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el terapeuta de 8 pesos

 

Tomar un café con un colega es una de las pocas instituciones que se mantienen en nuestro medio.
Verlo llegar, demacrado y más flaco, fue una ingrata sorpresa. No tuve que preguntarle como andaba. Ni bien se sentó empezó a vomitar su alma:
-Estoy muerto. Cada vez los prepagos y O. Sociales para los que trabajo pagan menos. Ocho mangos, vos podés creer. Y alegrarme, eso va con los ocho, porque tengo laburo y no estoy pendiente del par de pacientes “privados”. Sacá tu calculadora y haceme una cuentas.
(Amago a meter mi mano en el bolsillo, pero él, rápidamente sigue)
No dejá que me amargo. Cuántos tengo que atender para bancar el consultorio, la jubilación, la supervisión (una sola y en urgencias), mi propio seguro médico. Y los pibes, detalle no?! Sabés lo que es tener tantos pacientes de una vez por semana, y ojo agradecido... Ah, agregá que si no evoluciono la Historia Clínica no me pagan. Historia Clínica que para, Historia que no cobra. Es de locos...
Por otra parte está la inestabilidad. Vos pensás que yo tengo contrato con esos cuatro lugares? No querido. No te rajan, porque no existis. En cualquier momento quedás de lado, sin aviso y sin protesta porque nunca figuraste. Si otro gana la capitación también fuiste. Nos vamos todos en bloque...

Pensé que se iba a tranquilizar y le iba a preguntar por su compañera y sus hijos, pero quedaba, quedaba

-Te acordás de la época de los grupos de estudio. Teníamos tiempo, no? Y en la Facu. Cuantas discusiones al pedo. Todo para poner a punto una nueva máquina de hacer chorizos.
Y esos pacientes de los que nos hablaban. Donde están. Tengo que ir a ver Jurassic Park para verlos. Paciente de tres veces por semana, ja...Nosotros fuimos, y algunos, los últimos de esos pacientes. Ahora no, porque te imaginarás que de a 8 mangos juntar para una sesión para mí me demuele. Con suerte puedo tener los mangos para los pibes. Y todavía me recrimino de no ser médico porque con las pastilletas zafás. Tenés mucho más laburo. Diversificás la oferta. Y no te estancás. Eso sí, si no quedás atornillado en esas clínicas geronto psiquiátricas de guardia, en una situación estilo Médicos en Crisis en Ruanda.

Mi amigo parecía ya exhausto, necesitaba que lo escuche, tenía ganas de contarle de mí, pero de golpe se levantó con la taza en la mano

-Bueno, che, me tengo que ir. Ya debo tener el paciente que sigue abajo. Un gustazo de verte. La próxima me contás como andás.

Quería contarle de mi, pero eso me quedó atragantado con el café. Me lo sorbí en silencio, mientras en el Bar Charly García gritaba: “y los libres del mundo responden, al gran pueblo argentino salud”.
Me dolía por su pareja, ese paciente de 8 $ esperándolo, pero el mozo no me dio tiempo. Me di cuenta que no pagó el café. Saqué un billete y pensé con algo de melancolía, el monto que pagábamos todos por seguir bajando costos a cualquier precio.

 

Alejandro Vainer
Psicoanalista

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Articulo publicado en
Julio / 1997