En el barrio de Almagro, Magdalena vive en el noveno piso, en un departamento pequeño y coqueto, desde el que puede disfrutar los árboles y pájaros de la plaza. No descuidó la protección de ventanas con mosquitero, por la posible invasión de insectos, salvo la abertura de la ventanita vaivén del baño.
Ella se fue acostumbrando a vivir sola después de enviudar hace cuatro años, llegando a disfrutar de los beneficios de la independencia antes nunca experimentada.
Con sus dos hijos tienen visitas esporádicas, y la consigna de llamarlos por teléfono en caso de emergencia.
Esa noche se despertó sobresaltada por ruidos de golpeteo en el baño, que parecían sacudir la cortina de la bañera. Con pasitos sigilosos se acercó y entreabrió la puerta, se encontró con un bicho alado negro, era un murciélago. Temblando, cerró bruscamente la puerta, defendiéndose así del invasor. Recordó anécdotas sobre murciélagos, mordeduras, transmisión de rabia.. Trató de pensar qué hacer, a quien pedir auxilio.
Tanto el encargado como la vecina más cercana estaban de vacaciones. Se imponía acudir a la red familiar.
Uno de los hijos respondió que no podía hacer nada por ella, su esposa estaba con una crisis asmática y no la iba a dejar sola.. Magdalena disimuló su fastidio y apeló al hijo menor, con poca esperanza en ser ayudada. No fue así, le aseguró auxiliarla a través de avisar al novecientos once de la policía, sin dejar lugar a otra alternativa, y dándole las buenas noches.
Magdalena, sollozando entre el susto y la decepción, se quedó inmóvil cerca de la puerta. Los ruidos cesaron. Pero sonaron los timbres perentorios de la policía. Con mucha desconfianza les abrió. Eran dos uniformados que revisaron las habitaciones, además del baño, verificando así que el intruso había salido por la misma abertura por la que había penetrado. Se retiraron. Ella se quedó desconcertada.
Una cree conocer las variadas formas que tomó la familia en la actualidad, pero siempre surge algo nuevo. Es que ahora el novecientos once pasó a ser un integrante más de muchas familias de nuestra atormentada ciudad. ¿Cómo pasaron del “mejor cuidarse de la policía” a convocarla como protectora de la familia?