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Construcción del Monstruo Social Viral

 

A Sergio Blanco

A partir del surgimiento del virus conocido como Corona virus, la sociedad global, en poco más de tres meses, pasó de las feroces guerras financiero-territoriales entre los Estados nación y sus acólitos, a estar sometida al imperativo de un significante global: Pandemia. Las coordenadas socio simbólicas organizadoras de los universos culturales, subjetivos, de afectos y vínculos, mutaron con velocidad y sin retorno. Tienen como denominador común la alteración absoluta de la temporalidad subjetiva que cae bajo el dominio de una amenaza tanática. Sin referentes conceptuales o de sistemas de pensamiento previos, se instaló un inédito Caos Global, transportado por un desconocido y letal virus. Disociado del asunto biológico objetivado científicamente, el poder absoluto del significante Pandemia ha generado una porosidad simbólica y lingüística de las fronteras nacionales. Monstruo desconocido, diseminado en cuerpos y territorios, el Virus ha despertado múltiples deseos de instalar un Estado de Fascismo Globalizado que anule los matices y significaciones socio-simbólicas, hábitos y costumbres particulares de cada cultura, estrato y clase social. A diferencia de los Totalitarismos Occidentales Históricos” icónicos –Stalinismo, Fascismo, Franquismo y Nazismo– que confluían en sus fines y diferían en la implementación de sus métodos, objetivos y fábricas” de exterminio, el Estado Global de Pandemia impone una uniformidad estratégica global a macro y micro escala. Desde los territorios de los países hasta el lavado de manos, desde los sistemas de Salud hasta la protocolización de los vínculos interpersonales, todos los humanos” estamos sometidos a una única estrategia global: el distanciamiento social corporal mediante la cuarentena y/o estado de sitio.

Monstruo desconocido, diseminado en cuerpos y territorios, el Virus ha despertado múltiples deseos de instalar un Estado de Fascismo Globalizado

Es tal el poder de un enemigo invisible” que las potencias han intentado transformar las fronteras físicas impuestas entre los países, en poderosos micro muros de contención y exclusión situados en la vida corporal-cotidiana. Muros de los pequeños gestos que, paradojalmente, no logran contener la ubicuidad de un virus biológicamente inasible. Se ha impuesto la idea-consigna de que estamos enfrentados a una guerra en las que cada habitante del planeta es su propio enemigo o potencial victimario del otre. Cargados de poderosos armamentos como el estornudo o la distancia interpersonal se impuso la convicción de que el enemigo es el cuerpo otre y la otredad subjetiva.

Frente al Imperio de una guerra micro estratégica la OMS instala el significante global Pandemia. La OMS dice e impone verdad transcultural, translingüistica, inapelable y omnipresente. Mediante el poder del Significante Amo pandemia instala un estado de macro control biológico y de las conductas cotidianas colectivas e individuales.

El control social se acompaña de la consiguiente punición global que abarca los territorios de las naciones (fronteras), las tramas de las vidas cotidianas y las costumbres más íntimas e individuales. El Estado de disciplinamiento global atraviesa y sobredetermina las existencias cotidianas, la vida familiar y social, derrumba el Eros del contacto corporal y coloca bajo sospecha viral” las manifestaciones de la vida amorosa. “El nuevo examen va a ser (es) un recorrido meticulosos del cuerpo, una especie de anatomía de la voluptuosidad”[1] (Foucault, 2000, p. 179). Recorrido de cuerpos de mujeres, de lgtbm, de migrantes, pero también un recorrido de los levantamientos anti neoliberalismo, de los acontecimientos culturales multitudinarios, del universo futbolístico, de las concentraciones masivas.

Los “levantamientos insurreccionales del instante pasado” colocaron en acción pública el cuerpo colectivo” habitado de goce por la presencia y el contacto multitudinario con les otres. Coreografías y abrazos. Apropiación de los espacios públicos poblados de manifestaciones deseantes. Indisciplinas subversivas en atuendos y contactos. Creaciones sonoras y gráficas. Radicalidad de mensajes. Masividad de manifestaciones culturales. La corporeidad colectiva revolucionó los espacios públicos y enclaves estatales al tiempo que subvirtió las manifestaciones corporales y corporativas históricas”. Los diferentes disciplinamientos que guardaban resabios, reminiscencias fascistoides, fueron destituidos mediante la ternura y alegría insurgente de los descubrimientos cuerpo a cuerpo. Los movimientos insurreccionales recientes conectan –conectaron– pensamiento y Eros, las ideologías liberadoras se hacen –hicieron– cuerpo individual y colectivo. Y el deseo de libertad se encarna –encarnó– en cuerpos colectivos donde los totalitarismos institucionales sitúan el potencial peligro para ejercer Poder real o virtual. En un registro diferente a los cuerpos colectivos insurreccionales, los migrantes, caminantes de fronteras y arriesgados asaltantes de muros, cuerpos de supervivientes hacinados en campos de refugiados” o perdidos en las profundidades de mares y océanos, constituyen –constituyeron– el reverso, la advertencia tanática instalada por el Poder Global.

Las masas migrantes parecerían enunciar contrastes referidos al halo exultante que impregna los levantamientos insurreccionales. Pero por fuera de la aparente tensión, el registro migrante conecta y enuncia una continuidad insurreccional insoslayable: la disolución de las fronteras público estatales. El Poder Global instaló férreas, variadas fronteras reales y subjetivas. En un crescendo que culmina con las instalación del Significante Amo Global pandemia, al poder global le resulta –resultó– imprescindible estigmatizar y colocar a les otres en posición de Monstruo Moral.

El migrante porta el deseo de ser considerado sujeto y, por tanto, ciudadano. En tanto los movimientos insurreccionales de corporeidad colectiva rearman el contrato narcisista” –fundado en acoger la corporeidad del otre con flujos de deseo existencial y eros de contacto, mediante operativos de propagandas virales–, el Ciudadano Migrante es situado en las antípodas. El deseo de libertad de los Ciudadanos migrantes o de aquellos que defienden sus arraigos territoriales históricos, constituye un peligro permanente. Erigidos en Sujeto Peligroso (Foucault) se los demoniza como portadores de pulsiones arcaicas y cuerpos donde residen enfermedades biológicas y mentales”. Los procedimientos propagandísticos ocultan que el migrante es sujeto del deseo de libertad, pulsión vital de sus cuerpos y lazos afectivos. Transformándolos en masas de Sujetos Peligrosos, los Estados Imperiales organizan y justifican las más variadas estrategias que contienen resabios totalitarios. Mediante la segmentación fundada en argumentaciones raciales eugenésicas” los migrantes son objeto de control con procedimientos panópticos y micro-ópticos.

Las estrategias jurídico-simbólicas de los Estados Imperiales transforman al Ciudadano Migrante en un Monstruo Moral Lombrosiano

Las estrategias jurídico-simbólicas de los Estados Imperiales transforman al Ciudadano Migrante en un Monstruo Moral Lombrosiano: los cuerpos migrantes serían genéticamente portadores de todo tipo de peligrosidad, de ahí el especial énfasis en el apresamiento de niños y disolución de los apegos familiares. Simultáneamente los movimientos insurreccionales portadores de Eros de contacto y deseo de libertad se inscriben y re-crean el contrato socio-narcisista.

El Monstruo Viral des-erotiza el deseo de contacto y hasta la representación de la muerte propia o ajena se transforma en una cifra estadística apresada en una planilla Excel

En este contexto, a punto de partida del surgimiento de la Pandemia por el Corona” se dibuja una nueva figuración psico-imaginaria de gran impacto social: emerge el Monstruo Viral, enemigo global que se desmarca de las peligrosidades habituales. El Monstruo Viral invade mediante la Invisibilidad y la no discriminación. Dos individuos vivos están enjaulados en una situación común, pero no recíproca”[2]; las rejas de la jaula son intangibles. Las rejas de la jaula actual son el Significante Amo Global pandemia. A diferencia de los sujetos peligrosos, el nuevo enemigo anula el campo óptico e impide su captura mediante las miradas. Son cuerpos invisibles diseminados en los recónditos escondrijos de los espacios urbanos, estatales, virtuales, domésticos, corporales… Por ahora sólo sabemos que el Monstruo Viral posee una dimensión global, una potente diseminación y un estatuto políglota: habla en todas las lenguas, penetra cualquier cultura, derrumba todas las fronteras corporales y subjetivas. El Monstruo Viral des-erotiza el deseo de contacto y hasta la representación de la muerte propia o ajena se transforma en una cifra estadística apresada en una planilla Excel – y bien sabemos que la Estadística es el movimiento anti-poético global por excelencia-El Monstruo Viral con su impacto y diseminación creciente, parecería destinado a disolver los resabios del Contrato Narcisista y sustituirlo por un Pacto Tanático. Pacto programado y ejecutado progresivamente por los diferentes poderes instituidos-instituyentes. Hoy casi ayer e incierto mañana, la oferta es la muerte debida a la conjunción Virus Corona ensamblado a la deflagración sistémica de la organización global de la salud y su expansión al conjunto de las sociedades humanas. Ante este nuevo, inédito ensamblaje, con una simultaneidad también inédita se instala –instaló – un nuevo formato de Control mediante la Represión socio-subjetiva de las con-vivencias que son –eran– reguladas por el deseo y las leyes organizadoras de las subjetividades. Sustitución de la Vida Común y en común por el principio concentracionario enunciado por Hannah Arendt: Cualquier cosa es posible.

 

Monstruo Moral Viral

 

La figura que voy a desarrollar es una deriva de los postulados de M. Foucault contenidos en su Seminario Los Anormales” (1974-1975) y abordados, en Montevideo, en el Seminario La Indignidad del Poder” “Los anormales se reúnen en el Mincho Bar” (año).

Las diversas técnicas de control panóptico y microscópico fueron mutando hacia la implantación del bio-poder, procedimientos necesarios para producir el pasaje del control conductual (fábricas, colegios, cárceles, ejércitos) al control biológico-subjetivo. El bio-poder se instala en la compleja, indescifrable intimidad del cuerpo-eros y sus fantasmas. Zonas de incertidumbres, goces y temores, fantasías e imagos transportadas por magmas oníricos desde y hacia territorios imaginarios. Envolviendo lo real-imaginario-simbólico de los diferentes, mutables cuerpos propios”, las medicalizaciones instalaron distintas geografías capturadas en imágenes estandarizadas, fluidos biologizados, técnicas y procedimientos inspirados en paradigmas de indagación policial que escudriñan intimidades siempre evanescentes, siempre bajo sospecha.

El cuerpos propios”, con mayor o menor énfasis, se desliza hacia una imagenología cuya ajenidad diabólica (diabolei concepto desarrollado por Jorge Galeano Muñoz, opuesto a simbolei) invade y sobredetermina la vitalidad contingente de la vida.

Los conceptos ideológicos ligados a las inmunidades individuales y sociales, mediante un crescendo en red global, de controles y presuntos procedimientos inmunológicos, se apropian de el cuerpos propios”. Invasiones bio-farmacológicas habilitadas por consensos experimentales, ayudan a erigir el Significante Pandemia. Amo y Señor Virtual Global. Para afianzar el poder del Amo Pandemia se multiplican ad infinitum las técnicas de indagación policial de la interioridad y externalidad del cuerpo produciendo una suerte de carta de ciudadanía corporal” siempre incompleta, siempre transitoria. Carta de ciudadanía bio-farmacológica destinadas a la desapropiación de la eroticidad del cuerpos propio y la de-construcción del/los cuerpo colectivo.

 

Desde el déficit simbólico al agujero representacional

 

Contexto en el que se Inscribe el Significante Global Pandemia

Entre los múltiples efectos socio-subjetivos producidos por las diversas historias recientes, tomaré la hebra umbilical que nos conduce por el laberinto de las diferentes desapariciones de los cuerpos militantes, de los migrantes, de los feminicidios y los niños asesinados en escuelas y hospitales, de los desaparecidos en prisiones de los Imperios contemporáneos.

El cuerpo de la vida individual y colectiva, atacado mediante estrategias globales de desapariciones forzadas implementadas por los fascismos preventivos”, produjo un déficit simbólico que aún dificulta los procesos de metabolización psíquica, tanto individuales como familiares y colectivos. Los duelos personales-sociales signados por la persistencia de la angustia ominosa producida por lo irrepresentable de la desaparición forzada, fueron y son instalados como verdaderos sistemas de disciplinamiento socio-subjetivo. Junto a la sustracción de los cuerpos y la obstrucción de los procesos de duelos singulares y colectivos, las estrategias de desapariciones forzadas producen un continuado déficit simbólico sustentado en un agujero representacional. Cómo imaginar y representar las coordenadas espacios temporales, los lugares que no están en ningún sitio, las geografías siniestras de Ayotzinapa, el tiempo, la hora, el nexo intersubjetivo ¿dónde estaba yo cuándo esa bala te dio, te dio, te dio, dónde estaba Dios?”.[3]

Agujeros representacionales que el Arte permanentemente intenta bordear, situar, resignificar. Junto a las estrategias de desapariciones y como verdadero reverso subversivo, la búsqueda incesante de los cuerpos desaparecidos, constituye un instrumento de gran potencia político-simbólica, que enlaza el campo de lo real con la simbolización subjetivante. La materialidad de las búsquedas a pesar de los escasos hallazgos, producen una restitución simbólica destinada a subvertir la ominosidad de las estrategias de desapariciones forzadas. En este la circulación insurgente de los diversos cuerpos colectivos” movimientos portadores de infinidad de estrategias destinadas a reparar el déficit simbólico y anular los agujeros de memorias, resultan –resultaron- una amenaza. Resquicio por dónde las subjetividades socio-simbólicas (aún en su denegación) crean tramas de re-significación; las alteridades se entretejen –entretejieron– con hebras de diversidades transversales en las que el primer derecho es el derecho a tener derecho” ([4]). Los diferentes movimientos impetuosos que pueblan –poblaron– los bordes del mundo, cargados de deseos y eroticidad, configuran una verdadera amenaza a los intentos globales de deconstrucción del Contrato Socio-Narcisista- de- Transgénero- y- Generaciones.

 

El Significante Amo Global Pandemia

 

El significante Amo Global Pandemia arrasa caracteres y representaciones ideográficas. Desde una posición ubicua e inubicable, el enunciado Pandemia se apodera de la red de comunicaciones globales y de las imágenes mediáticas trans-culturales. En forma por demás simplificada y con una economía lingüística que anhelaría la más poética metáfora borgiana, introduce un artefacto invisible, asintomático, incorpóreo. Micro (nano) artefacto irrepresentable, permanentemente a punto de estallar y diseminarse en progresión geométrica, transportado por la fragilidad de un estornudo o un leve abrazo de “futuros amantes”.

El Significante Amo Pandemia es un disciplinador global investido de un poder absoluto: entre sus pliegues se esconde la imprecisa biologicidad del virus. Pandemia es un Significante Amo Global trans. Trans cultural, racial, de género y generaciones, de clases sociales y gubernamentales, de objetos y circulaciones. tHasta la materialidad de los dólares USA son puestos en cuarentena!!!

En las dinámicas globales contemporáneas, las subjetivaciones virales de miedos, pánicos y estados arcaicos de indefensión paranoide, son producidas e inducidas por dos circuitos que, desde lo real intangible”, operan simultáneamente: Sobredosis de Imágenes y Noticias falsas. Si bien son procedimientos complementarios, en el campo de las subjetividades se instalan en diferentes registros (topoi) que se potencian y anudan propiciando la instalación del sujeto zombi” (Giorgio Agamben) o sea aquel que frente a la catástrofe no puede identificar en qué posición, lugar físico y/ o topoi psíquico se encuentra. El sujeto zombi es el representante de la ausencia de criticidad, deseos, impulsos y anhelos de insurrección individual, colectiva, poética, cultural. Ubicado en las antípodas del Perro Argos que mediante el olfato identifica a Ulises y tiene el coraje de Morir por Pensar[5], el sujeto zombi solo está dispuesto a dejarse pensar por los poderes globales invasores de la corporeidad. Menos aún escribiría Sergio Blanco Cuando pases sobre mi tumba porque ni siquiera el destino de su cuerpo propio muerto por las tecnologías de exterminio (en la Pandemia actual representadas por las máquinas de respirar) le concierne. Bordea la vida y la muerte desde una des-erotización tanto de una como de la otra. El sujeto zombi se constituye en las antípodas del cuerpo social colectivo.

El caos planificado de circulación de noticias falsas combinado con las sobredosis de imágenes nos conduce a la construcción del Sujeto Zombi

Desde las multinacionales globales de propagación del Significante Amo Global Pandemia” las sobredosis de imágenes están destinadas a penetrar las sensibilidades corporales individuales y emociones colectivas. Un gol se grita con el cuerpo de la pasión colectiva. Ante un virus habitante de la cotidianeidad la reacción es el aislamiento aún de la costumbres relativas al cuerpo propio: no tocarse la cara, esconder estornudos… Las sobredosis de imágenes construyen vías directas hacia lo Originario (Tópica desarrollada por Piera Aulagnier) donde la Palabra no adviene y por tanto no hay conexión con los diferentes registros de nuestros pensamientos. Lo Originario está habitado por Magma de imágenes –pictogramas– que se manifiestan y deslíen en los espacios oníricos y en el mejor de los casos se juegan en el territorio del arte donde aparecen sin ser pensadas”. Manipuladas por las administradoras de imágenes globales las sobredosis de imágenes que se repiten y de pronto desaparecen. Juegan un rol disciplinador arcaico y por tanto disociado del pensamiento o la reflexión. Contrariamente a los pictogramas, las noticias falsas se organizan y administran en el territorio de la palabra y el discurso. Se despliegan en el campo de la Verdad versus la Falsedad. Apelan a los procesos psíquicos secundarios en los que la autoridad adjudicada al Portavoz determina la posible deriva de los pensamientos de adhesión o rechazo. Las Noticias Falsas y la Sobredosis de Imágenes se difunden en una temporalidad viral. El caos planificado de circulación de noticias falsas combinado con las sobredosis de imágenes nos conduce a la construcción del Sujeto Zombi actual que circula en un contexto socio simbólico y corporal relacional donde, como señalábamos supra invocando a Hannah Arendt, Cualquier cosa es posible”.

Arrojaría más luz sobre estos procesos si lográramos enlazar hebras y fragmentos provenientes de diferentes campos creativos para abrir una mirada diversa sobre los totalitarismos del siglo XX y sus derivas actuales.

En las circunstancias actuales esa mirada cobra una fuerte resignificación no solamente por la necesidad de superar lo sintomático, sino por las escandalosas estrategias bio-sociales en las que el necesario combate estatal al corona virus omite postulados y acciones gubernamentales en las que se asuma la posición de riesgo de mujeres, adolescentes, niñes, loques, artistas, habitantes de las calles y prisiones, pueblos originarios y masas caminantes de fronteras.

Raquel Lubartowski Nogara
raquelnogara [at] gmail.com

 

[1] Michel Foucault, Los anormales. Fondo de Cultura Económica de Argentina. 2000. Seuil. Gallimard, marzo 1999.

[2] Michel Foucault. El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica. Siglo XXI Editores.México 1980. Primera Edición en español 1966.

[3] Otro adiós sin dios, canción de Liliana Felipe para su hermana fusilada en el campo de concentración La Perla, en Córdoba, Argentina.

[4] Arendt, Hannah (2013). Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Alianza Editorial.

[5] Pascal Quignard (2015). Morir por pensar. Buenos Aires, El cuenco de plata. Pág 16-19.

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Articulo publicado en
Mayo / 2020

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