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A dos años del asesinato de Mariano Ferreyra

 

Este mes se cumplen dos años de la emboscada en que fue asesinado Mariano Ferreyra y donde fueron heridos otros manifestantes, entre ellos Elsa Rodríguez, con lesiones de seria gravedad. Y este nuevo aniversario se da en un momento especial puesto que en agosto comenzó el juicio oral y público.

Por primera vez y gracias a la permanente movilización se llega a esa instancia con los acusados presos. Cada sesión Pedraza y sus cómplices, los responsables intelectuales y políticos, entran al recinto con las esposas puestas, algo que no ocurrió ni con los asesinos de Fuentealba, ni de Kosteki y Santillán, ni de ninguna otra causa popular.

Pero esta conquista no se extendió a los policías acusados en la causa. No sólo todos siguen libres sino que sólo se los incrimina por abandono de persona. Además de  escuchas telefónicas, la abrumadora mayoría de testigos coincidieron en que los patrulleros presentes en el lugar se movieron para facilitar el avance de la patota minutos antes que empezaran a tirar. ¿Cómo puede llamarse a eso abandono de persona? Se trata claramente de complicidad y colaboración, son partícipes necesarios en el crimen.

La de Mariano es una causa popular. Cada iniciativa de sus compañeros, de su Partido, de los artistas e intelectuales que abrazaron la causa, de centros de estudiantes o de la Fuba o de quien la tome, es acompañada por miles. Las marchas, los festivales, las muestras, las charlas, etc., cuentan con participación masiva y con la simpatía de todos.

Este fantástico respaldo no es sólo por la indignación que causa la muerte de un joven que se sumó a acompañar la demanda de trabajadores. Es porque esa lucha, la de los tercerizados ferroviarios, apoyada por Mariano y sus compañeros, desnudaron la cuestión de la tercerización como parte de la precarización laboral. Ni qué decir del grito de Fuera la burocracia sindical que ya ha hecho carne en muchas generaciones. Mariano, cada día más se transforma en un emblema de la juventud militante. 

El asesinato de Mariano puso a la luz, como nunca antes, un perverso tejido donde los trabajadores quedamos atrapados. Pedraza, sus colaboradores y miembros de la dirección sindical de la Unión Ferroviaria, no sólo no representan a los intereses de los ferroviarios frente a la patronal, no sólo se atornillan a los sillones de los sindicatos a través de fraudes electorales y de estatutos antidemocráticos que impiden la presentación de otras listas y la representación de minoría, sino que, como otros burócratas sindicales, han creado un nuevo negocio: la burocracia empresarial. Pedraza  es dueño de empresas con las que el ferrocarril terceriza puestos de trabajo, donde los obreros ganan un tercio de los salarios de planta. De esta manera, las concesionarias ferroviarias contratan a empresas tercerizadas; sus dueños, miembros del sindicato o de la propia Ugofe -lo que constituye fraude laboral-, se benefician porque todos los trabajadores de las tercerizadas están por fuera del convenio ferroviario. Cierra el negocio para todos, menos para los trabajadores. Por eso la complicidad de las concesionarias ferroviarias y del sindicato, por eso el armado mixto de la patota que actuó el 20 de octubre, por eso tanto ensañamiento.

El otro componente, como también ha quedado demostrado en escuchas telefónicas, el Ministerio de Trabajo, particularmente Carlos Tomada, quien conocía y avalaba esos negocios y la Secretaría de Transporte. Esta es la siniestra trilogía -empresarios, estado, burocracia sindical- que queda expuesta con el asesinato de Mariano y que también debe ser juzgada.

Lamentablemente éste no ha sido el único hecho que se desarrolló alrededor del ferrocarril, ni tampoco la única muerte. El accidente ( accidente???) de Once volvió a sacar a luz denuncias de sobornos y a poner en el banquillo de los implicados a funcionarios oficiales, como Antonio Luna, ex Subsecretario del Transporte Ferroviario, ahora desplazado de su puesto, nombrado en la causa de Once y uno de los encargados de la relación con los contratistas.

Otra arista del juicio, terrible también, son las intimidaciones y amenazas a testigos. Al momento de cerrar esta nota estamos todos aliviados por la aparición, luego de una inmediata reacción popular, de un testigo importante, un ex hombre del propio riñón del poder ferroviario. Pero el caso Severo, un ex gerente de Ferrobaires, no es el único, otros testigos también, han sufrido intimidaciones y sanciones de la empresa.

Por todo lo que representa, por lo que luchaba cuando lo mataron, por la intrincada trama de negocios que van saliendo a la luz, por la implicancia que tienen para el conjunto de los trabajadores, Mariano, un joven al que apenas conocía, ha pasado a ser parte de la historia de lucha de este pueblo. Al igual que cuando recordamos a las obreras textiles el 8 de marzo o a los trabajadores de Chicago cada 1° de Mayo, la memoria de Mariano también aparecerá cada vez que salgamos a defender nuestros derechos laborales. 

Al cumplirse dos años, el sábado 20 de octubre, salimos de nuevo a pedir justicia. Y seguiremos haciéndolo para lograr perpetua para Pedraza y todos sus cómplices.

Ileana Celotto

Consejera del Claustro de Graduados, Psicología UBA

Psicólogos En Frente (PEF)

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Articulo publicado en
Noviembre / 2012