Las pericias indicaron que aquel 30 de diciembre de 2004 de las seis puertas que comunicaban al vestíbulo con el salón del local, sólo dos estuvieron abiertas.
Además, aquellas puertas que decían “salida” y estaban cerradas constituyeron una trampa mortal, en medio de la desesperación y el pánico.
Las puertas estaban cerradas, con candados.
Bienvenidos a la desidia política, a la miseria humana y al estrago del pensamiento.