De acuerdo con el psicoanalista norteamericano Robert J. Stoller, en cuyas ideas me voy a basar para mi argumentación, la perversión es el resultado de un interjuego esencial entre la hostilidad y el deseo sexual. A grosso modo, esta definición hace acercar la visión psicoanalítica de la perversión a una noción corriente de la misma. Sin llegar a convertirlas necesariamente en coincidentes, el autor demuestra que la perversión, en la acepción psicoanalítica, implica en elementos hostiles tal como el uso corriente del término tiene por asentado.