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Viktor Frankl, vicisitudes de su historia

 

Psicoterapeuta, fundador de la Escuela de Logoterapia, autor de treinta y un libros, con mucha influencia en su país de origen, Austria, y en los Estados Unidos de América, sobre todo por “ Man’s Search for Meaning” (“La búsqueda del Hombre por el Sentido), vinculado a la Argentina por una de las veintisiete Sociedades e Institutos de Logoterapia, distribuídos por todo el mundo. Su testimonio de lo  vivido en la Shoah (Holocausto), que aparece frecuentemente en sus textos y  que él vincula directamente con su método de curación, le dió fama internacional.
En nuestro país, salvo para sus discípulos y para quienes nos interesamos en la problemática del Terrorismo de Estado y sus efectos psíquicos, los medios psi no lo han tenido en cuenta.
Para un lector crítico de sus obras, surgían actitudes ambiguas, poco claras, señaladas inclusive por algún sobreviviente lúcido que llegó a conocerlo.
Muere nonagenario en septiembre de 1997 y  gracias a la investigación de Timothy Pytell, que está escribiendo una biografía sobre Frankl, podemos a través de un adelanto, publicado este año en el Diario de Historia Contemporánea, en Londres, empezar a develar el enigma. “Las piezas perdidas del Rompecabezas: una reflexión sobre la singular carrera de Viktor Fankl”, tal el título del artículo de Pytell, donde nos ofrece los datos que desconocíamos.
Ningún obituario señaló en su momento la participación de Frankl, en 1936 y 1937, en el Instituto de Psicoterapia, presidido por un primo de Göering y con el apoyo de éste. Dicho Instituto se formó sobre la base de la anterior Sociedad de Psicoanálisis Alemana, de la cual los nazis hicieron expulsar a todos los médicos judíos. Tampoco se señaló nada sobre las investigaciones médicas que llevó a cabo con los judíos que intentaron suicidio , para evitar la deportación a los campos de exterminio. Se llevaron a cabo en el Hospital Rothschild de Viena desde 1940 hasta 1942. Todas las necrológicas hablan de su sobrevivencia a Auschwitz, teniendo en cuenta lo que él había testimoniado sobre su larga permanencia en el lugar: sólo pasó dos o tres días en dicho campo.
Los datos permiten comprobar que la logoterapia de Frankl- una variante del análisis existencial de Binswanger- no tuvo su origen en su experiencia en los campos sino que tiene su raiz mucho más atrás. Frankl tuvo un acercamiento a Freud en los tempranos veinte, llegando incluso a escribir un artículo en la Revista Internacional de Psicoanálisis. Después de ser rechazado como candiadto por Paul Federn en 1924, se acercó al círculo de Adler. Nunca hizo mención a porqué se unió a dicho círculo, pero seguramente jugó la expansión de la Psicología adleriana en los proyectos socialistas de la Viena Roja. Identificado con la ideología socialista de Viktor Adler, fundador del Partido, siguió la línea del asimilacionismo, negando su identidad judía, iniciando así su “baustismo en la modernidad”.
En 1925 publica un artículo en un diario de Adler celebrando el adlerianismo y rechazando el freudismo. Ya en ese artículo, intitulado “Psicoterapia y cosmovisión”, planteaba ofrecer contrargumentos positivos al pesimismo intelectual neurótico, citando a Schopenhauer como ejemplo. En esos años, 1926, 1927, el trabajo de Max Scheler-“Formalismo en ética”, un texto fenomenológico sobre la objetividad y los valores, era como una Biblia para él. También fue influído por Martín Heidegger a través de “Ser y Tiempo”. (Siguió siendo amigo de Heidegger hasta su muerte sin haberle importado  la adhesión al nazismo                                                                            de este filósofo).
En 1928 empieza a trabajar bajo la dirección de Otto Pötzl que había reemplazado a Wagner Juaregg como jefe de Psiquiatría Clínica de la Universidad de Viena. Con Pötzl estudia medicina y continúa como consejero de la juventud. También en los tempranos treinta inicia la formalización de la logoterapia. En 1995 Frankl describe a Pötzl como “un verdadero Genio”. Freud lo había descripto como alguien de carácter ambiguo. Este personaje no sólo fue miembro del Partido nazi, entre 1930 y 1933, sino que volvió a juntarse con ellos en diciembre de 1943. En el intermedio, en 1938, aceptó la esterilización de los enfermos mentales pues consideraba que era “indispensable para el futuro del pueblo”.
Ya médico trabaja desde 1933 hasta 1937 ocupándose de mujeres suicidas en el hospital estatal Am Steinhof. Nunca mencionó en su autobiografía que en 1936-37 participó como comentador en cuatro seminarios de la rama austríaca del Instituto de Psicoterapia Alemán, patrocinado por los nazis. No hay registros de estos comentarios pero dada su línea anti intelectualista y su rechazo tanto de Freud como de Adler, resultó  una combinación de miedo, oportunismo y profesionalización que llevó a Frankl en esta dirección. En ese Instituto, encabezado por Karl Jung y por el primo de Göering, Mathias Heinrich Göering, se practicaba la psicoterapia en el espíritu de la Cosmovisión Nacional - socialista. Frankl escribió un artículo para el diario del Instituto intitulado “Sobre los problemas Mentales- Espirituales en Psicoterapia”. En este artículo Frankl da su versión de la logoterapia que había cristalizado mientras era consejero de la juventud. Frankl buscaba en un nivel teórico sobrepasar  tanto a Freud como a Adler. Coincidentemente, la visión teórica del Instituto Göering buscaba unificar las diferentes ramas de la psicología.
Mucho es lo que desarrolla Pytell sobre el artículo de Frankl, al que nos remitimos. En suma, el esfuerzo intelectual de Frankl intentó ser una táctica de acomodarse a la psicoterapia nazi, alineándose con la “parte buena” del movimiento, - particularmente con Carl Müller – Braunschweig que trataba de compatibilizar el psicoanálisis freudiano con los ideales nazis- y ofreciendo una solución a la división que él percibía dentro del Instituto Göering.
Después del Anschluss (Anexión de Austria) en 1938, Frankl perdió su conexión con el Instituto y comenzó a trabajar como médico en el Hospital Rothschild de Viena, que funcionaba como centro comunal para los judíos. Llegó a ser director del Departamento de Neurología. El Hospital quedó bajo control nazi en abril de 1939. Se sabe que Frankl recibió una visa para Estados Unidos. Sorprendentemente, no la usó, cuando muchos se desesperaban para obtenerla, sin lograrlo.
Frankl condujo experimentos de cirugía en judíos que habían intentado suicidio al recibir la orden de deportación- que implicaba una muerte siniestra en los campos-. En su original biografía de 1973, no hace mención a estos experimentos. Sí, en una entrevista grabada en 1981, pero recién en 1995 alcanza estado público. Hubo también un artículo inconcluso en 1942, publicado en Suiza.
Los experimentos eran para tratar de salvar la vida de quienes habían intentado suprimirla. En condiciones normales, el juramento hipocrático obligaba a esta acción, pero los problemas surgían si esos pacientes se salvaban pues estaban destinados a una muerte horrible. El silencio de Frankl durante tantos años prueba que muy cómodo no se sentía con su decisión.
A comienzos de los 40 se producían diez suicidios de judíos por día. Esto, que se denominaba “Solución Masada”- en alusión a la fortaleza que luchó contra los romanos y cuyos defensores judíos prefirieron el suicidio antes que entregarse- era muy común sobre todo en judíos asimilados, como Frankl, para evitar la deportación.
Frankl, sin tener conocimientos en cirugía craneana, se lanzó a experimentar con los pacientes, basándose en trabajos de Walter E. Dandy y Harvey Cushing, las figuras más importantes en el campo de la cirugía craneana.
Hacía uso de drogas anfetamínicas como el Pervitin y el Tetrofan, que Dandy jamás insertó directamente en la cavidad craneana. Frankl sí lo hacía, a pesar de que Dandy, ya en 1918 había señalado que el uso directo en perros siempre había sido con resultado fatal. Lo mismo le ocurrió a Frankl pero con seres humanos. El resultado de estos experimentos nunca fue publicado.
Las medidas extraordinarias tomadas por Frankl fueron muy criticadas por sus colegas de Hospital. Sobre todo por su médica asistente, la Dra. Rappaport. Ésta, posteriormenta, al recibir la orden de deportación, intentó suicidarse y Frankl la salvó.
El 20 de febrero de 1972, hablando a sus estudiantes de la United States International University, reconoció que su artículo de 1942 fue publicado en Suiza porque los nazis querían utilizar su investigación- experimentos- con sus propios soldados y querían que apareciese públicamente en un diario.
Los nazis prohibían a sus víctimas que se suicidasen. Ellos eran los dueños de la vida y los que decidían cuándo debían morir. No es claro si Frankl fue aguijoneado por los nazis o llevado por una combinación de temor y oportunismo.
Frankl, su mujer Tilly y sus padres Elsa y Gabriel fueron deportados al ghetto “modelo” de Theresienstadt el 25 de septiembre de 1942. Frankl trabajó en el Hospital de Higiene Mental. Su labor consistía en brindar psicoterapia y procurar el traslado de los psicópatas. También incluía la distribución de carnets  para la Biblioteca, Teatro y Café.Era uno de los “Prominentes” del ghetto, lo cual hacía menos dura su estadía porque tenía mayores raciones y un status social reconocido- sin que, por supuesto, las condiciones generales no dejaran de ser deplorables-.
Ayudaba a los recién llegados a soportar el shock que implicaba la vida en el ghetto y detectaba los casos de posibles intentos de suicidios para evitarlos. Los nazis no toleraban suicidios en los campos ni en los ghettos. Se colocaba así en una precaria situación entre los nazis y la comunidad judía prisionera en el lugar, tratando de conciliar lo inconciliable.
Al cabo de dos años es trasladado a Auschwitz el 19 de octubre de 1944. Su padre había muerto en Theresienstadt; su madre fue trasladada cuatro días después y probablemente fue gaseada y cremada en Auschwitz. Su esposa Tilly sobrevivió a la selección de Mengele pero posteriormente fue trasladada a Bergen Belsen donde murió.
Frankl siempre dio a entender que había estado mucho tiempo en Auschwitz pero en 1991 reconoció a Robert Schuller que había estado sólo tres o cuatro días. Fue trasladado a un sub-campo de Dachau, Kaufering III, donde llegó el 25 de octubre del 44, exactamente seis días después de su deportación desde Theresienstadt. El viaje usual de un campo a otro duraba dos días de modo tal que sólo pasó en Auschwitz dos o tres días. Esto, como él mismo dijo, implicaba una eternidad de horror y sufrimiento, pero no el tiempo suficiente para elaborar una teoría psicoterapéutica.
En Kaufering III su trabajo fue cavar fosas, trincheras y eventualmente voluntario como médico en epidemias de tifus. Se encontraba así entre la posibilidad de morir por exceso de trabajo o por la enfermedad.
Fue trasladado a Türkheim el 8 de marzo de 1945, cuando su situación era grave y podía haber muerto de continuar en al campo anterior. Estuvo a cargo de 50 pacientes hasta que fue liberado el 27 de abril de 1945. Fue trasladado al campo de Personas Desplazadas en Bad Wörrishofen- Bavaria- y logró escapar a Viena en agosto de 1945, luego de atravesar Munich.
La producción intelectual de Frankl, en el primer año fuera de los campos, fue muy prolífica. Su famoso libro, “Man’s Search for Meaning”, fue dictado en nueve días. También escribió poemas y una obra de teatro: “Sincronización en Buchenwald”. Esta obra fue traducida por Joseph Fabry y puesta en escena en “La Unión de Graduados de Teología”en Berkeley, en 1977. Muy elogiado por Gordon Allport, que prefació su libro sobre la búsqueda del Sentido. Muy criticado por Lawrence Langer que mostró las ambigüedades y contradicciones del libro donde Frankl oscila entre hablar de los campos como del lugar donde tomaron forma sus ideas, por un lado, y por el otro, que sirvieron para ratificar ideas previamente concebidas. Toda sobrevivencia aparece producto de la fuerza espiritual de la búsqueda de ese super Sentido, sin tener en cuenta, como señalan muchos sobrevivientes, los múltiples factores que jugaron, donde el azar y lo arbitrario fueron fundamentales.
Jamás Frankl cita a Primo Levy, David Roussett o a Robert Antelme, entre otros, cuyos testimonios de los campos tienen un valor reconocido por todos los especialistas de la Shoah y por muchos de los sobrevivientes. Tampoco buscó contacto con ninguno de ellos.
Auschwitz fue usado por Frankl para justificar su teoría y también para sugerir que él estaba intelectual y espiritualmente preparado para sobrevivir a la prueba.
Frankl fue una persona para los austríacos y otra para los americanos. Fue por primera vez a los Estados Unidos en los tempranos sesenta y se promovió a sí mismo como el vencedor del nihilismo. Su autoridad moral derivaba de su sobrevivencia, testimonio y teoría de la Logoterapia, todo lo cual le dio una importante reputación. Se vinculó con grupos religiosos, dando una coloración religiosa a la Logoterapia y hallando un lugar entre los psicólogos de la Pastoral Americana.
En Austria, Frankl representa un peculiar ejemplo del mal nacional, de querer reconciliar y negar el pasado nazi. Las raíces históricas de este mal tuvieron su origen en la reconstrucción de Austria y en las resoluciones y compromisos de las grandes potencias. La piedra fundacional de la identidad nacional austríaca fue el encuentro de 1943 en Moscú, donde se estableció que Austria fue la primera víctima de la Alemania nazi. Mito que se continuó durante la guerra fría. Es conocido el apoyo de la mayoría al Anschluss de Hitler pero el mito sirvió para tratar de lavar el pasado.
El primer crack de la nueva identidad nacional de Austria se produce con el affaire Waldheim, presidente del país y antes Secretario General de Naciones Unidas, cuyo pasado nazi abochornó a Austria y Occidente. Luego el Partido de la Libertad de Jorg Haider trató de hacer respetable la tradición, rescatando a los Waffen SS como “Hombres decentes” de carácter espiritual superior y a los campos de concentración como campos de castigo.
Como sobreviviente y fundador de la tercera escuela de Psicología de Viena, Frankl jugó un papel peculiar en la posguerra austríaca. Tomó la posición de reconciliador. Pytell dice que tenía pocas opciones, sin tener en cuenta que otros, como Thomas Bernhardt, sí denunciaron al fascismo y se atuvieron a las consecuencias.
El 9 de septiembre de 1988 una foto de Frankl con Waldheim apareció en “Neue Kronen Zeitung”, diario de amplia circulación y de orientación derechista, con el título “Presidente Waldheim saluda a Frankl, que fue prisionero de campos de concentración, quien en el infierno del Nacional- socialismo perdió a toda su familia”. Frankl y su nueva esposa aparecen en la foto satisfechos y felices. Frankl ayudó a la reahbilitación doméstica de Waldheim y la medalla recibida de éste- después del affaire- sólo puede ser considerada como un baldón.
Fue una relación de mutua conveniencia. Frankl recibió reconocimiento y fama. Para el nuevamente electo Waldheim, Frankl fue usado para su rehabilitación en varios niveles. Frankl representaba a los sobrevivientes que aparentemente no tenían animosidad contra los “buenos” nazis como el Presidente. Eso implicaba una reducción de la culpabilidad de Waldheim por los crímenes nazis. Al mismo tiempo servía para ratificar el mito de Austria como la primera víctima. Frankl a su vez aparecía como heróico y capaz de olvido. Teniendo en cuenta su ambiguo pasado realmente se mostraba oportunista y soporte de la cultura de la impunidad.
Su confirmación como Ciudadano Honorario de Viena llegó sorpresivamente de la mano de Jorg Haider y del Partido de la Libertad. Su vínculo con el partido neo- fascista se remonta a 1981. Su “Filosofía del sentido” fue citada, como gran idea, por el teórico del Partido de la Libertad Fritz Wolfram. El espíritu de reconciliación de Frankl y su sutil disminución de las atrocidades nazis fue el centro en que se apoyó el Partido. Haider se describió a sí mismo como un buen amigo de Frankl.
Frankl proclamó que no hay culpa colectiva, que hay buenos y malos nazis, buenos y malos prisioneros y’,  lo más significativo, buenos y malos SS, lo cual coincidía con la agenda de Haider y su Partido.
Posteriormente Frankl se distanció de Haider pero But Rüdiger Stix, líder del Partido de Haider, recalcaba que tanto para Frankl como para Haider había buenos miembros de los SS.
Víctor Frankl fue reconocido como ciudadano líder de Viena. Él, Waldheim y Austria en general no fueron precisamente honestos con su pasado.
Obviamente, los datos proporcionados por Pytell y los que seguramente agregará en la biografía que está preparando, serán de muy difícil digestión para los discípulos de Frankl. Tal vez habría que sugerirles el consejo irónico que dio Frankl a Matthew Scully: “Los americanos necesitan una estatua de la Responsabilidad en la costa oeste, para complementar la estatua de la Libertad  en la costa este”.
Lic. Osvaldo Hugo Cucagna   12 de diciembre de 2000
 

 
Articulo publicado en
Diciembre / 2000

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