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Avatares de un psicoanalista en la soledad del consultorio

 

Desde que la practica psicoanalítica viene siendo
ejercida ya por un número considerable de personas,
las cuales cambian entre si sus impresiones, hemos
observado que ningún psicoanalítico llega más allá
de cuanto se lo permite sus propios complejos y
resistencias, razón por la cual exigimos que todo
principiante inicie su actividad con un autoanálisis
y vaya haciéndolo cada vez más profundo, según vaya
ampliando su experiencia en el tratamiento de enfermos.
Aquel que no consiga llevar a cabo semejante autoanálisis
puede estar seguro de no poseer tampoco la capacidad
de tratar enfermos.

. Sigmund Freud
Nurembrerg 1910

¡Qué solos estamos en ese espacio intersubjetivo, soportando la emergencia de lo pulsional, metiendo nuestro cuerpo y atravesados por ese fenómeno de la transferencia –contratransferencia que hace hablar al paciente y al analista! ¿Pero qué nos pasa? ¿De qué galera sacamos las interpretaciones y señalamientos? ¿Qué hacemos con los aburrimientos, los dolores, los miedos y no sé cuántas cosas más que nos provocan nuestros pacientes? En ese espacio donde a la asociación libre del paciente le corresponde la atención flotante del terapeuta, nos ocurren cosas. Paso a relatarles, a través de dos resúmenes de historias clínicas, algunas de las que a mí me sucedieron.

 

Sergio (S) es un paciente de 43 años, consulta por los conflictos con su familia paterna. Desde muy joven trabajó, se mantuvo y se fue a vivir solo a partir de los 19 años. Nunca se lo valoraron sino por el contrario se lo criticaron. Tuvo muchas parejas. El hecho de vivir sólo le permitió libertad con lo cual se tomó la cuestión de la pareja con mucha tranquilidad y recién se fue a vivir con Claudia hace 4 años. La considera su pareja definitiva por el amor y la entrega que hay entre ellos. Ella tiene un hijo de un matrimonio anterior al cual él quiere muchísimo.
Al cabo de varios meses de tratamiento, el discurso del paciente se convierte en monótono y reiterativo. Siempre gira alrededor de las injusticias del padre.
S.- El domingo tenía ganas de matarlo a mi viejo. Fuimos a almorzar, a Claudia casi no la saludó. Al nene ni bola. Cuento los platos y había uno menos. Le digo que falta un plato y me dice: - Creí que el nene estaba con el viejo, ¿alcanzará la carne? Le digo:
-¡Si el pibe es un elefante comiendo! Para colmo el lunes el guacho de mi jefe……
A.- (Que reiterativo que está este paciente y yo me siento aburrido) Seguramente que reiterar todas las sesiones estos mismos episodios a Ud. le sirven para ocultar otras cuestiones de las cuales no quiere hablar (Me salió un señalamiento re-clásico).
Sigo varias sesiones trabajando con las resistencias. Falta a algunas sesiones con aviso.
S.- Ud. tiene razón, hay cosas más importantes de las cuales no hablo. Yo sé que es una boludez pero me da vergüenza. Quizás recostarme en el diván me ayude. ¿Puedo?
A.- Se lo había señalado como una alternativa, así que es todo suyo. (Bueno, parece que algo se empieza a mover. Se acostó de una, veremos de qué se trata. …Hace diez minutos que está callado…Mejor no intervengo… Hay que darle tiempo; viene duro)
S.-(a los 20 minutos de sesión) Perdóneme Alfredo, pero no puedo. Mejor me voy. Quizás en la próxima pueda hablar.
A.-Como Ud. quiera, tómese su tiempo. (Mejor no lo apuro, ya reconoció su resistencia. Eso es bastante). Lo veo en la próxima.
En la próxima sesión:
S.- No doy más en el trabajo. Yo creo que me tengo que ir. ¿Pero dónde? Con la falta de trabajo que hay y a mi edad…. ….….
A.- (Otra vez con lo mismo, darle tiempo no es hacerle el juego) Vuelve a lo mismo. Ud. sabe de lo que no quiere hablar (me estoy convirtiendo en un ortodoxo).
S.- (Silencio prolongado)… Es al pedo. Yo sé que estoy perdiendo el tiempo … Lo peor que me están volviendo a pasar cosas que creí que estaban terminadas …. Bueno, la verdad que por esas cuestiones vine a verlo… Me es más fácil hablar de lo secundario, que también existe… pero… (Silencio prolongado)
A.- (Creo que no va poder hablar, se está angustiando) Bueno mejor dejemos aquí, seguimos en la próxima.
Un lunes recibo un mensaje de Sergio diciendo que estaba en una situación de urgencia y que me comunicara con él a su teléfono celular, ni a su casa ni a su trabajo. Se lo notaba muy angustiado.
A.-Sergio, Ud. me llamó.
S.-Necesito adelantar la sesión. … Bueno las cosas que yo no conté es que a veces me emborracho… Bueno… Mientras llegaba con olor a alcohol a casa… Bueno… había salido a comer con algunos amigos… El sábado me pasé… manejé muy en curda…, no quería que mi mujer y el pibe me vieran así, así que corté el celular me fui a un bar a tomar café y me tomé otro trago, me quedé en el auto durmiendo y llegué a las 7 de la tarde del domingo. Mi mujer estaba como loca, había ido a la comisaría, conversó con mi viejo, me buscaron en todos lados. …¿Podría adelantar la sesión?
A.-(Linda forma de hablar de lo que no podía, acá hay peligro y algo más) ¿Puede mañana a las 9 de la mañana?
S.-Si yo arreglo para ir.
Al otro día:
S.-Necesito que me ayude a pensar como arreglo esto con mi mujer. Ella quiere saber si yo soy un alcohólico.
A.-(El lío con su mujer es lo de menos, acá hay otra cosa) ¿Por qué toma?
S.-Bueno, sí, a Ud. tengo que contarle todo. Soy bisexual. Tengo relaciones con mujeres y con hombres. Comencé de muy joven, al principio pensaba que era porque con las minas me era muy difícil. Comenzamos en el barrio con algunos pibes. La famosa cambiadita. Después, cuando me fui a vivir solo, traíamos algunas putas y hacíamos unas fiestitas. Y yo me decía: “Sos un tipo fiestero”, siempre chupábamos alcohol, era parte de la fiesta. Un día mientras yo me cogía a la mina mi amigo me le empezó a dar y yo me dejé y luego se la di a él y ella dijo: “no sabía que Uds. son bisexuales”. Yo le dije: estamos en pedo… ¡Por supuesto la puta sabía más que nosotros! Ponerle un nombre fue fatal…Estuve como dos años tranquilo. Después comencé a ir a los lugares en que paran los putos, a levantarme a alguien para darle. Para que me den necesito alcohol. Eso pasó el sábado. Quería que me la dieran. Cuando empecé con Claudia creía que estaba todo resuelto. ¡Esto es lo que faltaba, enamorarme!, la bisexualidad quedó atrás. Pero de a poco… cuando volví a los tragos… ¿Qué le digo a mi mujer del pedo del otro sábado?
A.-(La curda es lo de menos. Seguro que el pedido de terapia fue porque se la veía venir; ¿no lo contó para poder hacerlo? ¿O lo hizo para poder contarlo? Es lo mismo. Acá hay algo transferencial). Lo importante que Ud. se sienta tranquilo en este espacio, Aquí no lo voy a censurar. El tema no es la borrachera sino lo que logra con ella.
S.-Ahora que se lo conté me siento más tranquilo. Es cierto, si mi mujer se entera de que me gusta que me la den por el culo se muere o me mata. Está muy enamorada de mí como yo de ella. La hago mierda. Si ya creía poco en los tipos con esto nunca más. El ex fue un hijo de puta, un mal bicho, quedó muy resentida. Pero esto es peor.
A.-Para Ud. es muy jodido, por eso se emborracha para hacerlo. Fíjese todo lo que costó contarlo acá. (Se muere o se mata. ¡Ojo! Lo puedo hacer pomada. ¡Mucha muerte! Con la mujer hay algo pero mejor ahora no me meto).
S.- Sin alcohol no se goza tanto, es mucho más lo que uno se imagina en la previa pero no pasa nada. Cuanto más en pedo estoy más me animo a que me acaben en el culo.
A.-(esto sí que es peligroso; este muchacho se quiere matar) ¿Sin forro?
S.- Y sí, ¿me lo dice por el SIDA?, y sí, es un problema, yo trato de cuidarme pero a veces me safo. Es cuando mejor la paso. Ella me va a preguntar por la borrachera…
A.- (¡Y dale con la borrachera; qué peligro! Tengo que cuidarlo). Se preocupa por la borrachera, mire cualquier tipo se pone en curda un día de juerga con amigos. (Bueno, ya le di la coartada). Pero el gran peligro es que Ud. contraiga HIV y además se lo contagie a su mujer. Entonces sí que va a tener problemas. Ud. tiene todo el derecho a resguardar su intimidad, pero de esta forma no sólo se está delatando sino que está poniendo en peligro su vida y la de ella (Como decía Freud en Introducción al Psicoanálisis “No somos reformadores, sino observadores, pero nadie puede impedirnos que nuestra observación posea un carácter crítico”… ¡Si no te validás con el padre no te sentís seguro! ¡Después de todo no lo vas a dejar que se mate!).
S.- Tiene razón, no lo había pensado.
A.- Es importante que se haga urgente un estudio de HIV. Es urgente, muy urgente.
Pasamos dos sesiones con este dilema: si estoy infectado, ¿cómo lo encaro con mi mujer? El otro dilema era: ¿tiene mi mujer derecho a saber la verdad de con quién está?
S.- ¿Cómo resuelvo esto, Alfredo? No la quiero perder.
A.- (¡A la flauta! ¿Cómo salimos de esta encrucijada? El problema de la verdad a los psicoanalistas siempre nos atrapa. Pero es él el que está atrapado). Mire, si se queda atrapado en estos dilemas lo que va a conseguir es confesar su verdad en la plaza pública. Se va a morir acusado de homosexual y asesino. Es demasiado precio por sus placeres. (¡Tranquilízate Alfredo, la verdad es la verdad de su deseo!)
A Sergio el examen de HIV le dio positivo. A ella negativo. Encontró una coartada para resguardar su intimidad, y entró en un programa de asistencia y continuó su análisis.

 

Claudio (C) tiene 30 años, de profesión fotógrafo, consulta por que nunca tuvo relaciones sexuales, le gustan mucho las mujeres, se la pasa pensando en ellas, se masturba varias veces al día, se considera tímido. Tiene varias amigas a las cuales pretende pero nunca les dijo nada. Se enoja mucho si ellas no están disponibles para sus visitas, pero tampoco se lo comunica. Le gusta contemplarlas.
Después de casi un año de análisis el tema de la mirada comienza a reiterarse.
C.- El sábado fui visitar a mi amiga Verónica. Dudé mucho en ir porque hace un mes me dijo que no fuera, que tenía que salir, y eso me dolió. Tenía un vestido muy escotado. Eso me confunde. Pienso que se lo pone para seducirme. Me acuerdo de la vez pasada y no me animo a decirle nada. No le podía sacar los ojos del escote.
A.-(Ya comenzó con el tema de las miradas) ¿Qué pasó la vez pasada?
C.-Hace un mes la llamé para ir a la casa un sábado y me dijo que tenía que salir. Me dio bronca; pensé que iba a salir con otro, me puse muy celoso. Me la imaginaba teniendo sexo con alguien. Eso me daba bronca… Creo que para calmarme estas broncas me termino masturbando. ….
A.-(Si no la puede mirar en vivo y en directo la fantasea).
C.-… Por un mes no la llamé. Pienso que la castigo y no dejo de pensar en ella, me invento toda una historia. Pienso que está sufriendo por mí… Un montón de cosas
… Mire es tan fuerte que a veces no voy a trabajar para seguir pensando y masturbándome. Yo quiero salir de esto.
A.- (él quiere salir y yo quiero entender por dónde viene la mano. Bueno, la mano ya sé dónde la pone, lo que no engancho es la cuestión de la mirada…tengo que esperar).
Bueno, seguimos en la próxima.

Después de varias sesiones.
C.- Pasé un fin de semana muy malo. Muy triste. Mi amiga no me llamó. Creo que porque hace dos semanas cuando la llamé para vernos y me dijo que no se sentía muy bien yo la maltraté. Bueno, yo me puse mal, no sé si ella se dio cuenta, pero yo tenía mucha bronca. Le dije que me llamara cuando tuviera ganas y corté. Me la pasé esperando. Estaba furioso… Se me ocurrió que estaría con otro. ¿Sabe lo que hice? … Me da vergüenza contarlo. Me fui a un bar que está enfrente y me puse a ver si salía.
Salió una vez la tía y volvió con bolsas de supermercado. Tenía terror a que me viera. Y ella salió con ropa de entrecasa a comprar cigarrillos. El corazón me palpitaba…
A.-(Aquí se la largo) La fue a espiar.
C.- Sí. Me da vergüenza, pero sí, la espiaba. Con esos pensamientos no puedo parar.
A.- (Yo sigo) Cuando piensa todas estas cosas le da muchas ganas de espiar.
C.- Sí, de comprobar lo que estoy pensando…Ud. dice espiar… Es que si no lo hago exploto. Me doy tanta máquina que siento que la cabeza me va a explotar.
A.- Ud. reparó en que yo dije que la va a espiar (Creo que por acá anda la cosa, ¡pero qué tonto que soy, este paciente es fotógrafo!… ¿Cómo negué esto? Bueno, calmate, ahora trabaja de vendedor, lo de fotógrafo es su profesión pero recién empieza. Sí, pero es su vocación, lo dijo un montón de veces).
C.-Sí… es que…como le puedo decir. De pibe espiaba a mis hermanas cuando se bañaban. También me gustaba esconderme en la terraza y espiar a la vecina cuando tomaba sol. Era todo un preparativo, esperaba la hora que mis hermanas se bañaban. A veces les decía: ¡Qué calor hace!¿ por qué no te vas a bañar? Tenía un escondite arriba de un árbol para mirar por la ventana del bañoy otro en la terraza para mirar a la vecina.
A.- ¿Mirar o espiar? (ahora que no lo niegue él).
C.- Bueno sí, espiar.
A.- Es como mirar por el agujerito de la cámara fotográfica (¿cómo corno se llama? Bueno, dejalo, agujerito).
C.- Lo de las fotografías se lo cuento en otra sesión. Con lo de mis hermanas y la vecina empezó la masturbación desenfrenada. Era pensar en espiar y masturbarme.

 

En las sesiones siguientes habla de su afición por sacar fotos ocultas por la calle con el consiguiente miedo a ser descubierto. Otra vez sube a un tren sin ningún rumbo con un pequeño grabador y una cámara fotográfica. Busca sentarse en los asientos enfrentados donde dos mujeres jóvenes conversen. Graba las conversaciones y cuando las mujeres llegan a destino las fotografía sin que ellas lo vean. Esto lo hace en un estado de mucha ansiedad y excitación sexual. Cuando llega a la casa revela las fotos y las amplía y con la grabación compone un audiovisual casero que disfruta dos o tres veces y destruye, prometiéndose que no va a realizar más esas actividades ya que está muy mal hacerlo y algún día lo van a pescar y meter preso.
En una sesión:
C- Estoy metido y no me lo puedo sacar de encima, cada vez me meto más. Todavía no pude tener relaciones con una mujer. El otro día fui a un “putibar” y pasé con una chica, no tuve erección. Pensé que era la primera vez que veía una mina desnuda, pero cuando iba a coger se me bajaba. Le dije que se pusiera en una pose que a mí me gustaba, tirada en la cama, y me masturbé. Propuse sacarle fotos y me sacó cagando.
A.- (Sí, la responsabilidad es del análisis que cada vez se meta más. Es su deseo) Posiblemente ésta sea la forma de placer que más le agrada.
C.- ¿No seré fetichista, no?
A.- Ud. sabe como le llaman a sus placeres (Parece que lo asesoraran Freud y Lacan juntos. Si lo agarraba Freud hace 100 años era un perverso).
C.- Pero eso es una enfermedad que me asusta mucho. A veces fantaseo con escenas de violación, me gustan las películas de violación. ¿Puedo llegar a ser un degenerado?
A.- (¡A la flauta! ¿Dónde me metí? ¿De fetichista a violador? ¿Cuál es la verdad de su deseo? ¡Sí sí, reconocelo; estás asustado! … ¡Ya no puedo volver atrás!)
¿Solamente escenas? ¿Fantasea y mira escenas?
C.-Sí, por ahora sí.
A.- (Sí por ahora sí. Se me notó susto). Seguimos en la próxima. (¿Me banco un violador? ¡Esto sí que es un borde!).
Al quedarme solo en le consultorio me acordé de lo que escribió Enrique Carpintero en Registros de lo Negativo:”Es así que la ética particular que plantea la práctica del psicoanálisis sólo es posible a partir del principio de abstinencia. De esta manera el necesario trabajo sobre la contratransferencia demuestra la implicación del analista, un analista comprometido con su subjetividad, la cual remite a su pasión. Pasión en todos los sentidos de la palabra: pasión de los deseos, pasión apasionada. Por ello es bueno recordar la frese de Ernes Jünger: La pasión es siempre el índice de lo que hay que hacer, pero también de lo que hay que renunciar”. Sos un amigo Enrique, lo escribiste para mí en este momento.
Claudio continuó su análisis. Hoy es fotógrafo de modelos publicitarios y realiza fotos de desnudo artístico, con lo cual ha ganado algunos concursos.

 

Quise reproducir en estos resúmenes de historias clínicas la implicación del analista y el trabajo sobre la misma en el dispositivo analítico. Se trata de una doble escucha al paciente y a uno mismo Como dice Freud en Consejos al Médico: “…el médico habrá de colocarse en situación de utilizar, para la interpretación y el descubrimiento del inconciente oculto, todo lo que el paciente le suministra, sin sustituir con su propia censura la selección a la que el enfermo ha renunciado. Debe orientar hacia lo inconciente emisor del sujeto su propio inconciente, como órgano receptor, comportándose con respecto al analizado como receptor del teléfono con respecto al emisor. Como el receptor transforma de nuevo las ondas sonoras … así también el psiquismo del médico está capacitado para reconstruir, con los productos de lo inconciente que le son comunicados …” y también agrega “… según la acertada expresión de W.Stekel, a cada una de las represiones no vencidas en el médico corresponde un punto ciego en su recepción analítica.” Punto ciego que el analista debe hacer visible en su análisis y/o en la supervisón de sus casos.

Alfredo Caeiro
Psicoanalista
alfredo.caeiro [at] topia.com.ar
 

 

Articulo publicado en
Octubre / 2005

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