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Ninguna lucha fue individual: la vigencia y los límites de Stonewall

 

El libro de Alex B. Estrategias y límites de Stonewall hace un recorrido desde la revuelta del 28 de junio de 1969 hasta la actualidad, mencionando las distintas revueltas que se sucedieron en EE.UU. y Europa criticando al sistema capitalista. Rescata debates teóricos sobre la comercialización, la identidad, la homonormatividad y nuestros lugares de lucha. ¿Por qué es importante pensarlo hoy?

Alex B. despotrica contra el sistema capitalista y hace una fuerte crítica a les activistas que fueron cooptados por las distintas políticas de inclusión y al “mercado rosa”. Se posiciona contra la mercantilización de nuestra sexualidad y reflexiona por qué el movimiento LGTBI desde el neoliberalismo hasta hoy fue perdiendo su filo revulsivo.

Stonewall fue un levantamiento contra el sistema

Es útil hacer una pequeña premisa sobre el contexto histórico en el que se inserta Stonewall. Según el autor “el final de los años ‘60 fue una época propicia para el nacimiento de muchos movimientos y organizaciones revolucionarias. Después de la muerte de Martin Luther King Jr. y de Malcom X, el movimiento de liberación negro se orientó hacia formas de resistencia más radicales y vio el nacimiento de las Panteras Negras. Este grupo rechazaba las premisas no violentas y de integración “a toda costa” de Luther King, prefiriendo el concepto de autodefensa como principal medio de lucha. También el movimiento de los estudiantes, en esta época, ganaba fuerza y se radicalizaba, y protagonizará los eventos de 1968 en muchos países del mundo, que inspiraron y radicalizaron políticamente a muchas personas que vivieron en aquella época.” En 1969 las calles de Nueva York fueron testigo entre taconeos, gritos y golpes, de la valentía de las lesbianas, las travas y las maricas que le ponían freno al acoso de la policía con barricadas y hasta encerrándolos en el mítico bar Stonewall. Estos sucesos dieron surgimiento al movimiento de liberación sexual ganando visibilidad en las calles, enfrentando a la policía y las leyes sexistas que regían a la diversidad sexual, sentando la tradición de las marchas del orgullo que ya es internacional y no sin razón.

La sociedad de aquel entonces se encontraba fuertemente moldeada por la propaganda estatal conservadora sobre la familia y la sexualidad. Este discurso sobre la moral y las buenas costumbres, arraigadas en la heterosexualidad como norma, era impulsado por políticos estadounidenses como McCarthy e instituciones como la Iglesia.

La propaganda macartista también era dirigida contra los comunistas o anarquistas que eran considerados un riesgo. McCarthy era un senador que había formado un comité de actividades antiamericanas. Primero bajo el Gobierno de Harry Truman y después de Dwight Eisenhower.

Esta situación llevaba a que la vida de las personas LGBTI fuese en gran medida clandestina, reducida a lugares específicos como barrios de las grandes ciudades y a bares clandestinos manejados por la mafia, como el caso de Stonewall. Los comunistas eran una amenaza para el poder de Estados Unidos y los homosexuales eran considerados “influenciables”.

En ese clima se prendió la chispa de lucha de la diversidad sexual. Para Alex B. “Stonewall trajo inspiración, el amor y la rabia para la creación de un movimiento que quería luchar por la libertad”. En el marco de aquella lucha, en la que participaron unos miles de personas, diversos grupos decidieron formar, en Estados Unidos, el Gay Liberation Front (GLF). Se declararía el 28 de junio Día del Orgullo, en recuerdo de la revuelta de Stonewall, y la primera manifestación del Orgullo se realizaría en Nueva York en 1970.

A la cabeza estuvieron las travestis Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera que pusieron en pie el STAR discutiendo con algunas agrupaciones homófilas. En el año 1971 se funda S.T.A.R. (Acción de Travestis Callejeras Revolucionarias). STAR como organización aparece en la manifestación del Weinstein Hall de la Universidad de Nueva York en 1970. La universidad prohibió cualquier evento gay, así que diversos activistas de la diversidad sexual organizaron una sentada. La del grupo antidisturbios obligó a los militantes gays a abandonar la ocupación. STAR, inicialmente llamado Street Travestites for Gay Power (Travestis Callejeros por el Poder Gay), nació entre la frustración de que el movimiento de liberación gay rechazara defenderse y se comprometiera a luchar contra la policía.

El ensayo de Alex B. publicado como un fanzine punk, desde sus planteamientos radicales, mantiene que hay una relación entre la supuesta inclusión de sectores y colectivos LGTBI en la agenda política y la rentabilidad electoral y monetaria de dichos sectores, incluyéndose así en la sociedad de consumo y del espectáculo, desarrollados, por otra parte, en el seno de modelos patriarcales y normativos de la sociedad. Sobre todo, dentro de un estado de clase. Se pone como ejemplo a personas migrantes y las políticas discriminatorias que limitan su participación en la vida laboral y social en Israel.

Sin embargo, hay que destacar el coraje de estos activistas que lograron conquistas mediante acción directa o performances. El límite es que se separa la lucha de la disidencia y por los derechos específicos de una pelea global, principalmente, de la lucha de clases. Es integracionismo la estrategia, no ruptura como plantea Alex B.

Por último, podemos agregar una cuarta etapa cuando a partir de los ‘80, con la aparición del HIV/SIDA, el embate neoliberal y la caída de la URSS, las aristas más revulsivas de aquel movimiento que se había desarrollado en los ‘70 fueron perdieron filo y la mayoría de las organizaciones de gays, lesbianas y travestis se abocaron a las cuestiones de la identidad y al horizonte de la ampliación de derechos civiles y formales en los marcos de las democracias capitalistas; esta perspectiva se mantiene en algunas organizaciones hasta la actualidad.

El autor hace un repaso por los inicios de los Frentes Homosexuales en Europa de la década del ‘70. Rescata sobre todo al activista y marxista Mario Mieli, cuya tesis será publicada en 1977 con el título de Elementi di critica omosessuale (Elementos de crítica homosexual) y que se convertirá en uno de los fundamentos de la teoría sobre género en Italia. Mieli, a principios de la década de 1970, parte hacia Londres, donde frecuenta el Gay Liberation Front local. De vuelta a Italia en 1971, forma parte de la fundación del F.U.O.R.I. (Frente Unitario Homosexual Italiano)- el primer movimiento de liberación gay italiano, con el que rompe por izquierda cuando, en 1974 éste forma una federación paritaria con el Partido Radical.

Es importante este italiano porque hace una fuerte crítica a la adaptación de algunas agrupaciones LGTBI y sobre todo a la familia. “La prensa y la televisión discuten el derecho al matrimonio de los homosexuales mientras las organizaciones gays modernas se limitan a la reivindicación de una aceptación completa por parte de la sociedad. El estatus quo LGTBI a través del ‘progresismo’, piensa una integración total de la homosexualidad, una vuelta (por la parte de atrás) a las estructuras patriarcales como la familia.”

Alex B. también destaca dos agrupaciones alemanas, Celulas Revolucionarias (RZ) y Rote Zora, los activistas que participaban, publicaban folletos y periódicos, iban a manifestaciones y participaban activamente en huelgas de la clase trabajadora, contra los presos políticos, entre otras demandas.

El libro de Alex B. invita a reflexionar una perspectiva emancipatoria para lograr una verdadera libertad sexual, dentro de una crisis económica histórica y con un enemigo enfrente que se llama Fondo Monetario Internacional.

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Articulo publicado en
Agosto / 2022

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