En Argentina, a partir de diciembre 2001, la idea de representación política se volatilizó: los ciudadanos van ellos mismos a deliberar, mediante nuevas formas políticas - asambleas -, sumadas a las preexistentes - piquetes - , hallando también nuevos modos de protesta - cacerolazos y escraches generalizados -. Esto coexiste con las formas tradicionales que obedecen al sistema representativo. Queda así subvertida la Constitución Nacional allí donde dice que el pueblo no delibera ni gobierna sino a traves de sus representantes.
Hay entre los psicoanalistas un discurso que reduce la cuestión del poder -y la dominación- al malestar en la cultura, banalizando todos los términos, y confundiendo lo que es el malestar inevitable para todo sujeto, producido por las renuncias que implica la vida en sociedad, con lo que es un agregado a dicho malestar. Confunde lo que es el malestar en la cultura con el más allá de éste1 y suele "olvidar" que también existe el bien-estar en la cultura.
Por distintas razones se ha privilegiado de modo excluyente el lugar de la palabra en la cura psicoanalítica, siendo que la psique no está habitada solamente por representaciones-palabra, y existiendo además situaciones clínicas en las cuales la curación no pasa, en lo esencial, por el trabajo con la palabra -ocupando éste un lugar secundario-.
Si en el campo de juego el jugador de fútbol se detuviera a pensar en lo que hace o va a hacer, lo que automáticamente devendría es su paralización: sus movimientos son impensados, y mantiene al mismo tiempo que los realiza la apreciación de dónde se encuentran ubicados sus compañeros y los contrarios, puede "adivinar" sus movimientos; cada tanto alza la cabeza para confirmar o procesar correctamente sus cálculos, en los cuales no piensa un solo segundo pero que igualmente realiza, y le permiten acomodar su cuerpo, crear movimientos y jugadas, deslizar con precisión la pelota, eludir contra
El diálogo entre psicoanalistas - sea en supervisiones, ateneos, grupos de trabajo, presentaciones y publicaciones de trabajos, etc. - se ha vuelto redundante en un punto: las cosas han cambiado en la clínica, hecho que se ha precipitado durante la última década. La referencia obligada es a cambios en el tipo de paciente que consulta, referencia que si bien resulta vaga y remite a una enorme cantidad de preguntas, no por eso deja de resultar familiar para el conjunto de los analistas.
1. Es necesario, en el origen de la vida, que se produzca sobre el psiquismo la violenta imposición de un mundo (social) de sentido, para que este abandone su estado originario, que es cerrado sobre sí mismo, y así incorpore y se incorpore a la cultura. Piera Aulagnier denomina violencia primaria a ese acto, del cual se hacen cargo las figuras parentales, y que ubica al sujeto en lo que conocemos como malestar en la cultura.
La heterogeneidad reinante en el campo clínico de las psicosis, los insuficientes conocimientos que aún poseemos acerca de las mismas, la diversidad de posicionamientos teóricos existentes- tributarios, indudablemente, de la dificultad que plantea como entidad gnoseológica -, los impares resultados obtenidos mediante los tratamientos psicoanalíticos, me autorizan a adelantar que lo que sigue debe ser tomado como los comentarios sobre las posibilidades de curación que se abren en algunos casos de psicosis, y algunas sugerencias y puntualizaciones acerca del modo de conducir los tratamientos
Versión ampliada del texto del mismo nombre publicado en Topía No XXV. Forma parte de "Argentina, tango y exilio", de próxima publicación por la Editorial Topía.
"Civilización y Barbarie": par que puede pensarse como una derivación del universal que hace al conjunto humano y al psiquismo en particular, descripto por Castoriadis como la "aparente incapacidad de constituirse en sí sin excluir al otro - y ... de excluir al otro sin desvalorizarlo y, finalmente, odiarlo".
La histeria y la neurosis obsesiva fueron los paradigmas clínicos de la indagación freudiana, enraizados en el tipo antropológico de la sociedad occidental de su época, fruto de la interiorización de las significaciones imaginarias sociales predominantes en ese entonces. De ningún modo es dable pensar ni sostener que hayan perdido vigencia como entidades clínicas; de lo que se trata es de su “adaptación” a la época, y del surgimiento de nuevos fenómenos clínicos, de la mano de una subjetividad que difiere de la de principios de siglo.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra