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La Silueteada: El Signo y la acción

 

La silueteada son miles de personas haciendo siluetas
Guillermo Kexel1

 

…El terror en la Argentina no fue ni abierto ni público (…) El país podía representarse como un inmenso vacío, un agujero negro bordeado de un coro que negaba su existencia…

Elena Nicoletti2

 

Organizarse colectivamente en torno a ese vacío, darle medida, número, dimension; recorrerlo con un contorno que toma la forma de un cuerpo y denunciar a través de un signo gráfico la magnitud humana de esa ausencia, es construir un lazo con lo simbólico que pone a resguardo la verdad para instalarse en el espacio y en la experiencia colectiva inaugurando una política cultural que se constituiría en referente de experiencias posteriores.

 

Siluetas: ineludibles ausencias.

Toda huella implica una ausencia, la marca de algo que pasó y ya no está. La impronta de la figura humana en escala real nos habla de alguien ausente en la escena y presente en el vacío que conforma.
Si entendemos como huella lo que queda como efecto de una acción sobre una superficie, podríamos decir entonces que a esta no la define el material que la soporta, sino la marca que dejó en él, por eso la impronta del cuerpo humano, convertida en silueta, se vuelve más potente aún como construcción espacial del vacío, de lo que falta, al no quedar presa de la materia que la contiene.
La silueta como signo visual, en su carácter de contorno tomado de un original o esténcil a la manera del grabado, donde el original deja su traza, refuerza aun más el concepto de ausencia que pasa a ser explicado y medido en toda la dimensión particular y universal que un signo pueda sostener desde la percepción.
Reconstruir una presencia, un hecho, a partir de un rastro o una marca que identifique al ausente, es un modo de legitimación de la verdad y de constatación inserto en nuestra cultura que da primacía a lo visual. En este sentido la Silueta toma el lugar del ausente dando testimonio de su existencia.

 

La magnitud del número

La voluntad de representar a todos los desaparecidos, pero no sólo en equivalencia numérica, sino también en escala humana, de hacer visible una imagen que ponga en jaque el ocultamiento de los cuerpos, conlleva la necesidad de garantizar la realización de esta representación “en número” y no “del número” de las víctimas del terrorismo de estado en la Argentina. Realizar un signo para cada una de ellas. De esta manera el concepto cifra se ve modificado radicalmente respecto de su eficacia informativa.
El número, la cifra escrita que denota una cantidad, es sin dudas absolutamente distinta a la realizada en signos. Cada uno de esos signos es una silueta humana en escala real. Hombres, mujeres y niños, ninguno igual al otro, todos allí representados, de modo que también la diversidad quedara reflejada en una síntesis gráfica y desafiara al uso del número3 como verdad en su más alto alcance y no como una abstracción que cosifique las personas de las que se intenta hablar.
Una realización de tal envergadura exigía que el recurso formal específico solventara un contenido de índole colectiva, de denuncia y por sobre todas las cosas vigente, porque no se trataba aún de un trabajo en pos de la memoria histórica sino que estaban operando en el presente.
Llevar esta propuesta a las Madres de Plaza de Mayo permitió la eficacia de la convocatoria, posibilitó la concreción de la primer Silueteada durante la Marcha de La resistencia del 21de septiembre de 1983 y otorgó la realización en cantidad de las Siluetas.
Existieron importantes intervenciones de Las Madres respecto de la imagen de la Silueta, una de sus condiciones fue: no incorporar rasgos de personalización a las figuras con respecto a la instalación en el espacio público, especificaron que no se las coloque en el piso de manera horizontal ¡No están muertos!
La habilitación que Las Madres de Plaza de Mayo le dan al proyecto de las Siluetas es el eje que integra y completa este trabajo al cual solamente la práctica colectiva daba sentido a su carácter de signo y acción.

 

El soporte humano y la acción:
Transformar un procedimiento pedagógico en una acción de arte conceptual.

“ La creación de un sistema para que otros se expresen es en sí mismo una obra de artistas”.4

El sistema para conseguir una imagen que captara la idea de cuerpo ausente, contuviera sus proporciones reales, que fuera lo suficientemente sencillo de realizar y permitiera socializar su procedimiento, lo aporta la intensa investigación pedagógica que realizaban Rodolfo Aguerreberry y Julio Flores5. Es un procedimiento incorporado al trabajo de taller en artes plásticas con niños, entre 4 y 10 años de edad, para que estos comprendan, dimensionen, enumeren e identifiquen las partes y el lugar que ocupa cada elemento, pudiendo construir la figura humana en una relación visual y sensorial integradora. Esta práctica consiste en trazar el contorno de un compañero acostado sobre un soporte de papel, después cada uno tomaba el lugar del otro.
Esta metodología de trabajo iba a constituir el recurso formal más importante que atraviesa esta acción desde todos los planos que requería la propuesta de tal modo que el procedimiento mismo se convierte en una acción de arte conceptual.
En esta instancia podemos hablar de otro nivel de conceptualización mas profundo, como habría explicado Rodolfo Aguerreberry: La creación de un sistema para que otros se expresen es en sí mismo una obra de artistas.
En el procedimiento de realizar un trazado con el cuerpo, de contornear el propio cuerpo o de prestarlo para que otro dibuje su contorno, en ese mismo acto reside la acción de arte conceptual. De modo que si debiéramos adjudicar un lugar a la obra en tal sentido, éste no será solamente el que ocupe en el espacio público el signo silueta, sino también donde la experiencia deja otra marca, en el que hace y en el que mira, el sitio de esa impresión es precisamente allí donde Duchamp insistiría desde su posición anti - retiniana del arte, en la materia gris.
“…Si yo me pregunto cuál es la función fundamental o cuál es la esencia de la Silueteada (no de las Siluetas) porque éste es el punto... Para mí la Silueta es algo sobre lo que podemos hablar, pero el fenómeno es la Silueteada y la Silueteada son miles de personas haciendo siluetas”.6
La ética de lo efímero, a la que responde esta acción, queda explícita desde su génesis, en ese momento previo al cual el sujeto decide poner el cuerpo, y colocarse en el lugar del otro, del ausente. El cuerpo permitía también la conceptualización de una idea, confrontarse con la imagen de sí mismo, volver a percibirla después de haberla realizado. En esta instancia la silueta interpela desde ese lugar que estando tomado por el vacío se instala ahora una mirada.

 

Laura Fernández
Docente en Artes visuales
lauraferbaires [at] yahoo.com.ar

Notas
1.  Entrevista a Guillermo Kexel, Laura Fernández, Bs As. Enero 2002.
2.  Elena Nicoletti, Tramitaciones subjetivas del terror y la impunidad, “Lo público, lo privado, lo íntimo.” Consecuencias de la Ley en el sujeto. Juan Dobón Compilador. Letra Viva. Bs As. Septiembre 2001.
3.  Existía un antecedente importante, el afiche de Jerzy Skapski: “Cada Día en Auschwitz”, publicado en “ El Correo de la UNESCO” reproducía la cantidad de personas que diariamente eran ejecutadas en los campos de concentración de Auschwitz.
4.  “...Él, (Rodolfo Aguerreberry) como docente y artista, siendo uno de los que claramente vio la creación de este mecanismo de producción, como una obra de artista …” Entrevista a Guillermo Kexel, Laura Fernández Bs.As. Enero 2002 “…
5.  Los Artistas gestores del proyecto de la Silueteada Fureon Rodolfo Aguerreberry, Julio Flores y Guillermo Kexel.
6.  Guillermo Kexel, entrevista con H. Aimeijeiras para La Maga, Bs. As. 1993
 

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Articulo publicado en
Octubre / 2005