Los cuerpos bajo la acechanza de la peste, muchos confinados durante larguísimas semanas, durante algunos meses, muchos expuestos a lidiar de cerca con lo temido. ¿Qué marcas deja esta convivencia en el territorio corporal?
Ya sabemos: cuesta pensar a tiempo real. No hablamos de una experiencia pasada, hablamos imbuidos del movimiento de este desastre al que llamamos pandemia. Pensar en movimiento ha sido siempre un enorme desafío. Como en un vehículo veloz vemos pasar imágenes informes más cercanas a las sensaciones que a las representaciones.
Dados a vivir los andamios del día, la alteridad del virus desata otras narrativas perseguidor perseguido, denegaciones, espantos
Eso que la primavera pone a brotar en los intersticios del desasosiego, eso que se inclina y renuncia a la banalidad de toda rectitud, que cede al vaivén de lo vivo, a su impureza, eso proclive al desvío, a la diseminación frondosa de la cercanía.
Eso que se desprende del salario para apostar al número quimérico del imprevisto.
Eso que se insinúa en el dolor y sabe a fuego y agua, a serenidad en el sueño.
Vamos siendo mundo en el cuerpo, entramado de biología y cultura, donde se despliega el devenir social. El magma de lo colectivo, su historia, las figuras de sus fabulaciones, encarnan en el factum del cuerpo, poblando la urbe, las instituciones, los proyectos. Compleja intersección de practicas, sueños y temores colectivos que hacen cuerpo, el cuerpo de cada uno, capaz de percibirse y significarse en eso que lo produjo, otredad de lo social, en un particular dialogo de tensiones.
Vamos siendo mundo en el cuerpo, entramado de biología y cultura, donde se despliega el devenir social. El magma de lo colectivo, su historia, las figuras de sus fabulaciones, encarnan en el factum del cuerpo, poblando la urbe, las instituciones, los proyectos. Compleja intersección de prácticas, sueños y temores colectivos que hacen cuerpo, el cuerpo de cada uno, capaz de percibirse y significarse en eso que lo produjo, otredad de lo social, en un particular dialogo de tensiones.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra