¿Qué es el Hombre? En esta obstinada pregunta Kant veía condensarse las tres cuestiones fundamentales de la filosofía: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me es permitido esperar? La metafísica, la moral y la religión, que respectivamente respondían a cada una de estas cuestiones, dibujarían en su confluencia una antropología: cada una de ellas sería al mismo tiempo una respuesta (aunque parcial) a la pregunta por el ser del “Hombre”. Y se soñó entonces que con esta antropología se había edificado su morada definitiva.
Este libro presenta diversos debates, perspectivas, voces y miradas en torno al campo del erotismo y la pornografía. Raquel Osborne profundiza acerca de la complejidad que implica una supuesta diferenciación entre erotismo y pornografía poniendo de relieve que se trata de un terreno muy resbaladizo y donde los sesgos de todo tipo, tanto más se filtran, cuanta mayor es la intención de diferenciar entre estos dos conceptos. Michela Marzano llama la atención sobre la paradoja de la sociedad contemporánea que se enorgullece de su discurso sobre las relaciones íntimas, presentándolas como la expresión de un intercambio basado enteramente en la autonomía y la libertad individual y propone cuestionar el verdadero resultado de la liberación sexual. Irene Meler aborda las tendencias contemporáneas de la sexualidad desde una perspectiva que articula el enfoque de Género con el análisis de las subjetividades. Los deseos y las prácticas sexuales constituyen analizadores privilegiados del estado de las relaciones de género, donde el poder se anuda con el deseo de modo inextricable.
Este libro se propone dar cuenta de cómo es el abordaje domiciliario en salud mental a partir del trabajo en un equipo interdisciplinario. La autora es miembro del “Programa de Asistencia Domiciliaria Psiquiátrica-Psicológica Programada en Situaciones de Crisis” (AdoP-AdoPi) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde su creación en 2003.
A partir de dicha tarea se rompe con una lógica hospitalocéntrica, en el camino hacia un modelo de Salud Mental Comunitaria. Esto permite el abordaje de las situaciones de personas confinadas en sus casas con diversas problemáticas, lo que lleva a preguntarse por las formas de soledad y aislamiento englobadas en las diversas formas del encierro. A partir de un sólido marco teórico y diversos casos clínicos se demuestra cómo otra forma de trabajo en Salud Mental es posible.
Robert Castel estuvo en la Argentina en varias oportunidades. A partir de una de esas visitas se estableció un fluido, rico y permanente diálogo entre Robert Castel y la revista Topía. Una de las consecuencias de dicho proceso fue la primera edición de este libro que se agotó en poco tiempo.
Desde aquel entonces hemos visto crecer el proceso desafiliación y marginalización en todo el mundo sin pausa. No hay más que mirar el problema que plantean las migraciones hacia Europa desde África y desde América del Sur hacia los Estados Unidos. También cómo aumentan hasta porcentajes escalofriantes la cantidad de jóvenes sin trabajo o con trabajo precario, todo ello valida la vigencia de los conceptos - herramientas que ésta obra se desarrollan.
La clave teórico pragmática de las raíces y el desarrollo de la Reforma Psiquiátrica italiana fue la descomposición, el desmontaje, el desenmascaramiento y el cierre del manicomio. Que realizaron simultáneamente con el desenmascaramiento y transformación de la psiquiatría, que plasmó su estructura disciplinaria junto con la del manicomio y con la simultánea concepción de la “locura” como “enfermedad” y “peligrosidad”, sin conexiones con los contextos institucionales y culturales. Manicomios y psiquiatría arcaica “que pueden y deben terminar a causa de su ineficacia terapéutica, su rol de prescripción de la custodia y la exclusión, la lesión grave a los derechos de ciudadanía, su inequidad social”.
La discapacidad es una construcción social que como tal depende más de las representaciones sociales que se tengan de las dificultades mentales, sensoriales o corporales que del tipo de lesión orgánica que se padezca.
La marginación del discapacitado es producto de un sistema de representación y no de una supuesta malévola discriminación del cuerpo social.
Nació en 1924 en Venecia. En 1949 se recibió de médico y empezó a trabajar como asistente en la Clínica de Enfermedades Nerviosas de Padua. En 1962 ganó el concurso para dirigir el Hospital Psiquiátrico de Gorizia. En 1968 publicó La institución negada. Informe de un Hospital Psiquiátrico, libro emblemático donde relata la experiencia de Gorizia. En 1971 escribió junto con su esposa Franca Ongaro La mayoría marginada. La ideología del control social. Las luchas de Basaglia con el movimiento Psiquiatría Democrática y el conjunto de la izquierda italiana lograron que en 1978 fuera aprobada casi por unanimidad en el Parlamento la Ley 180 de reforma psiquiátrica en la cual se ordenaba el cierre progresivo de los hospitales psiquiátricos promoviendo la atención comunitaria.
La potencia del contenido de este libro de Mario Hernández -cuyo núcleo creador es la razón de existencia y legitimidad social de las fuentes de producción recuperadas por sus trabajadores en la Argentina-, nos lleva a algunas reflexiones que pueden ser vistas como un marco inicial de referencia conceptual. A la par y con creces este libro, claro y profundo, fundamentado y documentado con rigor, aviva sentimientos, nos compromete vivencialmente con lo que allí se dice, desde dónde se dice y cómo y para qué se dice.
Carlos Trosman es un explorador del continente corporal, de la geografía sensible de sus diferentes territorios, y de su puesta en juego en el seno de la trama social y cultural. Pero nunca olvida que si bien el individuo está inmerso en una cultura y una condición social, no es nunca la consecuencia pasiva, sino lo que éste hace con las influencias que pesan sobre él. Muestra admirablemente hasta qué punto el cuerpo es hoy en día un analizador social, un revelador de tensiones sociales o simplemente de diferencias. Carlos Trosman se define a sí mismo como “corporalista”. Y efectivamente conozco a Carlos Trosman como terapeuta que toma al cuerpo como mediación, como acupuntor, como escritor, como investigador, lo conozco también como un hombre apasionado y apasionante, un viajero incansable, un hombre de todas las curiosidades y que lleva al extremo los interrogantes que se le plantean. La anécdota toma bajo su pluma valor de demostración y accede a la dignidad teórica gracias a los análisis que la misma justifica. “Lo más profundo es la piel”, decía Paul Valéry. Aquí, la superficie de las interacciones sociales deviene una escena observada con lupa para agrandar los rasgos más significativos.
Cuando los tratos que recibe la locura llevan a su judialización esta mostrando las fallas de una organización sanitaria. Investigando una decena de historias trágicas que ocurrieron en Río Negro el autor nos alerta sobre los peligros de realizar una desmanicomialización sin construir los espacios alternativos que esas mismas leyes proponen. Por ello sostiene: “La afirmación que la Salud Mental es trágica no debe entenderse como destino. Trágica Salud Mental es un oxímoron, una paradoja. Es paradójico que se continúen formulando leyes que afirman que el tratamiento en Salud Mental debe respetar los Derechos Humanos, que el trato debe ser digno, que no se debe humillar ni violentar, que no se debe secuestrar, encarcelar ni tratar penalmente a quienes padecen sufrimiento mental. Una y otra vez, negro sobre blanco se escribe esto, para volver a vulnerar derechos y proponer nuevas leyes.”
Recibimos una creciente información sobre los peligros que nos amenazan y nos sentimos impotentes para afrontarlos. Como una reacción al optimismo de la Modernidad, el pesimismo de la Posmodernidad se muestra tanto o más exagerado. Nada de ilusiones, de sueños de utopías: la roca sobre la que reposa la ruptura histórica que representa el fin del mito del progreso y único valor creíble de esta época de crisis es el individuo. Para ponerlo en otros términos: es cada uno de nosotros en tanto que individuos pendientes de sus ocupaciones y preocupado por sus intereses; mi cuenta en el banco y mi estado de salud, los dos ejes “reales” que sostienen y limitan el mundo-embudo del individuo.
El autor con estilo llano, y no exento de humor, realiza una lectura psicosocial de la creencia religiosa. Un tema necesario luego de los efectos en nuestro país de la elección de Bergoglio como Papa de la iglesia católica. En este sentido nos advierte: “Ocurre que sobre los temas religiosos nadie puede considerarse neutral -o desinteresado en el mismo- frente al enorme poder político y económico de la Iglesia Católica en particular -y del resto de las iglesias en general-, debido a que la omnipresencia de aquella continúa teniendo una poderosa influencia en las sociedades contemporáneas occidentales y cristianas y, sobre todo, continúa dañando las mentes de los niños -y a veces con otras partes del cuerpo, pudendas ellas, cuando se encuentran con curas pedófilos- que con la ayuda de la religión sólo aprenden a tenerles miedo a entes inanimados e inexistentes. No soy el único que hace sus criticas al Vaticano, inclusive desde adentro mismo del corazón del centro religioso en cuestión surgió un grupo de prelados llamados Los Milenarios (1999) que publicó un libro en el cual se presentan las luchas por el poder en el Estado Vaticano, la corrupción, la homosexualidad en el lugar, el espionaje donde figuran los espías y los espiados, la crítica al celibato y otros muchos temas, entre los cuales abordaremos algunos aquí.”
Los datos descriptivos sobre la evolución de la relación con el trabajo en la empresa neoliberal suscitaron cierto escepticismo cuando este libro fue publicado. Diez años más tarde, estos datos se han confirmado en gran parte. La situación se ha agravado porque ni en Francia ni en el extranjero se tomaron medidas para promover, en materia de organización del trabajo, opciones que podrían ser mucho menos nocivas para la salud mental de nuestros contemporáneos.
La clínica del trabajo nació en Francia al termino de la Segunda Guerra mundial, por impulso de psiquiatras como Tosquelles y Le Guillant. Estos terapeutas, preocupados esencialmente por analizar los efectos deletéreos del trabajo sobre la salud mental, fundaron un método clínico que se inscribía en el marco más amplio de la investigación en psicopatología, pero con la intención de sacar a la luz la especificidad de los procesos involucrados en las afecciones mentales relacionadas con el trabajo, para distinguirlos de los que se solían discutir en el campo de la psicopatología general. Unos cuarenta años más tarde, en 1993, un marco teórico distinto se abría paso bajo el nombre de "psicodinámica del trabajo". Con esta nueva denominación se trataba de dar cuenta de la ampliación del campo de investigación producida desde comienzos de los años 1980, con un marcado interés por el análisis de los procesos implicados en la lucha de los hombres y las mujeres por mantener su equilibrio mental -la "normalidad"- a pesar de las presiones patógenas ejercidas por la organización del trabajo.
El concepto de “Fetichismo de la mercancía” elaborado por Marx en El capital adquiere una gran importancia social y política en tanto la lógica de capital se opone a la lógica social. Es decir la lógica del capital pone lo social a su servicio cuyos efectos podemos observar en una subjetividad construida en la disolución del tejido social y ecológico. De allí la necesidad de la diferentes lecturas que se realizan en este texto.
El mundo se encuentra sacudido por otra de las grandes crisis del capitalismo, la misma hace el barrido final a las ilusiones posmodernas. Así nos despedimos del supuesto fin de la historia que auguraba un destino firme y perenne para la democracia burguesa. Esta última se encontraba barnizada por lo políticamente correcto y de ideales narcisistas. Detrás de estos presupuestos navegaban, a sus anchas, la plena vigencia del capitalismo y la dominación masculina. Este maridaje, a la luz de los últimos acontecimientos, hace agua pero como sistema no ha perdido su capacidad para reproducirse y reciclarse. Así capitalismo y patriarcado conforman una dupla que debe ser puesta en cuestión como un conjunto, estamos aprendiendo que no pueden ser pensados por separado y que es necesario develar sus relaciones y su capacidad para reproducirse.
Las imágenes han cobrado en nuestras vidas una preponderancia sin precedentes, y “aparentemente” las han modificado. Gracias al vertiginoso desarrollo de las nuevas tecnologías, nos hemos transformado, sin profundizar muy bien cómo, en pasivos espectadores de diversas miserias, guerras y coitos, sin mediación de nuestros cuerpos. Concernido por estos acontecimientos, Maximiliano González se interroga sobre las causas y sus efectos: ¿Adónde nos han llevado nuestras costumbres audiovisuales? ¿Qué es lo que aspiramos a ver? ¿Qué nos mira desde donde miramos? ¿Cuáles son aquellas experiencias que nos dejan “ciegos” o alienados? y ¿cuáles aquéllas que cuestionan nuestro mirar? ¿Qué relación existe, entre la representación por la imagen y la verdad? ¿Hasta dónde es posible hoy -ante esta era de globalización neoliberal- constituirse en una mirada propia? y ¿por y para qué pensar en nuestros días la mirada como una forma de resistencia? Dentro de este complejo laberinto, el cine ocupa un espacio paradojal: jaqueado por la vieja y no resuelta disyuntiva de si se trata de industria o arte, y cautivo también de una profunda crisis narrativa que pareciera no tener salida.
Aunque el objetivo manifiesto de este texto son los jóvenes profesionales, a quienes el autor alienta a “pensar la práctica del psiquiatra, inmerso en el entramado social” y el momento histórico “en íntima relación con las variables políticas que toca vivir”, también permite al lego, que sufre la psiquiatrización de la vida cotidiana, penetrar en el mundo íntimo de la práctica psiquiátrica y develar sus secretos.
El autor indaga esa historia no oficial de las mujeres, para narrar lo no dicho ni pensado por la cultura occidental. Hay dos maneras de no decir ni pensar la verdad. Una opera por ocultamiento; la otra, por sobre-entendimiento. De ambos modos se ha silenciado a las mujeres. Sobre esto nos habla James Pellicer, iluminando los mecanismos político-religiosos del silencio, a lo largo de sus diferentes contextos históricos.
Medicar es un acto médico donde el fármaco se transforma en un instrumento del equipo interdisciplinario para trabajar con el padecimiento subjetivo. En cambio la medicalización alude a los factores políticos, sociales y económicos que intervienen en la producción, distribución y venta de las grandes industrias de tecnología médica y farmacológica. Este es un término que se viene usando desde hace muchos años para demostrar los efectos en la medicina de la mundialización capitalista donde lo único que importa es la ganancia. Como sostiene Enrique Carpintero “Esto ha llevado a una medicalización del campo de la Salud Mental donde el predominio de un neopositivismo médico pretende entender el padecimiento psíquico exclusivamente como un problema neuronal. Su resultado ha sido el avance de una contrarreforma psiquiátrica que lo único que le interesa es recetar psicofármacos”.
Esta situación tiene características mundiales según lo plantea Patrick Coupechoux en “La psiquiatría en Francia: negación de la locura y domesticación del sujeto”. Por ello Allen Frances, uno de los autores del DSM-IV, nos alerta a prepararnos ya que “lo peor esta por venir: el DSM-V, una pandemia de trastornos mentales”. En este sentido Juan Pundik al analizar el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM afirma que “La medicalización de la vida es un problema político de primer orden que requiere una respuesta política. Por eso esta lucha es política, y por eso la salida es política: fortalecer un movimiento ciudadano que pretende conseguir que los profesionales y la población se conciencien contra la validez del DSM y los intentos de someternos a la pretensión de medicalizar nuestra vida y la de nuestra infancia”.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra