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ESTRUCTURAS REPRESIVAS EN LOS HOSPITALES PUBLICOS

 

En el número anterior de Topía relatamos las maniobras de persecución político-gremial realizadas por quienes detentan el poder en el hospital Gutiérrez, para frenar el cuestionamiento a la nueva Carrera Profesional Hospitalaria que se viene realizando desde un sector de esta institución. Dicha carrera, que implementa la Ley 471, fue acordada, inconsultamente, a través del acta 18 entre la dirección de médicos municipales y el gobierno. En la lucha que la  Asociación de Profesionales del Gutiérrez junto a la Interhospitalaria llevábamos adelante, que suscitó solidaridad del conjunto de la comunidad hospitalaria, se logró que se cerraran las actuaciones que apuntaban al sumario contra la médica que formaba parte del movimiento que lideraba la oposición a la nueva carrera. Esa persecución había sido el método para amedrentar a todos aquellos que se animaran a cuestionar las decisiones del poder integrado por el gobierno junto a la Asociación de Médicos Municipales. 
Esta nueva carrera introduce la pérdida de la estabilidad laboral de los profesionales de la salud en los hospitales públicos, y para ello pone el acento en el poder de los jefes que serán quienes realizarán las evaluaciones que determinen la continuidad o no de cada profesional en su puesto de trabajo.
Contribuye con esto un sistema por el cual los cargos de directores de hospitales son políticos y son elegidos por el gobierno junto con los “dueños” de la gremial médica,  que se encuentran en el poder desde hace años, manejando los nutridos fondos que reúnen a partir del aporte de los  asociados.  Para tomar sólo un ejemplo, el hospital Gutiérrez estuvo dirigido, hasta hace 5 años, por el mismo director que lo dirigía durante la dictadura y del cual se decía que había colaborado en confeccionar las listas negras de los profesionales que fueron cesanteados durante esos años. Ese mismo director siguió en su cargo durante los gobiernos radical, menemista y de la Alianza.  Al jubilarse le siguió un nuevo director y subdirector, durante casi 5 años, que fueron recientemente “invitados a retirarse” para que el mismo grupo de poder que ya ocupaba el Departamento de Medicina, dirigía la gremial médica y defendía la nueva carrera hospitalaria, ocupara también la dirección del hospital. Poder altamente concentrado de una línea política que brega por un hospital dedicado a  desarrollar las especialidades, en el cual haya poco espacio para la clínica de la pobreza que hoy nos llena los consultorios externos.
En los últimos días se realizó otra denuncia en un hospital del Gobierno de la ciudad. Se trata de que al Dr. Ariel Rossi, que se desempeña en el Hospital de Oncología María Curie desde hace 9 años contratado bajo la modalidad de flexibilización laboral “ suplente de guardia ”, se lo excluyó del listado de profesionales para renovar su designación, con lo cual perdió su ficha municipal. Nunca se le notificó dicha resolución la cual se intentó aplicar por sorpresa,  negándosele  el derecho a defensa así como a buscar con tiempo otra fuente laboral.
Al haber tomado estado público dicha intención y para justificar la maniobra, se presentó documentación falsa difamatoria.
Lo más grave es que toda la documentación presentada fue recabada y archivada durante años para este fin, por la Filial de Médicos Municipales del Hospital, apartándose de su función sindical, y confundiendo su rol aliándose al empleador en perjuicio del asociado al cual tiene la obligación de defender.
El Director del Hospital desestimó la presentación de un listado de más de 100 firmas de trabajadores y personas vinculadas al Hospital, que repudiando la maniobra, le solicitaron su renovación.
El dr. Rossi venía cuestionando desde hacía tiempo los manejos no transparentes por parte de los responsables máximos de la  conducción del Hospital, quienes  manipulan o postergan indefinidamente concursos,  provocando el vaciamiento de recursos humanos. También cuestionó la facilitación de “protocolos de investigación” que en realidad son de marketing y afectan al funcionamiento del Hospital, así como al incumplimiento de las normas de seguridad impuestas por el propio Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Es así como podemos ver en la Argentina de hoy casi intactas algunas estructuras del poder represivo dentro de instituciones. La dirección de la salud dentro del Gobierno de la Ciudad  requiere de modificaciones muy profundas que en este momento pasan fundamentalmente por la democratización del poder en los hospitales, la recomposición salarial y el nombramiento efectivo de los cargos que se perdieron durante los últimos años con concursos que abarquen también la dirección misma de los hospitales. Lejos de esto está lo que se pretende con la nueva carrera.

Asociación de Profesionales del Hospital Ricardo Gutiérrez

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Articulo publicado en
Septiembre / 2009

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