Si el origen importa, debo confesar que no provengo del terreno de la pedagogía –hecho que saltará a la vista en cuanto el trabajo vaya avanzando–, sino de lugares que, aunque cercanos, adyacentes, no son netamente de su jurisdicción; circunstancia que no es obstáculo, supongo, para intentar pensar o repensar, justamente, desde otro lado, la educación entendida como transmisión de cultura.