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Recuperando la presencia de la Episteme

 

La forma en cómo nos relacionamos hace al modo de nuestra existencia; en ese modo se encuentra ese ‘oscuro objeto del deseo' llamado saber; un objeto que hace cuerpo y nos constituye y con el que tenemos una relación de transacción y transición y que nos permite el intercambio disciplinar en el amplio campo de saberes de la Psicología. Si esa parte toma el todo, nos torna dogmáticos y en ese punto de obstáculo y cristalización es muy difícil donar algo.

 

Cómo constituir nuestro hacer en el ámbito de transmisión universitaria ante esta modalidad del conocer escolar; lineal, explicativo, descriptivo, fragmentario, atomizado, inconexo, por nombrar algo que hace rasgo en aquellos que ingresan a un espacio que aún no sabemos qué promete.

Suponemos que el que ingresa realiza una demanda de saber: poder apropiarse de ese adorado objeto (ágalma); pero, la realidad de ciertos grupos nos enseña, nos señala que no sólo no hay demanda, ni siquiera hay un pedido de algo, allí al sujeto supuesto saber hay que instalarlo, trabajar en el sentido de constituir algo para hacer otra cosa.

La pulsión no halla su objeto en lo que investimos como conocimiento, paradójicamente en el mismo lugar en que se ofrece.

 

En este con-texto, el trabajo es lograr que aquellos que se escribieron como ingresantes, logren inscribirse como tales.

Y en esta terrible demanda de amor que nos atraviesa hay una subjetividad por advenir.

 

La Epistemología es la puerta de ingreso para habilitarse en un decir que bien podría continuar toda la carrera hasta su conclusión; pero, que no puede no estar en el momento en que la ciencia comienza a ser nombrada con toda su intención de rigurosidad.

Nuestra intención es que esta puerta de origen sea también original, a través del sencillo gesto de recuperar sus orígenes .

 

Crear nuevos modos de pensar implica una nueva metodología; un aprendizaje crítico que posibilite una ruptura epistémica; inaugurar modos de conocer que remitan a una implicación que pueda ser reconocida.

 

El gran obstáculo, que puedo reconocer desde mi propia historia de formación, es la ‘estructura binaria' del pensamiento de la ciencia, que postulo como Paradigma indiscutible.

 

Esa forma sutil de resistencia a la verdad que dio en llamarse ‘duda metódica' y cuyas reglas han sido la base de la modernidad, una época iluminada que creció bajo la sombra de ese genio maligno que nos proyectó su ‘yo pienso' como condición de existencia.    

Ante esto es importante recuperar el verbo hebreo, para luego ir hacia el griego y el latino: “En Cuanto Adán comió del árbol del Conocimiento, ‘conoció -cohabitó' (‘iadá', participio del verbo ‘iodoá': conocer, saber, cohabitar, copular (...) A eso se debe que el joven mancebo, en cuanto conoce (iodéa) ‘la distinción entre el bien y el mal; ansía la cópula” . Esa curiosidad de origen sexual que se hace social.

 

En el diálogo platónico del Teeteto o de la Ciencia, encontramos que esta tiene tres caminos que seguir: “Creencia – Verdad – Prueba”. Para la línea de pensamiento explicativo la creencia es la subjetividad del investigador, lo que es una paradoja, es difícil investigar no creyendo; la verdad fue reducida al parámetro de la lógica y sus variantes y a la prueba se la consideró válida si era constatable por todos.

 

Los sistemas de creencias se han derrumbado en la Postmodernidad; la verdad tiene un semblante virtual y en cuanto a probar algo, cada vez se hace más difícil ante la anorexia educativa... A mi parecer, la Epistemología se encuentra en una prueba, en un examen: está siendo examinada y especialmente por los físicos, ese cuerpo caótico, indeterminado, de un desequilibrio constante que nos hace vacilar en nuestra subjetividad llevándonos a una espiral plena en vacío.

 

Lo que produce la escolarización del pensamiento es una subjetividad abismada .

 

El mayor problema de la epistemología es la propia epistemología, su obstáculo interno; quizás ante su ruptura y sus objetos dispersos se pueda cumplir   esa bella intención de Bachelard “...la ciencia es la estética de la inteligencia”.

 

Considero que Emmanuel Kant es el padre de lo que llamamos Epistemología; esta nueva ciencia que tiene el mérito de intentar construir un objeto de saber propio, tal vez aquel viejo objeto cosmogónico de los Presocráticos; ya que no es casual que sean prestigiosos físicos los nuevos baluartes de la epistemología; ante la vieja lógica hay una respuesta desde un nuevo lugar, desde un intento de topología.

 

Tras el silencio de siglos en ese decir constante e in-existente de la Academia, nuestra propuesta es sencilla, es el trabajo de recuperar la ‘carta robada',   dejar que las palabras hablen, que ellas cuenten su propia historia y para ello es necesario recuperar la etimología, dejar fluir el discurrir del verbo y que este se encuentre con su gramática.

La gramática del deseo en su medio decir de verdad, de ficción, de mitología.

Ese hilo, ese tramado que nos habilitaría a una Dialetiké (un arte del buen decir).

 

Más que hacer una crítica a la Epistemología, diría que hay una crisis Epistémica; que la Epistemología necesita un cambio de Paradigma, una propuesta distinta a postulación binaria de dividir los conocimientos entre una línea de trabajo explicativa y una línea de trabajo hermenéutico.

 

  Considero que esta estructura binaria es errónea; a mí en particular, me es difícil interpretar sin explicar, cuando estoy en situación de transmisión académica.

 

La propuesta es incluir y no excluir, porque la palabra hermenéutica significa, además de interpretar, explicar y traducir y nos remite a Hermes, el mensajero de los dioses, el de los pies alados, el que conoce los caminos secretos del Hades.

Hermes es quien acompaña a los viajeros en el camino, es quien permite descubrir y quien oculta; su ingenio y astucia le permite crear la lira, la flauta, cuidar a Dionisos y acompañar a las diosas en su disputa por la belleza.

El ingenio es un valor muy apreciado por los griegos y él es el Padre del ingenio. La etimología de hermenéutica nos conduce hacia Hermes; es interesante preguntarnos qué de él aún persiste en este intento de descubrir caminos en el arte de interpretar.

Hermes, heraldo de los dioses, elocuente y persuasivo que prometió no decir mentiras... no obstante no puede decir toda la verdad.

 

“Hermes le ayudó a las tres Parcas a componer el Alfabeto...” . Es quien entrega el lenguaje; pero, anudado a la muerte (todo un presente griego). Trasmitió la manera adecuada de hacer fuego y quizás de él devengan esas   palabras aladas   que buscan nuestro entusiasmo (chispa divina), y que nos frotamos unos a otros con las palabras para que algo suceda.

 

Si recuperamos a la vapuleada Doxa y somos generosos con ella, retornándole su sentido de ‘opinión verdadera', los saberes de vida en relación a una Téchne, un arte del hacer, del saber hacer, esto nos permitirá un encuentro con la verdad desde otro lugar.

 

Ante la pregunta kantiana de ¿Cómo conocemos? por este medio podemos transformarla en palabra y acción, en la posibilidad de construir saberes.

 

Apertura y flexibilidad en el indagar, tras la apetencia de un modo de ser, de esta manera la Epistemología es algo más que una descripción o una pragmática, es una morada, un lugar donde habitar y ser habitado, somos ahí en ese hacer que nos va constituyendo como sujetos en un advenir en relación al intercambio con otros, semejantes o no.

Este método es el camino, el paso, el pasaje, el Pathos, el justo medio de una hybris que se hace metodología de la investigación.

 

Sin esa pasión es difícil que algo acontezca.

Esta propuesta de revisión epistémica desde la Téchne de una in-ciencia como el Psicoanálisis que se hace Póiesis (creación).

 

La etimología como recurso nos devuelve la frescura de un primer encuentro que por siglos nos está esperando desde el olvido de la polisemia; recuperar este soma que muda en semántica, desde la mántica del soplo de un verbo.

 

Freud nos recuerda en su texto “Tótem y Tabú” que las palabras aún guardan mucho de la magia primitiva.

 

Nuestra propuesta es un intento de resolver el antiguo problema entre la multiplicidad y la Unidad: Heráclito versus Parménides; como toda verdad, seguro ella se halla escondida a medio camino de ambos.

Esa escurridiza verdad siempre a medio decir que nos remite a una encrucijada que no es la de Edipo, en donde lo múltiple se puede atar a una serie de trípticos sin tener que reducirlo a lo Uno y que a la vez en su intertextualidad, nos abre un abanico de posibilidades, muñecas rusas que esperan por ser descubiertas.

 

Condensación en su desplazamiento que bien podría remitirnos al sueño inaugural del Psicoanálisis, allí donde Freud aún sueña con la Trimetilamina.

 

La serie de Trípticos que trabajamos:

 

Eros/Thanatos – Fisis – Logos.

Episteme – Doxa – Téchne   (así llegamos a la Para–doxa – Paradoja).

Sujeto – Objeto – Método.

Hermenéutica – Heurística – Exégesis.

Mito – Etimología – Gramática (en cada etimología se encierra un mito y su gramática).

Epistemología – Mitología – Metapsicología.

 

No se trata de rizomas, sino de redes trípticas: “en lugar de tejer con dos agujas, como en la lógica binaria, tejemos con tres agujas” .

 

El nudo para la red es diferente, el pensamiento se hace más complejo en su interconexión en donde algo de la realidad psíquica nos queda en este intento de pescar la realidad.

Consideramos que el retornar a la etimología recuperamos la rigurosidad y le damos sentido a lo que llamamos ‘vigilancia epistémica'.

 

¿Qué es lo que hay entre el deseo de conocer y el Amor hacia lo que se conoce?

Esa metaxis que nos permite constructos teóricos es acaso el juego entre Erastés (El amante) y Erómenos (lo amado) (el objeto de amor). Recordemos la etimología de Filosofía que en lo particular prefiero pensarla desde la sombra (Psyché) de Helena a la de Atenea.

Intersticios de un entre que se despliega en un adentro y afuera al estilo de una banda de Moebius.

 

La propuesta es agregar un cuarto término ; lo que nos permitiría pensar el campo de la transmisión en los espacios académicos: “Erotómenos”, el interrogado, el que es interrogado por el amor; la condición del cuarto término nos remite en la cadena a un quinto: “Erómena” todo lo que es amable, digno de ser amado.

 

Es un planteo que busca el bien de una verdad sin abandonar la subjetividad y su tensión y tendencia hacia la belleza.

 

Así lo que falta nos mueve a esta búsqueda que no es sin falta; pero, en el campo de una pasión por saber desde el diálogo, hacer hablar a las disciplinas liberándolas de su yugo y sin exclusiones.

 

Por eso nos incluimos en un pensamiento que intenta integrar esas partes diversas de la formación, que suelen implosionar en las estructuras curriculares.

 

De acuerdo al método de investigar es el discurso de ciencia que elaboramos y el posible diálogo que generamos y en este sentido intentamos ser generosos.

 

La Academia sin los jardines de Akádemos es el reflejo de la tradición alejandrina: esa antigua Biblioteca que hizo al pensamiento de Occidente, desde la palabra de Aristóteles y de la mano de Alejandro Magno.

 

Lugar de conocimiento en donde se maneja información rápida, virtual, en red, pero, sería interesante detenernos ante la carrera de las carreras y preguntarnos:

 

¿Qué es lo que se transfiere en el intento de lo que se trasmite?

¿Hay un saber que transferir en ese lugar imposible de educar?

Oficio que se enfrenta a aquello que es del orden de lo no transmisible, en esa insistencia un saber que quiere advenir.

Es así el Psicoanálisis, la ciencia de lo intransferible en lo posible de ser reconocido. Nuestra intención es hacer una apuesta en la fuerza de cada intento.

 

No hay certezas, esa es la única certeza. Quizás hallemos en el investigar desde esa curiosidad freudiana, indicios que pesquisar en lugares en donde nos veamos comprometidos con un querer saber, implicados en un querer trasmitir.

Sutiles rodeos que realizar, posibles encuentros en el desencuentro; encrucijada que resolver, más de un camino sin salida (Aporía) en la Paradoja de puertas abiertas al laberinto de existir.

 

Una mirada holística desde un interrogante existencial que no deja de lado el intento de fundar una nueva Epistemología.

 

“Entendemos este fundar en tres sentidos: fundar en el sentido de donar, fundar en el sentido de fundamentar y fundar en el sentido de comenzar”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*Titular de la Cátedra de Problemática Epistemológica de la Psicología.

Carrera de Psicología de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales.

Universidad Autónoma De Entre Ríos.

 

 

 

Martín Heidegger: Caminos de Bosque ;   Alianza, Madrid, 1997. Pág.17: “ La experiencia fundamental griega del ser de lo ente en el sentido de presencia”. Aquello que no se puede mostrar y a la vez dejar de mostrar, Heidegger nos dice que ir a la etimología es retornar a la experiencia original.

Ídem, Pág 76/ 77:   “La ciencia griega nunca fue exacta,   porque según su esencia era imposible que lo fuera y tampoco necesitaba serlo”.

Ibídem, Pág. 67 : “La palabra origen significa hacer surgir algo por medio de un salto, llevar al ser a partir de la procedencia de la esencia por medio de un salto fundador”.

Leopoldo Müller: Del Paraíso a Canaán – Estudios sobre la Biblia ; Letra Viva, B. Aires, 2001.

Heidegger: Op. cit. Pág.242 : “En alemán la palabra abismo (Abgrund) significa literalmente ‘ausencia de fundamento'”.

Bachelard, G.: La Formación del Espíritu Científico – Contribución a un Psicoanálisis del conocimiento objetivo;   Siglo XXI,   B. Aires, 1984. Pág. 13.

Robert Graves: Los Mitos Griegos ; Alianza, Madrid, 1985. Pág. 77.

Heidegger: Op.cit. Pág.281: “...Los que arriesgan más, éstos tienen que arriesgarse al lenguaje”.

Observación que me realizó una alumna en clase: la tercera aguja sirve para dejar puntos suspendidos, que luego podrían formar una figura; lo cual en el campo de la metáfora le da una riqueza singular. Tejer no es cualquier actividad,   no es casual que una mujer me hiciera esa observación.

Ver Lacan: El Seminario 8 – La Transferencia ; Paidós, Barcelona, 2003.

Eros no es sin Afrodita.

Heidegger: Op.cit. Pág. 64.

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Articulo publicado en
Septiembre / 2009

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