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Igualdad ante la Ley, desigualdad en la Salud Integral

 
Una mirada en la población travesti - trans

La Ley N° 26.743 -mejor conocida como la Ley de Identidad de Género- fue sancionada en 2012. Se trata de una ley modelo y una de las más progresivas a nivel internacional, debido a que no patologiza a las identidades. Sin embargo, en materia de salud, la realidad material de las personas travestis y trans en el país dista mucho de ser ideal. Es por ello que en este artículo intento abordar y ejemplificar la desigualdad social que aún tiene esta población.

Es clara la evidencia del grado de falta de políticas públicas cuando se siguen usando censos y encuestas que datan de más de cinco años atrás

El concepto de Salud Integral -que problematizaremos en este artículo- implica un equilibrio entre distintos factores: el emocional, el económico y el social. Las personas trans nos vemos privadas del mismo al ser discriminadas, patologizadas y estigmatizadas por el solo hecho de que elegimos construir una identidad distinta a los preceptos que se imponen mediante el binomio “varón” y “mujer”.

Como periodista y activista he tenido la oportunidad de recorrer escuelas, facultades y me han llegado denuncias que hacen a la desatención o el incumplimiento de la Ley de Identidad de Género en el sistema sanitario. Basta con leer el documento del Observatorio de Crímenes LGTBI para constatar esta realidad: allí se observa que la desidia estatal en el marco de la salud representa la segunda causa de muerte entre la población LGTBI.

Según una encuesta realizada por la Asociación de Travestis, Trans y Transexuales de Argentina y el Indec, “sólo una minoría de las personas encuestadas reside en viviendas de tipo deficitaria y un 2% vive en situación de calle”. La misma encuesta arrojó que el 83% de las personas trans y travestis encuestadas habían sido víctimas de graves actos de violencia y discriminación policial. Se deben sumar la falta de adecuación de los registros de este colectivo, lo que imposibilita conocer si la denuncia fue formulada por personas trans sin cambio registral, esto es fundamental.

Es clara la evidencia del grado de falta de políticas públicas cuando se siguen usando censos y encuestas que datan de más de cinco años atrás. Esta situación no es nueva, sino que forma parte de una negación histórica de nuestros derechos.

El origen del odio

Los roles de género se ven perpetrados por la cultura de un sistema social determinado. El capitalismo no sólo no ha desterrado, sino que se apoya en instituciones milenarias como la familia patriarcal y las iglesias de todos los cultos, que legitiman, reproducen y sostienen ancestrales prejuicios misóginos, sexistas y de odio a la diversidad sexual. Éstas intentan imponer que la sexualidad tiene como única finalidad la reproducción.

El capitalismo encuentra un beneficio en la familia tradicional, la cual establece como “natural” que sean las mujeres quienes realicen las tareas necesarias para la reproducción cotidiana de la fuerza de trabajo, mediante el trabajo doméstico gratuito. Además, tiene la finalidad de garantizar la reproducción cotidiana y generacional de la fuerza de trabajo, así como inculcar a las nuevas generaciones el respeto a la autoridad y la existencia de jerarquías como si estas constituyeran un “orden natural” que debe ser aceptado.

La familia como núcleo económico y el binarismo de género

Al decir de Friedrich Engels, “la diferencia entre ricos y pobres se sumó a la existente entre libres y esclavos; de la nueva división del trabajo resultó una nueva escisión de la sociedad de clases. La desproporción de los distintos cabezas de familia destruyó las antiguas comunidades comunistas domésticas en todas partes donde se habían mantenido hasta entonces; con ello se puso fin al trabajo común de la tierra por cuenta de dichas comunidades. El suelo cultivable se distribuyó entre las familias particulares; al principio de un modo temporal, y más tarde para siempre; el paso a la propiedad privada completa se realizó poco a poco, paralelamente al tránsito del matrimonio sindiásmico**, a la monogamia. La familia individual empezó a convertirse en la unidad económica de la sociedad.”

La ley N° 26.743 define a la identidad como la “vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente”; es decir, que no sólo atañe a las personas travestis y trans, sino que hace a la definición de la identidad de todes

Si bien el texto es del siglo XIX, la familia sigue siendo el núcleo central económico de este sistema; y la religión la erige como modelo único. La Iglesia Católica, responsable de impartir ideologías oscurantistas en nuestro país no sólo es avalada, sino financiada por el Estado y por todos los gobiernos. Como sabemos, el actual papa Jorge Bergoglio sigue difundiendo un mensaje de odio hacia la disidencia sexual y las personas trans. En su último documento, la Conferencia Episcopal Argentina sigue sosteniendo que el sexo es meramente reproductivo y que solamente existen dos identidades -“varón” y “mujer”- amparándose en el Antiguo Testamento. Este discurso genera un sentido común reaccionario, que no sólo se reproduce en la realidad cotidiana, sino particularmente en el ambiente sanitario.

Qué dice la Ley

Desde temprana edad, nos enseñan que hay como único horizonte dos géneros posibles: el de hombre o mujer. Como afirma el filósofo y activista Blas Radi, “muchas veces para sostenerlos se invoca la objetividad inapelable de ‘la naturaleza’, o el prestigio y la autoridad de ‘la ciencia’. Con respecto a la naturaleza, es infinitamente más compleja que nuestras descripciones. Con respecto a la ciencia, hay resultados de investigaciones desarrolladas por una multiplicidad de enfoques disciplinares que, por lo menos desde hace 100 años, ofrecen herramientas teóricas que van en otra dirección. En este sentido, sostener que el sexo es un atributo de los cuerpos, que los sexos son dos, que el género se sigue del sexo es casi como decir que la tierra es plana, o que está en el centro del universo.”

En su articulado, la ley N° 26.743 define a la identidad como la “vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente”; es decir, que no sólo atañe a las personas travestis y trans, sino que hace a la definición de la identidad de todes.

Identidad y salud

Durante el año pasado, la Organización Mundial de la Salud finalizó la undécima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Todas las categorías relacionadas con las personas trans se eliminaron del capítulo sobre trastornos mentales y del comportamiento.

Mediante un comunicado en las redes sociales, se dio a conocer la noticia sobre la nueva versión del CIE que se presentaron para su aprobación final en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de este año. El mismo fue difundido por diversas ONG, GATE, AKAHATA, TGEU, APTN, ILGA, Coalición Trans-postsoviética, Iranti.org, STP International Campaign Stop Trans Pathologization, entre otras.

La OMS afirma que ser una persona trans o de género diverso no significa sufrir un trastorno mental

Al mismo tiempo, se han introducido nuevas categorías relacionadas con las personas trans: incongruencia de género en la adolescencia y adultez e incongruencia de género en la infancia. No solo cambia el nombre y la situación en el manual, también la definición. Hasta ahora, el CIE-10 calificaba la transexualidad como “un deseo de vivir y ser aceptado como miembro del sexo opuesto, por lo general acompañado de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico, y de deseo de someterse a tratamiento quirúrgico u hormonal para hacer que el propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido.”

Ahora la definición -para adultos y adolescentes- será: “Una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado del individuo y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de ‘transición’ para vivir y ser aceptado como una persona del género experimentado a través del tratamiento hormonal, la cirugía u otras prestaciones sanitarias para alinear el cuerpo, tanto como se desee y en la medida de lo posible, con el género experimentado. El diagnóstico no puede asignarse antes del inicio de la pubertad. El comportamiento y las preferencias de género por sí solas no son una base para asignar el diagnóstico.”

En criollo, la Organización Mundial de la Salud afirma que ser una persona trans o de género diverso no significa sufrir un trastorno mental. Así se destierran las patologías que permitían institucionalización, “conversión” e incluso esterilización.

El considerar a las personas trans, travestis, transgéneros y transexuales como personas enfermas implicó que, por largo tiempo, fueran patologizadas para algunas corrientes dentro del campo del psicoanálisis como de la psiquiatría. Aquellos cuyos deseos se desviasen de lo supuestamente “normal” eran patologizados.

Una conquista parcial se obtuvo el 17 de mayo de 1990, cuando la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad del listado de enfermedades mentales, luego de décadas en la que ésta fuera considerada una perversión posible de ser tratada.

La OMS es el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en salud a nivel mundial.

Identidad y orientación sexual

Identidad y orientación sexual no son lo mismo. La noción de identidad de género salió a la vista con los “Principios de Yogyakarta sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género” en 2007.

En los Principios de Yogyakarta se buscó destilar el estado actual de la legislación internacional que ahora ya se aplica a las personas discriminadas por su orientación sexual e identidad de género en la forma de veintinueve principios que cruzan por una gama de derechos, entre ellos, los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos.

En este punto se complementa con la Ley de Salud Mental que establece que en ningún caso se puede diagnosticar a las personas sobre la base de su elección o identidad sexual. La ley de Identidad de Género establece que todas las personas mayores de dieciocho años pueden acceder, si así lo desean, a intervenciones quirúrgicas y tratamientos integrales hormonales de afirmación de género.

Sin embargo, se sigue dando lugar a teorías, profesionales de la salud y docentes que tienen una mirada de odio y patologización a las personas trans.

Aborto legal ya

El derecho al aborto es una demanda democrática negada históricamente en nuestro país. El reclamo del movimiento de mujeres y de la disidencia sexual tiene que incluir la exigencia del mismo derecho para todos los cuerpos gestantes. No pueden seguir negando nuestra existencia.

En los 12 años que duró el mandato kirchnerista no se implementó presupuesto para desarrollar estudios que atañen a la diversidad sexual y tampoco se sancionó la legalización del derecho al aborto. De hecho fue todo una pelea que se efectivizara el artículo 11º de la Ley de Identidad que atañe a la parte sanitaria para que fueran incluidas en el Programa Médico Obligatorio (PMO), esto recién se reglamentó en 2015, tres años después de su sanción.

A pocos días de asumir el actual presidente modificó el Decreto N° 357/2002 que reglamenta la ley 25.673 de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. La modificación tuvo como único propósito lograr la disolución y se generó el programa Chau Tabú que fue muy repudiado porque la propaganda por la prevención de VIH/Sida era un cierre en la entrepierna de una vagina.

El derecho al aborto también es un tema de salud pública y que atañe a la población trans. Como lo expresó la candidata a legisladora por el Frente de Izquierda Unidad, Myriam Bregman, “las mujeres, los hombres trans y los cuerpos gestantes tenemos derecho a decidir, lo mismo deberían hacer todos los frentes políticos y no priorizar sus relaciones con las jerarquías eclesiásticas. No priorizar su relación con gobernadores”. Esta denuncia cobra jerarquía cuando se trata de una práctica que se da de manera clandestina y que se cobra vidas.

Nuestra vida no es negocio

Es cierto que se han hecho desde Guías de salud trans inclusivas hasta capacitaciones en el ámbito público, la mayoría fracasaron porque es escasa la información que se tiene así como sus estadísticas. Una de las cosas positivas que tiene, es la exposición en cuanto al trato digno, pero uno de los problemas principales que tiene esta guía es la de estandarizar la salud de todas las personas sin tener en cuenta que cada persona debe contar con un tratamiento adecuado, en el caso de que la persona desee seguir adelante con un tratamiento hormonal, cirugía o ambos. No se pueden estandarizar los alcances de la salud, porque cada una de las personas tienen una realidad socioeconómica diversa. Y que de llevar adelante un tratamiento de hormonización tiene que contemplarse.

La ley de Identidad de Género establece que todas las personas mayores de dieciocho años pueden acceder, si así lo desean, a intervenciones quirúrgicas y tratamientos integrales hormonales de afirmación de género

Cuando se habla de la salud integral que prevé la Ley de Identidad de Género en general se piensa en cirujanos y endocrinólogos sensibilizados y capacitados, pero las personas trans también necesitan cuidados ginecológicos, de proctólogos, dermatólogos, traumatólogos, etcétera. Su salud no se reduce a hormonas y cirugías. Ese es el largo camino para lograr la igualdad real que reclamamos.

Según cifras del ex ministerio de Salud de la Nación, tres de cada diez personas trans abandonaron tratamientos médicos por sentirse discriminadas. Esta realidad atenta contra la prevención en salud, que está probado que salva vidas, sobre todo en casos de cáncer de mama o de útero.

La investigación sobre los cuerpos trans gestantes no termina acá, es un primer paso de un mundo que está siendo no solo invisibilizado sino silenciado, que esconde un gran negocio en la clandestinidad del aborto y en las cadenas de suplementos hormonales donde los laboratorios tienen ganancias abismales. Es por ello que repensar las prácticas y las elaboraciones resulta menester para pensar lo que realmente importa, que es que se cumpla la Ley de identidad y entender que no es ningún delito poder construir la identidad y la orientación sexual por fuera del cinturón de la heteronorma.

Pero todo esto no se puede pensar aislado de la realidad social. Nuestro país está atravesando una crisis económica muy importante y eso afecta a la vida material de las personas travestis y trans. La falta de presupuesto y el recorte que hizo el Gobierno de Cambiemos en los programas de reproducción y sexualidad fueron un freno para todos los usuarios y usuarias del sistema público de salud, estos recortes fueron también para las provincias donde quienes deciden son peronistas, progresistas o de otros arcos políticos, a quienes tampoco les importan nuestras prioridades.

Al realizar esta nota trascendió que Verónica Magario creará la Secretaría de Culto para poner al frente a su pastor de la Alianza Evangélica Aciera, nada que envidiar a Mauricio Macri que le dio al presidente de esa misma Iglesia un espacio en la TV Pública para hacer un noticiero titulado “Buenas Noticias”. Al frente de batallar contra la ESI con el argumento de hacer “ideología de Género”, están ellos.

Aun teniendo leyes que amplían los derechos de las personas LGTBI, como en Argentina, el odio y la discriminación continúan enraizadas en el orden social capitalista, que apoyan los distintos partidos políticos burgueses.

El capitalismo no puede suprimir completamente esta opresión patriarcal porque la clase dominante se beneficia de la división que crea entre los explotados a partir de los prejuicios que surgen de este milenario proceso de “normalización”: el machismo, la misoginia, el sexismo, el odio a la disidencia sexual, como el nacionalismo, la xenofobia o el racismo, otras formas de dividir las filas de los explotados. Es por esto que la lucha por la libertad sexual es una lucha contra el capitalismo y sus instituciones. Al fin de cuentas se trata de ser “socialmente iguales y humanamente diferentes”.

 

* Periodista de La Izquierda Diario

** Características de la familia sindiásmica: 1°) Su origen se establece entre lo que fue el límite del salvajismo y la barbarie; 2°) Al ponerse restricciones más estrictas en el matrimonio, las uniones grupales se cambiaron por la familia sindiásmica; 3°) Este tipo de familia se basa en la convivencia de un hombre con una mujer donde éste tiene permitida la poligamia y la infidelidad; 4°) De todas formas, la poligamia se observaba muy raramente por razones de orden económico; 5°) A la mujer no se le permitía estar con otro hombre y se le exigía una estricta fidelidad, castigándolas de forma cruel cuando no cumplían este mandato.

 
Articulo publicado en
Noviembre / 2019

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