Diario de Vida: Acerca de crónicas que dejan huellas | Topía

Top Menu

Titulo

Diario de Vida: Acerca de crónicas que dejan huellas

 

“El viento empezó a soplar
Tu vida iba a cambiar
Tu fuerza era para volar”

“Tu mundo está cambiando,
Te estamos acompañando”

Lila, la Colibrí (Carolina Reiter)

 

Prefacio

Todxs tenemos una historia para contar. Algunas de esas historias están llenas de muchos recuerdos, otras con algunos más chiquitos. Algunas historias están teñidas de momentos felices y otras no tanto. Pero todxs tenemos una historia para contar. Quienes por la suerte del azar de la vida contaron con personas a su alrededor para armar y transmitirles esa historia, tendrán el camino un poco allanado, pero ¿qué sucede con aquellos cuya historia se encuentra inaccesible por no tener quien le cuente dicho relato? ¿A dónde van a parar esas historias?

Intentaremos transmitir la historia de cómo dos psicólogas de un hospital público de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a asistir al servicio de neonatología de dicha institución semana a semana en la búsqueda de historias para contar

Por medio de este cuento que aquí escribiremos, intentaremos transmitir la historia de cómo dos psicólogas de un hospital público de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a asistir al servicio de neonatología de dicha institución semana a semana en la búsqueda de historias para contar. Pero no cualquier historia, sino la de recién nacidos en situaciones de suma fragilidad, quienes, a su vez, se encuentran a la espera de aquellxs otrxs que estén dispuestos y disponibles para contarles un cuento, para que, por su parte, así puedan, algún día, descubrir y rearmar su propia historia.

Capítulo 1: Construyendo el nido

Habitar los espacios invisibilizados. Hacerse un lugar allí donde todo parece impenetrable. Humanizar la institución de salud. Prestar la escucha. Poner el cuerpo. Formular preguntas y generar que circulen.

En los inicios de abril del año 2023, decidimos entrar al servicio de neonatología con el objetivo único de poder construir nuestra propia idea de qué ocurría allí con aquellos bebés que quedan “a la espera”, despojándonos de los prejuicios instalados y transmitidos por las distintas voces del hospital. Tales bebés podían encontrarse allí por diversos factores: ya sea porque la progenitora no quiso maternar, porque no pudo, o bien porque vienen derivados de otra institución de la región que cuenta con una neonatología de mayor complejidad médico-clínica y que, por tal motivo, se ha conveniado que se deriven a nuestra neonatología de bajo nivel de complejidad clínico aquellos pacientes que se encuentran clínicamente sanos (comúnmente denominados casos sociales). Estos bebés suelen permanecer en la neonatología con una medida de abrigo otorgada por el servicio de protección de niños niñas y adolescentes (Servicio Local) por un mínimo de 45 días (tiempo que se le da a la progenitora para “arrepentirse” de su decisión y a dicho efector para analizar la situación). Luego de ese lapso permanecerán más o menos tiempo de acuerdo a la celeridad con que aparezca una vacante en familia de acogimiento como primera instancia, o en hogar de tránsito en segunda instancia.

Mediante intervenciones en acto, poniendo nuestro cuerpo y escucha como sostén de otrxs que sostienen (enfermeras, médicas en el mejor de los casos e incluso obstetras y residentes en formación, cuidadores hospitalarios, etc.) es que apuntamos a favorecer dicha constitución psíquica y subjetiva

Nuestro ingreso, para nuestra sorpresa, fue ameno. Fuimos recibidas (lo que no es menor) y poco a poco fuimos también esperadas. Paulatinamente, y a razón de constancia y de presencia en acto, fuimos construyendo un vínculo de confianza y transferencia de trabajo. En primer lugar, apostamos a realizar nuestro trabajo con el servicio de enfermería, ya que son los actores principales en el vínculo con aquellos bebes. Allí, al brindar un espacio de escucha y sostenimiento mediante la palabra, y poniendo nuestro cuerpo, nos fuimos encontrando con que a aquellos bebés los esperan y los reciben, no sólo para satisfacer sus necesidades y cuidados básicos, sino que, mediante la puesta en juego de la ternura y miramiento, los alojan, inscribiendo así las primeras huellas de deseo en ellos (Ulloa, 1995). Nos encontramos con mujeres de muchos años de trabajo en el hospital, mujeres que muchas veces son las que dan nombre a aquellos bebés, mujeres que los aúpan, les hablan, les ponen música, cantan y arrullan, cada vez que sus tiempos de trabajo con otros pacientes clínicamente más demandantes así lo permiten. Mujeres que van decodificando sus llantos, convirtiéndolos en llamados, sus balbuceos en charlas, sus distintos sonidos en significaciones: “se queja porque le duele la panza”, “llora porque no le gusta la música que le puso fulana”, “está feliz porque le encanta el sol que da a esta hora por la ventana”, mujeres que se llevan sus ropitas para lavar con jabón neutro en sus casas así no les hace mal a la piel, que celebran junto a ellos su crecimiento mes a mes, etc., etc. Es decir, nos encontramos con mujeres que -cada una con su estilo y por supuesto atravesadas por su historia personal y por su subjetividad- intuitivamente van libidinizando, van alojando y van brindando a ese niño un lugar en su propio deseo, aunque no sin todas las contradicciones lógicas que se suscitan en ellas mismas, así como también las propias de la situación transicional en la que se encuentran dichos bebés.

Capítulo 2: La primera familia tras salir del cascarón

Luego de llevado un tiempo de construcción del lazo, fuimos convocadas por primera vez por las enfermeras (momento que luego leeremos como aquel que da cuenta de nuestro lugar ya instalado allí) en el momento en que el servicio local concurre a la institución (habiendo avisado el día anterior) para dar egreso a uno de los bebés que ya llevaba tres meses de estadía allí. En tal situación fuimos testigos y sostén de lo que ocurría: mujeres que, con angustia en sus ojos, en sus rostros enteros y en sus cuerpos, iban y venían por la neonatología preparando al bebé y sus pertenencias para el momento de su salida, a la vez que, con mucho esfuerzo, iban contándole qué era lo que estaba pasando e iban despidiéndose para no volver a tener novedades de él.

Sabemos que las funciones maternas y paternas exceden a los propios progenitores, y que éstas corresponden a funciones de orden simbólico que pueden ser encarnadas por otros

Estos bebés que en algunos casos llegan derivados siendo nombrados como “trueque” o “caso social” (como si esos nombres no dejaran marcas) se van de un modo diferente al que entraron. Con un nombre y un lugar deseante diferente. Con personas que los cobijaron, los sostuvieron y que entre lágrimas se despiden poniendo palabras a todo aquello que va sucediendo, entendiendo -al igual que nosotras- que allí no hay solo un “caso social”, sino un niño, un sujeto, en su mayor estado de fragilidad.

En este punto, en el que los egresos de estos niñxs muchas veces son abruptos -tanto para ellos como para las enfermeras-, es que comenzamos a ubicar la importancia de la anticipación para todos los actores en juego en dicha escena, y poder así poner al trabajo aquellas emociones, resistencias y contradicciones que esto genera. Esto permitiría, en principio, dar lugar y visibilizar la potencia e importancia a nivel subjetivo para los niños, que tienen esos primeros cuidados que brinda el personal de neonatología. Lo cual, desde nuestra lectura y tal como venimos mencionando, son cuidados que inauguran procesos estructurantes y simbólicos en el desarrollo psíquico de esos bebés que vinieron a este mundo con una historia previa de carencia de deseo de sus progenitores, o bien, de muchas dificultades en los mismos para mapaternar.

Después de historizar nuestro propio recorrido y el por qué se le dio lugar al nacimiento de este equipo, reconfirmamos que las acciones que allí hacemos implican un trabajo clínico de intervención en equipo, pensado previamente y articulado al deseo que subyace a dichas acciones y que a nosotras nos convoca: favorecer el desarrollo psíquico y emocional de aquellos bebés que se encuentran en un estado de fragilidad, desamparo y vulneración absoluto. Mediante intervenciones en acto, poniendo nuestro cuerpo y escucha como sostén de otrxs que sostienen (enfermeras, médicas en el mejor de los casos e incluso obstetras y residentes en formación, cuidadores hospitalarios, etc.) es que apuntamos a favorecer dicha constitución psíquica y subjetiva. En este punto, también es preciso señalar que el vínculo establecido con la jefa de servicio de neonatología fue fundamental para el recibimiento y la bienvenida dadas por el servicio entero cada vez que llegábamos a la “Neo”. Como agentes éxtimos, pudimos realizar una lectura de las situaciones del interior de dicho servicio, y pensar así estrategias e intervenciones que facilitarían nuestro trabajo allí.

Capítulo 3: Huellas que ayudan a aprender a volar

Notando que muchas veces (o todas) las derivaciones de esos niños se daban de forma abrupta, y que los mismos se iban con apenas una historia clínica y sus objetos personales, pensamos de qué forma inscribir algo de estos inicios de vida. Inicios, que más allá de la historia prenatal que los antecedió, estaban teñidos de marcas de amorosidad de parte de otrxs.

Comenzamos a darle forma a lo que hoy llamamos “Diario de vida”. El mismo consiste en la realización de una crónica, narrada en segunda persona del singular, es decir, dirigida a ese niño o niña, donde comenzamos a inscribir y a relatar cómo fue su llegada al mundo y cómo fueron sus primeros momentos de vida

Sabemos que las funciones maternas y paternas exceden a los propios progenitores, y que éstas corresponden a funciones de orden simbólico que pueden ser encarnadas por otros. También sabemos que aquello que humaniza y singulariza a alguien es el deseo, y que es a partir de éste que se nombra a alguien como hijo/hija. Al escuchar cómo estas enfermeras nombraban como “hijo/a” a dichos bebés, nos permitimos hacer una lectura alejada de juicios de valor al respecto y ubicar qué efectos se desprendían de esa forma de nombrar. Por todo esto, es que para nosotras era importante rescatar el valor estructurante y simbólico que tenían esas conductas y, por ende, poder registrarlo de alguna forma. Fue así, como comenzamos a darle forma a lo que hoy llamamos “Diario de vida”.

El mismo consiste en la realización de una crónica, narrada en segunda persona del singular, es decir, dirigida a ese niño o niña, donde comenzamos a inscribir y a relatar cómo fue su llegada al mundo y cómo fueron sus primeros momentos de vida. Desde cuál era su peso y talla al nacer, hasta cómo le gustaba darse su baño del día, o qué música le gustaba más o, incluso, quién lo nombró por primera vez. En este relato nos proponemos dejar marcas de los inicios de la constitución de su identidad, como también, nombrar quienes encarnaron las funciones de abrigo y sostén al momento de nacer. Podríamos decir que este trabajo tiene como intención un fin reparador de la historia de vida de cada uno de esos recién nacidos, como también así de inscripción simbólica de esas primeras marcas.

Es importante mencionar que dicho diario, una vez iniciado en su escritura, permanece colgado de la cuna de cada bebé, ya que le pertenece, es de cada uno de ellos, y se irá con ellos en su egreso de la neonatología, quedando a disposición para ser leído o escrito por el personal que se encuentra a su cuidado.

Al realizar la escritura en este tiempo verbal, se crea un clima de confianza y una narración que gira en torno a ese niño. Narración que trazo a trazo va plasmando sus historias. Donde el deseo de ser alojados y recibidos que advino en un segundo tiempo de sus vidas, dejó huellas imborrables.

Para finalizar esta presentación y este recorrido queríamos compartirles algunos pequeños fragmentos del diario de vida de A, bebe con quien arrancamos a ponerlo en práctica.

A:

“Nos gustaría contarte varias cosas sobre vos y tu llegada al mundo. Para eso, primero queremos presentarnos: somos Lucía y Agostina, psicólogas del Hospital…. Nosotras te conocimos cuando llegaste a este hospital, semanas después de tu nacimiento. Naciste un … del año 2024 en el Hospital …. Pesaste … y mediste … cm de largo.

Compartiste la neonatología con algunos otros bebés a los que fuiste observando atentamente.

Las enfermeras de neonatología y las/los cuidadores hospitalarios se encargaron de mimarte, auparte y cuidarte todos los días.

Curioso, observador y con la mirada más dulce.”

 

Junto con esta intervención, dimos paso a otra que consistía en dejar a disposición de los referentes afectivos de los bebés un libro de cuentos y una canción. Elementos que cuentan y cantan la historia de un pájaro (Lila, la colibrí) que luego de quedarse sin su familia de colibríes va encontrándose y siendo alojada por otras especies de pájaros en sus nidos. Pájaros que van dejando sus marcas e inscripciones, las cuales formarán parte de su historia hasta llegar a su familia y nido definitivos: la familia de loros.

De esta forma, dando lugar a inscripciones del orden simbólico, apuntamos a fortalecer el andamiaje fundamental y necesario que da lugar a la constitución y estructuración subjetiva de estos bebés. Con el anhelo de que estas huellas amorosas transformen el desamparo y vulneración inicial en algo más esperanzador para su devenir constitutivo. ◼

 

Bibliografía

Fundación Meniños, La elaboración de la historia de vida, España, 2016.

Lacan, J., Conferencia en Ginebra sobre el síntoma. Conferencia realizada en el Centro Raymond de Saussure, Ginebra, 4 de octubre de 1975.

Press Prengler, María Laura, “Cuaderno de vida: Narración e imagen para bebés en espera de su adopción”, Revista de Psicoterapia Psicoanalítica, tomo IX, Vol. 3., Montevideo, Noviembre 2016.

Reiter, Carolina, Lila, la colibrí, Olivia, 2023.

Ulloa, F., Novela clínica psicoanalítica. Historial de una práctica, Paidós, 1995.

 

Lucía Plans, Psicóloga, Htal. “Manuel Belgrano”, Provincia de Bs. As.
lucia.plans [at] gmail.com

Agostina García Serrano, Psicóloga, residente del Htal. “Manuel Belgrano”, Provincia de Bs. As.
lic.agserrano [at] gmail.com
IG: @sujetospsingulares

Temas: 
 
Articulo publicado en
Noviembre / 2024

Ultimas Revistas