“El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos.
Ésta era su orden esencial”.
George Orwell, 1948
Podríamos recurrir a la vieja metáfora del extranjero y su mirada ecuánime, para atribuirle la impresión de que en nuestro país se asiste a una ominosa celebración del doble discurso. Pero esta versión de la metáfora adolece de, al menos, dos falencias de representación.