El aceite y el agua, no se mezclan
pero permanecen muy cerca.
En una danza continua
uno junto al otro.
La tristeza como el aceite
Apenas denso y frágil
Se anticipa buscando consuelo.
Caen lágrimas
de sus ojos entornados.
Sus labios apretados
contienen los sollozos
Pero asoma más abajo la alegría
con su vigor y coraje
Ojos brillantes, sonrisa franca.
Más pequeña pero segura
irradia luz.
La tristeza y la alegría siguen la danza sin fin
del VIVIR
Susana Ragatke
Ilustración Jesus Ortiz