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La locura del/la psicoterapeuta (Terapias de conversión)

 

Tiempo ha, la Psiquiatría consideraba la homosexualidad masculina como un problema hormonal: inyectaban a sus pacientes importantes dosis de Testosterona. Obviamente el lesbianismo estaba invisibilizado. La falta de seguimiento de este tratamiento y sus consecuencias nos enfatiza como conclusión indubitable que partía el/la profesional, no de un supuesto científico sino de una creencia, un dogma. Provocaba un aumento en el erotismo del paciente pero ninguna modificación en su Orientación Sexual. El paciente concluía que sus emociones y sentimientos hacia una persona de su mismo sexo, implicaba una enfermedad. Lo que inyectaba el/la profesional era su propia ambivalencia, recibiendo la víctima de turno altas dosis de Homofobia internalizada. Así la inocente consulta, duda, pedido de información, se convertía en un cruel pronóstico: “conducta desviada”, “detención en el desarrollo”, “perversión”. En el consultorio psicoanalítico las cosas no eran mejores. El/la paciente imprimía la urgencia de una respuesta ante determinadas sensaciones y recibía una reflexión en la relación con sus padres que duraban años. Todo vuelve: la sexopolítica y la sexualidad represora determinando formas de subjetivación y disciplinas de normalización.

¿Es posible transformar homosexuales en heterosexuales a través de psicoterapias? Algunos profesionales del campo psi consideran que sí. La psicóloga evangélica brasileña Rozângela Justino considera la homosexualidad como un trastorno para el cual ofrece una “terapia de cura”, pues para ella el modelo heterosexual es el correcto y el que debe ser seguido. Según su diagnóstico, una persona homosexual “no está en sintonía con su yo”. Esta profesional tiene prohibido ejercer la profesión en su país. La temática final sería ¿transformar una Orientación Sexual en otra o llevar acólitos para el rebaño de su cofradía?

Conocemos las angustias que implica no cumplir la regla heteronormativa a través de su siniestro verdugo el heterosexismo. Patéticamente nos preguntamos: ¿los tratamientos también serían para gays agnósticos, judíos o musulmanes? Existe hace tiempo en Córdoba, Argentina, un centro de estas características, el Colegio de Psicólogos de Córdoba no se ha pronunciado. Sí, el INADI cuando esa agrupación de charlatanes/nas se presentó en Bs.As. El dictamen fue conciso por parte de la institución: “Toda terapia enfocada a esos objetivos es una clara muestra de discriminación”. La Comunidad Homosexual Argentina tuvo una declaración un poco más enfática: “Terapias de Conversión o Reconversión: sobrada muestra y declaración de parte, para retirarle el título a toda/o profesional involucrado/a”.

Detrás de todo profesional existe persona, si la misma expresa su profesión a través de cualquier fundamentalismo, es una persona enferma. No podrá ejercer mientras presente sintomatología asociada, lo que no sabemos cuanto tiempo lleva resolver una psicosis montada en la psicopatía y la perversión. Si la ofensa afectiva e intelectual se soporta, visitar: http://www.restauracion.org.ar. Podrán observarse programas de 8 semanas denominados “Contra la Corriente”, “Adictos Sexuales Aprendiendo a Confiar”, a fin de alcanzar “la pureza sexual”y seguramente deben tener un acápite sobre la “pureza de la raza”. Dentro de sus conceptos explican: “El formato que hemos desarrollado y brindado a la iglesia es un programa que usa como contendidos la guía: Aguas Vivas: Tras la Integridad Sexual y Relacional en Cristo, programa destinado a modificar la Orientación Sexual de las personas homosexuales”. Tanto en Argentina como en Chile existen profesionales de la Salud Mental involucrad*s en tamaño desajuste. “Exodus Latinoamérica” (www.exoduslatinoamerica.org)es el brazo hispano de Exodus Internacional, organización cristiana dedicada a preparar y unir ministerios (¿misterios?) e individuos para que puedan comunicar efectivamente el mensaje de la abolición a la homosexualidad; también busca ofrecer apoyo y condicionamiento para la incomprensión de una forma efectiva a aquellos individuos que enfrentan la realidad de tener un familiar homosexual, según sus dichos.

Debemos aquí aclarar que la Homosexualidad no produce ningún síntoma egodistónico en quien la goza, sí se sufre la discriminación de l*s que supuestamente consideran la heterosexualidad como una norma y óson ést*s últim*s los que imprimen la homofobia socializada a quienes sólo desean amar. Podría existir una situación egodistónica en cuanto a la interacción social de la persona, pero no en cuanto a sus preferencias sexuales. Por ende estos tipos de intervención son justamente quienes propician el odio hacia las diferentes Orientaciones Sexuales que no sea la heteronormatividad, un supuesto saber que tiene su base en la discriminación y la falta de información, es decir, las actividades de estas entidades y profesionales fundamentalistas son declaraciones de autoacusaciones fantasmagóricas en el Otro, siguiendo a Lacan.

 

Jorge Horacio Raíces Montero

 

*: el uso del asterisco esta implementado para evitar usar el genérico masculino. La @ tampoco es conveniente en estos términos, ya que implica una derogada dualidad genérica y además es difícil leer por programas utilizados por personas ciegas o ambliopes.

 

El autor es Antropólogo - Licenciado en Psicología Clínica - Investigador en Sexualidad y Epistemología. Coordinador del Departamento Académico de Investigación y Docencia – CHA. Asesor de la Organización Internacional Intersexual (OII), Miembro del Comité World Association for Sexual Health (WAS).

 

 
Articulo publicado en
Abril / 2010

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