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Espacios de recreación, planteos en la clínica

 

A MODO DE INTRODUCCION

Trabajar en salud pública en un momento tan crítico para nuestro país no es nada fácil. El incremento de las problemáticas que nos convocan (como el alcoholismo, la depresión, los intentos de suicidio) no se ve acompañado del aumento de servicios de salud mental, sino que estos (como para la población en general) han disminuido sus puestos de trabajo. Si esto ya es complicado tanto mas lo es desde la postura del psicoanalista capacitado por lo general en la atención individual de los casos y con un tiempo prolongado de tratamiento ya que no piensa su clínica desde los tiempos cronológicos sino lógicos de un proceso particular.

Mi inserción en la atención primaria de la salud marca aún más esta diferencia, ya que se trata de una atención primera, en el mismo lugar donde vive la gente, donde nuestra llegada a un domicilio no es antecedida por un pedido de sus habitantes sino propuesta por uno, nuestra escucha diferente a la de otras profesiones nos lleva a golpear las manos allí donde no puede aún articularse una demanda. Verán en el recorrido de este trabajo casos en donde la consulta a un profesional ligado a la salud mental no se hubiese producido de no haber estado allí, no solo por la dificultad enorme que implica acceder a un servicio hospitalario sino también por la imposibilidad de articular una demanda donde aún no existe ninguna hiancia, donde, en algunos casos el abandono gana espacio a la articulación de una actividad subjetiva.
El espacio de recreación que hoy quiero presentarles lo propongo como una antesala a un análisis posible, solo el recibidor de una escucha distinta a sus problemáticas, un espacio donde el juego esta al servicio de la expresión singular, donde no solo permite “hacer activo lo vivido pasivamente” (1) sino también apostar a que algo distinto pueda escribirse, algún giro que propicie el inicio de un cambio.

PLANTEOS TEORICOS – RELATOS DE LA EXPERIENCIA
Pensar en la clínica psicoanalítica siempre nos inserta en laberintos llenos de encrucijadas, donde la claridad del bosque aparece en algunos parámetros y en otros debemos sostener momentos de oscuridad angustiantes. Convencidos de nuestro andar continuamos el camino a tientas, tratando de seguir la ruta que nos marca la brújula del discurso del sujeto.
Sabiendo que la claridad constante que plantea la ciencia moderna no es mas que un espejismo para tranquilizar el lugar del observante, espejismo que lo instala a él en el lugar del saber y al objeto de estudio en el pacifico recibidor de su ciencia, el psicoanalista tolera su no saber y lejos de establecer una ley general busca la singularidad de cada historia particular.

(1) Sigmund Freud: “Más allá del principio del placer”, en Obras Completas, Amorrortu Editores, 1989

Cuerpos que hablan de su historia: en su andar, en sus formas, en el movimiento torpe de un niño no humanizado por el discurso del Otro, en las formas seductoras de la histeria...
Discursos que tropiezan en determinado instante, palabras que no aparecen, en otros casos traza simbólica desarticulada de los otros registros...
Andares singulares por el mundo humano: infans que no pueden sujetarse, sujetos que luchan día a día para negar su ser barrados, cada uno diferente, cada paso distinto.
No hay otro modo en nuestra intervención que la internación por el bosque, es decir seguir sin saber el camino planteado por quién nos consulta.
Transferencia, asociación libre, ejes primordiales de la enseñanza freudiana, planteo fundamental de mi trabajo en general y en particular del tema que hoy quiero compartir con Uds.

LUGAR Y MODO DE FUNCIONAMIENTO
La cita es todos los viernes en dos turnos, donde veinticinco niños a la mañana y cincuenta niños a la tarde concurren a la sociedad de fomento del barrio a “jugar con Malena” desde sus decires, al espacio de recreación desde el mío.
El lugar donde transcurre esta actividad es uno de los tantos asentamientos del gran buenos aires que con los años tomo estatuto de barrio. Un cargo estatal dentro de una Unidad Sanitaria me permite trabajar allí desde 1988.
Los chicos tienen entre dos y catorce años, muchos son derivados por la admisión de psicología pero la mayoría llegan espontaneamente, por vivir cerca del lugar y otros invitados por los mismos niños.
El grupo es abierto.
La gran variedad de edades se debe a que los hermanos mayores son en general, los que cuidan a los mas pequeños porque sus padres trabajan.

 

ANTECEDENTES - A MODO DE HISTORIA
En los primeros años de trabajo las consultas al psicólogo a veces eran confundidas con los atrasos en la menstruación u otras consultas ginecológicas.
La falta inicial de demanda estaba articulada con el desconocimiento total de nuestra profesión.
Ideales distintos a la clase media porteña donde ir a análisis era parte de las actividades a realizar, el barrio no entendía nuestra participación. Un lugar distinto se abría...
Primero. había que escuchar a esta comunidad, sus instituciones, sus preocupaciones, el llamado diagnóstico de situación.
Salimos a las casas y conocimos a las familias, volvimos a aquellas donde el ruido ensordecedor de las psicosis salía de sus puertas o donde el conflicto neurótico amenazaba con complicarse.
La propuesta fue promocionar actividades donde se pueda desplegar la palabra de la gente para que no sean meros objetos que reciben el cúmulo académico de los profesionales “sabiondos” sino donde puedan desplegar su singularidad.

Para los niños espacios de juego donde la espontaneidad prime sobre cualquier objetivo, ya que así marcan lo trazos de sus historias, forma de conocerlos y de intentar dialectizar los lugares otorgados..
Así surgieron múltiples actividades desde una huerta comunitaria en la época de la hiperinflación, hasta un programa de planificación familiar luego de un aumento de muerte por abortos en condiciones insalubres, recurso anticonceptivo que permite decidir la llegada de un niño, libertad de elegir si el recurso esta al alcance, .posibilidad de elección, de despliegue deseante.
Sabemos que sin la participación de ellos como sujetos quedan aplastados en el lugar de mendigos de un Otro aplastante.
Discurso del analista puesto a rodar en las calles de un barrio al que no le habían dado la palabra.
Grupos de adultos, de adolescentes y de niños se hicieron oír, se apropiaron de
sus palabras constituyendo a la vez distintos dispositivos.
Con la desocupación surgieron talleres autogestivos, donde la gente del barrio se constituía como profesor de taller y cada miembro de la comunidad podía elegir un grupo según sus gustos: manualidades, peluche, tejido, computación, ingles, yoga, gimnasia, peluquería. Todas opciones para intentar modificar la realidad aplastante de la falta de trabajo, el aumento de la depresión, el ahogo en el alcoholismo.

 

ESPACIO DE RECREACION
En este marco se crea el espacio de recreación hace tres años. Diferente a los otros grupos de niños por la cantidad mayor de chicos y porque siempre participan otros profesionales o estudiantes de educación física o de servicio social, que no persisten en los años debido a su ayuda voluntaria o a su pasantía obligatoria por ser parte de su estudio. La coordinación siempre esta a mi cargo y el objetivo no varía, las actividades propuestas por los invitados no son obligatorias y cada niño elige a cual participar. Espontaneamente se agrupan por edades y por actividad. En general los grandes juegan al fútbol, las chicas al handball o realizan alguna actividad manual, los más pequeños gustan de las rondas y de la construcción de aviones de papel o collage.
Díficil tema el de explicar como coexisten distintos discursos, distintas propuestas. En principio la educativa con la psicoanalítica. Genera distintos conflictos entender al pasante que para mí es más importante tomar el camino propuesto por el niño que la imposición de una consigna (considerada positiva por el educador).
Siempre sostengo dos parámetros para los niños dentro de esta “libertad”: no golpear y aceptar la regla del juego si ingresa a el.
Los casos mas graves comienzan dando vuelta por la cancha o entrando y saliendo de sus espacios, a estos niños yo los sigo en sus andares tratando de armar juntos lo que no esta construido aún.
Los que más dificultades muestran en la relación con sus pares busco conocer sus historias por distintos medios: visitas a sus casas, charlas en los tiempos de espera al ingreso del juego, siempre preocupada porque algo padecen, insistiendo en que “espero puedan no pegar y quedarse a jugar”, ya que no quiero ejercer la expulsión que en muchos casos buscan por estar al borde del precipicio en sus familias, hecharlos como primer opción seria la ejecución del lugar otorgado por el Otro, la propuesta es de cambio de este lugar, y de este modo dialéctizar lo que congelan.
El trabajo con los adultos se realizan en distintos espacios que funcionan en la sala: espacio de reflexión, grupo de padres, grupos terapéuticos, el niño tiene su espacio el adulto otro.
Espacio inédito el de la unidad sanitaria que al estar en el barrio donde ellos viven permite su inclusión en distintos espacios sin que el adulto se haya acercado a solicitarlo, gestación desde el principio de un espacio propio, donde el fort-da también juega en su posibilidad de ingreso y salida, sin penalizaciones de perdida de turnos y sin largas esperas mensuales, aquí el conflicto se despliega día a día en cada canción inventada, también en las múltiples letras que despliegan sus dibujos, sus rondas, sus títeres y hasta el modo en que juegan al fútbol o al handball.
Es un lugar donde se abre la puerta y los niños ingresan desplegando su elección .
La propuesta de sostener las reglas del juego promueve la organización que alivia ya que como ley tercera lleva a un lugar para cada uno, quiebra la agresividad del espejo marcando una posibilidad de existencia sin tener que exterminar al par para ocupar un único lugar para dos. Se evita que prime la ley del más fuerte, el golpe antes que la palabra. Esquema perverso del discurso social donde lo que se dice no se cumple, donde para que hablar si nadie puede oír, como la ley que ellos tienen en la calle, el que pega más gana, el que intenta compadecerte es el “mulo” a voltear, entonces la propuesta de este espacio es hacer valer la palabra, intervenir en el conflicto desde el juego, todas las intervenciones son a partir de allí. Luego la confianza, los otros grupos más pequeños y hasta las caminatas por la calle abren aún más el juego ya que aparecen sus confesiones, los que les preocupa, los golpes en la casa, las lágrimas por el abandono, candados para evitar el abuso de sus padres, justicia que no llega, reparto desigual que los lleva a salir del lugar de niños y a relatar sus trabajos precoces, el juntar cartón, el aprender el oficio de albañil.
Apertura del espacio, expresión de los cuerpos, historias singulares que muestran sus marcas en distintas formas: con la agresión constante, con la búsqueda de burlar la regla, llamados desesperados que al ser escuchados generan una relación particular con mi persona, transferencia que no puedo desoír, lugar díficil y complicado de todo análisis pero incrementado aquí por el efecto grupal que nos coloca al límite con el lugar del líder, lugar de saber que no quiero ocupar, lugar que se supuesto. Por eso mi escucha busca el corte de la masa, la evitación del engrudo que implica la fascinación de una masa con un líder que ordene “marchar a cualquier lado”(2), quebrar la unificación en singularidad. La repetición de la historia de cada niño que concurre al grupo se produce allí en un marco diferente a otros ámbitos (escuela, familia) algo de esta reiteración es escuchado en modo diferente por un analista. La identificación a nosotros no es nuestra meta, tampoco la de proponer otros ideales a los que ellos sostienen. El ideal del yo se construye de los emblemas paternos, el líder ocupa ese lugar para la masa, la identificación entre los miembros se activa siguiendo una dirección, un sentido dado por el líder, y nada más lejos esto del psicoanálisis donde el sin sentido opera como disparador del quiebre fantasmático, única forma de modificación subjetiva.
Distintas propuestas más allá de este grupo, espacios terapéuticos grupales para algunos, conocimientos en sus casas de sus progenitores, intervenciones de ellos en la problemática de los niños a partir de que puedan implicarse de algún modo en lo que a ellos le pasan.

CONCLUSION
Clínica psicoanalítica en danza , pasos de ballet distintos a los dados en el consultorio particular.
Como mencionaba al principio nos encontramos con un bosque no despejado por una definición clara del psicoanálisis. Practica la nuestra no encerrada en una substancia clasificada a nivel positivista. Algo muy distinto nos convoca. Un vacío que Lacan grafica por la “a” del objeto causa; deseo del analista que nos instala en ese vacío impactante del sin sentido, impulso analítico que nos arroja en distintos parámetros. Espacio vacío que genera el empuje de nuestro deseo como analistas. Impulso que no cesa de enviarme una y otra vez a los distintos encuentros, en las casas, en la cancha de fútbol, en la unidad sanitaria; espacios físicos no tradicionales pero siempre, desde mi ética, enmarcados en la práctica que para mí abre el juego: el psicoanálisis.

Malena de Bianchetti
Psicoanalista
medebianchetti [at] hotmail.com
 

 
Articulo publicado en
Marzo / 2005

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