Artículos escritos por Carlos Trosman | Topía

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Carlos Trosman

El imperialismo aplana los cuerpos para conquistar la subjetividad

ÁREA CORPORAL

El imperialismo aplana los cuerpos para conquistar la subjetividad, y esto no es algo que empieza hoy, con la emergencia social que vivimos, sino que lleva muchos años de desarrollo, y se acelera en los tiempos del auge tecnológico.

La sociedad basada en el mercado considera que el cuerpo es imperfecto y puede ser mejorado, o reemplazado por la tecnología y que los recursos naturales están para ser explotados sin medida porque son propiedad privada

El cuerpo y el mercado: el aplanamiento de los cuerpos

Con el devenir de la historia se ha acentuado el predominio de los intereses económicos por sobre la solidaridad y el desarrollo de la humanidad. Una concentración de cada vez más capital en grupos restringidos está produciendo un serio desequilibrio ecológico en la sociedad mundial, que tiene su correlato en el desequilibrio ecológico al que hemos llevado a nuestro planeta. Estos grupos de poder trascienden las fronteras, las políticas regionales y, sobre todo, los intereses de la humanidad relativos a la salud y al desarrollo humano.

Los teléfonos móviles se han transformado en prótesis imprescindibles para la “vida en sociedad”

La resistencia es corporal

El desarrollo económico hace mucho tiempo que ha dejado de estar ligado al desarrollo humano, si bien es de suponer que éste haya sido su motor inicial. La industria alimenticia, por ejemplo, no tiene entre sus objetivos el de alimentar a la cada vez más creciente población humana, sino la acumulación de capital y poder, concentrado en grupos cada vez más reducidos

Es necesario reivindicar el cuerpo como potencia transformadora frente a la cultura de esta época que trata de silenciar los cuerpos equiparándolos con la virtualidad

La vida en el cuerpo: de la planificación a la improvisación

Parafraseando a Giuseppe Verdi, quien dijo “Hay algo en la música que es más que melodía y mucho más que armonía: música”, me atrevería a decir que hay algo más en la vida que es mucho más que el ciclo de nacer y morir y las circunstancias del camino: vida. La vida es, en definitiva, lo que hacemos con nuestras circunstancias.

Sobre los diferentes ritmos que plantea el devenir, dibujamos la melodía de nuestras acciones, escribiendo una partitura que reinterpretaremos acorde con las nuevas circunstancias que surjan. Reinterpretaciones que también son improvisaciones, creaciones, a partir de una melodía dada (la memoria) que en el presente (ahora) es ejecutada a un ritmo y una tonalidad diferentes. Ritmo y tonalidad que parten del aquí y ahora como una posición interior diferente para conectarse con ese material. Posición que es apertura a un nuevo flujo emocional, que incidirá en toda la estructura de la obra, de la vida.

El cuerpo denuncia nuestros límites, el principio y el fin. En él anida nuestra conciencia de la muerte. También es nuestra conciencia de la vida

Salir al encuentro

Pensamos que tenemos todo bajo control. El acoso de la impermanencia, que se incrementa en las crisis, provoca muchas veces que nos atrincheremos en esta falacia para poder continuar con nuestras vidas y nuestros proyectos. Esto puede ser funcional y ayudarnos a salir adelante o superar un momento del entorno e incluso ayudar a una transición hacia otro punto de vista para interpretar el mundo y nuestra historia. Pero cuando se vuelve permanente o cuando intentamos volver permanente este estado de certeza, de fantaseado control voluntario sobre la realidad y las cosas, nos enfermamos de estancamiento, de egocentrismo, de egoísmo y olvidamos que dependemos de los demás para existir, que dependemos de las fuerzas de la naturaleza para vivir, que dependemos del ecosistema de la tierra y de un sinnúmero de factores del universo y del cosmos para subsistir. 

El capitalismo se ha comportado como un conquistador depredador tanto de los recursos humanos como ecológicos del planeta, sin un plan racional para no agotar estos recursos

Poder: potencia potencial Defendamos el espacio vacío

La palabra “poder” viene del latín vulgar posere que deriva de “posse, potis”, que a su vez viene de una raíz indoeuropea poti (amo, dueño), que en griego dio posis, esposo. De poti derivan tanto las palabras latinas “posse, potis” (poder, potestad, déspota) como “Potens, potentis” (potente, potencia, potencial). En francés, pouvoir, no solamente es un sustantivo, sino también el verbo “ser capaz de”, lo mismo que en castellano. En inglés, la palabra “poder” se traduce como power, que también significa “potencia”, lo que indica una capacidad. En alemán, la palabra para designar “poder” es macht, cuya raíz es machen, que significa “hacer”.

En su libro Sobre el poder, el filósofo coreano Byung-Chul Han postula que “En relación con el concepto de ‘poder’ sigue reinando un caos teórico.” Y dice “El poder se asocia tanto con la libertad como con la coerción.” Y propone “Hay que hallar un concepto dinámico del poder.”

Michel Foucault ve al poder como “una compleja situación estratégica en una determinada sociedad.”1

Tomando al poder como potencia, es la acumulación de capacidades y habilidades lo que le da poder al sujeto

La percepción fragmentada

La educación de la percepción se da un forma inconsciente. Es muy difícil darse cuenta cómo es que aprendimos a mirar o a escuchar. Es difícil pensar que estas acciones se puedan aprender, ya que habitualmente creemos que son condiciones dadas por la existencia. Creemos que teniendo la función visual uno mira, y con capacidad auditiva uno escucha, como algo dado naturalmente. Es justamente la decodificación de estas percepciones lo que nos hace humanos. Es nuestra condición humana que nos hace interpretar nuestras percepciones en forma múltiple y variable de acuerdo a nuestro estado de ánimo, al momento vital, al lugar, la compañía, a nuestra historia y nuestra experiencia. Es esta percepción la que aportará las comparaciones necesarias para esta explicación de la realidad que nos rodea.

Construimos nuestro cuerpo al percibirlo, muchas veces como un otro dentro de nuestro diálogo interno

Cuerpos Capitales

Del cuerpo como capital generador de plusvalía, al control de la subjetividad

Muchos de nosotros somos hijos o nietos de inmigrantes, gente trabajadora que llegó al país escapando de persecusiones o guerras a partir de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Quienes se establecieron en el campo, generalmente formaron familias con muchos hijos. La prole numerosa era un activo importante para trabajar, con tareas diferenciadas a partir del sexo y la edad. Un importante potencial de trabajo físico en las tareas rurales, donde los cuerpos eran un capital significativo, que convenía producir (procrear) y mantener (alimentar) para aumentar la producción y las ganancias. La posibilidad de incrementar el patrimonio estaba en relación a la cantidad de hijos, a la cantidad de cuerpos que pudieran realizar y multiplicar las tareas laborales y las necesarias para sostenerlas. Digo las necesarias para sostenerlas porque la vida en función del trabajo implica que mantener los cuerpos, alimentarlos, es una tarea estratégica en función del trabajo. No estamos hablando aquí de gusto, ocio o creatividad, ya que este plus será decodificado en este momento histórico como una anomalía, como sucesos extraños aislados producidos por personas que se resisten a cumplir su destino familiar y social de construcción de ciudadanía a partir del trabajo.

Engordando al Soberano

El cuerpo es una construcción cultural y social que de ningún modo existe en estado natural. Esta idea de naturalidad del cuerpo es justamente un mecanismo prejuicioso que obtura la posibilidad de pensar en el cuerpo humano como parte de la cultura. Lo natural está determinado por las leyes de la naturaleza y no puede ser modificado, al menos en el período de vida de una persona, ya que los cambios naturales se mueven con otros ritmos. Lo que indudablemente nos ata al ciclo natural biológico es justamente el período vital humano (que implica al nacimiento y a la muerte), y las necesidades compartidas con el resto de los seres vivos de respirar, alimentarnos, desarrollarnos y eliminar los desechos. No incluyo aquí la reproducción porque, aunque es un mandato natural de todas las especies, como una muestra más de la no naturalidad del cuerpo humano, reproducirse no es la elección de todos los seres humanos, sino solamente de algunos.

Corpografías

Una mirada corporal del mundo
Carlos Trosman

PRÓLOGO DE David Le Breton

Carlos Trosman es un explorador del continente corporal, de la geografía sensible de sus diferentes territorios, y de su puesta en juego en el seno de la trama social y cultural. Pero nunca olvida que si bien el individuo está inmerso en una cultura y una condición social, no es nunca la consecuencia pasiva, sino lo que éste hace con las influencias que pesan sobre él. Muestra admirablemente hasta qué punto el cuerpo es hoy en día un analizador social, un revelador de tensiones sociales o simplemente de diferencias. Carlos Trosman se define a sí mismo como “corporalista”. Y efectivamente conozco a Carlos Trosman como terapeuta que toma al cuerpo como mediación,  como acupuntor,  como escritor, como investigador, lo conozco también como un hombre apasionado y apasionante, un viajero incansable, un hombre de todas las curiosidades y que lleva al extremo los interrogantes que se le plantean. La anécdota toma bajo su pluma valor de demostración y accede a la dignidad teórica gracias a los análisis que la misma justifica. “Lo más profundo es la piel”, decía Paul Valéry. Aquí, la superficie de las interacciones sociales deviene una escena observada con lupa para agrandar los rasgos más significativos.

El Discurso Mediático: La Fábrica del Cuerpo Humano en el Siglo XXI

He escuchado lo que los charlatanes decían, la charla

del principio y del final;

Pero yo no hablo ni del principio ni del final.

Jamás existió otro comienzo que este de ahora,

Ni más juventud ni vejez que la de hoy;

Y jamás existirá otra perfección que la de ahora,

Ni otro paraíso ni otro infierno que este de hoy

Walt Whitman “Hojas de Hierba”.

 

Recuerdo una charla imaginaria con mi abuelo imaginario.

David Le Breton:“pensar el cuerpo es pensar el mundo”

David Le Breton es doctor en Sociología de la Universidad París VII y miembro del Instituto Universitario de Francia. Profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Ciencias Humanas Marc Bloch de Estrasburgo, ha escrito innumerables artículos y colaboraciones, y más de 20 libros (traducidos a los más diversos idiomas), en relación a la temática del cuerpo humano y su construcción social y cultural. Algunas de sus obras han sido traducidas al español: Antropología del Cuerpo y Modernidad; La Sociología del Cuerpo; Antropología del Dolor; El Silencio; Las Pasiones Ordinarias. Antropología de las Emociones y Adiós al Cuerpo.

ORLAN: El Arte Carnal y la ruptura del concepto social de cuerpo

La creación plástica tiene muchas facetas, conviven expresiones que ya forman parte de la tradición artística con otras poco difundidas en las que se mezclan el espíritu creativo artístico con formas que rompen con los valores establecidos. Orlan nos plantea una obra hecha con su propio cuerpo utilizando cirugías y cirugías estéticas. De esta manera el cuerpo es usado como resistencia donde a través de él puede investigar y tratar críticamente problemas políticos, sociales e ideológicos.

La vida y la muerte pintada en las siluetas de los desaparecidos

-“¿Y a vos qué consigna te pinto?”, me gritó Pablut desde el aula con el aerosol en la mano.
-“Por un Movimiento... ¡uniformemente variado!”, contesté riendo mientras hacía de “campana” en la entrada a los claustros de 3º año del Nacional Buenos Aires.
Año 1970. Teníamos 15 años. Militábamos en diferentes agrupaciones políticas estudiantiles de izquierda.
Las siglas eran rivales. Nosotros éramos amigos.

El cuerpo: un estado soberano

Habida cuenta de que los “medios de producción del sujeto”, son principalmente los medios de comunicación, y que generan modelos de cuerpo aptos para mantenernos como consumidores de las ofertas del mercado (aunque eso signifique ser consumidos por esa búsqueda del ideal impuesto), el Trabajo Corporal para la Salud considera importante la experiencia vivencial, el contacto, vincularse, jugar con otros y realizar trabajos de investigación grupal autogestivos para indagar otros modelos, para descubrir otras posibilidades, para conseguir poner freno a la euforia consumista y permitir que nuest

El cuerpo es ideología

Desde la Psicología Social, Enrique Pichón Rivière define al hombre como un ser social en situación, determinado por sus condiciones concretas de existencia (geográficas, económicas, históricas, etc...). Plantea también que a todo esquema conceptual subyace una concepción del hombre y del mundo: una ideología.

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