Quien contempla las cosas no sólo de acuerdo al orden en que es afectado por ellas, sino también a la potencia específica que puede descubrir en ellas, transita entre dos perspectivas: la que se percibe en la experiencia y la que descubre como propia del orden causal. Este ir y venir entre la capacidad de ser afectado y aquello que la meditación sobre lo que la cosas pueden, es el ámbito en el cual el humano puede acceder a una cierta impresión de ser eterno. El brillo de todo aquello que aún no existe y ya puede ser pensado se presenta en esta eternidad como un tipo particular de realidad que no se nos ofrece en la duración. El spinozismo es la tensión del arco cuyos extremos son los padecimientos del cuerpo y los destellos de la mente (tensión incompatible con la acción restrictiva de los poderes sobre lo real). Su actualidad es la de una práctica reflexiva que consiste en perfeccionar el deseo de aquellas existencias virtualmente contenidas en los pliegues de lo que ocurre. Spinoza trata de la actualidad de lo eterno.
Las pasiones, afirma Spinoza, deben ser comprendidas intelectualmente antes que juzgadas moralmente. Son hechos del cuerpo