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En reivindicación de Sándor Ferenczi, el terapeuta de la ternura

 

He de decir que soy conocido como un espíritu inquieto o, según me han dicho recientemente en Oxford, como “el enfant terrible” del psicoanálisis.
Sándor Ferenczi

 

“NiUnaMenos”. Vivas nos queremos. Vivas, potentes y vitales. Inmersa en las intensidades vividas en la marcha “NiUnamenos” realizada el 3 de junio pasado, he decido comenzar estas líneas recordando un escrito al que llamé “En defensa de la ternura”.(1)

¿Qué nombre poner a esa emoción que me invadió cuando frente al Congreso vi a esos niños con cartelitos cuya leyenda denunciaba “NiUnaMenos”? Caminaba junto a mis amigas, con las que nos acompañamos desde tiempos inmemorables por esa Avenida de Mayo, con una emoción particular ¿la podré llamar ternura? Invadida por ese estado, me crucé con aquel amigo sesentón, como quien escribe, caminando por la plaza con su hija treintañera. Me sigue acompañando la ternura que me despertó ver a esas dos generaciones, ese padre y esa hija, en esa plaza por “NiUnaMenos”.

Tomo prestado un fragmento de una nota aparecida en Página/12 el domingo siguiente a la marcha y cito textual a Marta Dillon:

¡Vivas nos queremos! Es más que una consigna, es anclarnos con fuerza en nuestros derechos, es acompañar el duelo por las que ya no pueden gritar sin renunciar al deseo, a soñar otros mundos, a bailar, a perdernos en tantos abrazos porque esto que sucedió el viernes lo hicimos todas, lo hicimos todos. No estamos suplicando que no nos maten. Estamos afianzándonos en la vida, en nuestras elecciones, en nuestra particular manera de ser y de estar en el mundo por fuera de mandatos y juicios. Nos queremos vivas, nos queremos libres, nos queremos desafiantes de esa imposición de modelos de belleza, de familia, de un modo supuestamente correcto de amar o de gozar.2

De abusos sexuales

Cada día más y más sale a la luz lo tan tapado. Lo tan tapado lleva décadas y décadas. Cada día conocemos más de la violencia hacia las mujeres. Y también de abusos sexuales. Conocemos por lo vivido, por lo escuchado, y conocemos cada vez más por las denuncias que empiezan a ser públicas, cada día más. El horror sale por todos lados. Lo silenciado, opacado, sepultado, irrumpe como un volcán en erupción. La emergencia de un silencio soterrado que nos atraviesa a todos a la vez. Complicidad y silencio en y de las instituciones, muchos silencios. Incluido el silencio de la Sociedad Psicoanalítica.

Nunca se insistirá bastante sobre la importancia del traumatismo y, en particular, del traumatismo sexual como factor patógeno

“En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa”, era la frase que seguía a la firma de Lohana Berkins en sus comunicaciones. Así se presentaba la militante transexual fallecida en febrero pasado. Habla de coraje, al leerla en un reportaje aparecido en Página/123 me hizo recordar a Sándor Ferenczi, a quien se lo conoce como “el terapeuta de la ternura”. Ferenczi no habla de coraje, pero sí de osadía. Ser osado. Y había que ser osado para denunciar en el año 1932 que había adultos abusadores. Recordemos que en 1933 Hitler gana las elecciones en Alemania.

Un poco de historia

Me remito a la década de los años 20 del siglo pasado, muy prontamente un siglo. Década de grandes movimientos políticos, sociales, culturales. Época de ilusiones. La ilusión de un porvenir de vida mejor. Freud y el psicoanálisis, pero también el marxismo y el socialismo. Y la sociedad psicoanalítica en plena ebullición teórica, técnica y clínica. Un Ferenczi eminentemente clínico, se destacaba por un talento poco común como terapeuta, recibía los casos más complejos derivados por otros analistas de su tiempo. Se abocó a la cura de lo que hoy llamaríamos “trastornos graves”, pacientes en el límite, con cierta gravedad. De allí su innovación en cuanto a la técnica, sus “intervenciones activas” cuando un tratamiento no avanzaba, presentadas en el Congreso Internacional de Psicoanálisis realizado en La Haya en 1920. Su ponencia “Adelantos en la Técnica Activa” da cuenta de ello. Se muestra como un analista inquieto, creativo y creador, que avanzaba en el trabajo clínico por fuera de ese molde del analista distante, y que, ante los avatares de su quehacer cotidiano, se interrogaba sobre formas de intervención cuando un tratamiento no avanzaba. Freud alienta en un comienzo las innovaciones propuestas por Ferenczi, uno de sus discípulos más queridos, en su artículo “Nuevos caminos en la terapia psicoanalítica” del año 1918.

Una mujer llamada Elizabeth Severn

En la 7ma. Conferencia Internacional Sándor Ferenczi, realizada en Buenos Aires en el año 2009, tuve la oportunidad de conocer a Christopher Fortune y escuchar su conmovedora ponencia de la que extraigo los siguientes fragmentos:

En las postrimerías del verano de 1924, una atribulada mujer, llamada Elizabeth Severn, se bajó de un tren en la estación de Budapest y se dirigió a la calle 3 Nagy Diófa, donde vivía el psicoanalista húngaro de fama mundial, llamado Sándor Ferenczi. El Dr. Ferenczi -creía ella- era su última esperanza, la única persona que podría curar su desesperado estado mental y salvar su vida.

[…]

Desde mediados de la década de 1920, Elizabeth Severn, es descrita por Ferenczi como su “principal paciente”, influyendo en sus revolucionarias innovaciones técnicas. Específicamente, Severn dio origen a los más significativos experimentos terapéuticos de Ferenczi. Este cambio radical de la neutralidad analítica le llevó directamente a una creciente comprensión de la dinámica del trauma sexual temprano, incluso el propio, y a una comprensión que reforzaría su desafío a Freud y a la piedra angular del psicoanálisis -la fantasía inconsciente-.

[…]

Utilizando técnicas de relajación y de regresión, Severn y Ferenczi levantaron un velo de amnesias tempranas y empezaron a develar los detalles de su fragmentado self que faltaban de la infancia de Elizabeth. Ellos reconstruyen juntos un cuadro de abusos tempranos -que el padre de Severn, había abusado física, emocional, y sexualmente de ella desde la edad de un año y medio. Las “memorias” inconscientes recuperadas eran horrorosas y bizarras.4

En septiembre de 1932 se realiza en Wiesbaden el XII Congreso Internacional de Psicoanálisis. Allí, Ferenczi presenta públicamente lo que será su última ponencia: “Confusión de lenguas entre los adultos y el niño”, con el subtítulo “El lenguaje de la ternura y la pasión”.

Dice allí:

… nunca se insistirá bastante sobre la importancia del traumatismo y en particular del traumatismo sexual como factor patógeno. Incluso los niños de familias honorables de tradición puritana son víctimas de violencias y de violaciones mucho más a menudo de lo que se cree. Bien son los padres que buscan un sustituto a sus insatisfacciones de forma patológica, o bien son personas de confianza de la familia (tíos, abuelos), o bien los preceptores y el personal doméstico quienes abusan de la ignorancia y de la inocencia de los niños. La objeción de que se trata de fantasías de los niños, es decir, de mentiras histéricas, pierde toda su fuerza al saber la cantidad de pacientes que confiesan en el análisis sus propias culpas sobre los niños.5

Y más adelante:

Las seducciones incestuosas se producen habitualmente de este modo: un adulto y un niño se aman; el niño tiene fantasías lúdicas, como por ejemplo, desempeñar un papel maternal respecto del adulto. Este juego puede tomar una forma erótica, pero permanece siempre a nivel de la ternura. No ocurre lo mismo en los adultos con predisposiciones psicopatológicas, sobre todo si su equilibrio y su control personal están perturbados por alguna desgracia, por el uso de estupefacientes o de sustancias tóxicas. Confunden los juegos de los niños con los deseos de una persona madura sexualmente, y se dejan arrastrar a actos sexuales sin pensar en las consecuencias. […] Es difícil adivinar el comportamiento, y los sentimientos de los niños tras esos sucesos. Su primera reacción será de rechazo, de desagrado, y opondrán una violenta resistencia. Esta o alguna similar, sería la reacción inmediata si no estuviera inhibida por un temor intenso. Los niños se sienten física y moralmente indefensos, su personalidad es débil para protestar, incluso mentalmente, la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los deja mudos, e incluso pueden hacerles perder la conciencia. Pero cuando este temor alcanza su punto culminante, les obliga a someterse automáticamente a la voluntad del agresor, a adivinar su menor deseo, a obedecer olvidándose totalmente de sí e identificándose por completo con el agresor.6

Con la presentación de este artículo, se ganaba Ferenczi el rechazo de toda la sociedad psicoanalítica y, particularmente, de Freud, quien le sugiere que no lo presente. Escribirá en una carta a su hija Anna fechada el 3 de setiembre, un día antes de la realización del congreso: “Ferenczi […] Ha hecho una total regresión a las concepciones etiológicas en que yo creí y que publiqué 35 años atrás, de que las causas habituales de las neurosis son serios traumas sexuales de la niñez, dijo casi textualmente lo mismo que yo entonces”.7

Isabel Monzón escribió por su parte:

Víctima de una anemia perniciosa, Ferenczi muere en mayo de 1933, con la promesa de Ernest Jones de publicarle Confusión de lenguas entre los adultos y el niño en la International Journal of Psyco-Analysis. Poco antes de morir Ferenczi, Freud le escribe a Jones una carta en la que dice que una paciente de Sándor, la señora Severn, parecía haberle provocado a su analista una pseudología phantástica. En junio, Jones le contesta diciéndole que la “paranoia” de Ferenczi se había puesto en evidencia “a la vista de su último artículo para el congreso” y que veía contraproducente publicar, ahora que él había muerto, su último artículo, ya que sería un perjuicio y un descrédito para el propio autor. Y agrega: “Sus postulados científicos y sus declaraciones sobre la práctica analítica no constituyen más que una sarta de errores que solamente sirven para desacreditar al psicoanálisis y dar pábulo a sus enemigos”.8

Ferenczi se muestra como un analista inquieto, creativo y creador, que avanzaba en el trabajo clínico por fuera de ese molde del analista distante

Preguntas para un posible cierre

¿Qué lo lleva a Freud a desestimar el trabajo de Sándor Ferenczi? Desde hace algunos años me invade la pregunta. ¿Habría sido otro el devenir de la historia si en 1932 la Sociedad Psicoanalítica hubiera publicado, difundido y denunciado públicamente a los adultos abusadores? ¿Habría sido un punto de quiebre en el devenir de la historia, al menos de cómo la conocemos hoy?

Volvamos con algunos datos históricos, año 1933: Freud no sólo decide no publicar “Confusión de lenguas entre adultos y niños”, sino tampoco el libro Análisis del carácter de Wilhelm Reich, uno de los pioneros dentro del movimiento psicoanalítico en denunciar el carácter patriarcal de la cultura capitalista. Nos dice Reich:

Iba a ser publicado por la Editorial Psicoanalítica Internacional. Estaba en prensa y ya había leído las segundas pruebas cuando el Comité Ejecutivo de la Asociación Psicoanalítica Internacional decidió que el libro se debía publicar en “comisión”, o sea sin el imprimatur de la editorial: Hitler acababa de asumir el poder.9

Ferenczi no habla de coraje, pero sí de osadía. Ser osado. Y había que ser osado para denunciar en el año 1932 que había adultos abusadores. Recordemos que en 1933 Hitler gana las elecciones en Alemania

En enero de 1933 Hitler gana las elecciones en Alemania. Dos años antes, el 18 de setiembre de 1931, “Geli” Raubal, sobrina de Hitler de 23 años, se suicida. Circula por ese entonces, en la prensa alemana, que Hitler abusaba de esa sobrina. Versiones nada desestimables al conocer el destino final de “Geli” Raubal. El lunes siguiente al sábado en que se descubrió el cadáver, el diario Múnich Post publicó un informe que afirmaba “que había señales de violencia en el cuerpo, incluyendo la fractura de la nariz. Señales de violencia y afirmaciones sobre una encendida pelea antes del suicidio: eso claramente implicaba que Hitler la había golpeado hasta inducirla al suicidio o que una lucha entre los dos había terminado con la muerte de la joven”.10 Konrad Heiden, periodista y escritor alemán, conocido por sus trabajos sobre Adolf Hitler, difundió en esos momentos la “perversión sexual hacia su sobrina”.11

¿Podemos atrevernos a pensar que los analistas de esa época, y Freud en particular, conocían lo que estaba siendo difundido públicamente por la prensa alemana? Y si esto fuera así ¿habría tenido incidencia en la negativa de publicar el artículo de Ferenczi donde denunciaba a los adultos abusadores?

Tomaré sólo algunos fragmentos aislados de “Psicoanálisis y/o revolución social”, escrito en 1970 por Marie Langer, trabajo en el que describe acontecimientos de los años 30 en Austria y Alemania.

En los años 30, en Viena, la juventud intelectual era atraída apasionadamente por el psicoanálisis y el marxismo. […] en Viena, los psicoanalistas maduros convencieron a los jóvenes de que psicoanálisis y marxismo eran excluyentes. Se tenía que elegir entre uno y otro. En 1932 hubo problemas con W. Reich, quien -cito a Jones- hizo publicar un trabajo que culminaba con la tesis sin sentido de que lo que habíamos llamado instinto de muerte es un producto del sistema capitalista. Freud deseaba comentar este trabajo aclarando que el psicoanálisis no tenía ningún interés político, pero renunció a hacerlo porque Bernstein le advirtió que “eso equivaldría a una declaración de guerra a los soviets”. Cabe preguntarse, si en la Viena de 1932 los psicoanalistas no temieron más al comunismo que al nacionalsocialismo. No cuestionamos al Freud científico que nos muestra cómo la ideología de la clase dominante se trasmite, a través del superyó, de generación en generación y vuelve lerdo al hombre en su capacidad de cambio. Cuestionamos el aislamiento de las instituciones psicoanalíticas, sus estructuras verticales de poder y el liberalismo aparente de su ideología.12

Ferenczi muere el 22 de mayo de 1933, en Budapest, Hungría. Al año siguiente, en el Congreso de Lucerna, se produce la expulsión de Wilhelm Reich de la Asociación Psicoanalítica. Terminaba de escribir Psicología de masas del fascismo.

Un Ferenczi eminentemente clínico, se destacaba por un talento poco común como terapeuta, recibía los casos más complejos derivados por otros analistas de su tiempo

Al igual que Wilhelm Reich y otros psicoanalistas que engrandecieron y se comprometieron con el destino de su tiempo, Sándor Ferenczi quedó catapultado en la historia grande del psicoanálisis. Sin embargo, hoy está presente entre nosotros como un gran referente; gracias a Michael Balint, discípulo y amigo de Ferenczi, cuya persistencia en difundir su obra impidió que quedara en el olvido el enfant terrible del psicoanálisis.

Una cita final:

La historia y los aportes de Sándor Ferenczi, discípulo dilecto e interlocutor privilegiado de Freud, constituyen un aporte trascendente a nuestro pensamiento psicoanalítico actual. Reconocido por Freud como uno de sus allegados más íntimos, devino luego en rebelde, el olvidado. Desde su acercamiento inicial en 1908, hasta su temprana muerte en 1933, el luminoso camino que recorre fue oscurecido por mucho tiempo; tan así que su retrato, faltante en la galería de los presidentes de la api, fue solo restituido allí durante la presidencia del Dr. Horacio Etchegoyen. Solo recientemente ha sido “redescubierto” y se comienzan a valorar sus trascendentales aportes al pensamiento psicoanalítico; su recuperación y rehabilitación constituyen un paso importante en el restablecer ciertos conceptos y actitudes en Psicoanálisis de valor innegable para su ejercicio en los contextos actuales.13

Coraje. Osadía. Cuestión de actitud, de valentía, de insumisión. Celebro la existencia de grandes como Ferenzi, Reich, Langer. La emergencia de NiUnaMenos me significa conectar con aquellos quiebres en la historia que no han dejado ser, pero que ahí están, listos para hacer pulsar la pregunta en torno a los posibles órdenes de sentido y, por lo tanto, la invención de nuevos mundos, suceptibles de ser imaginados/activados cuando se desbaratan los órdenes hasta ahora establecidos.

Notas

1. “En defensa de la ternura”, Kiné, abril de 2013.

2. Dillon, Marta, “Impresiones de un día histórico”, Página/12, 5 de junio de 2016. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-301033-2016-06-05.html

3. Peker, Luciana, “La comandante de las mariposas”. Entrevista Inédita a Lohana Berkins, Página/12, 7 de febrero 2016. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-291969-2016-02-07.html

4. Fortune, Christopher,“El caso de RN. Un Experimento Radical De Sándor Ferenczi.”, Ponencia presentada en la 7ma. Conferencia Internacional Sándor Ferenczi, Buenos Aires, 2009. Un agradecimiento especial a Juan V. Gallardo Cuneo, director de indepsi, a quien le debemos la traducción al español.

5. Ferenczi, Sándor, “Confusión de lenguas entre adultos y niños”, Tomo IV, Espasa-Calpe, Madrid, 1984.

6. Ibíd.

7. Sigmund Freud-Anna Freud, Correspondencia 1904-1938, Paidós, Buenos Aires, 2014.

8. Monzón, Isabel, “Un psicoanalista peculiar, soñador y sensitivo: Sándor Ferenczi”, Revista Topía en la clinica N° V, marzo de 2001.

9. Reich habla de Freud. Entrevistas hechas a W. Reich por representantes de los Archivos Sigmund Freud, 18 y 19 de octubre de 1952. Anagrama, Barcelona, 1970.

10. Rosenbaum, Ron, Explicar a Hitler: los orígenes de la maldad, Siglo XXI, México, 1999.

11. Ibíd.

12. Marie Langer, “Psicoanálisis y/o revolución social”, en Cuestionamos i., Granica, Buenos Aires, pp. 257-269.

13. Pedro Boschan, “Introducción”, en Pedro Boschán (comp.), Sándor Ferenczi y el psicoanálisis del siglo xxi, Letra viva, Buenos Aires, 2011.

Un reconocimiento especial a Pedro Boschán in memoriam: La creación de la ASaFER, Asociación Cultural Sándor Ferenczi fue un significativo baluarte latinoamericano del pensamiento ferencziano. Creada en Buenos aires, Argentina, en el año 2008 por el Dr. Pedro Boschán, definido como un lugar de encuentro, intercambio y difusión científica del pensamiento del analista húngaro. ASaFER organizó la 7ma. Conferencia Internacional Sándor Ferenczi: “ConFerenzi09. Introyección, transferencia y el analista en el mundo contemporáneo” (2009) y la posterior edición del libro Sándor Ferenczi y el psicoanálisis del siglo XXI, una compilación de las ponencias presentadas en dicho Congreso.

Véase: http://www.alsf-chile.org/quienes-somos.html

 

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Articulo publicado en
Noviembre / 2016