La palabra perversión no es psicoanalítica. Aunque introducida en la Psiquiatría en el siglo pasado y aún utilizada por Freud, considero que no es psicoanalítica porque incluye en si misma una categorización moral y porque alude a perversidad, a la maldad, es decir, al deseo de hacer el mal.
Ninguna otra palabra de la nosografía psicoanalítica involucra en una descalificación moral al observador, al que la emite y obviamente al propio sujeto.
Cuando hablo de perversión me refiero únicamente a la perversión sexual en tanto pienso que no existe otra.