Relataré brevemente tres situaciones:
La primera, una mujer joven consulta a un analista pero se le dificulta hablar sobre su padecer, en las primeras entrevistas se queja de que el consultorio parece una oficina y que no se siente cómoda sentada cara a cara en un ambiente tan formal. Que le parece que el analista no sabe nada comparado con otro famoso y que debiera tener sillones de cuero y un gran escritorio. Después dice que consultó a este analista porque el famoso debe ser muy caro.