Relataré dos sucesos. El primero de ellos transcurre en Alemania. En los diarios aparece una información que relata la apertura de una discoteca en el almacén de ropas y cabellos de las prisiones de Auschwitz. Este hecho, en su siniestra realidad, nos habla de la levedad y frivolidad de nuestra época. Unos empresarios decidieron, según el “totalitarismo de mercado”, transformar ese almacén de la muerte en un lugar para bailar y divertirse. Es imposible imaginar que a alguien se le haya ocurrido semejante iniciativa. Sin embargo ocurrió.