hay quienes necesitan que la chica sea “muy difícil”, es decir fácil de dominar, que no haya accedido a la autonomía, que a él le garantiza, ilusoriamente, el ser exclusivo, sin competencia.
    Un compañero de grupo acota que las mujeres “no son como ellos” (1’), y le aclara que el mirar no obliga al deseo, y que es normal, pero el opresor, recurre al “respeto”-temor, “la dejo sin ojos”, con el chiste expresa el alcance de su prohibición a la mirada, y el castigo de castración.

   Salen del ámbito de la mirada y manifiestan cómo se aborda a una mujer y lo difícil que es para algunos hombres. (2) Las “compran” o como veremos más adelante, o las tratan como compradas. Aparece nuevamente reconocido como ritual social el iniciarse sexualmente con mujeres prostituidas, y se refieren a esto manifestando su naturalización.   La liberación femenina es enunciada por uno, e inmediatamente denigrada con ironía por otro: “te ahorrás el costo” significa “son las putas que no cobran”.

   Considero el pago en prostitución como un simulacro de contrato que actúa como salvoconducto para la apropiación ilimitada del psiquismo y el cuerpo de las mujeres, que en la mayoría de los casos producen el efecto de lo que son, verdaderas torturas.  Para C.Pateman, el pago en prostitución, actúa dentro del pacto sexual, para el hombre, como indemnización que impediría (injustamente) que la mujer pudiera reclamar por los daños sufridos.  

 En ese instante alguien separa y se separa, de lo que dicen los otros: él tendrá relaciones sexuales por amor, y en una relación de paridad. Más allá de lo imaginario, según los tiempos lógicos (Lacan), empieza el momento de comprender, que en este grupo dura solo un instante, “...no voy a hacerlo solo por sexo” (3)  Pero inmediatamente comienza el tiempo de concluir, cae el argumento lógico (4) “...por unos pesos hacés negocio” otra vez la mujer como objeto. Esto es conocido en psicoanálisis, “sólo por sexo” es sin empatía, desubjetivizando al otro. Falta el factor erótico, los sujetos, sus particularidades, en fin... falta la relación. Sin esto, no existe la satisfacción para estos hombres, Freud ya se había referido a esta falta de satisfacción en “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” y es importante remarcar, es una de las características en la relación prostituidora. Lo que se puede dar es solamente a nivel de descarga pulsional, no hacia un toro como objeto de deseo. Y en esas condiciones, como pulsión agresiva, sin la componente relacional, libidinal en sentido amplio, podemos considerarlo manifestación de la pulsión de muerte por la condición de objeto a la que someten a la otra persona. Desde la naturalización de transformar la privación de los Derechos Humanos en transacción comercial, es el no límite.

   También incluyen el prostituir a hombres, que en este caso tiene semblante de mujer, (5) y si es “mariposa” está en la misma categoría que ella. El otro sexo y el propio son desarticulados en parcialidades. 

   Como primer tiempo lógico la mirada inicia un proceso, que da lugar a un segundo tiempo lógico que es el tiempo de comprender, que comienza cuando empiezan a trabajar (6)   qué quiere una mujer y aquí aparecen los prejuicios, insostenibles,  acerca de que “algunas deben disfrutar y ganan plata haciéndolo”, “ Ganan plata y pasan un buen momento”, difícil les resulta reconocer el abuso que cometen, aunque aparece esbozado “por unos pesos hacés negocio”, imaginan muy a menudo que ellas gozan con ellos, creyendo que tal cosa es posible solo por su propio narcisismo, pero esa fantasía tampoco es tolerada, ya que tienen que darles dinero par ser aceptados.

   Continúa la conversación manteniendo cada subgrupo su posición, por un lado la realidad de lo que es esa práctica de la prostitución para las mujeres: el encierro, el miedo, la amenaza, el no poder aguantar a los prostituidores clientes, el no disfrutar, la responsabilidad económica con los hijos,  la actuación de las mafias. Aquí están a punto de concluir lo que preguntaba Freud ¿Qué quiere una mujer? Vemos diferentes imaginarios acerca de qué las hace gozar.

Hasta que impacta la violencia más desembozada: (7) “para mí hay que matarlas a todas (...) porque son una raza inferior”. Hay que matarlas a todas: si una mujer goza, entonces hay que matarla aunque sea con la palabra. Aparece lo femenino como una raza inferior. Cuando se le aclara que las mujeres prostituidas son tratadas como un pedazo de carne, contestará : “por eso, mirá que feo, por eso hay que matarlas a todas”. Saben que es feo lo que hacen con las mujeres en general, y es por esa depositación en ellas de todo lo cometido en su contra, que se las victimiza, además se maltrata a la mujer que ha sido vulnerada.   En el caso de las mujeres a quienes ellos han prostituido, son más castigadas precisamente por eso.

    Encontramos la expresión de las múltiples violencias de las que son víctimas las mujeres a quienes han prostituido: por ser mujeres, paradojalmente por haber sido prostituidas por ellos mismos, y por racismo,  y expresan además su fantasía de irreductibilidad del estado de ellas, fijándolas a ese “destino”. La realidad reflejada en este imaginario son niñas y mujeres inducidas, o secuestradas para cubrir el requerimiento masculino permanentemente en crecimiento.

    Continúa la argumentación, alguien dice que  “para ellas es un trabajo, bueh...dicen que es un trabajo” tal vez confundido con lo que se dice en los medios de comunicación, de todos modos sosteniendo el imaginario esclavista. Otro apela a un antiguo mito determinista como argumento: “nacen prostitutas”. Desde argumentos lógicos le contestan invitándolo a ponerse en el lugar de ellas, mostrándole el peso del aspecto cultural “si vos sos hija de prostituta, hermana de prostituta, y nieta de prostituta, vos ¿qué vas a ser?”

    En este grupo podemos apreciar que hay una lógica masculina en defensa de la mujer en general y de la mujer en situación de prostitución, en una posición realista. Y hemos conocido la expresión del paradigma patriarcal arcaico, basada en prejuicios tan antiguos como éste. A pesar de estar en América, donde sus pueblos originarios no dieron lugar a este tipo de explotación de las mujeres, sino recién a partir de la dominación europea (en nuestro caso la española). Incluso aún hoy algunas de estas culturas,  continúan preservándose de este tipo de esclavitud, del mismo modo que muchos otros hombres en todo el mundo, que no prostituyen a las mujeres.  Es importante valorar este tipo de datos, pues desmiente mitos que pretenden naturalizarla, con argumentos tales como que la prostitución es universal, y que siempre existió.

   Este antiguo mito de que las mujeres en esa situación “gustan de eso y ganan plata haciéndolo” además de liberar al prostituidor y a la sociedad de algún sentimiento de culpa, en este momento está muy utilizado en los medios para presentar la prostitución como algo atractivo y rentable para las mujeres.

   Los falaces argumentos de los tratantes de mujeres y niñas se siguen sosteniendo en estos mitos esclavistas, favorecidos por los medios de comunicación visuales y virtuales que las subyugan poniendo énfasis en la imagen de lo externo, bello y joven, y les miente nuevamente promesas de triunfo, placer, y también fama. Vemos ejemplos en T.V., internet, revistas y artículos en diarios y hasta en libros. Pero tanto las “escorts”, como las chicas V.I.P. algunas pertenecientes a familias acaudaladas, incluyendo a las que han comenzado casi niñas, comentan el pasaje de la prostitución a estar bajo trata como algo que en algún momento le sucede casi a cualquiera. Es asombrosamente fácil para ellos captarlas. Sony, jovencita de origen de clase media alta, de diecinueve años comenta “Había estado enferma, ya no tenía qué vender, me iba a quedar sin lugar donde vivir, y algo así era impensable...mientras no te sucede ni lo imaginás, pero cuando vienen los problemas, ya te falta la fuerza para afrontarlos, y en este ambiente, siempre aparece un tipo que te hace de “protector” y se queda con la mayor parte. Después... ya no podés salir,  además... tenés que irte a otro lado, a nadie le gusta verte desmejorada. Te quieren siempre divina, siempre alegre, siempre nena, pero sobre todo, ¡quieren que eso te guste! Para peor, aunque estés bien, se cansan enseguida, las buscan más chicas, Y es así...me muestro princesa porque a los hombres les gustan las chicas así pero...mirá...en esto...si me pongo a pensar...¡Es mejor no pensar!

    Para soportar la situación les es preciso no pensar, y para atraer a esos varones con ese imaginario, deben cumplir sus fantasías de uso, sobre todo, una de las fantasías-excusas del dominador, que es que “ellas lo eligen, a ellas les gusta”.

    En este momento podemos constatar en el mundo el peso del imaginario social patriarcal, a través del aumento y la gravedad de la violencia hacia las mujeres en general, y los horrores, entre otros, cometidos contra las mujeres en situación de prostitución, mientras en los medios de comunicación se las muestra como “oportunidad de empoderamiento para la mujer”.  Este argumento es esgrimido también por algunas  organizaciones internacionales que otorgan subsidios a proyectos para mujeres prostituidas, con la condición de que presenten a la prostitución como “trabajo sexual”, es decir, colocando a los proxenetas y sus mafias en el lugar de empresarios legales.

    Pero también podemos apreciar que cuando nos diferenciamos, como sociedad, de tales paradigmas arcaicos, podemos asumir que es posible una sexualidad al servicio de la pulsión de vida.

 

 

“Primeras Jornadas Nacionales Abolicionistas sobre prostitución y trata de mujeres niñas/os”

www.jornadasabolicionistas2009.blogspot.com

Facultad de Filosofía y Letras - UBA – 4 y 5 de diciembre de 2009

Organizadas por

Campaña “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”

www.campanianiunavictimamas.blogspot.com

 

 

DISCURSO de APERTURA

 

Hace 60 años, el 2 de diciembre de 1949, las Naciones Unidas adoptaron la Convención contra la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena.

 

Esta Convención establece que toda forma de explotación de la prostitución ajena es punible, sin importar el consentimiento de la víctima. Prohíbe el establecimiento de prostíbulos y la reglamentación de la prostitución; plantea la prevención de la prostitución y la trata, la protección de las víctimas y el control de las agencias de empleo.

 

Se trata de una Convención claramente abolicionista, que ha sido ratificada por nuestro país y se encuentra vigente, aunque no se respete, como lo demuestran la actual ley contra la trata de personas, la persecución de las personas en situación de prostitución a través de los Códigos Contravencionales y de Faltas, la proliferación de los prostíbulos bajo diversos nombres ante la mirada cómplice de los poderes públicos, la impunidad de los proxenetas, la promoción de la prostitución en medios de comunicación, publicidades, Internet, teléfonos celulares, propaganda callejera y algunas centrales de defensa de los trabajadores.

 

A esta Convención se llegó luego de décadas de lucha y de intentos jurídicos.

 

En los últimos 20 años, se inició en nuestro país y en el mundo, un retroceso legal e ideológico, que se aparta del abolicionismo, para incluir la idea de que el consentimiento de la víctima legitima su explotación. En este sentido, se reformó el Código Penal argentino en 1999. Pero el paso más importante lo dio Naciones Unidas al sancionar el llamado Protocolo de Palermo, en el año 2000, que es complementario de la Convención contra el Crimen Trasnacional Organizado y se refiere a la trata de personas. En él se inspira nuestra ley actual sobre ese tema. Al exigir que se pruebe la falta de consentimiento de la víctima mayor de 18 años para que exista el delito de trata de personas, abre un espacio de trata legal: aquella en que no pudo probarse que la persona afectada no consintió su propia explotación. En estas condiciones, los proxenetas y los esclavistas se convierten en empresarios.

 

Esta no es una mera cuestión jurídica: es un cambio de paradigma, del abolicionismo al reglamentarismo, de la necesidad de trabajar por un mundo sin prostitución a la consolidación de la prostitución como trabajo o como elección libre.

 

Hoy, se hace necesario retomar los principios abolicionistas y rescatar nuestra historia.

 

La genealogía feminista abolicionista tiene una larga trayectoria que lleva casi un siglo y medio, desde su inicio en Inglaterra de la mano de Josephine Grey Butler quien comenzó a luchar contra los sistemas reglamentaristas de control de las mujeres, como lo seguimos haciendo aún hoy.

 

En este marco y recogiendo estas historias de lucha, en nuestra invitación a participar en estas jornadas decimos: “El aumento de la violencia contra las mujeres y concomitantemente de la prostitución y la trata han alcanzado niveles de cuya magnitud aún no tenemos cabal conciencia. La escasez de datos estadísticos elaborados por los organismos oficiales a nivel local, nacional e internacional, sobre la cantidad de mujeres prostituidas y víctimas de la violencia de estas redes, sobre la composición de estas mismas y sus complicidades y la renta que la explotación de la prostitución ajena proporciona, hacen que resulte muy difícil la lucha contra la misma”.    

 

A todo esto se suman las tendencias actuales que pretenden considerar a la prostitución “trabajo” o diferenciar entre “libre” y “forzada”, y las legislaciones que se han ido apartando del sistema abolicionista, único que posibilita un marco jurídico y teórico para encarar la protección de las víctimas y la persecución de los delincuentes.

 

 En los últimos 35 años del siglo XX, surgen dos posiciones que van a dar sustento a diferentes propuestas políticas, éticas e ideológicas.

 

Por una parte, el feminismo desarrolla una teoría central del poder: la teoría de la política sexual, que permite reconocer y teorizar la opresión y explotación sexual de las mujeres y analizar los mecanismos que las sustentan, así como establecer formas de lucha contra ellas.

 

Por otro lado, en esta fase de mundialización del patriarcado capitalista, nos encontramos con profundos cambios económicos, sociales y culturales, que a nivel económico social han provocado la exclusión de millones de seres humanos, generando discursos y formas culturales que expresan, justifican y contribuyen a la producción de estas transformaciones. La cooptación de discursos y propuestas de movimientos sociales y políticos de liberación, ha servido para justificar la incorporación al mercado de todo lo existente. Nuestros cuerpos, nuestra intimidad y nuestra sexualidad pasan a ser bienes intercambiables. Nuestros discursos y reclamos sobre la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos y vidas, nuestras exigencias de igualdad, han sido apropiadas y cambiadas de sentido, para convertirse en libertad de elegir la propia opresión en lugar de luchar contra ella. Se refuerzan las cadenas en nombre de la “libertad”. 

 

Es en este marco que se presenta a la prostitución como un “trabajo libremente elegido”, ofreciéndola como deseable y posible para las niñas, las adolescentes y las mujeres. A esto lo denominan “legalización de la prostitución”, una propuesta intencionadamente confusa, tendiente a asimilar abolicionismo a prohibicionismo. Eso es absolutamente falso, dado que para el sistema abolicionista –a diferencia del prohibicionista- el ejercicio de la prostitución en sí mismo no es ilegal. Es ilegal la explotación de la prostitución ajena. Y el término “legalización”, en este contexto, significa en definitiva, legalizar el proxenetismo y la trata.

 

Afirman asimismo que de esta manera se va a contribuir a la defensa de los derechos de las mujeres en situación de prostitución, a controlar la explotación sexual infantil y la trata de mujeres y niñas con estos fines. Esto es contradicho por la misma realidad de aquellos países en que la prostitución ha sido reglamentada como trabajo Por ejemplo en Holanda, desde que se reglamentó la prostitución, solamente en el primer año creció un 25% y la trata de mujeres y niñas con este fin es incontrolable, siendo las inmigrantes “ilegales”, sin derecho alguno, entre el 85% y el 95% de las personas prostituídas.

 

Desde el feminismo abolicionista, sostenemos que los discursos se tienen que confrontar con la realidad, con las prácticas y sus resultados.

 

Esta supuesta “legalización” es lisa y llanamente la vieja reglamentación de la prostitución con nuevos ropajes, el de “trabajo sexual”, a fin de hacerla socialmente aceptable y sacarla del estatus de violencia contra las mujeres. Se refuerza así la idea de que las mujeres debemos estar al servicio de la sexualidad de los varones, quienes detentan el poder sexual y mayor poder económico que las mujeres de su propia clase, sin perjuicio de las diferencias económicas y políticas entre ellos. No es posible, por tanto, controlar el aumento de la prostitución y la trata y de toda la violencia que acarrean, si se la considera “trabajo”. Por el contrario, de esta manera se naturaliza y promueve la prostitución.

 

Para quienes organizamos estas jornadas, esta posición se corresponde con ese cambio en los discursos y búsquedas interesadas de sentidos para justificar aquellas situaciones que son violencia y opresión y que producen enormes ganancias para los explotadores.

 

La prostitución no es una elección individual de una mujer o de un grupo de mujeres que un día se encuentran en estado de prostitución, sino una institución social que nos afecta a todas las mujeres y que da a los varones el derecho de acceso irrestricto a nuestros cuerpos en una sociedad donde somos económica, social y culturalmente desiguales. Baste tener en cuenta que entre el 70% y el 80% de las personas más pobres del mundo somos mujeres, que percibimos el 10% de las remuneraciones mundiales, realizamos las dos terceras partes del trabajo en el mundo y poseemos el 1% de la propiedad mundial.

 

La institución de la prostitución no es responsabilidad de las mujeres en situación de prostitución. Ellas son las explotadas en un sistema constituido por fiolos, proxenetas, redes mafiosas, policías, Estados, iglesias y organismos internacionales cómplices, cuando no partícipes, “clientes” prostituyentes, medios de comunicación, bancos y empresas legales a través de los cuales se canaliza el “lavado” de dinero proveniente de esta actividad, e instituciones varias que de alguna manera se benefician. Es un negocio que produce billones de dólares en el mundo sobre la base de la explotación del cuerpo de las mujeres.

 

La trata es un medio para proveer de mujeres y niñas a la demanda de los prostituyentes. Alrededor del 85% de los casos de trata en el mundo se relacionan con mujeres y niñas para ser prostituidas. Desde el “enamoramiento” al secuestro, desde la necesidad económica a la desaparición, desde la descalificación sistemática a los golpes, desde la naturalización de la prostitución como una actividad glamorosa y rentable hasta la violencia brutal; todas son formas de incorporarlas y mantenerlas en ese estado. De allí que no es posible separar la prostitución de la trata. Por eso afirmamos que son dos caras de una misma violencia contra las mujeres.

 

Estas jornadas se enmarcan en la posición abolicionista que sostiene que toda forma de violencia y opresión de las mujeres viola sus derechos humanos, como lo hacen la prostitución y aquello que siempre la acompaña: la trata.

 

Para el feminismo abolicionista, la igualdad es un presupuesto básico y tiene por tanto como objetivo o aspiración acabar con las diferencias jerárquicas entre los sexos, así como con todas las desigualdades.

 

El abolicionismo es un principio normativo para la existencia y puesta en práctica de los derechos humanos de las humanas.

 

Hoy se hace necesario profundizar este marco teórico y político para desarrollar políticas que proporcionen herramientas para seguir avanzando en este camino que nos hemos propuesto y que sean integradoras de todos los aspectos de esta perspectiva. Además, toda teoría social y política para ser válida, debe ir íntimamente unida a la práctica; en este caso, a la lucha contra la represión de las mujeres y demás personas en situación de prostitución y contra toda forma de promoción o facilitación de la prostitución, de la trata y de la explotación de la prostitución ajena..

 

Entendemos que el abolicionismo es el sistema que puede aportar en la elaboración de políticas de erradicación de todas las formas de explotación sexual, ya que la defensa de los derechos de las humanas es intrínseca a sus postulados.

 

Para esto las sociedades deben responsabilizarse por lo que pasa y los Estados deben ser capaces de generar puestos de trabajo y condiciones de vida dignas, vivienda, salud y educación para todas y todos y particularmente para las mujeres en situación de vulnerabilidad social.

 

Desde la Campaña “Ni una Mujer Mas Víctima de las Redes de Prostitución” pensamos que esta situación de violencia es reversible, que la desigualdad es abolible, que la prostitución no es inevitable, que nuestra lucha articulada junto a todas y todos quienes compartan estas ideas y quieran un cambio profundo en la sociedad, que piensen que la igualdad y la libertad son deseables, hará realidad el abolicionismo. De allí que desde hace más de dos años y medio, diversos grupos y mujeres feministas, hemos emprendido desde esta Campaña acciones de denuncia, de concientización, talleres, marchas, presencia en los Encuentros Nacionales de Muejres, intervención en mesas redondas, en programas en los medios de comunicación, acompañamiento a familiares de víctimas, reclamos por la derogación de los Códigos Contravencionales y de Faltas y por la reforma de la actual ley contra la trata de personas, cuyo petitorio invitamos a firmar. También la organización de estas Jornadas Abolicionistas.

 

Esta lucha tiene precedentes y genealogías, y la continuamos con la convicción de que el mundo sin prostitución al que aspiramos supone también un mundo sin explotaciones, opresiones ni discriminaciones y que nuestra tarea es hoy por las mujeres desaparecidas, por las asesinadas, por las que se encuentran explotadas en prostíbulos, o en hoteles y departamentos de lujo, por las que están paradas en las esquinas en estado de prostitución, por las perseguidas por la policía, por las maltratadas por los proxenetas; por cada mujer violentada, cosificada, empobrecida, privada de sus derechos; por todas las mujeres, es decir por nosotras mismas, y por todas las personas que han sido convertidas en mercancía.

 

Por todas ellas, por todas y todos nosotras y nosotros, construyamos un mundo sin prostitución, sin explotación, sin opresión.

 

 

DISCURSO DE CIERRE

 

A lo largo de estos dos días hemos hablado y analizado la historia de las luchas y las ideas abolicionistas en relación a la prostitución y la trata de mujeres y niñas/os, la legislación y las responsabilidades del Estado, los medios de comunicación, los efectos psico-físicos sobre las víctimas y la atención de las mismas, las luchas actuales, que comprenden tanto a los familiares de las víctimas como a las mujeres en situación de prostitución, a las feministas, a las travestis, e incluso algunas políticas de Estado impulsadas por mujeres feministas. Hemos profundizado en las ideas abolicionistas.

 

También han surgido denuncias y propuestas. Porque estas Jornadas no han sido concebidas como puramente académicas, como una cuestión de especialistas, sino como jornadas políticas, que pretendemos sirvan para alimentar nuestras reflexiones y nuestras luchas. Valoramos especialmente haber tenido la presencia de todas y todos ustedes, su concurrencia a unas jornadas que parten de la afirmación de que la prostitución no es un trabajo sino una forma de violencia contra las mujeres, en momentos en que existe una fuerte corriente que sostiene lo contrario y promueve la prostitución como algo deseable y como una elección libre. Esperamos haber contribuido a fortalecer las tendencias abolicionistas en nuestro país, desde los aportes que en conjunto hemos realizados en estos días.

 

El abolicionismo no es simplemente un sistema jurídico, sino que se presenta desde el comienzo como un movimiento social de liberación de las mujeres y una propuesta ética para toda la sociedad, que ha incorporado hoya a otros colectivos: varones y travestis antipatriarcales, mujeres que no se reconocen como feministas, que han tenido presencia y voz en estas Jornadas.

 

 

Se han propuesto cambios a nivel práctico, tanto en la cotidianeidad, como en el conjunto de las relaciones sociales, en el estado, en los medios, en la legislación.

 

En estas Jornadas, hemos denunciado:

 

-          La responsabilidad de los estados y gobiernos nacionales, provinciales y municipales, de los poderes legislativos y de la justicia, que no toman medidas efectivas de prevención, atención a las víctimas y represión del delito. Los prostíbulos y la propaganda de prostitución están a la luz del día, bajo la mirada cómplice de los poderes públicos. Las personas en situación de prostitución son perseguidas, los proxenetas están en libertad, las desapariciones de mujeres no son debidamente investigadas y las políticas públicas de inclusión social brillan por su ausencia.

-           

-          La falta de voluntad judicial y política para ir más allá, en el mejor de los casos, del juzgamiento del rufíán o rufiana o del regente del prostíbulo, y llegar a los más altos responsables de las redes de prostitución, incluida la participación de ciertos funcionarios, jueces, legisladores y fiscales.

 

- El papel de los “clientes” de prostitución como prostituyentes. Sabemos cuan difícil se torna para las mujeres reconocer esta realidad, porque están implicadas nuestras relaciones más próximas: los prostituyentes son nuestros novios, maridos, padres, hermanos, amigos, amantes, compañeros de trabajo, de facultad o de militancia. También reconocemos las dificultades con que se enfrentan las mujeres en prostitución, a quienes no se les da otra opción que sobrevivir de la demanda masculina de cuerpos de mujeres y niñas/os. Pero no podemos dejar de considerar esta figura clave en la institución de la prostitución, a aquél que pone en marcha todo el sistema prostituyente con su demanda. Sin prostituyentes no habría prostitución ni trata.

 

- La promoción de la prostitución y la cosificación de las mujeres y niñas/os realizada por los medios de comunicación y la publicidad, su papel de prostituyentes.

 

 

Entre las propuestas, podemos mencionar:

 

- Derogación de las figuras represivas de los Códigos Contravencionales y de Faltas, en especial aquellas que persiguen a las personas en situación de prostitución y a todas las que se encuentren en estado de vulnerabilidad social.

 

- Políticas públicas que garanticen trabajo, salud, educación, vivienda y acceso a la cultura, a todas las personas y especialmente a las mujeres en situación de vulnerabilidad social.

 

- Cierre de los prostíbulos y contención e inclusión social de las mujeres víctimas de explotación sexual. No deportación de las mujeres migrantes, salvo expreso pedido de las mismas, formulado en condiciones de libertad.

 

- Campañas que señalen la responsabilidad de los prostituyentes (mal llamados “clientes”).

 

- Penalización de los proxenetas, es decir de todo aquellos que exploten la prostitución ajena.

-

- Atención efectiva a las víctimas de trata y prostitución.

 

Reforma de la ley contra la trata de personas, considerando irrelevante en todos los casos el consentimiento de la víctima.

.

 

- Investigación exhaustiva de los casos de desaparición de mujeres y niñas/os y de las responsabilidades de integrantes de los poderes públicos. Aparición con vida de las mujeres desaparecidas.

 

- Desmantelamiento de las redes de prostitución.

 

- Campaña de denuncia a los programas y medios de comunicación que promuevan la cosificación y mercantilización de las mujeres y niñas/os y de todas las personas y profundizan de esta manera la desigualdad de género y la violencia sexista.

 

- Reivindicar la plena vigencia del Convenio por la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena.

 

- Consagrar el 2 de diciembre como Día por la abolición del sistema prostituyente. Somos concientes que Naciones Unidas lo ha consagrado como Día Internacional contra la Esclavitud, pero consideramos que esto no refleja claramente el significado de la mencionada Convención y puede dar lugar a interpretaciones erróneas, como a la distinción entre una prostitución libre y otra forzada. La esclavitud que aquí se denuncia tiene nombre y apellido concretos: trata de personas y explotación de la prostitución. Nombrar la institución de la prostitución por su propio nombre es, en este momento, una cuestión fundamental.

 

Proponemos realizar acciones en todo el país por estas y otras propuestas, con contenido abolicionista, los días que sean posibles y que cada grupo en cada ciudad o pueblo establezca,

 

Señalamos como emblemáticos los siguientes:

 

-          14 de enero: desaparición de Verónica Andrea Chávez

-          10 de febrero: desaparición de Andrea Noemí López

-          3 de febrero: desaparición de Rossana Maricel Duarte

-          16 de marzo: desaparición de Florencia Pennacchi

-          3 de abril: desaparición de Marita Verón

-          25 de julio: desaparición de Fernanda Aguirre

-          30 de julio: desaparición de Mirta Bordón

-          22 de octubre: desaparición de Otoño Uriarte, posteriormente asesinada

-          4 de noviembre: desaparición de Mercedes Almaraz

-          29 de noviembre: asesinato de María Ester Amaro

 

Proponemos que, sean cuales fueren los días y acciones que realicemos, confluyamos en todo el país el 23 de setiembre, Día contra la Explotación Sexual y el 2 de diciembre, Día por la Abolición del Sistema Prostituyente.

 

[1] G.Zilboorg, “Masculine and Feminine: some biological and Cultural Aspects”, Psychiatry, 7, 1944, p.282.

[2]  J. Lacan, “Seminario 7”, Ed.Paidós, 2009, p.223, 224.

[3] Pateman, Carole. “El Contrato Sexual”, Anthropos, 1995.

[4] Julia Kristeva, “Sentido y sinsentido de la revuelta”, Ed.Eudeba, p. 82,83, 84,85.

[5] Enrique Carpintero, “La sexualidad evanescente”, Rev.Topía Nº 56.

 

 

 

 

Magdalena González
publicacionmg [at] yahoo.com.ar
 

 

Articulo publicado en
Abril / 2010

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