La curiosidad sobre el vínculo efectivo que Spinoza mantuvo con la cultura de la imagen y el arte de su tiempo -y en particular con los dos más grandes pintores holandeses del siglo XVII: Rembrandt y Vermeer- no cuenta con demasiados documentos que la satisfagan y parece condenada a la sola conjetura. Y a una indagación a partir de datos tangenciales.
La investigación de Svletana Alters -entre otras- releva la centralidad del placer de las imágenes en la cultura holandesa del siglo XVII y el impacto en la sensibilidad visual por obra de la reciente tecnología óptica. Los artistas holandeses presentan su pintura como descripción de la realidad visible más que como imitación de acciones humanas -que era lo propio de la pintura italiana-; es descriptiva, no narrativa. En Holanda, la cultura visual y la circulación de imágenes era fundamental para la vida en sociedad y para la autoconciencia de la sociedad, de igual manera que fue en el teatro donde la Inglaterra isabelina se representó más completamente a sí misma.