El saber popular afirma:”Todas las comparaciones son odiosas, pero algunas son más odiosas que otras” .Y sin embargo otras no lo son, resultan ser al contrario elocuentemente necesarias pues durante el acto mismo de la comparación, es decir, del cotejo y confrontación de lo semejante, de lo diferente y de lo complementario con un otro, se promueve una ganancia en la configuración y consolidación de la identidad propia y ajena.
En este trabajo parto de la hipótesis de que las comparaciones se presentan de un modo inexorable en la vida anímica de los seres humanos.