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Pandemia en Israel

 

Isabel Edenburg es Psicoanalista argentina y reside en Israel,
autora del libro recientemente publicado por la editorial Topía Sujeto migrante. Reflexiones y relatos más allá de la clínica

En días de aislamiento y pesadumbre la gente se queda en sus casas y sale una vez al día a realizar las compras indispensables o para respirar aire puro bajo la luz del día.  Un rayo de sol asoma a mi ventana y me invita a salir hasta el parque ubicado dentro del radio de circulación permitido. Allí todo es silencio. Unas vallas interceptan las entradas seguidas de un precintado perimetral. Los niños ya no juegan ni sus madres caminan airosas a su lado, los padres no los entretienen en los juegos ni los grupos de amigas pasan conversando. Tampoco los corredores de las pistas ni los caminantes prestos pasan moviendo sus cuerpos ávidos de movimiento. Los árboles mueven sus ramas al viento y las flores se abren plenas de frescura y esplendor. En esas extensiones ahora hay nuevos visitantes. Unos pájaros verdes que replican trinos entre ellos y se mueven sobre el césped como queriéndose quedar allí. Más lejos una bandada de aves de color negro y de picos largos alza sus alas en vuelos rasantes. Una suerte de cuervos que suelen habitar las playas ahora revolotean en el espacio aéreo del parque. Ya no hay personas allí, están todos confinados en sus casas. Las mismas reglas en la mayoría de países en los que el virus implacable azota a la humanidad. Los gobernantes se dirigen a sus pueblos por las vías digitales y los canales de televisión. Usan los mismos términos en distintos idiomas para dar informes e indicar los grados de aislamiento y las recomendaciones de aseo personal. Nada como el agua y el jabón para lavarse las manos y así detener el contagio. Piden colaboración para evitar el avance de las infecciones que provoca la diseminación del virus. Todo está conmocionado, la naturaleza, el ecosistema de cada región, la comunicación entre las personas y el uso de las redes digitales. No es ciencia ficción y nos cuesta creer que no lo sea. Podría decirse que de un día para el otro y sin preparación previa nos encontramos viviendo un sueño trágico.

El peligro de vida que conlleva esta enfermedad produce distintos niveles de angustia e incertidumbre. Por otra parte, la pérdida de la cotidianeidad requiere un duelo que no hay tiempo de elaborarlo en una situación de emergencia

Nada es ya como era antes. Tampoco los que brindamos un servicio a la comunidad en la esfera de lo psicosocial quedamos inertes. Aun cuando cierto grado de petrificación imaginaria nos invada de a ratos a todos los habitantes acechados por la pandemia. Es difícil llevar adelante el aislamiento preventivo aun cuando comprendamos claramente que es el mejor medio de luchar contra esta enfermedad. Requiere un esfuerzo psíquico importante a sabiendas que es la mejor manera de parar la cadena de contagio siendo que al tiempo de escribir esta comunicación no se ha encontrado aún la fórmula adecuada para la vacuna. Cada día que pasa la interiorización psíquica de lo que sucede va variando subjetivamente y los tiempos de elaboración de cada uno no siempre coinciden con el riesgo de contagio masivo que provoca el coronavirus. El peligro de vida que conlleva esta enfermedad produce distintos niveles de angustia e incertidumbre. Por otra parte, la pérdida de la cotidianeidad requiere un duelo que no hay tiempo de elaborarlo en una situación de emergencia. Otra variable de esta época en la prestación de servicios médicos y psicológicos lo constituye el hecho que gran parte de ellos se imparte a través de los dispositivos tecnológicos de comunicación desde las casas. Los medios nos informan en exceso con efecto singular en la vulnerabilidad psíquica. Los gobiernos y los servicios médicos de los distintos países con aprendizajes que se desprenden de los aciertos y errores, están en continua comunicación no obstante ello, las especificidades locales van variando de un país a otro. 

En Israel llega esta epidemia en momentos en que los estamentos legislativos y ejecutivos atraviesan una crisis de gobernabilidad

En Israel llega esta epidemia en momentos en que los estamentos legislativos y ejecutivos atraviesan una crisis de gobernabilidad. Es probable que algunas decisiones tomadas por las dirigencias políticas tales como la formación de un Gobierno de Emergencia Nacional se entrecrucen con la imperiosa urgencia de afrontamiento conjunto en la lucha contra la diseminación del replicante COVID19.

Tomando algunos ejes de análisis en la tarea de ubicar la especificidad de los acontecimientos en este país se destaca, entre otros, el accionar del voluntariado

Tomando algunos ejes de análisis en la tarea de ubicar la especificidad de los acontecimientos en este país se destaca, entre otros, el accionar del voluntariado. Existen organizaciones no gubernamentales que rápidamente se organizan para prestar un servicio a los sectores más vulnerables. Algunas de ellas en forma autónoma y otras en colaboración con los gobiernos de las distintas ciudades. Son muchos los que se alistan para ofrecer un servicio a la comunidad ya sea repartiendo alimentos, saliendo a comprar medicamentos para los mayores a los que se recomienda que no salgan de sus casas o para familias de bajos recursos. Se incluyen para esta crisis sanitaria voluntarios activos que ofrecen sostén telefónico o por videoconferencia a personas que pertenecen a grupos de riesgo en cuarentena. Hace pocos días surgió una organización que recluta voluntarios y convoca con la consigna “Adopte a una médica o médico”. Estos voluntarios prestan servicios cocinando y atendiendo a distancia a los hijos de estos combatientes de mameluco y barbijo blanco que cumplen más de una jornada continua en los servicios hospitalarios. La ayuda comunitaria se produce rápidamente en un país en el que a sus ciudadanos les ha tocado vivir frecuentemente situaciones de emergencia debido a guerras o intifadas. Aun cuando en este caso se trata de un “enemigo invisible” el modelo de solidaridad adaptado a estas circunstancias se pone en marcha dejando de lado los prejuicios religiosos o de diversidad poblacional. El así llamado tercer sector constituye una variable que opera desde distintas áreas generando ayuda en acción tanto en tiempos serenos como en los de emergencia a colectivos de personas con necesidades especiales continuas o circunstanciales. Ante la medida de distanciamiento social surgen los permisos para los trabajadores que prestan servicios esenciales en sectores laborales indispensables a los que se agrega el ya nombrado tercer sector. Son organismos que reciben el apoyo estatal así como también de empresas privadas que subvencionan sus acciones sin fines de lucro.

Otro analizador interesante lo constituye la labor conjunta de profesionales de la salud tanto árabes como judíos en los hospitales. En tal sentido se puede decir que los hospitales son verdaderas islas de convivencia pacífica en las que las relaciones de trabajo se nutren en la diversidad.

Otro analizador interesante lo constituye la labor conjunta de profesionales de la salud tanto árabes como judíos en los hospitales. En tal sentido se puede decir que los hospitales son verdaderas islas de convivencia pacífica en las que las relaciones de trabajo se nutren en la diversidad. En estos días de lucha sin cuartel de los equipos médicos en la tarea de salvar vidas aparece en las redes sociales un pedido de rectificación para otros ámbitos de la vida donde médicos, enfermeros, sanitarios y otros trabajadores de la salud de origen árabe que gozan de reconocimiento y prestigio en la esfera profesional reclaman ser reconocidos en lo político como ciudadanos en pie de igualdad. En la tarea concreta en los hospitales todos los prestadores reciben el agradecimiento y el apoyo activo de la población, no hay distinción de razas ni credos ni prerrogativas para los pacientes que son atendidos según el grado de urgencia médica. Se crean vínculos de compañerismo y colaboración de mutua reciprocidad, intensificada cuando el quehacer en equipo resulta ser indispensable. Los hospitales y dispensarios de la salud son un verdadero ejemplo de coexistencia pacífica alrededor de una tarea común centrada en impartir cuidados y salvar vidas.

En el ámbito de salud mental se destaca la tarea de las casas de medio camino

En el ámbito de salud mental se destaca la tarea de las casas de medio camino para integrantes egresados de hospitales psiquiátricos que a la vez son evaluados por una comisión médico-psicológica como aptos para este tipo de comunidad terapéutica. Son hostales de convivencia y rehabilitación que en su organización y subsidio dependen del Ministerio de Salud. A la vez colaboran con ellos fundaciones sin fines de lucro abocados a promover espacios de trabajo protegido y de expresiones artísticas. Los residentes colaboran con un aporte accesible y tienen derecho a la privacidad. Psicólogas y psicólogos, asistentes sociales y estudiantes de estas mismas carreras que realizan allí sus prácticas de grado a lo que se suma personal de apoyo. Trabajan con una concepción terapéutica en la que destaca la organización de la vida cotidiana, sesiones de terapia individual, supervisión en la toma de medicamentos, ayuda en la distribución de tareas, reuniones de los miembros incluyendo a la vez programas de esparcimiento. Son casas de puertas abiertas y los participantes reciben apoyo en la integración a la vida de cada aldea o ciudad. En estos días de aislamiento obligatorio, la convivencia en casas que ofrecen las condiciones necesarias para una vida cotidiana digna proporciona comprensión, contención y un plan de responsabilidades y tareas adaptado a las posibilidades de cada paciente.

Es sorprendente como nadie estaba preparado para una pandemia y sus correlatos. La interrupción programada de actividades, la vivencia de amenaza, miedo e inseguridad junto a la apelación a cada ciudadano a que colabore quedándose en su casa producen efectos en la subjetividad. La abstinencia de contacto físico y las innumerables comunicaciones por las redes digitales que se implementan en esta emergencia están forjando un nuevo paradigma.  Ante la pregunta acerca de qué tipo de subjetividad genera esta crisis del coronavirus es difícil dar una respuesta univoca. Habrá muchos niveles de análisis, los efectos de sentido que produce la pandemia en época de globalización y de la comunicación mediatizada constituyen algo inédito en la historia de la humanidad. Probablemente los más dolientes sean aquellos que padecen la recesión económica, la precarización laboral y la desocupación. Por otra parte la sincronización y coordinación entre las naciones para luchar contra la epidemia global confirman que la interrelación y la colaboración son posibles. Construir confianza y generar responsabilidades sobre la vida futura en nuestro planeta constituyen un imperativo de este milenio.

Tel Aviv, abril de 2020

 

Isabel Edenburg
bellenauta [at] gmail.com
Psicoanalista argentina residente en Israel
Autora del libro recientemente publicado por la editorial Topía Sujeto migrante. Reflexiones y relatos más allá de la clínica

 

 
Articulo publicado en
Marzo / 2020

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