Introducción
La mediana edad es una etapa de la vida que viene a marcar la adultez, la finalización de la juventud y conlleva en si una serie de duelos y reestructuraciones psíquicas, así como el adolescente debe pasar por ciertos duelos a nivel corporal, al perder su cuerpo infantil y tener que vérselas con su nuevo cuerpo sexuado, mas grande, con mas bello, un cuerpo que nada tiene que ver con el cuerpo de la infancia, en la edad mediana uno también debe pasar por un duelo del cuerpo, el cuerpo pasa a ser otro que el de la juventud, un cuerpo que muchas veces no es aceptado por su portador.
J. Lacan en su concepción de los registros diferencia claramente tres: el real, el simbólico y el imaginario. El sujeto se encuentra sumergido en esta interrelación de registros. Para dar un panorama mas claro me referiré brevemente a cada registro para comprenderlo mejor, El registro real corresponde al lo que no puede ser nombrado, a lo que se escapa de la palabra, es el registro de las tensiones, el registro simbólico es donde reinan los significantes, es el registro en el cual nos encontramos sustentados por el lenguaje que viene a representar, y el imaginario es lo que corresponde a la imagen del propio yo, el cual se diferencia de los otros, lo que corresponde al estadio del espejo. El cuerpo puede verse desde los tres registros mencionados con anterioridad, mas allá del sinfín de cuerpos existentes como el cuerpo sexual, el cuerpo de la danza, el cuerpo de la medicina, el cuerpo del deporte, el cuerpo de la muerte, etc. Desde los registros el cuerpo puede ser Real, el cuerpo de la tensión, el organismo. El cuerpo simbólico, representado por significantes y el cuerpo imaginario, la imagen que nos devuelve nuestro cuerpo como limite del no-yo.
En la mediana edad de la vida, cada sujeto tiene que vérselas con este nuevo cuerpo real, el cual viene a cargar con una mayor cantidad de tensiones debido a su envejecimiento orgánico, una mayor posibilidad de enfermar, una menor flexibilidad, una imposibilidad de realizar ciertos movimientos propios de la juventud, el cuerpo real empieza a dar sus primeras señales para que el sujeto comience a modificar aquel cuerpo imaginario, el sujeto debe realizar un duelo corporal, el cuerpo de la juventud ya no existe mas, ahora tiene que vérselas con un cuerpo que debe cuidar, un cuerpo mas envejecido. El filosofo francés, Jean-François Lyotard, menciona el porque de ésta distorsión negativa de la imagen de la mediana edad en el postmodernismo, criticó a la sociedad actual, en donde encontramos discursos idealistas e iluministas, pero es Lyotard quien puso nombre a la "condición posmoderna", concepto que levanta polémica pero que ha terminado por englobar una cierta crisis cultural cuyos rasgos pueden ir desde el escepticismo; el reclamo de que se respetan los derechos de las minorías, el aumento de las patologías de la gratificación inmediata, la idealización del cuerpo joven, de la cirugía plástica o la idea de que envejecer es feo y malo.
Con respecto a este cuerpo joven que se pierde, toda perdida de algo querido acarrea un duelo, Freud menciona que éste consta de etapas, es una reacción frente a una pérdida, el sujeto pierde el interés por el mundo exterior sustrayendo la libido de todos los objetos, depositando en el objeto perdido toda la energía libidinal, a pesar de esto el duelo no es patológico debido a que en un cierto tiempo el sujeto debe sustraer libido de aquel objeto para investir nuevos objetos. En cambio en la melancolía existe una identificación con el objeto perdido, y así autoreproches; el cuerpo de la juventud en la mediana edad se pierde, pero aparte de perder el cuerpo se las tiene que ver con un cuerpo que no es deseable, un cuerpo que pesa y es inestable, no rígido y seguro como el que ha perdido, ahora es un cuerpo que porta el sello de finitud. Este cuerpo nuevo necesita una serie de cuidados que el anterior no necesitaba.
El cuerpo de la mediana edad hace ruido en el registro de lo real, aparecen una serie de dolores que repercuten en lo simbólico y abren una puerta a el mundo de la adultez que muchas veces es representada por el "empezar a morir", esta es la traducción simbólica que trae este cuerpo real; el simbólico lo fuimos armando de niños, con significantes de autoridad, significantes de madurez, este lugar simbólico que ocuparon nuestros padres idealizados de la infancia, ahora dicho lugar, se nos cae encima como un balde de agua fría, nos atrapa en el, y el sujeto ahora se encuentra en aquel lugar, lugar de responsabilidad, lugar de autoridad, lugar de madurez y experiencia, en este lugar completo de significantes que nosotros mismos fuimos construyendo, ahora somos nosotros los grandes. Esto mismo ocurre con el niño que va a nacer y va a caer en aquel cuerpo simbólico que espera fuera del vientre, un constructo de significantes, como: "va a ser igualito a mi"..."va a ser hablador como mama" ..etc. Entonces de adultos caemos en este cuerpo de la adultez y tenemos que amoldarnos poco a poco a el, para poder ir identificándonos con el.
Generatividad del cuerpo
Erick Erickson postula la teoría del desarrollo psicosocial, en la cual menciona ocho etapas de la vida, dentro de ellas menciona la etapa de Generatividad frente al estancamiento y menciona que en ella se debe establecer y guiar a la siguiente generación, esto no es mas que un ejemplo de un mandato que posee aquel cuerpo simbólico, inundado por significantes de responsabilidad, definición y sostenimiento de los menores. En dicha etapa los objetivos principales: relación de pareja, propia familia y productividad laboral, tienen que ser llevadas a cabo por el mismo cuerpo pero éste se adaptara a cada situación de una manera diferente, porque no es lo mismo el cuerpo en pareja que el cuerpo en trabajo; este cuerpo de la mediana edad comienza a ser sobrecargado a causa de estos objetivos, asimismo, a pesar de que pretendemos empezar a no sobrecargar nuestro cuerpo; es justamente lo que no podemos hacer, debido a este carácter multifacético de la etapa. Estos objetivos deben cumplirse de a poco ya que al no hacerlo la persona se sentirá empobrecida, calificara su vida de monótona y vacía, solo sentirá que el tiempo pasa y envejece día tras día; esto ocurre debido a que la libido no es depositada en los objetivos, ni en el cumplido de estos, entonces esta libido inviste el cuerpo y solo se estará atento de el cuerpo y como repercute el paso del tiempo, alertas a esta metamorfosis de la mediana edad.
Piel - Yo
Desde el cuerpo se sostiene nuestra psiquis, es el órgano mas amplio que recubre, en el plano de lo real, toda la producción simbólica del sujeto. El psicoanalista francés Didier Anzieu desarrolló la teoría del yo-piel sobre la fundamentación de dos principios,
toda función psíquica se desarrolla apoyándose en una función corporal cuyo funcionamiento transpone al plano mental.
y el otro es Jacksoniano
...a lo largo de su evolución, el desarrollo del sistema nervioso presenta una particularidad que no se encuentra en los otros sistemas orgánicos; a saber, que el órgano más reciente y más cercano de la superficie—el córtex—, tiende a tomar la dirección del sistema cuando integra los otros subsistemas neurológicos. Esto sucede también con el Yo consciente, que dentro del aparato psíquico tiende a ocupar la superficie en contacto con el mundo exterior y a controlar el funcionamiento de este aparato. Igualmente se sabe que la piel (superficie del cuerpo) y el cerebro (superficie del sistema nervioso) derivan de la misma estructura embrionaria, el ectodermo.
Con este segundo principio damos por sentado que se nos hace imposible escapar de lo real ya que la producción de nuestros pensamientos y la esencia de nuestro subjetivismo tiene como base una materia, entonces no podemos decir nada de lo real pero tampoco podemos huir de él, nos posibilita de existencia material.
Cuando uno llega a esta crisis de la edad mediana, este cuerpo, esta piel que desde lo real esta mas débil, mas arrugado, mas vulnerable, mas pesado, menos flexible, mas viejo, debido al propio envejecimiento de la persona, esto repercute en el cuerpo simbólico e imaginario con significantes de cuerpo viejo, cuerpo impotente, cuerpo de la muerte, cuerpo de la enfermedad, cuerpo de las responsabilidades, cuerpo de las preocupaciones, y a esto hay que sumarle la perdida del cuerpo real, simbólico e imaginario de juventud.
Este cuerpo real de mediana edad nos crea una imagen, no es mas que una imagen nuestra, con la cual tratamos de identificarnos, esta identificación con este cuerpo que ya no es el joven sino el adulto modifica al yo, y este comienza a actuar acorde a la imagen devuelta por nosotros mismos. Entonces Anzieu nos dice que el yo funciona como las funciones de la piel, pero también esta piel-cuerpo-no-joven de la mediana edad nos devuelve una imagen no deseada o no esperada y si el sujeto no esta preparado para recibir este nuevo cuerpo, éste va a modificar las funciones del yo. Entonces la piel-cuerpo y su imagen modifica las funciones yoicas empezando por el autoestima.
Una función que equipara Anzieu del yo con la piel es que la capa superficial de la epidermis protege su capa sensible, y el yo actúa también como un freno hacia los estímulos desagradables o a la sobreestimulacion, nos protege. En dicho caso si la imagen de nuestro cuerpo-piel no es compatible con nuestros deseos, este cuerpo piel lo encontramos débil y vulnerable, esta piel-cuerpo se encuentra expuesta a el ambiente externo e interno sin posibilidad de defensa por su "falta de juventud" (piel vulnerable), esto repercute en el yo y se estructura simultánea y semejantemente como un "yo vulnerable", permeable a cualquier estimulo y así a su consecuencia, otra función equiparable es que "la membrana de las células orgánicas protege la individualidad de la célula, distinguiendo los cuerpos extraños... a su vez el Yo-piel asegura una función de individuación del Si-mismo, que le aporta el sentimiento de ser un ser único. La angustia que describe Freud de la "inquietante extrañeza" está unida a una amenaza hacia la individualidad del Sí-mismo por debilitamiento del sentimiento de sus fronteras", claramente la aceptación de nuestro cuerpo de la mediana edad favorece en la diferenciación de nosotros mismos con el respeto a los demás debido a que la aceptación hace a la identificación y así se constituye un yo fuerte que limite su ubicación espacio-temporal posibilitando una interrelación. Un cuerpo catalogado de viejo y débil, sin aceptación de su "propietario" genera un extrañamiento, esto provoca una división, algo ajeno en nosotros mismos, así el yo del sujeto no consigue una unicidad necesaria para nuestro bienestar.
Por último, es necesario que un sujeto que transite esta etapa de la vida, en la cual los límites empiezan a perder su infinidad y el cuerpo empieza a mostrar esa vejez que era detestada en la juventud, ahora vuelve hacia nosotros. Es necesario entonces poder sobrellevar éste camino de alguna forma, en la cual podamos construir un futuro con nuevas metas, cuidados del cuerpo que nos refleje conceptos de salud y bienestar, aceptando así las perdidas para conquistar un nuevo cuerpo diferente pero no por eso inferior. La planificación y el crecimiento profesional, con significantes de "sabiduría" y "experiencia" son los que deben guiar nuestra conducta para mantener el cuerpo y la mente activa. Y poder ir depositando este sobreinterés de nuestra imagen en el crecimiento de nuestros hijos, sus avances, sus logros y nuestra relación de pareja, la cual conlleva una tarea ardua pero gratificante.
Bibliografía:
1. Anzieu, D., yo-piel; ED. Biblioteca Nueva; Madrid. (1974)
2. Freud, S. Volumen XIX - El yo y el ello, y otras obras (1923-1925) (Buenos Aires: Amorrortu)
3. Lacan, J., El seminario Libro 5 (1957-58): Las formaciones del inconsciente, Editorial: Nueva Visión, Bs.As.
4. Erikson, Erik H. Ciclo vital completado, Editorial: Paidos Ediciones, (1997)
5. Lyotard, Jean-François: La condición postmoderna: (1979)